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fronterizas á la Francia; y así todos estos peregrinos guerreros mirados como un enxambre de bandidos lleváron tras sí el horror y la desolacion hasta las murallas de Constantinopla, juntamente con la exêcracion y el odio de los pueblos por donde habian transitado. Quando se verificó el asalto y saqueo de aquella célebre ciudad en Marzo de 1204 dexáron ademas perpetuada su barbaridad entregándose á los excesos mas atroces. Tres horrorosos incendios arruináron é hiciéron desaparecer para siempre las venerables iglesias, los magníficos palacios y edificios, las reliquias santas, los altares, los vasos y ornamentos sagrados que la devocion religiosa, el luxo oriental y el buen gusto de tantos príncipes ilustrados habian erigido y consagrado durante muchos siglos : nada pudo escapar de la sacrílega rapacidad de estos soldados cristianos, hasta excitar las quejas y la indignacion del mismo Inocencio III, aunque viendo unida de este modo la iglesia griega á la latina no podia ménos de aprobar la toma de Constantinopla, como medio de facilitar la conquista de la tierra santa (1). Entonces pereció probablemente la célebre biblioteca que el patriarca Focio habia formado y reunido casi dos siglos ántes de la llegada de los latinos, y por cuyos extractos y noticias sabemos que se conservaban en ella muchas obras clásicas y completas de Teopompo, de Arriano, de Ctesias, de Agatárquides, de Diodoro, de Polibio, de Dionisio Halicarnáseo, de Demóstenes, de su maestro Iseo, de Lísias maestro de este y de otros insignes escritores griegos, hoy del todo desconocidas ó infelizmente desfiguradas é incompletas (2). Entonces se destruyéron las bellas estatuas y baxos relieves y otros preciosos monumentos de las artes que Constantino habia salvado de la antigüedad para el ornato y magnificencia de la capital de su imperio. Nicétas, historiador griego y testigo ocular, describe prolixamente las obras mas notables por su excelencia y su valor que entonces pereciéron. La estatua colosal de Juno erigida en la plaza pública de Constantino: la de Páris en pie junto á Vénus entregándole

() Maimbourg, Hist. des croisades, lib. VIII, tom. 3, pág. 176. Jauna, gen. de Chipre, Jerusalen &c. lib. VIII, cap. 8.

(2) Heeren, Essai sur l' influence des croisades, part. III, pàgs. 406 y sigs.

Hist.

la manzana de oro : la de Belerofonte montado sobre el Pegaso: la de Hércules pensativo, trabajada por el famoso Lisipo: las de dos célebres figuras del hombre y del asno, que Augusto mandó hacer despues de la victoria de Accio: la de la loba que crió á Rómulo y Remo : la de Helena de hermosura extraordinaria, adornada de quantos primores es capaz el arte: un obelisco quadrado de gran elevacion, cubierto de excelentes baxos relieves, en cuyo remate habia colocada una figura para señalar el viento: y una obra de Apolonio de Tiana representando una águila en accion de despedazar una serpiente; todas fuéron objeto del ciego furor y de la bárbara estupidez de los cruzados, quienes destruyéron y aniquiláron los mármoles y las piedras, é hiciéron fundir los metales para labrar moneda y satisfacer la insaciable codicia de los soldados (1).

55. Los griegos por el contrario, ménos inclinados á la guerra y de costumbres mas dulces y tranquilas, conservaban aquella aficion á las artes y á la literatura, aquel gusto delicado y fino que caracterizó á sus predecesores. Á la vista de los grandes modelos en las unas, y habiendo conservado y reproducido para honor de las letras las obras de Platon, de Aristóteles, de Demóstenes, de Xenofonte, de Tucídides, de Basilio, de Dionisio, de Orígenes y de otros doctos escritores, pudiéron con razon comparar su capital con la antigua Aténas, y mirarla como el centro y morada de las musas. Ningun latino merecia el concepto de bastante instruido si no habia hecho allí sus estudios; y la lengua griega, aunque hubiese perdido mucha parte de su pureza y de su carácter por el freqüente trato de comerciantes y extrangeros en Constantinopla, conservó no obstante su riqueza, sus formas y su gramática. Así nos lo aseguran Filelfo y su discípulo Eneas Silvio (despues papa con el nombre de Pio II) escritores coetáneos á los sucesos que refieren del siglo XV (2). Con tan opuestas costumbres y diversidad de genio y de educacion no pa

(1) Nicet. crón. ap. Bisant. script. vol. 3, pág. 302 &c. Harris, Hist. lit. de la edad media, cap. V.

(2) Philelpho, Epist. de græcis illustribus, lib. I. Æneas, silv. Epist. págs. 704 y 705, edit. Basil. 1551.

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recerá extraño que los historiadores griegos, tomando el tono de superioridad que corresponde á un pueblo mas culto é instruido en las artes del gobierno y del gusto, ó no hablen de los latinos sino con desprecio y como de un pueblo grosero, Ó que exâltados de indignacion al describir sus rapiñas y sus excesos, su ferocidad y su barbarie, nos los retraten con aquel colorido y aque lla expresion viva y animada con que nuestros antiguos historiadores pintáron las incursiones de los godos, de los vándalos, y demas naciones bárbaras del norte.

y

56. Solo las ciudades de Italia, en especial Venecia, Amalfi, Ancona, Génova y Pisa, que desde el siglo IX conserváron algun comercio con la Grecia y los puertos de Siria y Egipto, acrecentando su industria y sus riquezas de un modo poco comun en aquel tiempo, habian adquirido con esta comunicacion mayor regularidad y perfeccion en su gobierno, mayores conocimientos en las artes y mas dulzura y apacibilidad en sus costumbres que los demas pueblos europeos. Quando estos en las primeras cruzala das tuviéron que atravesar por tierra la Alemania, la Hungría Grecia hasta Constantinopla, ó quando escarmentados despues de las penalidades y riesgos de un viage tan dilatado prefiriéron ir á Italia para ser transportados en los baxeles de aquellas repúblicas, no pudiéron dexar de observar en su tránsito la cultura y policía de estos paises, su industria y su prosperidad, ni de detenerse á reconocer en la Grecia los venerables restos del ingenio y de la aplicacion de sus antiguos moradores. Sobre todo Constantinopla, capital de un imperio tan poderoso, corte de unos soberanos que aún en el período de su decadencia conserváron el luxo oriental, el esplendor y la ostentacion de sus mejores tiempos; emporio de las mas exquisitas y apreciadas producciones de la India y de la China; elegante y magnífica por sus soberbios palacios, ricas iglesias, fuertes murallas, altas torres y otros sunconducian tuosos edificios; concurrida de multitud de naves que los géneros y frutos de todas las naciones; poblada de inmensidad de naturales y extrangeros que fixaban allí los intereses del comercio ; activa é industriosa por la variedad y perfeccion de sus fábricas y manufacturas; y culta ademas por haber conserva

do el sagrado depósito del buen gusto, y de la sabiduría en la literatura y en las ciencias despues de la caida del imperio romano, llenó de admiracion y asombro á los cruzados que la viéron por la primera vez. Todo era muy superior á quanto habian dexado en su patria : todo excedia á las ideas que habian podido formar del fausto, de la grandeza, de la elegancia del imperio de oriente (1); y

(1) Esta sorpresa, esta admiracion con que viéron los cruzados los magníficos edificios y los ilustres monumentos de las artes en la Grecia, en Constantinopla, en la Siria, la Palestina, la Persia, el Egipto y demas paises de oriente que visitáron con motivo de las guerras sagradas, debió excitar su curiosidad y conducirlos naturalmente á la imitacion, introduciendo de esta manera en Europa el modo de edificar llamado gótico ó tudesco, que con mayor propiedad pudiera llamarse oriental, cuya duracion entre nosotros puede fixarse desde principios del siglo XIII hasta fines del XV. Asi procuró demostrarlo con juiciosas reflexiones y exquisita erudicion nuestro difunto académico el Señor Don Gaspar Melchor de Jovellanos, en sus notás al elogio de Don Ventura Rodriguez. A vista de las muchas tropas que pasáron de estos reynos á la tierra santa, especialmente con el exército del conde de Tolosa y con el infante de Navarra Don Ramiro, de los muchos personages españoles que visitáron entónces el oriente, y de la comunicacion que estableciéron con las repúblicas de Italia y demas naciones que reunia en Asia un mismo espíritu é interes, no puede quedar duda de que por su medio vino á España aquel gusto arquitectónico que desde fines del siglo XII habia llegado á hacerse rico, atrevido y elegante, de sencillo, tímido y pesado que antes era: aquel gusto que caracteriza nuestras catedrales de Leon, de Burgos y Toledo las mas bellas y antiguas de todas edificadas tambien en el siglo XIII, y la de Barcelona principiada en 1298 sólida, magnífica y elegante (Jovell. nota X, pág. 105 y sig. Capm. mem. de Barc. tom. 3, P. 3, c. 3); y como aparecieron ya en su mayor pompa y perfeccion, y tal vez levantadas por arquitectos españoles como nos consta de la de Toledo, podemos inferir ó que estos vinieron ya del oriente bien instruidos en su profesion, ó que precediéron en todo el siglo XII otros edificios de menor consideracion que sobre el orden y gusto antiguo de edificar, empezáron á participar del moderno que traian los cruzados del Asia, especialmente en la parte de los adornos y accesorios que mas le distinguian. Los franceses indican este gran carácter en los edificios que saliéron de mano de Montreuil, arquitecto que siguió á San Luis á la tierra santa. Sabemos que San Juan de Ortega ántes de ir á Jerusalen habia ayudado á construir algunos puentes y otros edificios á Santo Domingo de la Calzada, y que á su regreso no solo hizo sólidos caminos sobre pantanos que antes impedian el paso de los caminantes y levantó puentes sobre el Ebro y el Naxerilla, sino que fabricó en montes de Oca una hermita con su habitacion y hospedería para recoger los peregrinos que se dirigian á Santiago de Galicia (Sigüenza, Hist. de San Gerón. lib. 3, cap. 10. Texada, Abrahan de la Rioja, lib. II, cap. 1, § 4). La pequeña iglesia de la Piscina, de que hemos hablado anteriormente, edificada el año de 1136 por encargo del infante Don Ramiro despues de su viage á la Palestina, conserva á nuestro parecer vestigios de este gusto que comenzaba á introducise, y se advierte mas en los adornos de sus puertas y ventanas y en las meto pas de piedra ilenas alternativamente de niños, animales y otros caprichos de puro ornato, que ciertamente distan mucho del gusto arabesco que habia precedido ( Jovellanos, nota XI, pág. 151). En este y otros puntos concernientes á la historia de nuestra arquitectura debemos esperar cumplida ilustracion de los conocimientos y laboriosi

las expresiones con que los historiadores latinos mas ilustrados pintan esta sorpresa, son un testimonio irrecusable del atraso de sus compatriotas respecto á los mismos griegos, á quienes tal vez menospreciaban por su poca inclinacion á las armas Y los exercicios militares.

á

57. Este trato que duro cerca de dos siglos, y principalmente el exemplo de las repúblicas de Italia, contribuyó poderosa aunque lentamente á la cultura é ilustracion de los demas pueblos. Las marinas ya célebres entonces de Venecia, Génova y Pisa, proveyendo de baxeles á los numerosos exércitos de cruzados que baxaban de todos los paises de Europa á embarcarse en los puertos de aquellas ciudades, recibiéron por estos fletes y transportes sumas de mucha consideracion. Contratáron ademas el surtimiento de todas las provisiones de víveres y de municiones de guerra que pudiesen necesitar los exércitos cristianos, y mientras estos adelantaban sus conquistas internándose en la Palestina, las esquadras guardaban la costa, y manteniendo libre la comunicacion con las tropas las proveían de quanto les era necesario y aún las auxîliaban militarmente en los sitios quistas de las plazas ó fortalezas marítimas. Por estos medios aquellas tres repúblicas no solo reuniéron casi exclusivamente en su mano todo el fruto de unas negociaciones tan lucrativas sino que haciéndose merecedoras del reconocimiento de los príncipes cristianos que conquistáron y estableciéron sus nuevos esta dos en la Siria, obtuviéron de ellos los privilegios mas amplios Y las exênciones mas extraordinarias para fixar su residencia con su gobierno y juzgado particular en las plazas conquistadas o que se conquistasen, proporcionando al mismo tiempo á su comercio todas las ventajas que pudieran acrecentar su prosperidad y excitar el interes privado de sus marinos Y traficantes (1).

y con

dad con que nuestro académico Don Juan Cean Bermudez se ha esmerado en corregir y aumentar considerablemente las noticias de los arquitectos y arquitectura de España, que habia trabajado el Señor Don Eugenio Llaguno y le dexó al tiempo de su fa

llecimiento.

(1) Robertson, Introduccion á la hist. de Cárlos V, seccion r, pág. 40. Capmany, Mem. de Barc. tom. I, parte 2, lib. 1, pág. 14. Muratori, Antiquit. Italia, tom. II, disertacion XXX.

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