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Enrico, vino su hermano el Rey à Cordoba, y despues de dos dias safiò por las Calles de noche con gentes armadas, quitando la vida à 16. Cavalleros de los mas principales, porque decia, que havian sido los primeros en admitir por su Rey al Conde D. Enrique. Y para mayor castigo dexò por su Virrey, Gobernador, y Capitan General del Reyno de Cordoba à D. Martin Lopez, para que secretamente degollase à D. Gonzalo Fernandez, Señor de Cañete, al Alguacil mayor Diego Fernandez su hermano, Señor de Chillon , y à D. Alonso Fernandez, Señor de Montemayor, primo de ambos: Mas el Maestre D. Martin Lopez de Cordoba los avisò secretamente el decreto, para que se pusiesen en salvo, como lo hicieron, aunque faltò poco, para que despues costase la vida al Maestre, que prosiguiò constantisimo en el servicio del Rey D. Pedro. Demoliò las Casas de los Mesias, de los Argotes, de los Hoces, y de otros Cavalleros, para lo qual tenia mandato del Rey. Y haviendo juntado en Cordoba Consejo de todos los Grandes, y Cavalleros, les propuso, que el Principe de Gales era desafecto al Rey que convenia se asegurase la persona del Rey en Toledo, donde le casasen con Princesa igual, para que procrease hijos legitimos herederos del Reyno : que el Principe de Gales fuese nombrado por Administrador de todos los Reynos: que el mismo Maestre de Calatrava D. Martin Lopez de Cordoba en su nombre gobernaria los Reynos de Andalucia, y Murcia, D. Fernando Ruiz de Castro toda Galicia, Diego Martinez de Castañeda toda Castilla, y Garci Fernandez de Villodre el Reyno de Toledo, y Extremadura. Esta propuesta pareciò muy bien à todos los Grandes, y Cavalleros de Cordoba, como ellos mismos lo dixeron al Rey D. Enrique, quando volviò despues à Cordoba.

Entre tanto llegando el año de 1367. bolviò D. Enrique de Castilla con poderosas fuerzas de la Francia, y de todos los Grandes, y Cavalleria, que seguian su partido. Fuè proclamado en Burgos por legitimo Rey de Castilla: y entonces toda Cordoba se declarò à su favor; mas reconociendo, que el Rey D. Pedro havia de venir en todas sus fuerzas à castigarla, se confederaron entre si todos los Cavalleros, que permanecian en èlla, llamando en su socorro à D. Gonzalo Mesia, Maestre de Santiago, D. Juan Alfonso de Guzman, que despues fuè I. Conde de Niebla, D. Alvaro Perez de Guzman, Alguacil mayor de Sevilla, D. Pedro Ponce de Leon, Señor de Marchena, los quales andaban fugitivos de Sevilla, y estaban en Llerena con el Maestre D. Gonzalo. Este saliò de Alburquerque con los referidos Cavalleros, llevando consigo hasta 500. caballos escogidos, con los quales en

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trò en socorro de su patria Cordoba, amenazada con la indignacion del Rey D. Pedro, que como dice D. Pedro Lopez de Ayala en su Cronica, deseaba en todas maneras, que los moros cobrasen la Ciudad, y la destruyesen. Para este fin tan glorioso juntò en Sevilla 18500. caballos, y 6y000. Infantes, y haviendo prometido al Rey de Granada el dominio de Cordoba, vino el Granadino con 7000. caballos, y 80дooo. peones, de los quales eran los 12yooo. ballesteros.

Sitiaronla ambos Reyes al tiempo, que yà se hallaban dentro, demàs de las tropas referidas, Grandes, y Cavalleros D. Alonso Fernandez de Cordoba, Señor de Montemayor, Adelantado mayor de la Frontera por el Rey D. Enrique, D. Gonzalo su primo, Señor de Cañete, Diego Fernandez de Cordoba, Señor de Chillon, Lope Gutierrez de Cordoba, Martin Alfonso, Diego Alfonso de Montemayor, hermanos del Adelantado, Diego Gutierrez de los Rios, Alferez mayor, Alfonso Tellez de Saavedra, Garci Fernandez de Cordoba, hijo del Señor de Cañete, D. Ximeno de Gongora, Garci Mendez de Sotomayor, Señor del Carpio, Garci Lopez, Pedro Lopez, Pedro Gonzalez de Frias, Micer Bartolomé de Bocanegra, Señor de la Reyna, Fernando Armijo de Sousa, Juan Sanchez de Frias Pedro Alfonso de Rueda, Suero Garcia de Sotomayor, hermano del Señor del Carpio, Fernando Perez de Farana, y Juan Gutierrez de Montoya. Todos estos Cavalleros estàn nombrados en el privilegio de franquèza, que el Rey D. Enrique concediò à Cordoba, y à todos estos Cavalleros en Burgos à los 6. de Noviembre de 1367. despues de la batalla del Campo de la Verdad, que pasò en esta forma.

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Sitiaron ambos Reyes à Cordoba colocando sus Reales sobre los Visos, cerca del Campo de la Verdad, à donde los Cavalleros despa→ charon al Rey D. Pedro sus diputados, diciendo, que como entrase con solos los cristianos de su exercito, estaban prontisimos à recibirle por su Rey natural; pero que los moros no havian de entrar en Cordoba. La respuesta del Rey fuè muy cruda, y llena de amenazas: entre tanto los moros con un Principe llamado Abenfulos, que despues fuè Rey de Marruecos, combatieron, y ganaron el Castillo del Puenre, y pasando al Alcazar Viejo lo combatieron tan reciamente, que lo tomaron, abriendo seis portillos en los muros, donde algunas Com pañias enarvolaron sus Estandartes, medias Lunas, y Pendones. Toda la Ciudad estaba yà consternada, las campanas de todos los Templos tocaban à rogativa, los Clerigos, y Religiosos en las Iglesias rogaban humildemente à Dios, que defendiese la Ciudad de tan poderosos enemigos. Los defensores quasi desconfiaban de poderla mantener contra

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fuerzas tan formidables, quando las Señoras, y las Matronas, clamando à Dios, y à los Cavalleros defensores, corrian por las Calles à los Templos con el cabello tendido, suplicando, que no dexasen entrar los moros en la Ciudad, ò perdiesen la vida todos en defensa de su Patria, y de la Religion.

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Entonces animados, y sacando fuerzas de flaqueza, encomendaron toda la accion à D. Alonso Fernandez de Cordoba, Señor de Montemayor, por su oficio de Adelantado mayor de la Frontera. Dicen, que quando pasaba armado por la Catedral, le saliò al encuentro su madre Doña Aldonza Lopez de Haro, diciendole, que tenia entendido, que queria entregar la Ciudad à los moros; pero que debia acordarse, que en su linage de Haro no havia havido jamàs traydor alguno. D. Alonso desmontandose del caballo le besò la mano con grande reverencia, diciendo: Señora, al Campo vamos , y alli se verà la Verdad. El efecto fuè, que no solamente fueron echados los moros de todo quanto havian conquistado dentro de Cordoba, sino tambien llevandolos à lanzadas por el Puente, se recuperò el Castillo de la entrada : Y haviendo pasado toda la tropa con todos los Cavalleros referidos, mandò el Adelantado, que se cortasen dos Arcos del Puente, dando facultad antes à todos los que quisiesen bolver à la Ciudad, para que lo executasen; porque los que quedaban con èl, no tenian otro remedio, que vencer, ò morir. Todos permanecieron constantes que quedasen otros, que los que señalò el Adelantado para guarnicion del Puente, y de su puerta. Diose la batalla con tanto ardimiento, que fueron derrotados ambos exercitos, tomando sus bagages, tiendas, y riquisimos despojos, y siguiendoles los alcances hasta buena distancia. El Adelantado por estar quebrado el Puente, repasò despues el Rio con su exercito vencedor por el vado de su nombre, mereciendo por esta gloriosisima accion, que no solo el Obispo D. Andres Perez Navarro, y su Cabildo, le concediesen en la Catedral la Capilla de S. Pedro para su entierro, y de todos sus descendientes, sino tambien, que el Pontifice Romano le llamase en sus Bulas Apostolicas: Restaurador de la cristiandad de España. Empleò el resto de la noche con el Maestre, y demàs Cavalleros en fortificar la Ciudad, no dudando, que los moros reforzados bolverian al dia siguiente à nuevo combate, porque el Rey D. Pedro deseaba de todos modos, que conquistasen à Cordoba. Los defensores, y Ciudadanos, pasaron toda aquella noche en vigilias, fiestas, danzas, y luminarias en accion de gracias por la victoria recibida, como escribe Pedro Lopez de Ayala. Al dia siguiente bolvieron los moros, poniendose à vista de Cordoba: mas hallaron la Ciudad

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tan fortificada, y à sus moradores tan prevenidos, y resueltos, desesperaron de conseguir la empresa; por esto manteniendose algunos dias à vista de Cordoba, el Rey D. Pedro se bolviò à Sevilla, lleno de furor, y de indignacion. Y el Granadino marchò con su exercito contra Jaèn, que tomò por fuerza de armas, quemando todas las Iglesias, derrivando las puertas mayores, y asolando gran parte de sus muros. Ufano con esta victoria, y otras, bolviò con mayor exercito sobre Cordoba, cuyas gentes hallò tan prevenidas, que no quiso probar segunda vez fortuna. Rebolviò sobre Andujar, que no pudo tomar. Y pasando hasta Ubeda, quemò la Ciudad, aunque no pudo conquis tar el Castillo, donde se defendieron valerosamente los cristianos. Finalmente recuperò en esta ocasion los Castillos de Belmez, Cambil, Alhabar, Turon, Hardales, Cañete la Real, el Burgo, y las Cuevas, que havia conquistado antes de moros el Rey D. Alonso, padre del Rey D. Pedro, que à vista de tantos daños de su Reyno, se mantenia muy sosegado en Sevilla, juntando gentes, para salir contra su hermano el Rey D. Enrico, apoderado yà de la mayor parte del Reyno. El Granadino corriò con tanta insolencia las Plazas, y Castillos de la Frontera, que descendiò hasta la Villa de Utrera, de donde se llevò captivas mas de 118000. personas.

Estos fueron los efectos lamentables de la confederacion del Rey D. Pedro con el Granadino para castigar à Cordoba. En su defensa se portò Suero Garcia de Sotomayor con todo el valor correspondiente à su grande nobleza, condicion de sus antepasados, y à la causa de la Parria, y de la Religion, que defendia. Asi se demuestra del mismo hecho, que queda referido , y de las palabras del citado privilegio, donde està nombrado honorificamente por el Rey D. Enrico: Porque al tiempo que Nos eramos fuera de los nuestros Reynos el Concejo de la muy noble Cibdat de Cordoba, con consejo de Alfonso Fernandez, nuestro Adelantado de la Frontera, è de Gonzalo Fernandez, è Diego Fernandez, è Lope Gutierrez, è Alfonso Tellez, è Diego Gutierrez, è Diego Alfonso, è Micer Bartolomé, é Garci Melendez, è Fernan Armijo, è Garci Fernandez, fijo de Gonzalo Fernandez ::: è Suero Garcia, &c. c. Prosiguiò este Cavallero sirviendo al Rey D. Enrico, y à su hijo D. Juan en todas las guerras de su tiempo, señaladamente contra Portugal, por cuyos meritos, y servicios el Rey D. Enrico III. hizo una donacion muy sobresaliente à sus hijos.

Estubo casado con Doña Leonor Alfonso, cuyo linage no nos cons ta por instrumentos, aunque por la propriedad de las Casas principales, que heredaron sus hijos, discurrimos fundadamente, que fuè des◄

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cendiente de D. Pedro Fernandez de Saavedra, que tubo aquellas Casas de repartimiento en la Barrera de Doña Muña. El casamiento consta por la escriptura de la fundacion de la Capilla, que despues fundò su hijo mayor en la Catedral, para su entierro, y traslacion de los huesos de sus padres, que alli se nombran. Fueron hijos de esta union

Ruy Mendez de Sotomayor, de quien despues diremos. 2. Alfonso Mendez de Sotomayor, vasallo del Rey, Veintiquatro de Cordoba, Señor de la mitad de las tiendas de las Alcaycerias, y Almotadacias de Cordoba, por sus muchos, y señalados servicios à los Reyes. Casò con Doña Constancia Ruiz de Cabrera, hija de Gonzalo Ruiz de Cabrera, Señor de los Cansinos, Jurado de Cordoba, y de Doña Maria Gonzalez de Moscoso su muger, de cuya union descienden los Señores de Almodovar, y la Reyna, que gozan un mayorazgo de esta Casa los Excmos. Condes de Fernan-Nuñez, los Duques del Infantado, los Marqueses de los Rios, los Condes de Torres Cabrera, y sus dependientes, los Señores de Fuen Real, los de la Torre de Palencia, los Marqueses de Cabriñana, los Condes de Cartelo en Indias, los Marqueses de Villa Mayor, Condes de los Apaseos, los Marqueses de Agropoli, y de Mondejar, los actuales Marqueses de Guadalcazar, y Mejorada, y otras muchas Casas de Cordoba. Procedieron tambien de esta linea en Guadalajara por Gonzalo Mendez de Sotomayor los Señores de Valdenoches, y Arbolleque, de los quales trata largamente Alonso Lopez de Haro, aunque errò la linea de su origen.

Ruy Mendez de Sotomayor, hijo mayor de los dichos Suero Garcia de Sotomayor, y de su muger Doña Leonor Alfonso, fuè vasallo del Rey, Veintiquatro de Cordoba, y Cavallero muy señalado en su tiempo, gran servidor de los Reyes D. Juan el I., y D. Enrico III. su hijo, por cuyos señalados meritos, los de sus padres, y los de sus antepasados, los Gobernadores del Reyno, tutores de este ultimo Principe, hicieron à este Cavallero, y à su hermano Alfonso Mendez de Sotomayor, la merced de toda la renta de las Alcaycerias de Cordoba, tan grande en aquellos tiempos, que demuestra muy bien la excelente nobleza, y meritos de estos dos Cavalleros. Concediose esta merced en 14. de Julio de 1393. firmandola el Secretario Juan Lopez, el Arzobispo de Toledo , y los demàs Gobernadores, en cuyo principio dice asi: Con acuerdo, è autoridad de mis tutores, è Regidores de los mis Reynos, por facer bien, è merced à vos Ruy Mendez, è Alfon Mendez de Sotomayor, mis vasallos, dò vos, è fago vos merced de todas las tiendas, que yo he en la muy noble Ciudad de Cordoba, de las quales dichas tiendas algunas son en el Alcayceria de la dicha

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