Los bucólicos: (la pintura de costumbres rurales en España)

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Tipo-litografía de Espasa y Compañía, 1892 - 145 páginas
 

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Página 81 - Del monte en la ladera Por mi mano plantado tengo un huerto, Que con la primavera, De bella flor cubierto, Ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Página 1 - Heccelíomos cuya expresión conmueve y enternece al que cree y espera. Pero si estos cambios inevitables experimentaron á la vez la sociedad y el Arte, no es todavía en la España monárquica y religiosa donde las doctrinas y los cambios de la revolución francesa pueden reproducir en los lienzos del pintor el espíritu republicano de Atenas y de Roma, sus héroes y turbulentas asambleas, y sus orgullosos patricios y sus entusiastas ciudadanos. El hombre de estado de la sociedad española no busca...
Página 95 - ... de esa guitarra, acompañada por las palmas y las castañuelas, que despierta á la andaluza de su natural soñarrera, y la lanza sobre la mesa, en que campean las cañas rebosantes de manzanilla y jerez, á bailar, echada hacia atrás la cabeza, alzados los brazos al cielo, extáticos los negros ojos que abrasan, ligeros los breves pies como el aire, á bailar uno de esos jaleos, á cuyas cadencias y extremecimientos suspenden allá arriba, de celos y de envidia aquejadas, sus parabólicas y...
Página i - ... su vez por otras naciones. Estoy conforme en que no debe atribuirse únicamente á la dinastía de Borbón la invasión del gusto francés en España, de las modas y costumbres traspirenaicas en la sociedad, del galicismo en la lengua; sino á que Francia se nos había adelantado y ejercía señorío, no solamente sobre nosotros, sino sobre Europa en general, con la corrección y esmerada policía de sus letras, con la superioridad de su organismo militar y administrativo, con el espíritu revolucionario...
Página 1 - Guiado el pintor por las mismas tendencias, al acomodarse á las de la sociedad en cuyo seno se ha formado, ajeno á las que son inconciliables con ella, está muy lejos de recordar como objeto de sus estudios y argumento de sus composiciones, los juegos circenses de Roma, la pompa de las Olimpíadas, las luchas de Esparta, para admirar las formas desnudas de los gladiadores; los estímulos que los alientan, etc...
Página 95 - ... los ecos de la zampoña en las majadas y en los oteros como ninguna otra égloga; al son de esa guitarra, acompañada por las palmas y las castañuelas, que despierta á la andaluza de su natural soñarrera, y la lanza sobre la mesa, en que campean las cañas rebosantes de manzanilla y jerez, á bailar, echada...
Página vi - David, pasando en el moral, en el social y en el artístico, del polo Norte á la zona tórrida , es decir, de la nación meticulosa, fría, hipócritamente...
Página 4 - Ingres, el favorito de David, patrocinaba. Aquí en España, se sintió el rumor de la contienda, y más que por convencimiento, por imitación...
Página 3 - Caveda no sospechaba cuando esto escribió, la recocabilidad de tal unión. nadas del mismo espíritu que produjo á Rinconete y Cortadillo y al Lazarillo del Tormes (1).
Página 85 - ... poesía, cerrada, nublada, gris, acuosa tal vez como nuestro celaje, poco humana en su arqueológico lirismo, pero sincera y sentida en Pondal...

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