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nado, ejerciesen su encargo con imparcialidad y moderacion; para lo que seria indispensable que los inspectores no ejerciesen la enseñanza, pues si el que examina es el rival del maestro del examinado, ya no hay probabilidad de que se ciña á estos justos términos. Los padres por otra parte tienen este derecho incontestable de intervencion; pero como rara vez lo pueden ejercer por sí mismos, seria de desear ó que se conformasen con el exámen de las personas suficientes que nombre el gobierno, ó que supieran elegir las despreocupadas, y que no pudiesen tener un fin torcido que los ilustrasen. En cuanto á los exámenes de grados universitarios las leyes toman todas las precauciones para que no se autoricen con títulos á los ignorantes, y cumpliéndolas escrupulosamente, no dejando á las pasiones ni al interes campo alguno para que frustren el saludable efecto de lo que aquellas disponen, puede asegurarse que siempre tendrán estos actos los resultados de justicia y moderacion que son tan de descarse en esta importante materia.

Blas S. Millan.

SECCION DE ANTIGÜEDADES.

Temporales, incendios

y

otras calamidades

que

ha esperi

mentado la isla de Cuba en diferentes épocas.

Seria ciertamente un trabajo curioso y acaso no indiferente para algunos ramos de las ciencias fisicas y naturales la relacion cronológica de estos desastres con que la Providencia suele ostentar su invencible poder por medio del furor ó desencadenamiento de los elementos de la naturaleza, de que no está exenta ninguna region del globo. Por lo ménos, estos hechos pertenecen á la historia de un pueblo, y nos parece que desenterrarlos de la profundidad de los tiempos, coordinarlos y ofrecerlos como apuntaciones útiles, será un trabajo fructuoso para los que deseen encontrar materiales de todo género en las investigaciones históricas.

No vamos á referir todas las calamidades que por nosotros han pasado, si bien tendriamos fuentes abundantes y de indudable orígen de donde tomarlas, porque esta tarea seria sumamente larga y exigiría demasiado tiempo; pero podemos hacer mencion de algunas con vista de documentos fidedignos, aunque en el intermedio de unos á otros de los acontecimientos que anotemos se hayan verificado otros que se han escapado á nuestra investigacion. Sin embargo, puede remediarse este inconveniente pues que en la série de nuestras publicaciones no será esta la única nota que insertemos sobre este particular.

Año de 1766.—Junio 11.—Terremoto.

La ciudad de Cuba, único territorio en nuestra Isla á quien la naturaleza en su constitucion física y geolójica ha consignado este funesto poder de moverse en sus profundidades, como si solo á este precio debiera comprar ese tesoro que en ellas se encierra, la ciudad de Cuba, repetimos, nos ofrece en sus anales un acontecimiento para abrir la serie de calamidades que vamos á someter á la narracion por un órden cronolójico. El 11 de Junio de 1766 sufrió en efecto el mas horrible de los terremotos que la han azotado. No tenemos á la vista los por

menores de esta catástrofe, pero sí documentos fehacientes que nos transmiten la triste noticia de que se derribaron casi todas las casas y perecieron multitud de personas entre las ruinas, contándose entre los desastres la destruccion de la iglesia catedral y la del convento de San Francisco. Vemos comprobado este hecho fatal en las disposiciones tomadas por el Sr. Gobernador Marques de Casa-Cagigal en la presidencia de aquel Ayuntamiento, en los ausilios prestados por el Sr. Gobernador de esta capital el Bailio Frey Don Antonio María Bucareli y el Intendente de ejército y Real Hacienda Sr. Don Miguel de Altarriba, con la pronta remesa de 20.000 pesos, y en las concesiones acordadas al comercio de aquel puerto y que merecieron la Soberana aprobacion. A mayor abundamiento, creemos que los pormenores de esta catástrofe deben existir en los archivos de aquel antiguo municipio, de donde no seria dificil obtener una copia.

Como un documento contemporáneo que merece crédito, pues guarda conformidad con lo que consta oficialmente, copiamos á continuacion una noticia sobre este hecho que debemos á nuestro activo é inteligente colaborador el Sr. Don José María de la Torre y de la Torre, que con tan ilustrada generosidad ha puesto en nuestras manos multitud de datos históricos y curiosos que ha sabido adquirir en su último viage por la provincia de Cuba.

„Del libro de memorias del convento de San Francisco que comienza en el año de 1754 se encuentra lo siguiente al fólio 146:

„Miércoles 11 del mes de Junio de 1766.-En este dia por la noche á las once y tres cuartos acaeció el formidable terremoto que derribó cuasi toda la ciudad, y nos dejó sin iglesia, ni habitaciones etc.

,,Viérnes 20 de Junio de 1766.-Se cantó la misa de Dolores á devocion de los devotos en una barraca ó rancho de guano que nos hicieron algunos bienhe chores.

-Huracan.

Año de 1768-Octubre 15.

Hemos hecho ya mencion de este acontecimiento en uno de nuestros números anteriores; pero nos parece conveniente volver á referirlo para formar la série que emprendemos sobre estos hechos. No queremos por otra parte defraudar al mes de Octubre de la funesta primacía que ha gozado en todos tiempos en materia de estragos, y de lo cual no hace mucho que nos ha dado una prueba enérgica y convincente. Este huracan acaeció á las dos de la tarde del 15 del mencionado mes y año, en

esta ciudad y parte de su jurisdiccion, arruinando porcion de casas de guano, que eran entónces numerosas, y algunas de teja. Los buques de guerra y del comercio fueron á varar á la costa del castillo de Atarés y junto al Santuario de Regla; lograron salvarse algunos con pocas averías, perdiéndose enteramente dos de los mercantes. Perecieron algunos botes y lanchas de fortificacion y del resguardo, y tambien otros de particulares que no pudieron sujetarse sin embargo de hallarse varados en tierra. Cayó una porcion de la muralla del Sur por la parte en que estaba situado entónces el matadero. En los partidos del campo y á la distancia de catorce leguas, así por el rumbo oriental como por el occidental sufrieron mucho los ingenios arruinando mas ó ménos sus fábricas y maltratando la caña casi ya próxima á rendir su valioso producto. Los agricultores recibieron mas perjuicios que los demas habitantes, pues que habiendo continuado las aguas por muchos dias, ni pudieron reedificar sus casas y chozas ni mucho ménos acudir á sus campos para atender á sus plantíos, de modo que no quedasen perdidos del todo.

Año de 1778 — Octubre 28.-Temporal.

Recios vientos acompañados de fuertes y continuados aguaceros visitaron la ciudad de Cuba y sus inmediaciones hasta el Bayamo, y duraron hasta el cuatro de Noviembre. No tenemos á la vista la relacion de los desastres que produjo esta calamidad; pero puede formarse una idea de su grave intensidad por las medidas que tomaron las autoridades de esta capital á consecuencia del auxilio que les pidió el Sr. coronel D. José Tentor gobernador entónces de aquella provincia. Se espidieron buques para la costa de Caracas en solicitud de carne salada; se le enviaron arroz y menestras en la cantidad que fué posible, cargando un buque con los víveres que aquí existian procedentes de Nueva-España y de cuenta de la Real Hacienda. Fijáronse asimismo cedulones en los muelles, convocando al comercio para que espidiesen buques en solicitud de víveres, ofreciendo las mayores ventajas y toda la proteccion posible. Tales auxilios, proporcionados con tanta prontitud y demandados con tanta exigencia, demuestran claramente que fueron tan considerables los estragos, que quedaron arruinados los artículos de primera necesidad. Fácil será completar esta noticia investigando los antiguos archivos de Santiago de Cuba, y se nos prestaria un servicio que agradeceríamos mucho de nuestro ilustrado corresponsal, si con el dato cierto de la fecha á que nos referimos, consiguiera hacer la escursion de semejan

te documento, el cual nos esplicaria así las circunstancias de este acontecimiento, como los efectos que produjo en aquella provincia, en la poblacion y en los campos.

Año de 1785. Abril 25,-Incendio.

Los almacenes Reales de Casa-blanca fueron presa de un horroroso incendio favorecido por el mas recio viento del Sueste. Allí era donde se carenaban las embarcaciones de la plaza y la mayor parte de los buques que se fletaban por cuenta de la Real Hacienda.-Se incendiaron once casas que habia construidas para alojamiento de los sobrestantes, patrones y remaradores de las embarcaciones, el depósito de brea, carbon y maderas; el taller de tonelería, de carpintería de ribera y de lo blanco eran tambien presa de las llamas, peligrando considerablemente las embarcaciones de la bahía con motivo de ser tan recio el viento reinante, que con trabajo podian transitar las lanchas y falúas. Era tan voraz el iucendio que las maderas que habia en la playa resguardadas con una fuerte estacada, las unas de caoba que debian embarcarse en tablones para la Península con destino al Real Palacio de Madrid, y á la construccion del archivo general de Sevilla, y tosas de la misma madera que debian aserrarse con el mismo fin y todas las que se habian entregado por la Artillería correspondientes al Ejército de operaciones fucron quemadas. Llegó tambien el voraz incendio á las piezas de arboladura que habia en los colgadizos, las tablas de cipre que eran mas de cuatro mil, una partida considerable de duelas y otras muchas maderas para el servicio de las obras, entre las cuales habia ácanas, jocumas, vigueterías, estanterías y cujes: era tal el poder del elemento, que se incendiaron dos muelles de madera dura bien construidos, una lancha de las que habian servido de cañonera en la última guerra y una fragata mercante; siendo preciso echar abajo el bauprés de otras dos para libertarlas de la catástrofe. Se redujo á ceniza en los almacenes un número considerable de barriles de carne de vaca y doscientos de brea; toda la pipería, los barriles para carne, para pólvora, cubos, valdes y otros enseres pertenecientes á las obras. Echáronse al agua muchos tercios de harina que por estar corrompidas tenian ya este destino. Se calculó entonces la pérdida y ascendió á 150,000 pesos.

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