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La segunda autoridad que citarémos es la del eminente filósofo que ha dirigido por mucho tiempo y con tanto fruto el Instituto Real de los estudios en Munich.

"Las matemáticas y las gramática, dice Weiller, difieren esencialmente en cuanto á su influencia, como medios ó instrumentos generales de cultura intelectual. Las primeras se ocupan solo de las intuiciones del espacio y del tiempo, y por consiguiente están en sus mismas bases circunscritas á una reducida porcion de nuestra naturaleza; mientras que la última operando sobre nociones primitivas de nuestra vida intelectual, se esticnde sobre todo su imperio. Por esto el ejercicio gramatical del entendimiento debe preceder al ejercicio matemático para emplearse con fruto. Así es como comprenderémos porque la accion de las matemáticas no se estiende con tanta amplitud sobre el campo de la inteligencia; porque no desarrollan jamás el espíritu en todos sentidos, y porque jamás le penetran con tanta profundidad. Las matemáticas no estimulan las facultades del pensamiento en su íntima esencia, no hacen mas que someterlas á cierto órden y rigor puramente esterior y el espíritu adquiere mas bien cierta precision de formas que fecundidad y profundidad. Esta verdad se ha confirmado de un modo notable por la esperiencia de nuestro propio instituto. Los mejores de nuestros antiguos alumnos de las clases reales (1) con dificultad podrian sostener en general la comparacion con los mas medianos latinos, no solo en materia de lenguas, sino tambien en todo otro asunto que exigiese mayor desarrollo de pensamiento. [2]

El tercer testimonio que invocarémos, debemos notarlo, es el de un hombre que tiene mas propension al método real del que mas generalmente se encuentra hoy entre los Alemanes, despues de la esperiencia de lo pasado.

Es necesario admitir ante todo, dice Klumpp, que las matemáticas no desenvuelven el entendimiento sino bajo un solo

(1) Se llaman clases y escuelas reales en Alemania (real schulen) aquellas en que se enseña el cálculo, la geometría, el dibujo lineal, la mecánica, y generalmente la parte práctica de las ciencias exactas.—(S. P.)

(2) Estracto de una disertacion que acompaña el informe anual del Instituto real de los estudios de Munich durante el año de 1822, por el director Cayetano de Weiller, consejero privado, secretario perpétuo de la Academia Real de Ciencias etc. Este testimonio es digno de atencion, no solo por los distinguidos talentos, saber y esperiencia del que habla, sino porque se refiere al resultado de una esperiencia desastrosa hecha por la autoridad del gobierno en todas las escuelas de un gran reino, esperiencia cuya repeticion entre nosotros recomendarian ciertos empíricos. Pero la prueba de que en las escuelas organizadas y registradas, como la de Baviera, pudo abandonarse inmediatamente que se manifestaron de un modo suficiente sus funestos efectos, no podria en las nuestras concluir sino por su completa ruina ó por una transformacion que haria de estos instrumentos, ya muy incompletos, de alta cultura intelectual, instrumentos directos de una barbarie disfrazada. Impidamos desde ahora si es posible que la esperiencia de las otras naciones sca enteramente perdida para nosotros.

aspecto. Tienen por único objeto la forma y la cantidad, Se detienen, por decirlo así, en la corteza de las cosas sin penetrar hasta sus cualidades esenciales, ó relaciones íntimas que son mucho mas importantes [por ejemplo los sentimientos y la voluntad] y por consiguiente sin poner en actividad las mas sublimes facultades. Así pues, mientras que la memoria y la imaginacion permanecen en gran parte sin ocupacion, rigorosamente hablando, solo el entendimiento funciona, y está desenvuelta y dirigida su accion en un sentido especial. Las matemáticas no pueden pretender una cultura variada, ni un desarrollo completo y armonioso de todas las facultades; lo cual confirma la esperiencia, porque se sabe que muchos matemáticos, por instruidos y apreciables que sean, por otra parte, se hacen notables por cierto esclusivismo de ideas, y por su falta de tacto práctico. Por tanto, si se quiere emplear con fruto la instruccion matemática como medio de cultura intelectual, es necesario llenar los vacíos que deja con otros objetos de estudios, para obtener aquella evolucion armoniosa de las facultades que la enseñanza superior debe necesariamente proponerse por fin. [1]

En confirmacion del mismo hecho, añadirémos el testimonio de uno de los mas sagaces observadores: “Esto me prueba tambien, dice Goethe en una carta á Zeller, mas y mas claramente lo que habia notado mucho tiempo ha, y es que la cultura dada por las matemáticas es esclusiva y estrecha en el mas alto grado. Volter no vacila en afirmar en cierto lugar de sus obras, que la Geometría deja el entendimiento en el estado en que lo encuentra. Franklin tambien ha manifestado del modo mas esplícito su particular aversion á las matemáticas, porque las encontraba insoportables en las relaciones sociales á causa de su espíritu quisquilloso y ergotista."

El mismo D'Alembert, matemático y decidido panegirista de las matemáticas, no puede negar enteramente el efecto que se les atribuye de helar y secar el entendimiento, pero procura disimularlo. "Nos contentarémos con decir que si la Geometría (como se ha pretendido con razon) no dirige sino los entendimientos rectos, no seca ni entibia sino á los que se hallan preparados para esta operacion por la naturaleza."

¡Qué confesion sin embargo!.... Vemos que la panacea de Cambridge es un remedio que léjos de proporcionar la salud tiende á desenvolver los gérmenes de la enfermedad.

(1) Die Gelehrten etc.-Escuelas sabias conforme á los principios de nuestra naturaleza y á las necesidades de la época, por M. N. Klumpp, profesor en el Gimnasio real de Suttgart. 1829, volúmen II pág. 41, Se encontrará en el Conversations lexicon fiir neusten zeit Ipág. 727, una noticia muy interesante sobre la escuela establecida en el año de 1831, eonforme á los principios de Klumpp por el rey de Wurtemberg en su palacio de Stetten.

En fin, Descartes, el mayor matemático, y el mayor filósofo de su siglo á pesar de sus matemáticas, estaba convencido por su propia esperiencia, de que estos conocimientos, muy preciosos por otra parte, como instrumentos de ciencia esterna, eran absolutamente dañosos como medio de cultura interior.

"Habia mucho tiempo, (dice el biógrafo Baillet, año de 1623 el vigésimo-octavo del filósofo) que su propia esperiencia le habia convencido de la poca utilidad de las matemáticas, principalmente cuando se les cultiva solas, y sin aplicacion á otras cosas.... Nada veia ménos sólido que ocuparse de simples números y de figuras imaginarias, como si debieran atenerse á estas bagatelas, sin estender mas allá sus miras. Encontraba esto algo mas que inútil.... Su máxima era que esta aplicacion nos desacostumbra insensiblemente del uso de nuestra razon, y nos espone á perder la senda que su luz nos señala. [Cartesii Lib. de directione ingenii regula 4]. En una carta al P. Messenne, escrita en 1630, Descartes le recordó que habia renunciado al estudio de las matemáticas hacia muchos años, y que procuraba no seguir perdiendo su tiempo en operaciones estériles de geometría y de aritmética, cuyo fin no conducia á nada importante. "Hablando del carácter de este filósofo en general, añade Baillet: "Con respecto al resto de los matemáticos (acaba de hablar de la astronomía que Descartes veia, aunque con desvarío como pérdida de tiempo) los que saben el rango superior que ocupó entre todos los matemáticos antiguos y modernos, convendrán en que era el hombre mas capaz de juzgar el asunto. Hemos notado, como despues de haber profundizado en todas ellas renunció á las que no son de uso alguno en la conducta de la vida, y en beneficio de la humanidad." (1)

[Continuará.]

(1) Vida de Descartes 1a part. p. 111, 112 y 225 – 2: part. p. 481.

SECCION DE ANTIGÜEDADES.

Documento

que puede servir á la historia de nuestros progresos en el ramo de Comercio, (*)

(ESTRACTO.)

Me previene V. S. I. que desea saber el origen y gravámenes que sufren las embarcaciones de América que navegan á este puerto para el recíproco comercio de sus frutos, y el remedio que yo discurro puede aplicarse para libertarlas de ellos, iuformando de todo á V. S. I. con individualidad á fin de resolver lo que convenga.

Por lo que tengo manifestado en 8 de Enero distingo el comercio, en comercio de España con América y comercio de los frutos de América en ella misma, de unos puertos á otros, que puede graduarse comercio activo y comercio pasivo. He dicho de este que no eran muy frecuentes las embarcaciones que le hacian en este puerto por los muchos gravámenes que sufria y los que ahora me propongo esplicar.

Trataré de la Habana porque á ella están ceñidos mis conocimientos con seguridad: diré algo de las prácticas y gravámenes en general de la América porque son comunes á todos los puertos, y últimamente concluiré con algunas reflexiones

(*) Este es un voluminoso informe dirigido al Superior Gobierno en Agosto de 1768 por una de nuestras auteridades, el cual nos parece sumamente curioso asi por el modo con que se tocan algunas cuestiones, como por los rasgos con que se traza el estado del comercio en aquella época. Nuestros lectores encontrarán en medio de algunas reflexiones que hoy no tendrian lugar ni en nuestra situacion aventajada ni en los principios de la ciencia económica, algunas verdades indestructibles, y sobre too, una muestra de los esfuerzos con que nuestras autoridades en todos tiempos han procurado separar los obstáculos que se oponen al progreso de estos paises. El mérito principal de este documento consiste en las nociones históricas que ofrece con tanta autenticidad y en el género de comparacion á que se presta; porque puede servir para investigar la diferencia que exisre entre un sistema de comercio encadenado con trabas y restricciones de toda especie, y el que se adoptó despues para tien y prosperi

dad de esta Isla.

respectivas al comercio americano de nuestra España por ser asunto del dia y á que V. S. I. me escita promovido de sus altas ideas de Gobierno y del deseo de mejorar la constitucion de nuestro comercio, de nuestra marina mercantil y nuestra navegacion.

El comercio que se hace con el puerto de la Habana de varios otros del continente es en la forma siguiente:- Del reino de Nueva-España vienen por Veracruz, harinas, carnes de puerco, legumbres, jabon, cobres, loza, badanas, vaquetas, medicinas, libros de oro y plata para dorar y algunos otros frutos y efectos de preciso consumo.

De la provincia de Campeche y Mérida de Yucatan vienen carnes de vaca en tasajos, pescado curado, sebo en pasta, manteca de puerco, velas, pimienta de Tabasco, suelas, maiz en grano, zapatos, vaquetas, badanas, sogas de heniquen, cables de lo mismo, hamacas, palo de tinte, colchas ó frazadas, pieles de venado beneficiadas, sal y algunos otros frutos.

Del Golfo de Honduras, Porto-belo, Cartagena, Caracas y Cumaná, aunque son muy raras las embarcaciones que vienen directamente, se conduce cacao de la provincia de Guayaquil, alguna corta cantidad del de Caracas, cascarilla, ó quina, carne salada y nada mas.

La mayor parte de estos efectos vienen por la banda del Sur de esta Isla para desembarcar en el surgidero de Batabanó, distante catorce leguas por tierra de la Habana, ahorrándose por este medio la dilatada navegacion que se hace para doblar el cabo de San Antonio y venir: esto es, fuera de aquellas ocasiones en que retornando á España algunos registros de los puertos de Omoa y Cartagena hacen escala en la Habana, trayendo á flete algunos de los espresados frutos para descargarlos tomando azúcar y continúan su navegacion á Cádiz. Esta es la materia del comercio pasivo con el puerto de la Habana. Voy ahora á los gravámenes que sufre.

En él se pagan sin distincion alguna tres derechos de entrada que llegan a 13 p. al valor de los frutos. Esto es, cinco por ciento de almojarifazgo, seis de alcabala y dos por ciento de armada en que se regula el importe de un arancel separado que hay establecido para la exaccion, aunque en él se determina el derecho por piezas, fardos ó cajones, y no por avaluacion.

No hay en la América aranceles, ó aforadores fijos como en las aduanas de España para exigir los derechos. En aquellas se procede siempre con la equidad que nace de los mismos aranceles, pues es constante que están formados con una consideracion muy equitativa al comercio, ademas de otras gracias como de la tercera ó cuarta parte en las especies, ó maravedis, pie de fardo &c. En estas por el contrario no hay arancel al

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