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dirigidos como lo están ya algunos. Varios puntos de la reforma son dificiles y deben venir de fuera; otros son, en comparacion faciles, y se puede en rigor esperar que se verificarán interiormente. Entre estos, la primera y mas importante mejora seria establecer tres clases coordinadas é independientes de honores, de las que la una comprendiese los diferentes ramos de la filo. sofía propiamente dicha, antigua y moderna; el otro, las ciencias fisicas y matemáticas; y el tercero las numerosas divisiones de los estudios clásicos, la filología, la historia, &c. No podemos añadir una sola palabra para justificar la conveniencia y esponer los pormenores de este proyecto; pero á propósito de la institucion del concurso filosófico, se nos ocurre,y no podemos dejar de citar, como particularmente aplicable á la circunstancia, el noble testimonio dado á la influencia de los estudios metafisicos y morales sobre la perfeccion del entendimiento, por un pensador de los mas penetrantes, el mas antiguo de los Escaligeros: "Harum indagatio subtilitatum, etsi non est utilis ad machinas farinarias conficiendas, exuit tamen animum inscitiæ rubigine, acuitque ad alia. Eo denique splendore affici, ut præluceat sibi ad nanciscendum primi opificis similitudinem. Qui ut omnia plene et perfecte est, et præter, et supra omnia; ita eos qui scientiarum studiosi sunt, suos esse voluit, ipsorumque inteilectum rerum dominum constituit." (1)—F. R.

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MEMORIA

sobre caminos, por D. José Antonio Saco.

(CONTINUA.)

ARTICULO SEGUNDO.

Parte interna ó íntima estructura de los caminos.

Sin duda he llegado ya al punto mas interesante de esta Memoria; y por largo y prolijo que parezca, yo no puedo ménos de esponer los diversos métodos que se han propuesto para la construccion de caminos. No me lleva, como pudiera pensarse, el ridículo empeño de ostentar una vana erudicion: impéleme sí, la urgente necesidad de manifestar los escollos en que cayeron nuestros predecesores y contemporáneos, y en que, á no conocerlos, tambien nosotros pudiéramos hoy caer.

(*) Si levantamos nuestra consideracion hasta las épocas remotas de la antigüedad, y buscamos en ella modelos que imitar, el viejo mundo nos los presenta en los restos venerables de la soberbia Roma; y el nuevo en el opulento imperio de los Incas. La igualdad y solidez, la anchura y rectitud, la comodidad y magnificencia que ostentaban los caminos romanos desde el centro hasta las estremidades del imperio, son superiores á cuantas descripciones pudiera yo hacer. Hablando de ellos Menestrier, dice que en algunos lugares ha encontrado muchas y grandes masas, compuestas de cal y pedernales del tamaño de un huevo, formando hasta la profundidad de diez y doce pies, un sólido tan duro y compacto como el mármol; y que despues de resistir á las injurias del tiempo por espacio de diez y seis siglos, apénas pueden romperse al golpe del martillo ó de otros instrumento. De los caminos del Perú, dicen los Sres. D. Jorge Juan y D. Antonio Ulloa, que, "todos fueron fabricados por los indios gentiles con gran proligidad, la mayor parte de los cuales han sido arruinados por el descuido de los nuevos habitantes. ¿En qué reino, aun de os mas celebrados se han visto caminos de mas de cuatrocientas leguas de largo de un piso sólido, de una misma anchura, y continuamente guardados sus costados con murallas ó paredes de suficiente grueso y ancho, sino en el Perú? Los vestigios publican todavía la grandiosidad de esa obra."...

Pero ignorados hoy dia los métodos que siguieron los peruanos en la construccion de sus caminos, y sin recursos nosotros para imitar los de los romanos, seria ridículo que yo viniese ahora á proponerlos como modelos. Quédense pues en la clase de aquellos monumentos que al paso que escitan la admiracion, humillan el orgullo de las naciones modernas.

En toda construccion de caminos se deben distinguir dos operaciones: una que consiste en la reparacion del terreno que ha de servir de base; y otra en la formacion del camino propiamente dicho, ó sea en la colocacion de los materiales. Lo primero pues que recomienda Beatson [inventor del método que voy á esponer,] es que el terreno se prepare con los mismos materiales que se encuentren en él, y equivocadamente cree, segun verémos despues, que cuanto mas se acerquen á la calidad de la arcilla, tanto mejores son. Al terreno no se dará la figura convexa de costumbre, sino la angular, cuya cresta, formada por la reunion de los vértices, quedará en el centro, siendo la inclinacion lateral de casi una pulgada en cada pié. A los costados tambien se abrirán canales pequeños para que sirvan de desaguaderos.

Preparado así el terreno, se asentará con un rodillo de madera que atraviese todo el camino, y tirado por caballos; pero como si fuese macizo, no podria manejarse fácilmente, se ahuecará y llenará de piedras, las cuales se podrán sacar é introducir cada vez que fuere necesario. Despues de aplanado y endurecido, se le echará una capa de arena, ó de cascajo menudo, ó de otro cuerpo poroso á fin de que el agua pueda penetrarlos. Esta capa se estenderá á nivel por toda la anchura del cami no, y se le echarán encima seis ó siete pulgadas de buen cascajo ó de pedazos de piedra muy pequeños. Cuando se usare de estos, se los cubrirá de arena ó cascajo muy fino para llenar las cavidades; y por último, se asentarán todos estos materiales con un rodillo de hierro que atraviese todo el camino. Beatson confiesa que este método nunca se ha aplicado; y aunque hace algunos años que hizo esta confesion, yo ni he leido, ni ménos oido decir que se haya puesto en práctica; y afortunadamente que no, porque no es dable, segun se verá despues, que se pueda concebir un sistema mas contrario á la sólida construccion de los caminos.

Si el terreno es arenoso, se emparejará su superficie. rellenando las cavidades que tenga; se asentará con el cilindro de madera: se echarán despues los materiales con que se ha de hacer el camino; y se procederá en todo lo demas del modo. que acaba de esponer en el párrafo anterior.

Mas si el suelo es un arenal profundo, se trazará la anchura del camino, y se abrirá á lo largo de su centro un foso de diez y ocho ó mas pulgadas de profundidad, y casi de la misma latitud. Este foso se llenará de turba ó de otras sustancias sólidas; pero á cada diez ó quince varas se le harán unos canales laterales para que el agua derrame por ellos. Hecho esto, ya cree su autor que los materiales no se esparcirán, cuya causa es la que principalmente contribuye á la pronta descomposicion de los caminos construidos en arenales. A veces exige la for

ma del terreno, que en lugar de abrir un foso, se levanten dos paredes laterales casi tan altas como la superficie del camino á fin de retener los materiales; mas si estos han de ocupar toda la amplitud de la senda trazada, y hay ademas cercas de un lado y otro, entónces no habrá necesidad de paredes.

Cuando el terreno sea blando ó pantanoso, se procurará secarlo bien; y esto se consigue, abriendo fosos profundos de ambos lados en una direccion paralela al camino, y dejándolo así por el espacio de un año á lo ménos, á fin de que tenga tiempo de desaguar perfectamente, y de que aparezcan todas las desigualdades de nivel, producidas, ó por la distinta naturaleza de los materiales que componen el terreno, ó por la di versa profundidad del agua que lo cubre. Estas cavidades se llenarán con los materiales de las partes prominentes rebajadas, ó con otras sustancias; y sobre la base así preparada, se echará turba ú otro cuerpo equivalente. Entonces se trazará la anchura que se ha de dar al camino; cubriráse toda ella de arena ó de otra sustancia porosa hasta el grueso de diez ó doce pulgadas: y esta capa se asenterá con un gran rodillo tirado por caballos ó por hombres si el terreno no tuviere la consistencia necesaria para resistir el peso de aquellos. De este modo, dice Beatson, se hará un camino tan sólido sobre un terreno pantanoso como sobre la base mas firme. Y esta asercion no la funda en meras teorías, pues asegura haber visto, convertidos por este método en buenos caminos, varios pantanos que se tenian por intransitables.

Creyeron otros que el método mejor consistia en convertir el terreno en una roca artificial, y que esto se conseguiria hundiendo en él muchas piedras. Tal fué la práctica comun hasta poco tiempo seguida en Inglaterra y Escocia. Empezaban por abrir un foso, echaban en él muchas piedras grandes, y sobre estas, otras partidas pero mas pequeñas, cuyo peso generalmente era de siete á ocho libras; y estos materiales formaban la base ó fondo del camino, cuya profundidad era muy variable, pues dependia del capricho de los directores y del dinero que manejaban. Por último, se colocaban encima de ellos muchas capas de cascajo ó de piedras quebrantadas hasta que formaban el grueso de un pié, ó pié y medio.

Si los materiales, segun observa M. Adam, que compo nen estos caminos, hubieran sido bien escogidos y bien puestos, se habrian evitado algunos de los inconvenientes de este sistema; pero el descuido con que siempre se han hecho estas operaciones, deja espuestos los caminos á que el agua los penetre, la que depositándose en el foso, produce sus fatales efectos en el curso de las estaciones.

Piensa Edgeworth que cuando no es firme el terreno que ha de servir de base, se deben echar en él ramos de pino, ó de

otros palos duros; y que si se pueden conseguir piedras planas, se pondrán encima de éstos para dar mas solidez al terreno. Concluida que sea esta operacion, se echarán sobre las piedras, otras de distinta figura y de seis ó siete libras de peso; se las cubrirá hasta la altura de ocho ó diez pulgadas con otras partidas, cuyo diámetro no esceda de pulgada y media; y encima de éstas se podrá echar una capa ligera de caseajo limpio y angular para que se introduzca en los intersticios de las piedras, y adquiera el camino toda la consistencia posible.

Telford recomienda que al terreno se dé una forma elíptitica, y que se prepare con fragmentos de piedra de seis ú ocho onzas de peso: pero que si el suelo es arcilloso ó de otra sustancia elástica que retenga el agua, se cubra con tierra vegetal, siempre que lo permita la forma del terreno. Conviene segun él, dejar la superficie original, y donde hubiere desigualdades, llenarlas tambien con tierra vegetal hasta que quede cortada toda comunicacion con la arcilla. Donde no es muy firme el terreno, deposita una cama de piedras muy unidas, y las asienta por el lado mas ancho que será casi de cinco pulgadas. Sobre esta echa, conforme lo exijan las localidades, ó cascajo Iavado, ó pedazos de piedra; y por último coloca del mismo modo una segunda capa de seis pulgadas de grueso. Es de advertir que el cascajo se debe lavar ó cerner para quitarle la tierra y demas cuerpos estraños que le estén adheridos; ámbas operaciones se harán en el mismo lugar donde se recoja, pues así se evitan el trabajo y costo de conducir sustancias inútiles y el de quitarlas despues de los parages donde solo servirian de estorbo. Las piedras redondas que se encontraren en el cascajo, ú otras cualesquiera de que se usare, se romperán con un martillo, cuyo peso y tamaño deben ser proporcional al de las piedras. Estas dos circunstancias y el modo de manejar ese instrumento son, segun Telford de mas importancia de lo que generalmente se cree, pues ademas de lo que influyen en la perfeccion de los caminos, dan en el producto del trabajo una diferencia de diez por ciento.

Tales son los diversos métodos propuestos, ó adoptados para construir los caminos; y todos, á escepcion del último distan mucho de la perfeccion. Ningun pais moderno ha hecho tantos esfuerzos por llegar á ella como la Gran-Bretaña; pero por lo mismo ninguno ha sentido tanto las fatales consecuencias de esas vanas teorías; y despues de gastos enormes y aun costosos sacrificios, el tiempo vino á manifestarles que era preciso abandonarlas, y buscar un nuevo sistema capaz de conciliar la economía y duracion de los caminos, con la prontitud y seguridad de las comunicaciones. Tal fué la grande empresa que acometió el célebre M.c Adam; y al cabo de treinta años de aplicacion y constancia logró coronar sus desvelos con el éxito

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