Primera [-tercera] parte de la Floresta de rimas antiguas castellanas, Volumen 2Juan Nicolás Böhl de Faber F. Perthes, 1843 |
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Primera Parte de la Floresta de Rimas Antiguas Castellanas (Classic Reprint) Juan Nicolas Böhl De Faber No hay ninguna vista previa disponible - 2018 |
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Términos y frases comunes
abrasa ageno agora aire alegre alli alma amado amor Antonio de Villegas Apolo aqueste ardiente auch aves ay cuan amarga bella Bétis blando Boscan buen Burguillos cabello canto céfiro celestial ciego cielo consuelo contento corazon culpa daño deja deleite despues distila divino dolor dulce dura engaño enna enojos eres espanto esperanza estoy estrellas eterno fiera flores fuego Gaspar Gil Polo gente gloria gloriosa Gonzalo de Berceo gozo habia hallo hermosa hermosura hijo huye jamas Júpiter lágrimas llama llanto llora madre magüer mano miedo mira miserable mortal mudanza muero muerte mundo ninfa noche obra y tomo ofendido ojos padre paso pastor pecado pecador pecho pena piélago prado prenda pudo pura quiero rayo ribera Rioja rostro seiner siento sois sombra Sonette subir suelo suerte sulca suspiros tambien tierno tierra tomo pag tormento triste vano vencer venir ventura viendo viento Vírgen vivo vuelo
Pasajes populares
Página 241 - El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.
Página 156 - El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primera esclarecida.
Página 149 - ¿No ves cuando acontece turbarse el aire todo en el verano? el día se ennegrece, sopla el gallego insano, y sube hasta el cielo el polvo vano. Y entre las nubes mueve su carro Dios ligero y reluciente horrible son conmueve, relumbra fuego ardiente, treme la tierra, humíllase la gente. La lluvia baña el techo, envían largos ríos los collados; su trabajo deshecho, los campos anegados miran los labradores espantados.
Página 261 - Por ti, con diestra mano no revuelve la espada presurosa, y en el dudoso llano huye la polvorosa palestra como sierpe ponzoñosa.
Página 145 - La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna, al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me baste, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada.
Página 155 - ¿Es más que un breve punto el bajo y torpe suelo, comparado a aqueste gran trasunto do vive mejorado lo que es, lo que será, lo que ha pasado?
Página 260 - A LA FLOR DE GNIDO Si de mi baxa lira Tanto pudiese el son que en un momento Aplacase la ira Del animoso viento Y la furia del mar y el movimiento...
Página 252 - Divina Elisa, pues agora el cielo con inmortales pies pisas y mides, y su mudanza ves, estando queda, ¿por qué de mí te olvidas y no pides que se apresure el tiempo en que este velo rompa del cuerpo, y verme libre pueda...
Página 249 - ... de do viene el temor que nos espanta, y la medrosa forma en que se ofrece aquella que la noche nos encubre, hasta que el sol descubre su luz pura y hermosa...
Página 249 - El cielo en mis dolores cargó la mano tanto, que a sempiterno llanto ya triste soledad me ha condenado; y lo que siento más es verme atado a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa.