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tera de Aragon, y el gobernador de Navarra no habia á quien el rey de Castilla preferia en todos los consejos, hecho caso de las provisiones que el rey de Francia, y le habia hecho conde de Trastamara y de Lemos y que tenia el señorío de Navarra, dió, para que esto se Sarriá, y era señor de Cabrera y Ribera y pertiguero remediase: mandó que acudiesen á darles favor por mayor de la tierra de Santiago, y mayordomo mayor parte del reino, porque los de la Real no recibiesen da- del rey y justicia mayor de su casa, y con el conde ño ni afrenta. Tambien Roger de Comenge, por el mis- intervinieron en este tratado de parte del rey de Casmo tiempo, comenzó á hacer guerra con gente de tilla, Garcilaso de la Vega, Fernan Fernandez de Pina, Francia en el condado de Pallás, por su querella anti- se procuró que el rey don Alonso, que estaba en Sevigua, contra el conde Arnal Roger: y porque allende de lla, se viniese á Toledo para la fiesta de Navidad, y tocar á la autoridad del rey, no permitia la insolencia mandase venir allí á la infanta doña Leonor: y fué una de Roger de Comenge, y el atrevimiento que tenia en secreta inteligencia, que hubo entre estos príncipes, entrar en su reino á hacer guerra contra vasallo suyo, porque el rey de Aragon determinó de casar con la inhabia particular respeto para castigarlo, porque Arnal fanta doña Leonor. Tratóse cuanto al casamiento de doRoger estaba casado, como dicho es, con doña Urra- ña Blanca, que el rey de Castilla le diese en dote con el ca de Entenza, que era hermana de la infanta doña infante don Pedro, hijo primogénito del rey de PortuTeresa proveyó desde allí el rey, que del condado de gal, dos cuentos de maravedís de la moneda de CastiUrgel, se diese todo favor y ayuda al conde de Pallás: lla, por los castillos y lugares que ella tenia, y se diey envió con Ramon de Melan á requerir al rey de Fran- se á la infanta doña María de Aragon su madre, el secia, que mandase á los senescales de Tolosa y Carca- ñorío de las Huelgas de Burgos, y las rentas del lugar sona, que no diesen lugar, que con gente del reino de de Alcocer, y de los otros lugares, que el infante don Francia se hiciese guerra en el condado de Pallás: por- Pedro su marido habia comprado, y los mandaba venque al principio de su reinado, no se diese ocasion á der despues que la infanta doña María su mujer muromper la amistad y confederacion que entre sí tenian. riese: y el rey de Castilla fué contento, que los castiProveido esto, á veinte y cuatro del mes de noviem- Hos destos lugares se entregasen á los procuradores del bre, el rey se fué á Momblanch, con determinacion de rey de Aragon, y de la infanta doña María, y que esvenir á Zaragoza y recibir la corona del reino, y cele- tuviesen por ella y por doña Blanca: y porque se probrar cortes, y en ellas jurar los fueros y privilegios del curaba el matrimonio de la infanta doña Leonor por el reino, como era costumbre: y segun se colige de lo conde de Trastamara, el rey de Aragon, que tenia fin que Montaner escribe, allí mudó de parecer; porque se de casar con ella, no quiso consentir el de doña Blanca puso duda, si vendria primero á Aragon, ó pasaria al con el infante don Pedro de Portugal, sin que el de doreino de Valencia, ó si volveria á Barcelona: porque en ña Leonor se concordase con el infante don Pedro su cada una destas partes era obligado á jurar los fueros hermano, pues estaba en su mano tenerlo suspenso, y privilegios y constituciones, segun lo habían hecho hasta que le conviniese. Tuvo el rey la fiesta de navidad sus antecesores: y determinóse en su consejo, que re- del año de mil y trescientos y veinte y ocho en la ciudad cibiese primero en Barcelona los homenajes de los pre- de Barcelona, á donde juró los usajes y constituciones la dos y ricos hombres y caballeros, y de los síndicos de de Cataluña y sus franquezas y los catalanes le julas ciudades y villas, por todos los feudos que se te- raron á él por su rey y señor, y prestaron los homenian en Cataluña, y que esto fuese sin corte general. najes por los feudos: y de Barcelona se vino para la Allí en Momblanch, á veinte y cinco de noviembre, ciudad de Lérida, con propósito de entrar en Zaraproveyó á don Pedro de Luna, arzobispo de Zaragoza, goza, y pasar á las fronteras de Castilla á dar fadel oficio de canciller, que era el principal cargo del vor á la empresa de don Juan Manuel. Falleció en esgobierno de estado destos reinos, y dióse á este prelate año el primero del mes de febrero Carlos rey de do, como él dice, por su noble y antigua prosapia, y por su dignidad y ciencia y prudencia: y á veinte y siete del mismo mes escribió á los jurados y consejo de la ciudad de Zaragoza, y á las otras universidades del reino, y á los prelados y ricos hombres y caballeros, que habia deliberado de mandar celebrar cortes generales en Zaragoza á los aragoneses, para la fiesta de la Pascua de Resurreccion: porque en ella queria recibir las insignias de su coronacion y caballería: y como quiera que el reino de Aragon era lo principal de su estado y cabeza de sus reinos; pero porque no se perdiese el tiempo que habia hasta la fiesta de su coronacion, entretanto habia deliberado de recibir la fidelidad y homenaje de los catalanes, por los feudos que tenian, y que esto se haria sin corte general: la cual no entendia celebrar, sin que primero se hubiesen tenido las de Aragon, y determinó de coronarse con mayor fiesta y aparato que ningun otro príncipe en España antes lo hubiese hecho. Porque lo de los casamientos del infante don Pedro, hermano del rey, con la infanta doña Leonor de Castilla, y de doña Blanca, hija de la infanta doña María de Aragon, con el infante don Pedro de Portugal, se habian tratado en Castilla por Galacian de Tarba y Ramon de Montornes, embajadores del rey don Jaime, con Alvar Nuñez de Osorio,

Francia, y no dejó hijos ningunos, y quedó su mujer preñada, que era su prima hermana, como dicho es, hija de Luis de Francia conde de Ebreus, y hermana de Filipo y de Carlos de Ebreus, y quedó por gobernador del reino Filipo de Valois, que era primo hermano del rey, hijo de Carlos de Valois : y como la reina parió hija, quedó este Filipo de Valois como mas propi. cio sucesor en el reino, porque á ninguno de los tres reyes que habian sido postreramente en Francia, que eran sus primos hermanos, quedaron hijos: y el rey Luis dejó una sola hija que se llamó Juana, á la cual pertenecia de razon y justicia el reino de Navarra ; y á este último rey Carlos tambien le nació otra. Entonces como Filipo de Valois no sucedia de la línea real de los reyes de Navarra, conociendo el agravio que se habia hecho á Juana, hija del rey Luis Hutin, á quién derechamente pertenecia la sucesion del reino de Navarra, dió cierta esperanza de renunciarlo á esta princesa, que estaba casada con Filipo conde de Ebreus, que era sa primo hermano, hijo mayor de Luis de Francia, que fué hermano del rey Filipo, el que llamaron el Hermoso y no contento con el reino de Navarra, pretendia que habia de suceder en el reino de Francia, por causa de su mujer Juana, por ser hija del rey Luis, que fué el mayor de los hijos del rey Filipo el hermoso:

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ra; pero el rey se escusó, diciendo, que hallándose en el estado en que estaba con el rey de Castilla, no podia enviarle ayuda contra él, ni hacerle daño alguno en su reino; pero que entendia seguir otro camino, porque el hecho no viniese á tan gran rompimiento y envió al rey de Castilla con Juan Ruiz de Moros á rogarle y aconsejarle, que por su honor y por la paz y sosiego de su reino, no hiciese tan gran injuria á don Juan. A esto respondió el rey de Castilla al embajador del rey, que bien se pudiera escusar don Juan de hablar en aquella materia, pues en lugar de procurar que el matrimonio se hiciese, le movió guerra en su reino, y le estragó la tierra, é hizo muchos males y daños; pero don Juan se escusaba con decir, que tenia justa causa de hacer lo que hizo, sabiendo que el rey de Castilla habia concertado casamiento con la infanta doña María de Portugal, y dejaba á su hija, y habia mandado quebrar sus sellos, y quitarle la compañía y casa que tenia: y por esto se hubo de mover con grandes siurazones y desaguisados que se le hicieron. Mas viendo el rey de Aragon que estos daños cada dia iban en crecimiento, y podrian llegar á peor estado, viniendo para la ciudad de Zaragoza, estando en Lérida

pero quedó excluida Juana de la sucesion del reino de Francia, por la ley antigua del reino, que llamaron Sálica, y pretendió suceder en el de Navarra, que le pertenecia legítimamente, pues en él habia sucedido la reina dona Juana su abuela, y el rey Tibaldo, por el derecho de doña Blanca su madre, condesa de Champaña, que fué hermana del rey don Sancho el Encerrado. Hicieron los navarros en esto muy bien su deber, procurando en esta coyuntura que se les diese su señoJa natural, por salir de la sujecion de franceses, porque no quedase aquel reino unido con Franeia: y en viaron por esta causa al nuevo rey de Francia, una muy solemne embajada, el cual viendo que estaban muy alterados, y que habian elegido por regidores del reino á Juan Corbaran de Lehet, alférez del reino de Navarra y á Juan Martinez de Medrano, y tambien por la pretension que tenia aquella princesa que habia de suceder en el reino de Francia, le restituyó el reino de Navarra, y dió otro estado en recompensa de los condados de Champaña y Bria. Habian muerto mucho ántes deste tiempo don Fortuño Almoravit, y don Mar. tin Jimenez de Aivar, que fueron presos por el rey Luis Hatin, cuando vino á coronarse á Pamplona, porque le dijeron, que estos, que eran los mas pode-á veinte del mes de febrero deste año, envió otra rosos de la tierra, la ponian en grande alteracion y escándalo; y don Fortuño murió en Francia de dolencia; y don Martin, siendo suelto de la prision en que estaba en poder del rey Carlos de Francia, por intercesion de Carlos de Ebreus, murió al décimo séptimo dia que estuvo en Navarra, Muerto el rey Carlos, estando muy alterado el reino de Navarra, se levantaron los pueblos contra los judíos, y fué tan grande el estrago que en ellos se hizo, que afirma un autor de las cosas de Navarra deste tiempo, que mataron en Estella diez mil entre judíos y judías, y fué la judería robada y quemada sábado primero de marzo de este año por la gente popular de los cristianos que estaban destruidos y muy vejados por las grandes usuras y logros que les llevaban y fueron muertos á cuchillo, y que mados por la misma causa los judíos y judías que estaban en el castillo de San Adrian, y en Funes, Marcilla y Viana, y en la casa de Corteviento, y en otros muchos lugares del reino. Vino la reina Juana á Pamplona en el mismo tiempo con Filipo conde de Ebreus su marido, con quien fué casada en vida del rey Luis su padre, y fueron juntamente coronados en la iglesia de Santa María de Pamplona un domingo á cinco de marzo deste año.

CAP. LXXIX.-De la embajada que el rey envió al rey de Castilla, por la guerra que se habia movido entre él y don Juan Manuel..

vez al rey de Castilla, y fué un rico hombre que estaba heredado en el reino de Valencia, que se decia Blasco Maza de Vergua, para que dijese al rey de Castilla, que no le penase que en un negocio tan importante, le dijese por via de consejo lo que le parecia, diciendo, que al amigo y pariente, aconsejar y porfiar le debe hombre á su pro muchas veces. Por esto le enviaba á rogar y aconsejar que acatando que era uno de los mayores reyes del mundo, y que le venia muy propio hacer lo que era mucho obligado conforme á razon y justicia, y guardar lo que habia prometido, considerando que el papa habia dispensado en su casamiento, á suplicacion suya y del rey don Jaime su padre: y mirando el grande deudo que tenia con la reina doña Costanza, quisiese, que lo que hizo bien y con Dios, quedase como debia, pues con esto se quitaria el escándalo y guerra de sus reinos, y podria mejor servir á Dios, y mantener la justicia en su tierra. Que si don Juan le habia errado era muy gran razon, que le hiciese la satisfaccion y enmienda que se requeria, y que esto él acabaria con él, que lo cumpliese: y que no quisiese que por esta causa fuésen mas embajadas, porque este negocio le tocaba tanto que con honra suya no lo podia dejar así. Desta embajada resultó que el rey de Castilla y el rey de Portugal, recelando que el rey de Aragon no se encargase de la querella de don Juan Manuel, procuraron que se asentase entre ellos tres nueva confederacion y concordia, confirmando las que se concordaron por sus predecesores y procuraban de excluir della á don Juan, á lo cual el rey de Aragon no queria dar lugar: y entretanto estuvo toda Castilla puesta en armas; y don Jaime señor de Ejérica, y don Pedro su hermano, ajuntaron grandes compañías de gentes en Almansa y Chinchilla, que eran de don Juan, y entraron á correr las fronteras de Castilla por Requena, é hicieron mucho daño en la comarca de Alcaraz, y entraron por tierras de Atienza, Aillon y Sepulveda, y fueron

Hacia en este tiempo don Juan Manuel guerra desde sus villas y estados al rey de Castilla, con muy justa querella, si fuera parte para proseguirla: porque dejó á doña Costanza su hija, con quien se habia desposado, teniendo título de reina, y habiendo sido recibida por tal, y como dicho es, mandóla poner con guarda en Toro, y quebrar los sellos que tenia como reina. Por esto don Juan su padre se desnaturó del rey, segun la costumbre de aquellos tiempos, y se concertó con el rey de Granada, y comenzó á hacer guerra desde sus villas al rey de Castilla como declarado enemigo. Era don Juan muy poderoso, y pensaba que favore-á Peñafiel, que era tambien de don Juan, haciendo ciéndole el rey de Aragon, por la razon que habia, que se declarase en esta querella, siendo doña Costanza su sobrina, podria forzar al rey de Castilla que no dejase su hija y envió á pedir al rey ayuda para esta guer

mucho daño en la tierra. Entonces el rey don Alonso partió de Sevilla y fué á cercar la villa de Escalona, que era de don Juan Manuel : y don Juan juntaba sus gentes para ir á poner cerco sobre la villa de Huete.

LIBRO VII.

CAP. I.—De la fiesta que se hizo en la coronacion del rey don Alonso.

Determinó el rey don Alonso, como está dicho en lo precedente, de hacer la fiesta de su coronacion con mas aparato y pompa que antes se hubiesen hecho en su reino en semejante ceremonia: y concurrieron á❘ ella todos los prelados y ricos hombres, y los embajadores de los reyes de Castilla, Navarra, Bohemia, Granada y Tremecen. Vino á esta fiesta Pedro de Arborea, hijo del juez de Arborea, con el almirante Bernardo de Boxados, y venian con él dos primos suyos, y el arzobispo de Arborea, y mucha compañía de caballeros, y hubo diversos señores de Gascuña, Proenza y Francia, y fué tan grande el concurso de señores y caballeros, que vinieron á esta fiesta, que afirma Montaner, que se halló en ella como síndico de la ciudad de Valencia, que se juzgaba que habia mas de treinta mil de á caballo. El rey entró primero muy acompañado en Zaragoza en la semana santa : y despues el infante don Juan, patriarca de Alejandría, que se a posentó en el monasterio de San Francisco, y el infante don Pedro, conde de Ribagorza y de Ampurias, traia mas de ochocientos de caballo, y el infante don Ramon Berenguer venia con quinientos, y vinie- | ron el maestre de Montesa, y el comendador mayor de Montalvan, y don Sancho de Aragon, castellan de Amposta, con muchos caballeros de sus órdenes. Entró don Jaime, señor de Ejérica, que era muy gran señor, y habia ya casado con la reina doña María, mujer que fué del rey don Sancho de Mallorca, hermana del rey Roberto, con mucho aparato y ricamente aderezado, y traia hasta quinientos de caballo del reino de Valencia y Aragon; y don Pedro de Ejérica su hermano, venia con otros doscientos, y con ellos venia toda la caballería de aquel reino. Tambien vinieron muy ricamente aderezados, y acompañados, del principado de Cataluña, don Ramon Folch vizconde de Cardona, y Arnaldo Roger conde de Pallás, Dalmao vizconde de Castelnou, don Ot de Moncada, don Guillen y don Berenguer de Anglesola, don Ramon de Cardona, don Guillen de Cervellon, Amorós de Ribellas, don Guillen de Eril, el vizconde de Vilamur, Ponz de Caramain, don Beltran de Castellet, don Gilabert de Cruillas y otros muchos caballeros catalanes, y don Jofre vizconde de Rocaberti, y don Bernardo de Cabrera, vizconde de Monsoriu, que habian hecho grandes gastos para esta fiesta, se volvieron á Cataluña segun Montaner dice, porque murió en esta sazon la condesa de Ampurias su tia. Fueron de Aragon los mas señalados en esta fiesta, don Lope de Luna, hijo y heredero de don Artal de Luna, que tuvo en ella gran caballería y estuvo ricamente apuesto, como su estado lo requeria, que era el mayor destos reinos, despues del de los infantes, y tambien estuvieron muy en órden como tan principales ricos hombres, don Juan Jimenez

de Urrea señor de Biota, don Jimeno Cornel, y don Pedro y don Ramon Cornel sus hijos, don Pedro de Luna, don Felipe de Castro, don Alonso Fernandez, señor de Ijar, don Pedro Fernandez de Vergua y un rico hombre que en la historia de Montaner se llama don Pedro de Almenara; don Gombal de Tramacet, don Artal de Foces, don Jimen Perez de Arenos, Ferrer de Abella, don Sancho Duerta de Arenos. Habia de armar el rey caballeros noveles diez y ocho ricos hombres, y los principales fueron : don Jaime señor de Ejérica, Pedro de Arborea, don Ramon Folch vizconde de Cardona, Arnal Roger conde de Pallás, don Lope de Luna, don Alonso Fernandez señor de ljar, don Guillen y don Berenguer de Anglesola, don Juan Jimenez de Urrea, don Pedro Cornel, don Guillen de Cervellon, don Ot de Moncada y don Ato de Foces: y cada uno de ellos despues de armado caballero habian de armar otros caballeros noveles, y fueron entre todos ciento y ochenta caballeros. El infante don Pedro armaba caballeros á los vizcondes de Castelnou y de Vilamur y á don Guillen de Eril, y don Gilabert de Cruillas, y el infante don Ramon Berenguer á otros ricos hombres y el vizconde don Ramon Folch, á don Ramon de Cardona su hermano, y Amorós de Ribellas, y á don Pedro de Aragal: y éstos habian de armar otros caballeros, y eran entre todos mas de doscientos y cincuenta caballeros noveles los que se armaron sin los ricos hombres. Todos ellos antes de recibir la órden de caballería, el sábado á dos de abril que fué vigilia de Pascua, fuéron al palacio real de la Aljafería muy ricamente vestidos con paños de oro, como entóces decian, y peñas veras, que era toda la gentileza y gala de aquellos tiempos y cada un rico hombre iba á caballo y llevaba delante de sí sus caballeros noveles, sin que se mezclase otro entre ellos, sino los hijos de caballeros que les llevaban las espadas delante: y tras ellos seguian otros con sus yelmos y algunas piezas de arnés, y con cada cuadrilla iban sus trompetas y menestriles y otros instrumentos de música. Estando toda la caballería en el palacio, cuando comenzaba á oscurecer el dia, salieron con tal órden que iban delante, los primeros, los hijos de caballeros que llevaban las espadas de los caballeros noveles en muy hermosos caballos y bien en jaezados, y tras éstos seguian los que llevaban las espadas de los ricos hombres que habian de recibir la órden de caballería: y á la postre iba la espada del rey la cual llevaba don Ramon Cornel: y en pos della iban dos carros triunfales con sus blandones muy ricamente aderezados: luego seguia el rey adornado de vestiduras riquísimas, y detrás llevaban ricos hombres las piezas de su arnés, y á cada uno acompañaban otros dos ricos hombres, y tras ellos iban los ricos hombres á quien el rey habia de armar caballeros, y á estos seguian los ricos hombres que eran caballeros noveles de los infantes don Pedro y don'

Ramon Berenguer, y del vizconde de Cardona; y así iban por su órden todos los otros de dos en dos y á la postre iban los caballeros que llevaban sus armas con gran concierto y tuvieron cargo de ordenarlos los infantes don Pedro y don Ramon Berenguer. Las calles estaban muy adornadas, y habia infinito número de antorchas y blandones, y gran luminaria, y parecia fiesta de una grande pompa y triunfo. Así llegó el rey á la iglesia de San Salvador, y ántes que estuviese en ella con la caballería, era pasada media noche. Siendo de dia, el arzobispo de Zaragoza don Pedro de Luna, se revistió para decir la misa y el rey de su mano puso la corona y espada en el altar mayor y se vistió de una alba y encima della una dalmática real, y su estola y manípulo: y el arzobispo le decia las oraciones, que para esta ceremonia tiene ordenadas la Iglesia: y habiéndose comenzado la misa, llegó el infante don Pedro y púsole la espuela en el pié derecho y el infante don Ramon Berenguer en el otro y hecho esto, llegó al altar mayor y tomó la espada en la mano y con ella se puso en oracion delante el altar mayor: y el arzobispo dijo la suya, y el rey besó la cruz de su espada y él mismo se la ciñó, y despues de ceñida la arrancó de la baina y blandióla tres veces. Despues que fué cantado el evangelio, el arzobispo le ungió en la espalda y en el brazo derecho y acabada la misa desciñóse la espada y púsola en el altar mayor junto á la corona: y entonces se revistió el infante don Juan, y habiendo comenzado otra misa, el rey tomó la corona del altar y él mismo se la puso en la cabeza y teniéndola puesta llegaron los infantes don Juan y don Pedro y don Ramon Berenguer sus hermanos y se la aderezaron: y entónces todos los prelados, y abades y el clero, cantaron las oraciones que tiene ordenadas la Iglesia para la coronacion de los reyes, y tomó el rey el cetro y pomo de oro. Siendo acabada la misa que dijo el infante, el rey se asentó en su trono real delaute del altar mayor y puso en él el pomo y el cetro: y llegaron por su órden los ricos hombres, que habian de recibir la órden de caballería y armólos caballeros y siendo cada uno dellos armados se retiraba á la capilla que tenia señalada y armaba sus caballeros noveles, y aquellos hacian otro tanto. Siendo todo esto cumplido salió el rey de la iglesia con su corona y cetro y pomo; y á caballo partió para la Aljafería: y no iba ninguno á caballo delante del rey, sino don Ramon Cornel que llevaba la espada, y detrás seguian los que traian sus armas, y así todos los ricos hombres y caballeros noveles. Llevaban las riendas del caballo los infantes don Pedro y don Ramon Beren.. guer, y los ramales de otras riendas mas largas, las traian ricos hombres, y caballeros y ciudadanos; y volvió el rey con la misma pompa á la Aljafería. Comieron con él el infante don Juan su hermano y los arzobispos de Zaragoza y Arborea; y en otra mesa los prelados y personas eclesiásticas y los ricos hombres y caballeros noveles, y otros caballeros y los síndicos de las ciudades y villas, que habian venido en nombre de sus ciudades à la fiesta y sirvieron á la mesa del rey los infantes don Pedro y don Ramon Berenguer, y muchos ricos hombres y caballeros. Dieron los infantes y todos los que se armaron caballeros sus ropas y vestiduras á los juglares, que era oficio que se usaba mas deshazadamente en aquellos tiempos, y vestíanse de otras vestiduras de oro y de carmesí y de grana con peñas veras ó armiños. Dura

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ron las fiestas muchos dias, y danzaban á tablado que era un género de regocijo y ejercicio de caballería, que se usaba mucho entónces: y dice Ramon Montaner, que habia bien hasta cien caballeros del reino de Valencia y de Murcia, que jugaban á la gineta, que debia ser lo que ahora se usa en los juegos de cañas, ó en otro modo de escaramuzas. Á otra parte delante de la Aljafería estaba un campo cerrado, á donde se corrian los toros que se llevaban, porque cada parroquia enviaba el suyo, devisado con las armas reales, y con mucha música y gente, y monteros, que alanceaban los toros, que era mas conforme à la costumbre que hubo en los tiempos antiguos, que lo que ahora se usa. Fué este año muy señalado en la coronacion de diversos reyes, porque el de Navarra se coronó en el mes de marzo, y el rey de Aragon en el mes de abril, y Filipo rey de Francia en las octavas de Pentecostés; y tambien recibió en Roma la corona del imperio por el mes de enero deste año, el duque de Baviera cismático. Acabadas las fiestas de la coronacion, celebró el rey cortes generales á los aragoneses, y en ellas á cinco de mes de mayo, siendo congregados los prelados, varones, mesnaderos y caballeros é infanzones y los síndicos y procuradores de las ciudades y villas del reino, juró los fueros y observancias y libertades, y confirmó los privilegios y hecho esto, á diez y seis del mismo hizo donacion al infante don Jaime, que era su hijo segundo, del condado de Urgel y vizcondado de Ager, con las mismas condiciones, que él los tuvo por concesion del rey don Jaime su padre.

CAP. II. De la embajada que Juan rey de Bohemia envió al rey de Aragon.

y

El embajador del rey de Bohemia, que se halló con los otros embajadores en la fiesta de la coronacion, se llamaba Enrique de Bomalla y venia con embajada de aquel príncipe, que era hijo del emperador Enrico, se llamaba Juan, y se intitulaba rey de Bohemia y Polonia, y conde de Lucemburg, y ofrecióse por confederado y aliado con el rey de Aragon, por las excelentes virtudes y partes, que era público en todo el mundo, que habia en su persona real, diciendo, que determinaba de venir á su reino, para entrar por él á hacer guerra á los moros, por servicio de Dios, y por ensalzamiento de nuestra fé y por honra de su corona y de la casa real de Aragon, que tanta estimacion y gloria habia ganado entre todos los príncipes de la cristiandad. Decia, que si el rey de Aragon entendia tener guerra con el rey de Granada, que él vendria á la frontera con su gente de armas, para asistir en ella con él: y el rey agradeció, cuanto era razon, tan santo propósito y empresa, como el rey su señor pensaba seguir; y envió con este embajador un caballero de su casa, que era Ramon de Melan, para que muy particularmente informase al rey de Bohemia del estado en que se hallaba en esta sazon el reino de Granada, qué era tal, que habia en él gran division, porque el rey que se llamaba Mahomat, hijo de Mir Almuzlemin, era muchacho de doce años, y no salia de la Alhambra, y habia en su reino un moro muy poderoso, que era de linaje de reyes, que estaba apoderado de toda la caballería de aquel reino, que se decia Ozmin Abduluit, que tenia la ciudad de Málaga, y otros lugares muy principales. y dellos hacia guerra contra la parte del rey mozo. Pero con esto habia entonces grande dificultad para emprender la guerra, por la que habia en el reino de Castilla, entre el rey don Alonso y don Juan

dor de la Iglesia, ofreciendo, que él en tiempo conveniente iria allá con su corte, y entre tanto aquella ciudad se goberno por los electos del pueblo, y tenian sus inteligencias y tratos con el de Baviera, y con el rey Roberto su enemigo, el cual ajuntó grande ejército y envió á Juan su hermano, príncipe de la Morea, y al conde de Brena, que se llamaba duque de Atenas, con compañías de gente de armas: y ocuparon diversos lugares de Romanía, para tener el paso al enemigo. En el mismo tiempo envió su armada al rey Roberto contra Sicilia, y fué con ella Roger de Sanguineto, conde de Corellon: y llevaba quinientos de caballo y muchas compañías de gente de pié; pero éste hizo muy poco efecto: y despues fué con diez y nueve galeras un capi

Manuel, el cual se habia confederado con el rey de Gra nada, y le ayudaba contra el rey de Castilla: y era cosa muy necesaria, que se apaciguasen primero las diferencias que habia entre ellos, para que juntos emprendiesen la guerra contra los infieles, pues desta manera podian ser muy ofendidos, y la empresa seria mas fácil, y no se concordando, seria muy difícil. Pero como el rey de Bohemia se comenzó á divertir á poner las manos en las cosas de Lombardía, dejó esta empresa y no pasaron muchos dias que volvió el rey á enviarle á Ramon de Melan, para que supiese, que estaba confederado con el rey de Castilla: porque si pensaba poner su persona en una guerra tan santa, entendiese, que nunca hubo tal aparejo, para que los moros pudiesen ser ofendidos en aumento de la cristan, que se decia Barba vaira de Génova, con intelitiandad y el rey de Bohemia se escusó entonces, por estar en guerra con los duques de Brabante y Lorena, y con el conde de Bar. Fué este príncipe grande amigo de buscar nuevas empresas fuera de su reino, dejándole | en harto peligro, teniendo muy poderosos enemigos, que le hacian la guerra dentro de su casa, que eran el rey de Polonia y el duque de Austria y el rey de Ungría, por respeto del rey Roberto, que fué gran enemigo del rey de Bohemia.

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CAP. III. De la entrada que hizo en Italia el de Baviera cismático, y que fué á juntarse con el rey don Pedro de

Sicilia.

Estando el rey Roberto muy apoderado en las cosas de Toscana, y siendo el duque de Calabria, su hijo, señor de la ciudad de Florencia, viéndose muy opresos los gibelinos de Toscana y Lombardía, solicitaron, que pasase á Italia el de Baviera, para que se hiciese guerra contra el ejército de la Iglesia, que estaba en Lombardía, y contra el rey Roberto: y procuraron, que el de Baviera pasase de Carinthia, á donde estaba, á tener su parlamento en la ciudad de Trento: y concurrieron á él, el señor de Verona y Paserino, señor de Mantua, y uno de los marqueses de Este y Azo y Marco Vicecomites; y todos los principales señores del bando gibelino: y tambien se hallaron presentes los embajadores del rey don Fadrique de Sicilia, que estaba confederado con el de Baviera. Esto fué por el mes de febrero del año pasado: y allí juró, que iria á Roma á recibir la corona del imperio: y mandó publicar entonces, que el papa Juan era hereje, lo cual se hizo con consejo de algunos prelados y frailes, que eran cismáticos y apóstatas, y se habian rebelado contra la Iglesia y de allí por el mes de marzo, con solos seiscientos de caballo bajó á Como, y entró en Milan, y recibió la corona de hierro en la iglesia de San Ambrosio, la cual no le quiso dar el arzobispo de Milan, á quien esto tocaba: y recibióla de un obispo de Arezo descomulgado. Conmovióse por una tan grande novedad como esta toda Italia: y no hubo ciudad principal, que no se pusiese en armas, por las parcialidades y bandos que en ellas habia; y el pueblo romano se alteró en tal manera, que quitaron el gobierno á los que le tenian, y eligieron cincuenta y dos personas, á quien cometieron el regimiento: y enviaron al papa á Aviñon sus embajadores, suplicándole, que se fuése con su corte á residir allí, como ántes solian sus predecesores: de otra manera decian que los tuviese por escusados, si ellos, como cuerpo sin cabeza, declinaban á la diestra ó á la siniestra. El papa les respondió, amonestándolos y animándolos para que resistiesen al cismático enemigo y persegui

TOMO IV.

gencia que se le rindiria el castillo de Agosta y teniendo aviso dello don Blasco de Alagon, que estaba en Catania, entróse dentro con algunas compañías de gente de caballo, y de pié; y saliendo los genoveses á tierra, fué sobre ellos y los hizo recoger, con grande daño, y fué preso su capitan. Entendiendo el de Baviera, despues de su coronacion, en reformar las cosas de Milan, removió del gobierno y mando, que tenian en aquella ciudad, á Galeazo Vicecomite, que la tenia tiranizada, y á Azo su hijo, y á Marco, y Luchino sus hermanos y con esto ganó la voluntad del pueblo, y dejó allí un gobernador, que llamaban vicario, y pasó á Toscana, sin contradiccion alguna, y puso su real sobre la ciudad de Pisa, y con ayuda de Castrucio, la estrechó de manera, que se le rindió en el mes de octubre del año pasado. Entonces el papa promulgó la última sentencia contra el de Baviera, declarándole por cismático y perseguidor de la Iglesia y fautor de los herejes; y privóle de toda dignidad temporal y espiritual, y á diez y ocho del mes de diciembre siguiente en las cuatro témporas del adviento, creó diez cardenales, para dar mas autoridad en aquel trabajo á las cosas de la Iglesia y entre ellos fué creado don Pedro de Toledo obispo de Cartagena. Fué recibido el duque de Baviera en Roma sin ninguna contradiccion por Sarra Colona, y Jacobo Sabello, que eran los principales enemigos de la parte ursina, que seguian al rey Roberto, y entró con grande pompa y recibimiento, á siete de enero deste año, y de allí á nueve dias fué coronado en la iglesia de San Pedro con grande fiesta y triunfo, y armó aquel dia caballero á Castrucio, que él habia hecho duque de Luca, y nombróle senador de Roma y su vicario y lugarteniente, en grande injuria y ofensa del sumo pontifice, siendo el primero que por su autoridad en contradiccion del papa, se hubiese jamás coronado: porque ninguno de los emperadores pasados, por grandes enemigos y adversarios que fuesen de la Iglesia, se atrevieron á tomar la corona, sino por mano del sumo pontífice, ó de legado suyo: y aunque otros hubo muy rebeldes, é infestos á la sede apostólica, ninguno lo fué con tanta irreverencia y desacato, ni tan bárbaramente como éste. Detúvose en Roma despues de su coronacion, sin pasar adelante, mandando hacer guerra á los de Orbieto, y á otros lugares que se tenian por la Iglesia, pudiendo hacer gran daño en el reino, aunque el duque de Calabria se puso en Abruzo, y tenia alguna gente de armas en el Aguila, Cheprano, Pontecorvo, y San German. Finalmente, procediendo como impío y temerario, en su furor y herejía, á diez y ocho de abril deste año, en pública plaza, estando en su trono imperial, delante de todo el pueblo, dió sentencia, por la cual deponia y privaba 65

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