Comedias escogidas, Volumen 2

Portada
M. Rivadeneyra, 1881
 

Páginas seleccionadas

Otras ediciones - Ver todo

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 6 - ¡No sé qué tiene la aldea donde vivo y donde muero, que con venir de mí mismo no puedo venir más lejos! Ni estoy bien ni mal conmigo, mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio.
Página 39 - Adonde vas perdida, adonde, di, te engolfas, que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas? Como las altas naves te apartas animosa de la vecina tierra y al fiero mar te arrojas. Igual en las fortunas, mayor en las congojas, pequeña en las defensas, incitas a las ondas.
Página 39 - Ya fieros huracanes tan arrogantes soplan que, salpicando estrellas, del sol la frente mojan ; ya los valientes rayos de la vulcana forja, en vez de torres altas, abrasan pobres chozas. Contenta con tus redes, a la playa arenosa mojado me sacabas ; pero vivo, ¿qué importa? Cuando de rojo nácar se afeitaba la aurora, más peces te llenaban que ella lloraba aljófar.
Página 379 - Yo lo siento, y voy a Olmedo, dejando el alma en Medina. No sé cómo parto y quedo: amor la ausencia imagina, los celos, señora, el miedo. Así parto muerto y vivo, que vida y muerte recibo. Mas ¿qué te puedo decir, cuando estoy para partir, puesto ya el pie en el estribo?
Página 6 - Sólo sé que no sé nada", dijo un filósofo, haciendo la cuenta con su humildad, adonde lo más es menos. No me precio de entendido, de desdichado me precio, que los que no son dichosos ¿cómo pueden ser discretos?
Página 6 - Que suena a vidrio quebrado Y que ha de romperse presto. Señales son del juicio Ver que todos le perdemos, Unos por carta de más, Otros por carta de menos. Dijeron que antiguamente Se fue la verdad al cielo: Tal la pusieron los hombres, Que desde entonces no ha vuelto.
Página 380 - Aguarda, responde el eco. ¡Muerto yo! Pero es canción que por algún hombre hicieron de Olmedo, y los de Medina en este camino han muerto.
Página 39 - Ya los valientes rayos de la vulcana forja en vez de torres altas abrasan pobres chozas. Contenta con tus redes a la playa arenosa mojado me sacabas; pero vivo, ¿qué importa? Cuando de rojo nácar se afeitaba la aurora, más peces te llenaban que ella lloraba aljófar. Al bello sol que adoro...
Página 137 - ¡Gracias, inmenso cielo, a tu bondad divina! No tanto por los bienes que me has dado, pues todo aqueste suelo y esta sierra vecina cubren mis trigos, viñas y ganado, ni por haber colmado de casi blanco aceite destas olivas bajas, a treinta y más tinajas. donde nadan los quesos por deleite, sin otras de henchir faltas de olivas más ancianas y más altas...
Página 28 - La lágrimas la miran, Porque los ojos ciegan, Mas no podrá quejarse De que otra cosa vean, Aunque mirase flores Sin parecerme feas. Tan triste vida paso, Que todo me atormenta La muerte porque huye, La vida porque espera.

Información bibliográfica