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entrado por las reglas del comercio libre, ó de cualquier otro modo en el término de dos años, ó desde su principio. Segundo: qué consumos ha tenido la Habana y qué consumos tiene en el conocido aumento de su vecindario. Tercero: con qué efectos ha venido ocupado, el número cierto de toneladas, distinguiendo las cantidades de ladrillo, de loza basta, barriles de harina, aguardiente y vinos, pasas, almendras, aceitunas y aceite &c., géneros de seda, lana y lencería. Cuarto: qué cantidades se han despachado por esta aduana para los pueblos de Tierra-adentro con sensible decadencia de las introducciones de las colonias por la comodidad de los precios (jamás conocidos) con que abunda todo en la Habana, pues consta con suma claridad y distincion en los documentos y libros de la duana y de las providencias que se han dado para sujetar en lo posible desórdenes de los pueblos interiores. Quinto: Crecidas existencias que se hallan en almacenes, bien fáciles de comprobar, ó por una visita de ellos, ó por los libros de comercio que con arreglo al capítulo 7 de la Real Instruccion para su libre establecimiento deben llevar los comerciantes.

Esto es lo que milita en cuanto á las introducciones de España y consumos de esta Isla: en cuanto á la saca de esta Isla para España, así de plata como de frutos, hay otra balanza en que se demostrará con exactitud la justa compensacion del valor, ó la correspondencia que hay entre la importacion y la esportacion.

Esta balanza resultará: Lo primero averiguando, lo que es muy fácil, que cantidades de plata acuñada han entrado registradas en este puerto, no solo de Veracruz y de los otros puertos de América, no ya para los situados, servicto real de obras y compra de tabacos, sino para el comercio y particulares desde la época del establecimiento del comercio libre, ó mas adelante si se quiere, hasta el presente. Segundo: qué cantidades han salido registradas para España y otras partes en el mismo tiempo. Tercero: qué cantidades de frutos han salido con seguro cómputo de su valor. Cuarto: qué cantidades de plata existen á lo ménos en las tesorerías Reales de las mismas que se comprendieron en las entradas.

De este modo se llegará á conocer con muy poca diferencia si la saca de plata fuerte para España corresponde un año con otro en las introducciones hechas, y si queda alguna parte pendiente ó estraviada á las colonias. Este cálculo se ha hecho alguna vez por cuidado de oficio para arreglar providencias de buena administracion de Rentas, dejando hueco á las cosas precisas, como obras de platería en esta ciudad: depósitos. Lo que se estrae de partidas pequeñas por pasageros y navegantes que llevan algo a mano para urgencias personales, ó de arribadas: Lo que ocultan en sus cofres los idólatras del

dinero &c. Para cuya inteligencia debe suponerse que en esta Isla no circula otra moneda que la cortada, llamada macuquína la cual por sus defectos no tiene entrada ni salida de consideracion y que con ella se compra la plata fuerte del cuño mejicano para remitir á España, los productos del comercio cuando hay registros de plata, á costa de un premio de cuatro, cinco y seis por ciento que es lo mas comun, segun la mayor ó menor abundancia de moneda circular en las tesorerías del Rey.

Esta operacion demostrará la utilidad ó el perjuicio que puede deducirse del comercio libre segun los efectos observados hasta el dia y de manera á no equivocarse el concepto que se forme.

El comercio de Cádiz puede tener y tendrá acaso buenas razones que representar á la piedad de S. M. para promover su pretension. Pero suponer un hecho como este, decir que la mayor parte de los efectos y ropas que de Cádiz vienen á la Habana pasan despues á Nueva-España es querer equivocar la luz con las tinieblas; es desconocer ó no saber los buenos efectos de la virtud del presente gobierno en la isla de Cuba y oscurecer á la sombra de una sospecha los patentes beneficios que resultan al comercio mismo de Cádiz, acaso por las sugestiones de los estrangeros.

¿Por qué no se dirá que el aumento del consumo en la isla de Cuba viene de la firmeza con que el gobierno de la Habana ha cerrado su puerto á toda embarcacion estrangera hasta defenderles la entrada á cañonazos desde el Morro? De haber terminado las contratas estrangeras y no verse una bandera estraña en el puerto? De haber estrechado sus providencias en los pueblos y puertos interiores de la Isla con Tenientes de gobernadores y ministros de Rentas acortando cuanto es posible el trato ilícito con las colonias? De la absoluta baja dada en los precios de todos los géneros y efectos mercantiles? Pues comprándose con mucha conveniencia en la Habana, y hallándose en abundancia no tienen necesidad de buscarlos en las colonias con la generalidad que antes los traficantes; ni los que todavía se arriesgan á traer algunos se hallan aquellas utilidades de otros tiempos, porque no hay pueblo que no esté bien abastecido? Por qué no se dirá que en los años de sesenta y siete y sesenta y ocho se han consumido en el puerto de la Habana cantidades crecidísimas de víveres por el paso de Jesuitas, su manutencion en la casa de depósito, y mansiones que han hecho, siendo así que se acercan á mil los que han transitado de várias partes de América y hecho escala en este puerto? De la abundante prevencion hecha para los ranchos de su navegacion á España por las muchas embarcaciones que los han conducido? Esto es tan cierto que hallándose en la Habana muy abundante todo género de caldos y comestibles españoles

se vieron apurar en pocos dias con notable alta y baja de los precios.

Así se acredita bien la suposicion de no poder consumir en diez años la isla de Cuba los efectos que se han traido en uno de Cádiz: Y que este cálculo se ha hecho sin el conocimiento necesario ni reflexion al presente estado de cosas no á los sucesos que han pasado.

Me ha parecido conveniente anticipar estas noticias por la seguridad de ellas y por si pueden ser útiles para el mayor acierto de alguna resolucion.

Se me previene que despues de esplicar con individualidad todos los gravámenes de esta navegacion esponga los remedios que yo discurro pueden aplicarse para tomar providencia. En esta parte confieso mi insuficiencia para el desempeño. La obra es grande: si ha de comprender algunos puertos y provincias de América, se necesita mucho tiempo y remover muchas causas. Creo que así se conceptúa por lo espuesto; porque hay defectos de institucion, vicios de ejecucion, trastorno de las mejores leyes, empleos mal dotados, oficios enagenados y mucha corrupcion en el hombre por el interes. Este seria asunto muy digno de la meditacion de algunos sábios ministros y de comerciantes, no solo inteligentes y prácticos en el comercio y navegacion de América, sino tambien sólidamente instruidos de los principios fundamentales del comercio en general y en particular que hacen una ciencia, pues todo seria necesario para poner el remedio conveniente.

Para de pronto, por providencia interina limitada á frutos de Nueva-España y tráficos de ellos con la Habana podrá ser conveniente la minoracion de alguno de los tres derechos de entrada que en el dia se exigen en la Habana y dejo esplicados arriba. Asunto sobre que este gobierno tiene representado con particularidad á S. M. Para la esportacion, y que las embarcaciones á su retorno no salgan de vacío, hay dos frutos en esta Isla de qué poder echar mano: las mieles y el aguardiente que resulta de ellas fabricado en los ingenios de azúcar podrian habilitarse para la saca con precisa limitacion á tal y tal provincia donde no puedan perjudicar á las remisiones de España. Realmente el superior aguardiente de caña de esta Isla sirve para otros usos y medicinas á que no se aplica el que se saca del vino. Estas provincias podrán ser Yucatan, Campeche, Omoa, Golfo de Honduras, y colonia de Nueva-Orleans por estar poco surtidas de Cádiz. Y por lo que mira á la colonia con la precisa segunda limitacion de no pasar las embarcaciones desde allí á otros puertos de la América, sino que deban retornar á esta para evitar el contrabando que podrian hacer de otras especies europeas, especialmente manteniéndose los negocios del gobierno y el comercio sobre el pié que al presente

estan. Esto es lo que puedo esponer en cumplimiento de la órden.

Resta la última parte que me propuse en este informe; estenderé algunas noticias y reflexiones sobre el comercio español-americano. Pero como la primera ha salido mas difusa de lo que corresponde, reservaré para otra ocasion la segunda.

Año de 1797.

la historia do la

guerra

Documento
que puede servir para
de la Gran Bretaña con la España en aquella

época.

En la ciudad de la Habana á 14 de Mayo de 1797, convocados por el Escmo. Sr. Conde de Sta. Clara, Gobernador de esta plaza y Capitan general de la Isla, los Esemos. Sres. D. Juan de Araoz Comandante general de este puerto, D. Gabriel de Aristizabal Comandante general de la escuadra de operacion, y el Sr. D. José Pablo Valiente, visitador general, Intendente de ejército y Real Hacienda, espuso el Escmo. Sr. Presidente que habia convocado á esta Junta con motivo de que acababa de recibir una carta, que se leyó en ella, del Sr. Gobernador de Puerto-Rico, con fecha de 18 de Abril próximo, en que le participa se habia verificado el dia 17 la invasion de los ingleses que se presentaron á vista de aquella plaza con veinte buques de guerra entre navíos y fragatas y cincuenta embarcaciones menores, como de transporte, que empezaban á practicar el desembarque en una de las playas inmediatas llamada de Cangrejos, sin que pudiese todavía dar noticias de las fuerzas del enemigo por lo cual pedia que con acuerdo de los Sres. generales y gefes de mar y tierra contribuyese á la defensa de dicha plaza con cuantos auxilios fuesen imaginables en el caso de que se hallaba bloqueado, sitiado, sin tropa, sin dinero y sin ningun buque de guerra: igualmente se hicieron presente en la Junta las cartas que se recibieron al mismo tiempo del Sr. Capitan general de Sto. Domingo, comunicando el sitio de Puerto-Rico, sus recelos de ser tambien invadido, y pidiendo auxilios. Conferenciado el asunto con la madurez y séria meditacion que exigia dijo el Escmo. Sr. Presidente que se hallaba en el mismo estado que manifestó en anterior Junta de la materia sobre no poder suministrar auxilio alguno de tropas; y los Escmos. Sres. generales de Mar manifestaron que era absolutamente imposible por su parte el socorro, comparadas las po

cas fuerzas navales que tenian en estado de hacer el servicio con las que participaba el Sr. Gobernador de Puerto-Rico sitiaban aquella plaza; y habiendo manifestado tambien el Sr. Intendente por lo respectivo á dinero que todavía se hallaba aquí un resto de los situados de aquella Isla y la de Sto. Domingo, proponiendo se remitiese en esta ocasion por si algun evento desgraciado hubiese hecho caer en poder de los enemigos los caudales que para las mismas Islas condujeron la fragata Juno y un buque americano, espusieron los Sres. gefes de mar que siendo arriesgado enviarlo en buque que no fuese muy velero y de poco volúmen para que pudiera mas fácilmente evadirse del encuentro de enemigos, y en caso de que á la inmediacion de Puerto-Rico se le diese noticia que estaba en poder de ellos pudiese retirarse á Santo Domingo y entrar en aquel puerto desembarcando allí el situado; solo podian abrazarse estos objetos por medio de la corbeta Diligencia, pero que esta se hallaba en Nueva-Orleans, aunque esperaba regresase dentro de pocos dias. Y habiendo parecido á los Sres. vocales muy fundadas estas razones, acordaron se remitiese el resto de dichos situados por esta corbeta luego que llegase de aquel destino sin embargo de que no tenian por probable que con todas las precauciones tomadas en las dos antedichas remesas de dinero dejase de llegar alguna á la isla de PuertoRico. Tambien se acordó en esta Junta que respecto á que se hallaba próxima de este puerto para socorrer á Trujillo una espedicion de dos navíos, tres fragatas y tres buques menores de guerra de los cuales era uno la balandra Ventura se destinase ésta desde luego para España á conducir la noticia de los sitios de Puerto-Rico y Trujillo y los pliegos para la corte con que se hallaba el Escmo. Sr. Presidente, y que le habia remitido el Sr. Capitan general de Sto. Domingo, respecto á que esta circunstancia y la de decir el Sr. Gobernador de Puerto-Rico que se hallaba sin el menor buque de guerra, indicaba que no se habia dirigido desde aquellas islas embarcacion alguna á España con esta noticia. Asimismo se leyeron en Junta dos cartas del gobernador de Cuba de 26 del citado mes de Abril y cinco del actual, participando los avisos que habia tenido de que los ingleses preparaban en San Nicolas una espedicion contra aquella plaza ó la isla Dominica, y haciendo ver con este motivo la suma falta que tenia de víveres y urgente necesidad de proveerse de ellos, cuyo particular pareciendo á los Sres. vocales muy recomendable, y no probable que los enemigos meditasen algun designio contra Cuba, trataron de arbitrar el medio de socorrer con víveres á Cuba, y considerando que era impracticable desde aquí por tierra y mar, adoptaron como el único que podia practicarse el de que se admitiesen allí embarcaciones americanas con víveres por igual plazo de tres meses

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