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CAPITULO XV.

Sale Cortés de la Habana para las costas de Yucatan.-Alocucion de Cortés á sus soldados.-Llega la escuadra á Cozumel.-Conducta laudable observada con los indios.-Armonía entre sus habitantes y los españoles.-Política acertada de Cortés.-Pasa revista á su gente.-Número de hombres que llevaba.-Envia Cortés mensajeros para salvar á unos cautivos españoles.-Cortés derriba los ídolos de un templo de Cozumel.-Se colocan en el lugar de ellos una imágen de Nuestra Señora y una cruz.-Buena amistad entre los caciques y Cortés.-Parte éste de Cozumel, recomendando que cuiden del altar de la Vírgen y de la cruz.-Cortés arriba á Cozumel.-Cuidado que los indios habian puesto en acatar las órdenes de Cortés.-Llega á Cozumel uno de los cautivos españoles, llamado Gerónimo de Aguilar.

1519.

Sale Hernan Cortés para las

costas

Brilló pura y serena la aurora del 10 de Febrero de 1519.

Desde que dejó vislumbrar sus primeros alde Yucatan. bores, se notó un activo movimiento á bordo de los once bajeles que formaban la flota.

Hernan Cortés, sus capitanes y soldados, seguidos de los pilotos y marineros, se dirigieron al templo para asistir á la solemne misa que se mandó decir para implorar el fa

vor del cielo en la empresa que se acometia. El mayor recogimiento y compostura reinó durante la augusta ceremonia. Todos pidieron, con fé viva, el amparo de la Divinidad, pues jamás se emprendia una importante jornada, sin impetrar el auxilio del Sér Supremo.

Cortés puso, desde aquel solemne momento, la flota bajo el inmediato patrocinio de San Pedro, á quien desde su infancia tenia por patrono.

Terminada la ceremonia, los soldados y capitanes se dirigieron á sus respectivos bajeles, y pronto estuvo todo dispuesto para hacerse á la vela.

Levadas las anclas y tendidas las velas en los buques, Cortés ordenó á D. Pedro de Alvarado que, adelantándose por el lado del Norte, fuese á esperarle en el punto de San Antonio, donde acaso se encontraria ya Diego de Ordaz. Al mismo tiempo envió por tierra mensajeros á este último, por si aun se hallaba en Guaniguanico, avisándole que aguardase en el sitio señalado para la reunion de todos.

Un inmenso gentío cubria el muelle de la Habana, mirando la maniobra y esperando la partida de la escuadra. El viento era bonancible, y el horizonte se presentaba limpio y despejado.

Pocos instantes despues de haber comunicado sus órdenes al capitan Alvarado, salia de la Habana la flota con direccion al cabo de San Antonio, punto de reunion, como se ha dicho, de la escuadra.

Algunos escritores han censurado la conducta de Cortés, presentándole como rebelde á la autoridad principal de la isla, cuyas órdenes debia haber acatado sin oponerse á ellas. Pero es preciso no perder de vista que las circuns

tancias en que se hallaba Cortés, no eran las mismas; que eran verdaderamente excepcionales. Cortés, en aquella empresa, no era un simple subalterno de Velazquez, sino su socio. Habia empleado toda su fortuna y comprometido su crédito, pidiendo, bajo su responsabilidad, gruesas cantidades para abastecer la armada. Todos sus bienes y hasta su buen nombre, estaban comprometidos en aquella expedicion que se le habia confiado. Si Velazquez no le hubiese nombrado jefe de ella, Cortés no hubiera arriesgado su presente y su porvenir. Su conducta, desde que recibió el mando, habia sido leal; y ninguno de sus actos presentaba contradiccion con los intereses generales. La órden de destitucion no reconocia por orígen mas que la bastarda envidia de algunos émulos que rodeaban al suspicaz gobernador. Cortés debia temer que éstos émulos, una vez reducido á prision, se manifestasen mas potentes; á las calumnias primeras, añadiesen otras aun mas terribles, y que, hallándose sin defensa, sin caudal y sin favor, acaso se le condenase á perder la vida, y con ella hasta su honor.

que

No trato de justificar por esto, el acto de desobediencia, siempre censurable, sino de manifestar que era disculpable por los intereses de gloria, honra, vida Ꭹ hacienda que tenia comprometidos en aquella empresa el hombre á quien se le despojaba, sin razon ninguna justificable, del cargo que se le habia confiado.

Así la envidia de émulos indiscretos y de consejeros venales, suele producir conflictos y discordias trascedentales, entre servidores y gobernantes que hubieran marcha do siempre unidos á la consecucion de un noble objeto.

TOMO II.

38

Llegada la flota al cabo de San Antonio, desembarcó la gente en Guaniguanico, estancia perteneciente, como se ha dicho, al gobernador D. Diego Velazquez, y á donde se le habia enviado á Ordaz á proveerse de cerdos y de diversos víveres.

No encontró Cortés al buque de Alvarado en el cabo de San Antonio, á donde habia mandado á este que le esperase, y aguardó algunas horas en Guaniguanico para ver si llegaba.

Entre tanto hizo que los soldados se ejercitasen en el manejo de las armas, pasando el dia en actividad, siempre conveniente á los ejércitos.

Cortés conocia todas las dificultades de la empresa que iba á acometer, y sabia que de la subordinacion y de la pericia, dependia en gran parte el éxito de aquellas. Diestra arenga Viendo el entusiasmo que animaba á los á sus soldados. oficiales y soldados para la expedicion á que se disponian, no quiso ocultarles las dificultades de ella.

de Cortés

Conocia el carácter emprendedor de la gente que mandaba, y que era preciso ponderarle los peligros que se iban á arrostrar; pero envolviéndolos con la recompensa de la gloria y de un porvenir dichoso que serian el premio de los que sobreviviesen á la conquista.

una

«Yo acometo,—dijo á sus capitanes y soldados, »grande y famosa hazaña, que será despues muy glorio>>sa. He hecho en ella grandes gastos, en que tengo pues>>ta toda mi hacienda y la de mis amigos, y aun me pare>>ce que cuanto menos tengo de ella, he acrecentado en >>honra, pues se han de dejar las cosas chicas cuando las >>grandes se ofrecen. Callo cuán agradable será á Dios

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