Obras poeticas de d. José de Espronceda: precedidas de la biografia del autor

Portada
Casa Editorial Maucci, 1906 - 356 páginas
 

Otras ediciones - Ver todo

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 80 - Que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios la libertad, mi ley la fuerza y el viento, mi única patria la mar.
Página 81 - Que es mi barco mi tesoro. . . ¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me río. No me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna entena, quizá en su propio navio. Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo sacudí.
Página 215 - ¡Una mujer! Deslizase en el cielo Allá en la noche desprendida estrella. Si aroma el aire recogió en el suelo, Es el aroma que le presta ella.
Página 208 - Xada menos te ofrezco que un poema con lances raros y revuelto asunto, de nuestro mundo y sociedad emblema, que hemos de recorrer punto por punto: si logro yo desenvolver mi tema, fiel traslado ha de ser, cierto trasunto de la vida del hombre y la quimera tras de que va la humanidad entera.
Página 220 - Un recuerdo de amor que nunca muere y está en mi corazón; un lastimero tierno quejido que en el alma hiere, eco suave de su amor primero : I ay ! , de tu luz, en tanto yo viviere, quedará un rayo en mí, blanco lucero, que iluminaste con tu luz querida la dorada mañana de mi vida. Que yo, como una flor...
Página 69 - Oh Sol ! siempre te elevas, Y edades mil y mil huellas triunfante. ¿Y habrás de ser eterno, inextinguible, Sin que nunca jamás tu inmensa hoguera Pierda su resplandor, siempre incansable, Audaz siguiendo tu inmortal carrera, Hundirse las edades contemplando, Y solo, eterno, perenal, sublime, Monarca poderoso dominando ? No ; que también la muerte Si de lejos te sigue, No menos anhelante te persigue.
Página 218 - Y temblaban las horas que vendrían. Y llegaron en fin: ¡oh!, ¿quién impío, ¡Ay!, agostó la flor de tu pureza? Tú fuiste un tiempo cristalino río, Manantial de purísima limpieza; Después torrente de color sombrío, Rompiendo entre peñascos y maleza, Y estanque en fin de aguas corrompidas, Entre fétido fango detenidas.
Página 215 - Hay una voz secreta, un dulce canto Que el alma sólo recogida entiende, Un sentimiento misterioso y santo Que del barro al espíritu desprende: Agreste, vago y solitario encanto, Que en inefable amor el alma enciende, Volando tras la imagen peregrina El corazón de su ilusión divina.
Página 222 - Gocemos, sí; la cristalina esfera Gira bañada en luz: ¡bella es la vida! ¿Quién a parar alcanza la carrera Del mundo hermoso que al placer convida? Brilla radiante el sol, la primavera Los campos pinta en la estación florida: Truéqúese en risa mi dolor profundo... Que haya un cadáver más, ¿qué importa al [mundo?
Página 118 - Segundo don Juan Tenorio, alma fiera e insolente, irreligioso y valiente, altanero y reñidor : siempre el insulto en los ojos, en los labios la ironía, nada teme y todo fía de su espada y su valor. Corazón gastado, mofa de la mujer que corteja, y, hoy despreciándola, deja la que ayer se le rindió. Ni el porvenir temió nunca, ni recuerda en lo pasado la mujer que ha abandonado, ni el dinero que perdió.

Información bibliográfica