Imágenes de página
PDF
ePub

ademas de las notables adquisiciones que hiciéron en la península, y de los muchos nobles que tomáron su hábito y profesáron su instituto, quando se verificó la extincion de los templarios á principios del siglo XIV, se repartiéron sus bienes entre las otras órdenes de caballería, especialmente en la de San Juan, y con los que tenian en Portugal y en Valencia estableciéron y dotáron los reyes Don Dionisio y Don Jayme las órdenes de Jesucristo y de Montesa, habiendo esta sido filiacion de la de Calatrava (1).

25. Este mismo espíritu de piedad y devocion, que á unos á incitaba á tomar las armas contra los infieles en la Palestina y contribuir con sus donaciones y limosnas para la conservacion de los santos lugares, estimulaba á otros á visitarlos personalmente ό por penitencia y expiacion de sus propios pecados, ó por sufragio de otros que se lo hubiesen encomendado con el mismo objeto. Las romerías á Jerusalen eran muy antiguas, aún habiendo de transitar por los mayores riesgos y peligros; pero quando los cristianos allanáron este camino con la conquista de aquella santa ciudad, se multiplicáron á lo sumo en toda la cristiandad. Era el año de 1112 quando San Juan de Ortega, disgustado de las revueltas que causaban en su pais, cerca de Burgos, las guerras entre D. Alonso el batallador rey de Aragon y su muger Doña Urraca reyna de Castilla, vendió sus propios bienes y distribuyendo parte de ellos entre los pobres, emprendió con el resto su viage á Jerusalen con intencion de visitar los santos lugares. Permaneció allí algun tiempo con no poca tranquilidad de su espíritu, hasta que creyendo sosegadas las turbaciones de su patria, regresó á ella por mar sufriendo grandes y peligrosas tormentas (2). Apénas habia entonces en esta península persona pudiente ó de consideracion, que ya que por sí no hubiese hecho este viage en romería, no dexase á lo ménos encargado en su testamento que otro fuese en peregrinacion á visitar por él la tierra santa y ofre

(1) Rádes, Crón. de Calat. cap. 1, fol. 3, v. y cap. 26, fol. 49, v. Ferreira, Mem. hist. dos templ part. I, núm 866.

(2) Siguenza, Hist. de la 6rd. de S. Gerón. Part. II, lib. 3, cap. 10, pág. 455. Gonz. Tejada Abrahan de la Rioja, lib. I, cap. 11, §. 1; y cap. 19, §. 3; y lib. II, cap. 1, §. 4.

1

[ocr errors]

cer sufragios por su alma y las de sus parientes: piedad que se hizo costumbre y continuó en los siglos inmediatos como he reconocido en varias escrituras especialmente en un testamento otorgado en la villa de Navarrete á primero de Junio de la era 1394, que es año de Jesucristo 1356, por Doña Toda Martinez, donde se encuentran estas notables cláusulas: » Y man"do por mi ánima y por el ánima de Pero Martinez mi marido » que envien un romero á pie á mi costa y mision á la casa san»ta de Jerusalen ; y mando por mi ánima envien un romero á pie »á Santiago de Galicia y vaya por San Salvador de Oviedo.

[ocr errors]

» Y mando que sepan los mis cabezaleros quantos clérigos hay en » la casa santa de Jerusalen que dicen misas, quando fuere allá el » romero que yo mando ir, y ofrezcan sendos florines de oro á » cada un clérigo de los mis bienes « (1). Estas romerías tan continuadas estas mandas y limosnas tan crecidas y generales , y otras fundaciones piadosas de mucho valor y consideracion, para conservar el culto cristiano en los santos lugares, dexándolos accesibles á los peregrinos aún despues que aquel pais estaba baxo la dominacion de los infieles, probarán siempre el fervor y empeño con que los españoles procuráron mantener las comunicaciones que estableciéron en el Asia en tiempo de las cruzadas, contribuyendo entonces con sus personas y bienes á sostener las guerras de ultramar, quando tantos riesgos y el temor y desconfianza de unos dominadores bárbaros, enemigos del nombre cristiano, no sofocáron su zelo y su piedad para continuar en los siglos inmediatos estas devotas peregrinaciones.

26. Pero lo que mas acrecentó el número de los españoles en las guerras de ultramar, fué el establecimiento de la dinastía francesa reynante en Navarra en el primer tercio del siglo XIII; pues insta

(1) Hállase este testamenro en el archivo de la casa y mayorazgo que posée en dicha villa mi hermano Don Antonio Fernandez de Navarrete. Lope de Vega en el prólogo á su Jerusalen conquistada dice que el infante Don Juan señor de Vizcaya mandó en su testamento que sus albaceas enviasen por su alma y á su costa con buen salario un hombre honrado á Jerusalen; y que el Adelantado mayor de Leon Don Per dro Suarez de Quiñones mandó en su última disposicion á la Cruzada, que era la conquista de aquella santa ciudad, cien maravedis; cantidad segun dice de mucha consi deracion entonces quando él mismo compró á Laguna en ochenta mil maravedís.

do D. Teobaldo I por las exhortaciones del papa Gregorio IX, y animado del exemplo doméstico, sacó de Navarra (que entonces comprehendia algunos pueblos ahora de Castilla) muchas tropas de infantería y caballería, y quatrocientos caballeros navarros de solar conocido y sus armas en blason para guarda de su persona, y para valerse de ellos en los lances mas arrestados. Con esta lucida comitiva hizo su ostentosa entrada en Paris en 1239; y reuniendo allí la mucha gente que habia aprestado en sus estados de Champaña y Bria, y los muchos caballeros de otras naciones que llamó á su sueldo, se embarco con todos en Marsella, tocó en Sicilia , y tomó tierra por fin en algunos puertos del Asia menor que conservaban los cristianos y los emperadores de Constantinopla.

27. Así fué á la verdad y así lo refieren Moret y otros clásicos historiadores (1); pero Garibay, asegurando que por hallarse ocupadas á la sazon las repúblicas marítimas de Italia en guerras y alianzas no pudiéron facilitar al rey de Navarra las naves necesarias para transportarle, y que forzado á marchar por tierra se dirigió con toda su comitiva por Alemania y Ungría á Constantinopla, desde donde atravesando el Bósforo de Tracia desembarco en los puertos de la Asia menor (2), confundió los hechos de un modo que nos parece conveniente esclarecerlos ahora. Reunido el lucido exército que habia de mandar el rey de Navarra con destino á la tierra santa, ocurrió que los emperadores latinos de Constantinopla para sostener su vacilante imperio, combatido continuamente de los griegos y de los búlgaros, solicitáron los auxîlios del sumo Pontífice, y este les proporcionó entre otros el de los nuevos cruzados que iban á partir para la Palestina. Casi al mismo tiempo, desavenido su Santidad con el emperador Federico de Alemania sobre el dominio del reyno de Cerdeña, vió amenazados sus estados por un poderoso exército imperial, y publicando una nueva cruzada llamó á su socorro á los demas príncipes cristianos y á los cruzados reunidos á disposicion del rey de Navarra. Estos

(1) Moret y Aleson su continuador, Anal. de Nav. lib. XXI, caps. 2 y 3; y en las adiciones. Jauna, Hist. Gen. de Jerusalen, lib. XI, caps I, II y III. Maimbourg, Hist. des Croisades, lib. X, tom. 4, pág. 110.

(2) Garibay, Comp. hist. de Esp. lib. XXV, cap. 3.

E

dos acontecimientos debilitáron considerablemente la expedición; pues unos por sostener el trono imperial de oriente, y otros por defender los estados de la iglesia creyéron cumplir y satisfacer su voto empleándose en estas desavenencias y querellas entre príncipes cristianos. Pero los que mas escrupulosos y delicados quisiéron terminar su peregrinacion en los santos lugares, se viéron precisados á retardarla porque los venecianos empeñados en transportar tropas á Constantinopla, y los genoveses necesitando todas sus fuerzas navales para defender al Papa, oponiéndose á la armada de los pisanos que favorecian al emperador, no pudiéron por entonces emplearse en conducirlos; y así obligados á hacer su viage por tierra con muchos trabajos, pereció la mayor parte de hambre y de miseria, y los pocos que llegáron á la Palestina se halláron tan estenuados y débiles que no pudiéron ser de utilidad alguna.

28. Solo las tropas que con el rey Teobaldo se embarcáron en Marsella y Aguasmuertas, llegáron felizmente y fuéron de gran consuelo á los habitantes de Tolemaida y á los caballeros del temple. Pero las desavenencias que estos tenian con los oficiales. del emperador, cuyas tropas mandaba Raynaldo de Baviera, hiciéron que este general con el pretexto de mantener la tregua que tenian hecha, rehusase atacar á los sarracenos en union con los nuevos cruzados, á quienes los soldados tudescos miraban con esquivez y manifiesta aversion. Aquellos sin embargo guiados por los templarios, se pusieron en campaña y destruyéron el pais llano del rey de Damasco y del soldan de Egipto, quando por estar desavenidos entre sí estos príncipes infieles hubiera sido mas político y favorable promover sus discordias y acalorar sus guerras particulares. Esta falta de discrecion fué muy perjudicial á los cristianos, porque el soldan de Egipto informado de sus fuerzas é intenciones, ademas del exército que tenia contra su enemigo el de Damasco levantó otro para defender la ciudad de Gaza y su provincia. Los cruzados intentáron inútilmente apoderarse de Ascalona; y llenos de zelos y rivalidades asoláron los campos á su antojo con las tropas que cada uno mandaba separadamente. El aplauso y las riquezas que se habian grangeado en estas correrías el duque de Bretaña y otros

[ocr errors]

señores, estimuláron al rey de Navarra y al duque de Borgoña á seguir su exemplo; y unidos con otros caudillos, aunque contra el dictámen de los templarios, corriéron y destruyéron sin oposicion las cercanías de Gaza, lo qual les dió ánimo para intentar sorprender la plaza. Con este objeto emprendiéron una marcha tan acelerada que sin descansar durante la noche, y sin conocimiento del terreno diéron al amanecer en unos pantanos y arenales profundísimos donde ni podia maniobrar la caballería, ni variar el exército de posicion, mucho ménos quando el gobernador de Gaza, que era gran militar, instruido de las intenciones de los cristianos habia situado con tal ventaja su guarnicion que los incomodaba y provocaba á su salvo imposibilitándoles hasta la retirada. En tan estrecha y apurada situacion, que aumentaba la falta de alimento, pasáron un dia y una noche; y al amanecer del siguiente fuéron atacados por las tropas del soldan reforzadas con las que llegáron de Egipto, quando la hambre, la sed, la vigilia y el cansancio apénas les permitian sostener las armas. Fué sin embargo notable su valor y su resistencia en medio de la muchedumbre de enemigos que por todas partes los atacaba; pero quedáron al fin tan completamente derrotados que solo se salváron el rey de Navarra y el duque de Borgoña, caminando errantes dos dias y dos noches hasta llegar á Jafa y al campo de Ascalona, donde las nuevas de tan infaustos sucesos consternáron al exército cristiano , que inmediatamente tomó el camino de Tolemaida (1).

29. Una conducta tan temeraria é imprudente disgustó mucho á los templarios, y este disgusto creció quando pocos dias despues comenzáron el rey Teobaldo y otros señores cruzados á tratar de su regreso á Europa, dexándolos solos expuestos al resentimiento de los egipcios. Con este temor y recelo hiciéron con suma reserva los templarios alianza con el soldan de Damasco para socorrerse recíprocamente contra el de Egipto su ene

(1) Maimbourg, Hist. des Crois. lib. X, tom. 4, pág. 113 y sig, Moret, Anal. de Nav. lib. XXI, cap. 4. Jauna, Hist. Gen. de Jerusalen, lib XI, cap. 2. Este autor, á quien principalmente hemos seguido en esta narracion, refiere los sucesos del rey Teobaldo que omiten 6 alteran en algo los analistas de Navarra.

« AnteriorContinuar »