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tiene que valerse de agentes pagados y depositar en ellos sú confianza y su dinero: mas los empresarios exentos de cuida dos, podrán velar noche y dia, y siendo tesoreros de sí mismos, no encomendarán á ningun estraño la peligrosa inversion de sus fondos. El Gobierno tiene que nombrar una muchedumbre de empleados que no haciendo en desempeño de sus funciones sino lo que baste para conservar sus destinos, y disfrutar de sus sueldos, do hay que esperar de ellos, ni prontitud en las operaciones, ni economía en los gastos, y acaso ni aun solidez en los trabajos; mas los empresarios, no tienen que nombrar empleados, y si acaso lo hacen, serán los que fueren absolutamente necesarios, asignándoles el menor sueldo posible, y haciéndoles desempeñar sus deberes con actividad y constancia los trabajos serán sólidos, porque á proporcion de su duracion, así será la utilidad de los empresarios, y porque cada reparo que tengan que hacer, será una diminucion de sus ganancias: todas las operaciones se harán con prontitud, porque cuanto mas se retarde la conclusion de los caminos, tanto mas tiempo estará sin percibir el rédito de los capitales invertidos en ellos: habrá mas economía en los gastos, porque este es uno de los elementos principales que entra en todo género de empresas, y basta decir que está de por medio el gran interes individual. El Gobierno tiene que empezar pidiendo al pueblo sumas considerables, las cuales deben invertirse mucho antes que este comience i disfrutar de sus utilidades; y si por desgracia, como es factible que suceda, las obras no corresponden á las esperanzas concebidas, el público queda perjudicado con la pérdida ó mala inversion de sus fondos: mas los empresarios nada piden al pueblo con anticipacion; cuentan solamente con sus recursos; y si los caminos quedan malos, ellos son los únicamente perjudicadosdos, sin que se infiera al público ningun daño.

Ultimamente, los caminos por empresas tienen una ventaja que no se puede lograr por ninguno de los otros medios que se adopten; esta es una igualdad relativa la mas justa que puede desearse en cuanto á la contribucion que se exige. Porque ¿quiénes son los pue la pagan? Unicamente los que transitan los caminos. ¿Y cómo la pagan? En proporcion al uso que hagan de ellos. Si por cada carreta, que pase, se cobran cuatro reales, claro es que el individuo por cuya cuenta pasen veinte, hará doble uso del camino respecto de otro que solamente haga pasar diez: y como que por una parte los descompone mas, suma proporcional á los perjuicios que causa y á las ventajas que recibe.

Sé que hay algunos que están prevenidos contra los portazgos, y que los consideran si no imposibles, á lo ménos muy dificiles de establecer entre nosotros.

Lo único que podrá suceder al principio, será que algunos

se resistan á pagar el portazgo; pero el pronto y condigno castigo que se debe imponer á los reos por el desacato contra la ley y la propiedad del empresario, servirán de freno para contener cualquier desórden. Al temor del castigo será conveniente añadir el de la opinion: y aunque esta no puede tener entre nosotros el influjo saludable que se esperimenta en otros paises, por lo ménos producirà algun efecto. Publiquese pues, en los periódicos el nombre del infractor, sea cual fuere su clase ó gerarquía, y tambien la pena que se le imponga; y si se dice que estas medidas serán ilusorias, porque el hombre fuerte siempre arrastrará al débil, no se olvide que los empresarios no serán personas desvalidas, pues que ya por sus fondos, ya por su número serán dignas de respeto y consideracion; viniendo á ser la última consecuencia el choque del fuerte contra el fuerte; choque que estando de parte del uno acompañado de la justicia y de la opinion, siempre triunfará sobre los esfuerzos del otro.

Hemos hablado hasta aquí en la hipótesis de que existan empresarios; pero supóngase que no se presenta ninguno, ó que en caso de haberlos, son tan pocos, que ya por su número, ya por sus fondos, no pueden hacer los caminos que se necesitan. En tales circunstancias, se dirá, forzoso es apelar á nuevas contribuciones, ó abandonar el gran proyecto que nos ocupa. Ni lo uno ni lo otro, porque entre ambos estremos se encuentra un medio que nos libra de los males que se nos anuncian.

Puede ocurrirse al sistema de empréstitos, dividiendo las cantidades que se necesiten en muchas acciones de poco valor, para que aun los cortos capitalistas, puedan tomar algunas si les parece. Abriráse tambien la puerta á los estrangeros, quienes halagados de la ganancia que les ofrece un pais donde el interes del dinero es mucho mayor que en el suyo, volarán á tomar parte en nuestras empresas, y á derramar aquí sus caudales. Para mas comodidad de los prestamistas y utilidad del público, estas sumas se irán dando á ciertos plazos, á proporcion de los gastos que se vayan haciendo; porque si el costo de un camino se computa en cuatro millones de pesos, la exhibicion simultánea de toda esta cantidad pondria á muchos en la imposibilidad de suplir todos los fondos de que pudiera disponer parcialmenie, y agravaría al público desde el principio con el rédito de un dinero que todavía no hubiese empleado. Hágase pues la contrata con los constructores del camino: exíjase de ellos que entreguen concluida, á períodos determinados, una parte de sus trabajos, y entonces se tomará de los prestamistas la cantidad necesaria para indemnizar á aquellos, ó para hacerles alguna anticipacion segun los términos de la contrata; bien que en este punto se debe proceder con muchísima cautela. Concluida así una parte del camino, y pagado su costo, el todo ó parte del rédito del dinero invertido se sacará del corto

derecho que se imponga á todos los que lo transiten, guardando la debida proporcion entre volantes, carretas, caballos &c.Continuando así estas operaciones, el camino quedará concluido dentro de poco tiempo, y como el tráfico se ha de ir aumentando, los derechos impuestos no solo serán suficientes para pagar el interes del dinero, sino que dejarán un sobrante anual con que redimir poco a poco el capital. De este modo, el público se encuentra insensiblemente con caminos, sin esperimentar vejaciones, ni comprometer el respeto y decoro de la Autoridad; se abre una nueva fuente abundantísima de riqueza pública: se ofrece á los capitales un nuevo ramo de industria en que emplearse útilmente: se presenta ocupacion á las clases laboriosas: se convida al estrangero á que venga á invertir sus capitales en nuestro suelo, aumentando por una parte nuestra riqueza, y engrosando por otra nuestra poblacion blanca.

Al concluir esta Memoria, con las luminosas reflexiones emitidas por su ilustrado autor así con respecto á los portazgos, como al espíritu de sociedad para la construccion de caminos, no podemos ménos de hacer algunas advertencias y observaciones de nuestra parte. Es la primera, que no ha ofrecido entre noso tros dificultades el establecimiento de portazgos, pues á virtud del peage impuesto á los traficantes en la calzada de Marianao es como se ha logrado construirla hasta el pueblo de Arroyo-Arenas y aun llegará en breve á Guanajay. Lo segunda es que ese espíritu de sociedad que con tan recomendable como util celo deseaba el autor ver desplegado con aplicacion á es, tas empresas, se ha aclimatado afortunadamente en nuestro pais de una manera estraordinaria. Así que puede decirse muy bien que resulta un lauro al entendido escritor; pues no puede desear mas el que consagra sus talentos al beneficio público, que ver realizados pensamientos que ha consignado veinte años antes en sus escritos.

Pero á la vez debemos hacer justicia á nuestro activo é ilustrado Gobierno en los distintos ramos que lo constituyen. Ese espíritu de Sociedad anónima ha nacido de las empresas en que el Gobierno mismo ha empleado fondos adquiridos por los mas acertados medios, sin afectar á las rentas y sin faltar á las atenciones generales. Creó la grande obra del ferro-carril de Güines, formó una estensa calzada; y convencido de que importa mas dejar á sociedades particulares estas empresas, enagenó el primero en favor de una asociacion rica y de notorias garantías, y ha puesto la segunda en poder de otra, que la engrandecerá en algunas leguas de estension, conservando y me.. jorando su estado,

Aunque todos estos hechos son de pública notoriedad, hemos creido deber con signarlos al pié de una Memoria, en que con tan laudable entusiasmo se sostienen estos mismos principios.

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Este es otro de los grandes partidos comprendidos en la jurisdiccion que nos ocupa y del que tratarémos en este articulo, valiéndonos de la relacion oficial que nos sirve de testo, si bien tocante al partido de Camarones, apénas tendrémos que hacer otra cosa que copiar casi literalmente la instruccion estendida por nuestro laborioso y recomendable amigo D. Alejo Helvecio Lanier, sin el inconveniente de rectificar sus noticias como hemos tenido que hacerlo en los demas partidos, cuya descripcion ha sellado de notas el mismo Sr. Lanier.

SITUACION.-El partido de Camarones, se halla en el Departamento del centro, jurisdiccion del gobierno de Cienfuegos, situado su centro, por los 22° 13' de lat. N. y 74° 12' de long. occidental de Cádiz.

CONFINES.-Linda por el lado del Norte y Nordeste, con el partido de Santa Isabel de las Lajas, siendo sus límites por esta parte el paso del Lechuzo en el camino real del centro, y por este mismo camino hasta el hato las Cruces, comprendiendo la aldea de Ciego-Montero, y los puntos de Naranjos, las Cruces, y Sabana de Ibarra, al E. N. E, linda con el partido de S. Juan, jurisdiccion de Villa-Clara, y se dividen ámbos por el camino

que pasa por el caserío de Maltiempo, y va á la Vija que queda dentro de este partido, que en este punto linda con el del Potrerillo, jurisdiccion de Santa-Clara, de donde sigue á las Lomitas, que quedan en este partido; el que se estiende hasta las cabezadas del Caunaito, hacienda la Comezon que va inclusa. Confines: linda al S. O. con el partido de San Felipe de Cumanáyagua, el que se divide por el arroyo Caunaito; hasta su confluencia, en el rio de Caunao, y por este al paso de las Lagunillas en el dicho rio, al S. con los barrios rurales, pertenecientes á la villa de Cienfuegos, el camino real que va al caserío del hato Caunao, á la aldea de Ciego-Alonso, continuando por el que va á Ciego-Abajo, ó pueblo nuevo de Palmira, rio Salado, Lomas, Limones, hasta el paso de la Barca ó de los Abreus, en el rio navegable del Damují, quedando dentro del partido la dicha hacienda de Limones, el caserío de Palmira, Ciego-Alonso y Caunao; sus confines del O. son pues las márgenes del rio del Damují, que lo separa del partido de Yaguaramas.

ESTENSION.-Su mayor estension es de nueve leguas del E. hácia al O. desde las Lomitas hasta el rio Damují, y la menor es de cinco y media, desde el paso de las Lagunillas hácia el N., hasta Naranjo, sitio de las Cruces, entendiéndose en líneas rectas, y en leguas provinciales de 26 y al grado.

ASPECTO DEL TERRITORIO.-Llano en la parte del N., algo quebrado al O. y al S., y aun mas del lado del E. donde se encuentran algunas lomitas, pequeñas ramificaciones de una cordillera de poca consideracion, que atraviesa por el partido del Potrerillo, en agena jurisdiccion. Los terrenos en general son negros, con una capa arcillosa por debajo, propios para cualquiera clase de cultivo, y con particularidad para el de la caña de azúcar; se hallan fertilizados por un gran número de rios y arroyos, que nacen los unos, en el hato las Cruces y sus anexas, la Majagua y Maltiempo, los otros tienen su orígen en la referida cordillera, y mas allá en las lomas del Escambray, inmediatas á la villa de Santa-Clara. En este partido se ven pocas sabanas y son las que se encuentran en el camino real de las Cruces y de Ciego-Abajo. Todo lo demas está poblado de bosques en que abundan las maderas de cedro, caobas y de construccion en general; de algunos años á esta parte se han tumbado estos bosques en muchos puntos, de resultas del aumento considerable que se nota en la agricultura del distrito, en el que se encuentra un gran número de ingenios, potreros, y sitios de labor y crianza.

CAMINOS.-Los caminos en este partido son malos en general, por la escelencia misma de los terrenos, que arcillosos encharcan las aguas en las lluvias, y tambien porque no tienen bastante anchura; los pasos de los rios, arroyos y cañadas dificultan el tránsito á los carruages por algunos puntos, observán

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