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ban las llamas y que son el ludibrio del tiempo y de los vendavales. Jesus María y sus barrios anexos eran unos miserables caseríos del mas trieste aspecto; hoy constituyen una buena poblacion de casas sólidas y bien construidas.

El dia 2 del mismo mes y año habia acontecido tambien un incendio en la ciudad de San Felipe y Santiago del Bejucal, que en proporcion iguala ó escede en intensidad y desolacion al que acabamos de referir. Quedaron reducidas á cenizas 92 casas.

Año de 1810-Octubre 25.

Huracan.

No tenemos una noticia de los pormenores de este acontecimiento si bien hemos visto un documento auténtico, copia legalizada de la comunicacion elevada al Supremo Gobierno. Fué tan terrible el temporal que dominó en aquel dia y noche que causó en la bahia de este puerto la pérdida de mas de treinta buques de todas clases, nacionales y estrangeros; entre los cuales hahia algunos que no habian podido desembarcar sus efectos y otros dispuestos á salir con carga de frutos del pais para diferentes destinos. En las haciendas de campo ocasionó tambien infinitos daños en los plantíos y fábricas. Pero á pesar de estos quebrantos los hacendados no reclamaron gracia alguna por via de ausilio para remediarlos en la parte posible, sin duda por la confianza en que permanecian de conseguir la esportacion de sus frutos á buenos precios en virtud de las disposiciones y franquicias comerciales espedidas por el Supremo Gobierno á peticion de estas primeras autoridades.

Año de 1810-Setiembre 28.-Huracan.

La provincia de Cuba que habia sufrido dos temporales violentos en Mayo y Junio del mismo año fue tambien víctima de un terrible huracan á cuyos pormenores nos podemos referir teniendo á la vista copia legalizada del espediente instruido á consecuencia de esta calamidad. Reunido en aquella triste ocasion el Ayuntamiento de la ciudad de Cuba bajo la presidencia del Sr. Gobernador coronel Don Pedro Suarez de Urbina, se ocupó el cuerpo capitular de discutir los medios propuestos por el caballero síndico procurador general Dr. D. Prudencio Vicente de Hechavarría. Su enérgica y bien estendida representacion, si bien no se refiere á los pormenores en los estragos causados por no haberse recibido las noticias circunstanciadas, da á conocer sin embargo todo el tamaño de esta calamidad. „No es posible dice este digno representante, socie

gue el público interes que me anima, sin que haga los mayores esfuerzos, hasta lograr con la brevedad debida el consuelo de este respetable pueblo. Son notorios los estragos padecidos. Los campos han quedado arrasados hasta de las mismas yerbas que los cubrian; sus fábricas destruidas con pérdida de sus moradores; las embarcaciones que estaban en el puerto desarboladas y otras desechas y ahogada una parte de sus gentes, de modo que hoy mismo siente el público falta de carnes y de todos los víveres de la tierra: dejo á la comprension de V. S. la miseria que le espera no ménos que el oportuno remedio para precaverla en lo posible.... Nada basta á ponderar las desgracias acaecidas y las venideras por falta de todo pan"....

Estas y otras sentidas frases del caballero síndico que constan en su representacion manifiestan evidentemente el grado y la importancia de la catástrofe mucho mas si se considera que pocos meses antes perecieron á consecuencia de dos temporales continuados numerosos ganados en las haciendas desde Cuba al Bayamo. Pero celoso aquel cuerpo Capitular como en las ocasiones semejantes, obtuvo de la autoridad competente de esta Isla el considerable ausilio de que por el término de seis meses las harinas y víveres que se introdujesen por aquel puerto en buques nacionales, amigos y neutrales pagasen solo el 6 por ciento de derecho, concesion que se sirvió aprobar S. M. por su Real órden de 27 de Diciembre del mismo año. Componian el ayuntamiento en aquella época el teniente coronel Don Antonio Vaillant Bertier, alcalde ordinario; Dr. Don Vicente de Poveda, alférez real; Don Félix Correoso alcalde mayor provincial; Don Gaspar Betancourt, fiel ejecutor; Don Francisco Antonio Bravo, decano; Don Bartolomé Portuondo, Don José del Castillo Villamedio, Don Francisco Lopez del Castillo y Garson, Don José Buenaventura de las Cuevas, Don Pedro Villalon, Don Manuel Prieto y Don Miguel Bestard, con el caballero síndico de que hemos hecho mencion Dr. Don Prudencio Vicente de Hechavarría.

Año de 1812.—Octubre 14.—Curacan.

No es ciertamente muy remota para nosotros la época en que aconteció este desastre en la ciudad de Trinidad, pues poco habrán vivido los que han nacido aun despues de comenzar este siglo y que no oyeron hablar de él. Sin embargo es conveniente siempre el recuerdo, sobre todo en la série de desgracias que aquí referimos, con mayor razon cuando podemos estendernos en pormenores que dan una idea exacta de la catástrofe, libres de la dolorosa influencia de aumentar la desgracia con la relacion de los hechos que ha borrado ya el tiempo y las favorables circunstancias.

En el mencionado dia 14 sobrevino en Trinidad el mas furioso huracan seguido de la lluvia mas fuerte y abundante. Tenemos á la vista un parte circunstanciado de este hecho y en él se acompaña el número de las casas caidas y arruinadas; y el de los moradores que quedaron sin albergue sintieron mas las amarguras del infortunio. Ninguna casa dejó de esperimentar algun desastre. Los montes de la circunferencia de la poblacion ofrecian un espectáculo horroroso como si hubieran sido arrasados por un fuego devorador. Los rios hicieron estraordinarias avenidas, llevándose en sus corrientes cuantos establecimientos existian en sus márgenes: algunas haciendas quedaron yermas y desiertas.

Copiamos el siguiente estado como uno de los documentos del citado parte que da una idea exacta de estas pérdidas.

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No se limitó la calamidad á 519 casas arruinadas, á 687 deterioradas, ni al desamparo en que quedaron 6030 almas, Tambien se arruinó del todo el templo de Ntra. Sra. de Candelaria, conocida por la Popa, quedando muy maltratados el de Santa Ana y el de San Francisco de Paula y volando todo el techo del hospital de San Juan de Dios, con grave daño de los enfermos que quedaron á la inclemencia. La iglesia parroquial quedó reducida al estremo de ser preciso cerrarla por haberse aumentado considerablemente el deterioro que sufria.

Los puertos de Casilda y Boca presentaron grandes estragos subiendo estraordinariamente el mar hasta el punto de arrasar cuanto existia en ellos, pues hubo buques costeros que desde el primero de estos puertos fueron á dar á una laguna que nombran los Viamones, asi como la lancha cañonera Trinitaria, que despues de desarbolada se encontró en la playa. La casa avanzada que tambien servia de almacen para las municiones del citado puerto de Casilda fué enteramente deshecha, lo mismo que la estacada y esplanada donde estaban

los cañones, desapareciendo los fragmentos con la fuerza del mar. La casa destinada para cuerpo de guardia en el mismo puesto quedó destechada por el viento N. E. y despues que sopló el S. E. que hizo salir el mar; derribó del todo sus paredes yendo á parar á mas de dos cuadras muchas tablas del techo. La casa del puerto de la Boca del rio Guauravo fué destechada. La Casa-cuartel en la de la Pólvora quedó en esqueleto sin tener absolutamente donde alojarse la tropa.

Esta terrible catástrofe como era de esperarse, hizo que se reuniese el Ayuntamiento, que componian entónces los Sres. Don Felipe Gonzalez y Don Juan Bautista Sarria alcaldes ordinarios, y regidores Don José Rafael Ponce, Don José Julian Castiñeira, Don Juan José Hernandez y Castilla, Don Domingo de Urquiola, Don José Lorenzo Ortiz, Don Bernardo Agustin Abona y Don Gerónimo Prohias con los caballeros síndicos Don Pedro Matamoros y Don Juan Antonio Garmendia, siendo secretario Don Antonio German de Castiñeira. Entre las medidas que arbitró el cuerpo capitular fué una la de pedir dispensacion de derechos á la importacion de todos los cargamentos que llegasen á sus puertos por espacio de dos años; pero la Superintendencia de Real Hacienda con presencia de las anteriores concesiones aprobadas por S. M. en casos de igual naturaleza, y conciliando los intereses reales, creyó equitativo limitar la dispensa á solo los víveres de toda clase que se importasen en el término de un año, y así se observó mereciendo la satisfactoria ratificacion del Superior Gobierno.

No es esta en verdad, como ya hemos dicho, la completa relacion cronólogica de todos los acontecimientos de este género que ha padecido la Isla de Cuba; pero no siendo nuestro designio formar su ordenada historia, sino dejar apuntaciones

y datos en esta Seccion de nuestro periódico, no nos faltará ocasion en que podamos llenar los vacíos que queden, así respecto á épocas anteriores á la fecha con que hemos comenzado, como en las que median de uno á otro de los acontecimientos descritos. Todo depende de la circunstancia de encontrar datos auténticos y documentos fidedignos que son los únicos que nos determinan á consignar los hechos á la historia: lo demas nos parece que debe tomarse con reserva, si no viene á comprobarlo una tradicion sometida á las reglas de la sana crítica.

Antes de concluir este sombrio cuadro, desvirtuado sin embargo en su parte sensible por el poder del tiempo, debemos hacer la observacion siguiente: de los catorce acontecimientos desgraciados que acabamos de referir, siete han tenido lugar, aunque en diferentes años, en el embravecido mes de Octubre y ya se ve que no hemos incluido el de 1844, cuyos estragos aun no se han repuesto y se hallan palpitantes las heridas.

CRONICA INSULAR.

REVISTA ARTISTICA. (*)

No es muy modesto en verdad este título para encabezar un artículo ligero y escrito para un periódico cuyas páginas se prestan á tratar las materias con estension y detenimiento. Una revista, por rápida que sea, sobre las bellas ártes de un pais, no puede practicarse ni aun siquiera medianamente en un breve espacio; pero á lo ménos pueden presentarse algunos datos, puede hacerse una relacion sucinta, ofrecerse algunas indicaciones que contribuyan á dar una idea sobre objetos que son tan esenciales á la civilizacion de un pais; y no me parece ageno de una crónica referir su estado actual en una publicacion que se mira con aprecio y se conserva, prestándose así á comparaciones con los futuros tiempos. No deberá esperarse en consecuencia un trabajo completo del que no se ofrece sino bajo el humilde aspecto de breves apuntaciones que he procurado reducir en lo posible y someter á la exactitud que sea dable.

En un pais rico, favorecido con tantas ventajas como el nuestro, y en que abunda la buena sociedad y la ilustracion no pueden ménos de florecer las bellas ártes con mayor ó menor suceso, con mas ó ménos recursos. En qué grado, con cuales medios y con cuales resultados florecen hoy en la isla de Cuba, hé aquí lo que me propongo bosquejar.

De las bellas artes que se cultivan solo puede hacerse mencion de la pintura, la música y la declamacion, como las únicas que han dado algunos pasos entre nosotros. No hace muchos años todavía que el arte de la pintura existía solo en los cua

(*) Uno de nuestros ilustrados y laboriosos colaboradores nos ha remitido este artículo con destino á la Crónica insular, y es demasiado interesante y curioso este trabajo para que dejemos de complacerle á pesar de que reservamos esta seccion del periódico para noticias, hechos y datos contemporáneos de toda la Isla, así como tenemos otra para Antigüedades; pero creemos que el cuadro que representa en alguna manera el estado actual de las bellas artes del pais, como lo dice el entendido colaborador, son hechos que deben recojerse y transmitirse, y así lo comprobará su lectura. Complacemos tambien á nuestro amigo conservando el anónimo, á pesar de que no estamos muy conformes en observar esta práctica en un periódico que cuenta numerosos colaboradores. En medio de nuestros deseos de complacer á los que nos honran con sus útiles trabajos, quisiéramos que no se repitiese esta solicitud, dejándonos por lo ménos en libertad de publicarlos con sus iniciales.- -(El Director.)

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