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rio, á invocacion de Jesus Nazareno. De manera que por
aquella parte y por la de Aragon desde Loharre, que está
allende del rio Gallego, se proseguia la guerra contra los
moros con grande furia. Fué este príncipe el que pri-
mero sacó á los infieles de los lugares fuertes vecinos á
la montaña y los redujo á la tierra llana, y pasó en ella
de tal manera la guerra, que dejó muy fácil á sus su-
cesores la conquista de lo restante, á cuyo valor y
gran esfuerzo se debe atribuir la principa! gloria de
haber sacado del yugo de los moros las mas impor-
tantes fuerzas y lugares en que se habian defendido,
desde las riberas del rio Ebro, hasta las de Cinca, y
continuando la conquista mas adelante hasta el rio
Segre. Instando con tanto ánimo en la guerra, se tuvo
casi cierta esperanza, que ganados los lugares y cas-
tillos fuertes, que estaban á las faldas de la sierra, se
podian fácilmente conquistar todos los otros que esta-
ban en las riberas de Cinca, Alcanadre, Gallego y
Ebro; porque de cada dia los moros se iban recogien-
do y bajando á los lugares mas principales y pobla-
dos, desamparando las fronteras que tenian en la
montaña y continuándose la conquista sin cesar un
punto, ni un momento, la guerra se hacia muy cruel
y muy saguinolenta contra Abderramen rey de Hues-
ca, que era muy poderoso y muy valeroso por su
persona, y estaba confederado con los moros sus co-
marcanos, y con el rey de Castilla, y por el mes de
junio, del mismo año de mil y noventa y uno, se fué
á poner el rey en el castillo de Monzon, para dar favor
al conde de Urgel, contra los moros de Lérida, Fraga
y Tortosa.

CAP. XXIX.-Cuanto acrecentó su estado Armengol de
Gerp, conde de Urgel.

Tuvo Berenguer Ramon, hijo del conde Ramon Berenguer el viejo, cierta parte del condado de Barcelona, que él habia ocupado tiránicamente, despues de la muerte de su hermano, y fué muy favorecido y amparado por Armengol conde de Urgel, que llamaron de Gerp, por un Castillo que tuvo en frontera junto á Balaguer, el cual fue muy señalado príncipe, y ganó muchos lugares de moros en la ribera de Segre. Éste conquistó la ciudad de Balaguer, lugar muy principal de los pueblos ilergetes, en la ribera de aquel rio, dus leguas mas arriba de Lérida, en sitio muy apacible y fuerte, y fuele en aquella empresa muy favorable el socorro del obispo de Urgel, y del conde de Pallás, y de don Ramon vizconde de Cardona. Tuvo el conde de Urgel por tributarios á los reyes de Lérida y Zaragoza que le hacían parias, y sus castillos y fuerzas eran exentas, sin reconocer señorío al conde de Barcelona, y fué casado con la condesa doña Lucía, y hubo en ella un hijo, que se llamó Armengol, que sucedió en el estado, al cual dejó, segun parece por un testamento, debajo del gobierno de don Ramon vizconde de Cardona y de Ponce, que llama vizconde de Girona, y de Guerao su hijo, que tambien se llamaron vizcondes de Cabrera, y de Bernardo obispo de Urgel, y de don Ramon obispo de Pallás, y de don Artal, hijo de don Artal conde de Pallás; y sobre todos dejaba á Berenguer Ramon conde de Barcelona, y al rey don Sancho, que tuviesen el gobierno de su estado y de su hijo, para la defensa de la tierra, y mandaba, que cualquiera destos príncipes que tuviese el regimiento del condado acudiese con el rey don Alonso de Castilla, y se enviase allá su hijo, y quedase debajo de su guarda. En caso que muriese su hijo, llama à la sucesion del estado TOMO IV.

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á dou Ramon, don Berenguer y don Guillen sus hermanos, y si estos no viviesen, nombra por sucesor al infante don Pedro su sobrino, hijo del rey de Aragon, y muriendo el infante sin dejar hijos, sustituye al conde de Barcelona, don Berenguer Ramon. En otro testamento del año mil y noventa, se hace mencion de la condesa Adalaida su mujer y se dice, que era condesa de la Provenza, y que tuvo dos hijos, el primero llamado Armengol, y una hija, que se llamó doña Sancha. Murió el conde Armengol de Gerp, en el año de mil y noventa y dos.

CAP. XXX.-Del cerco que el rey don Sancho puso sobre la ciudad de Huesca, y de su muerte.

Dejó el rey don Sancho, de la reina doña Felicia su mujer, tres hijos, al rey don Pedro y á los infantes don Alonso y don Ramiro, y dedicó el postrero para la religion y culto divino, y quiso que fuese monje profeso en el monasterio de San Ponce de Tomeras, que es de la orden de san Benito en Francia, sobre la ribera del Javre, en el territorio de Narbona. Esto fué en el año de mil y noventa y tres, siendo abad de aquel monasterio Frotardo. Por esta causa anexó el rey á aquel monasterio otros monasterios é iglesias y capillas de su reino, con las décimas y primicias y heredades que tenian, y dió muchos lugares que estaban por ganar de los moros, en que habitaban cristianos, y les era permitido tener sus iglesias, y en algunas dellas residian obispos, lo cual mandó confirmar al rey don Pedro su hijo. Prosiguiendo este príncipe la guerra contra el rey de Huesca, determinó de estrecharla con todo su poder, porque entendió, que el rey moro tenia sus tratos con el rey de Castilla, y porque le socorriese, le ofrecia mayores parias que las que á él daba y habiéndose confederado con él, le envió el rey don Alonso al conde don Sancho con gente, para que viniese en su socorro. Teniendo esta nueva el rey, llegando los castellanos á Victoria, salió contra ellos desde Navarra, con los infantes don Pedro y don Alonso sus hijos, y no se atrevió el conde á pasar adelante y volvióse para Castilla, Entonces movió el rey con su ejército y puso cerco sobre Huesca, en el año de mil y noventa y cuatro, y teniala en gran estrecho por el mes de mayo, habiéndose ayuntado un muy grueso ejército de navarros y aragoneses. Era aquella ciudad en estos tiempos muy populosa y principal, y sustentaba mucha parte de la opulencia y dignidad que tuvo en los tiempos antiguos, en que fué una de las mas famosas que hubo en la provincia de España, que llamaron Citerior, la cual fué escogida por Quinto Sertorio entre todas las otras, para fundar en ella la mayor fuerza y pujanza de su estado, en la guerra que emprendió contra el imperio romano, en la cual Veleyo Patérculo encarece, que fué favorecido Sertorio de los españoles, de tal manera, que por cinco años estuvieron las cosas en balanza, que no se podia determinar, cuáles fuesen mayores fuerzas, las de los españoles, 6 de los romanos, y llegaron á trance, que estuvo en duda, cuál gente habia de sojuzgar y señorear á la otra. Los muros y y torres de la ciudad estaban muy fuertes, y la gente que habia dentro tenia buen ánimo para defendarla, confiando en el socorro de Amat, por sobrenombre Almuzazait, que en otras memorias se llama Almozaben y Almuacen, rey de Zaragoza, y de la gente de Castilla, y el rey asentó su real en un cerro junto de la ciudad, que por esta causa se llamó el Pueyo de Sancho, de donde eran los enemigos muy ofendidos

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Sucedió que reconociendo el rey el muro, vió cierta parte del mas flaca, por donde le pareció, que se podria fácilmente combatir, y levantando el brazo derecho para señalar aquel lugar descubrió la escotadura de la loriga, y fué herido por el costado, y sintiéndose herido de muerte, disimuló con gran corazon cuanto pudo, por no desanimar á los suyos, y mandó ayuntar á los ricos hombres y caballeros, y tomó juramento del rey don Pedro, y del infante don Alonso sus hijos, segun el arzobispo don Rodrigo y el, autor de la historia antigua escriben, que no se levantarian del cerco, hasta que la ciudad fuese ganada y puesta debajo de su señorío, y consolando á sus hijos, y á los que allí estaban, como príncipe cristianísimo, y de singular esfuerzo, sacándole la saete murió luego, y fué su muerte á cuatro de junio deste año. Fué llevado su cuerpo á Montaragon, que él habia mandado fundar, y estuvo por sepultar, hasta que la ciudad fué ganada; y despues fué llevado al monasterio de San Juan de la Peña, segun parece en una relacion antigua, por miedo de los moros, y fué sepultado delante del altar de San Juan Bautista.

En el año de mil noventa y cinco murió Guillen Ramon conde de Cerdania, y dejó un hijo que se llamó Guillen Jordan, que sucedió en aquel estado, y era conde de Rosellon Gaufredo, que descendia del conde Wifredo, que fué señor de Cerdania en tiempo del rey Lotario.

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CAP. XXXI. Como el infante don Pedro fué alzado por rey, y prosiguió el cerco de Huesca, y venció á los moros en la gran batalla de Alcoraz y se ganó la ciudad.

Muerto el rey don Sancho, fué luego recibido por rey su hijo don Pedro, que se llamó rey de Aragon y Pamplona; y de tal manera prosiguió la guerra contra los moros, que dió bien à entender, que igualaba al valor de su padre. El arzobispo don Rodrigo, y el autor antiguo de la historia de Aragon, señalan que se continuó el cerco, y que se ganó la ciudad en el mismo año, á cabo de seis meses que fué cercada pero en las memorias antiguas parece, que pasaron dos años antes que la ciudad se ganase; y es cosa muy verisimil, que en todo este tiempo, el rey don Pedro antepuso esta empresa á todas las otras, y la guerra se estrechó con todo su poder, y hubo en ella muy varios sucesos. Finalmente conociendo el rey Abderramen que no era poderoso á defender aquella ciudad, tuvo gran diligencia en procurar que le socorriesen, así cristianos como moros; y considerando Almozaben rey de Zaragoza, que de la defensa de Huesca pendia todo lo restante, y en ella consistia la conservacion de toda la morisma que estaba en la tierra Ilana, y que en esto se trataba del estado y bien comun de todos, hizo llamamiento general de toda la gente de su reino, y mandó ayuntar su ejército en Zaragoza, y entre otros se valió de dos condes sus amigos y vasallos, que el uno era el conde don García de Cabrera de Najara, y el otro el conde don Gonzalo, pero el conde don Gonzalo no vino, y envió su gente, y el conde don García llegó con trescientos de caballo, y con mucha gente de pié. Desto, no solamente se halla gran memoria en nuestros anales, pero en algunos muy antiguos de Castilla, en los cuales se hace mencion, que el conde don García Ordoñez se halló en esta batalla, con la gente que trajo en socorro de los moros. Toda la morisma que estaba junta con el rey moro, y otros prin

cipales caudillos, movieron de Zaragoza, para ir al socorro de Huesca, y el rey don Pedro, aunque tuvo aviso, cuán grande poder era el de los enemigos, confiando en el socorro divino, menospreciando el peligro, con gran ánimo, por el aumento de la fé, determinó de salir á dar la batalla á los enemigos, y ordenó sus haces, segun se refiere en la historia de San Juan de la Peña, desta suerte. En la avanguarda puso al infante don Alonso Sanchez su hermano, que fué uno de los mejores caballeros que hubo en sus tiempos, y con él estuvieron dos muy señalados ricos hombres de Aragon, el uno fué don Gaston de Biel, de quien descendieron los Corneles, que fueron los mas antiguos ricos hombres de Aragon, cuya familia y linaje duró mas de trescientos años despues dél, en este reino, y fué su casa y solar el mas antiguo que se sabe de los que fueron naturales aragoneses, y el otro se llamaba don Barbatuerta. En la batalla estuvieron don Ferriz de Lizana, don Bachalla, don García de Atrosillo, don Lope Ferrench de Luna, y don Gomez de Luna, muy principales ricos hombres, y un caballero, que habia sido desterrado del reino, que se llamaba don Fortuño, que escriben haber venido con tres cientos peones de Gascuña con sus mazas, de las cuales se aprovecharon mucho en aquella jornada, y porque fué de los que mas se señalaron en ella, dicen que de allí adelante le llamaron Fortuño Maza, y dejó este nombre á sus descendientes, que fueron muy principales ricos hombres. En este escuadron se puso el mayor cuerpo de la gente, y el rey estuvo en la retaguarda, y con él don Ladron, y Jimen Aznarez de Oteiza, y Sancho de Peña, y otros muchos ricos hombres, y buenos caballeros de Navarra y Aragon. Era innumerable la morisma que concurrió para esta jornada, y allegáronse tantas compañías de gente de caballo y de pié, que se afirma en la historia antigua, que desde Altabas hasta Zuera, todo el camino que hay desde las riberas de Ebro, hasta las de Gallego, iba cubierto de gente, y que el conde don García envió á decir al rey don Pedro que se levantase del cerco, porque no podia escapar cristiano ninguno de los que con él estaban, pero con grande esperanza salió el rey con su ejército para darles la batalla á un campo que está delante de la ciudad, que decian Alcoraz. Comenzó el infante don Alonso á mover la batalla, y peleó con la caballería de los moros, y hirió su escuadron en los primeros tan esforzadamente, que hizo grande daño en ellos, y mezclóse por todas partes la batalla tan bravamente, que afirma aquel autor que duró todo el dia, y los despartió la noche, y fué preso el conde don García, y quedó el rey moro vencido. Murieron, segun en la historia de San Juan de la Peña se refiere, mas de treinta mil de los enemigos, y en la dotacion que el rey hizo á la iglesia mayor de aquella ciudad se afirma que fueron muertos casi cuarenta mil y de los cristianos murieron ménos de dos mil. Era tanto el número de los moros, que toda la noche estuvo el ejército del rey en armas esperando que el dia siguente se habia de pelear, pero el rey moro con los que pudo se salió huyendo y no paró hasta Zaragoza, y en amaneciendo se siguió el alcance hasta Almudevar. Dióse esta batalla el dia de la dedicacion de las basilicas de san Pedro y san Pablo en la cuarta feria, aunque está comunmente recibido que fué á veinte y cinco de noviembre del año de mil noventa y seis, y llamóse antiguamente la de Alcoraz, por el lugar á donde se dió, y es de las famosas que hubo en España contra infieles. Mostró

contienda con Simon abad del monasterio de Jesús Nazareno de Montaragon, y favorecíale el rey, porque el rey don Sancho le habia prometido que se anexaria á la abadía de Montaragon, en presencia de don Berenguer arzobispo de Tarragona y de don Pedro obispo de Pamplona, y de don Diego obispo de Santiago. En esto se detuvieron hasta diez y siete del mes de diciembre, y se concordaron, con intervencion del' rey y de los barones y grandes de su reino, que al obispo de Jaca se diese la mezquita para que se fundase en ella la sede episcopal, y el abad y monasterio de San Ponce de Tomeras, tuviesen una iglesia que se habia conservado desde ántes de la entrada de los moros con gran devocion de los cristianos que habian quedado debajo de su servidumbre, que llamaban en aquel tiempo la iglesia antigua de San Pedro, y el monasterio de Jesús Nazareno tuviese la capellanía de la Azuda, y así siendo congregados don Berenguer arzobispo de Tarragona, Amato arzobispo de Burdeos, Pedro obispo de Pamplona, Folch obispo de Barcelona, Sancio obispo de Lascares, interviniendo con ellos el mismo obispo de Aragon y Jaca, que de allí adelante se intituló de Huesca ; fué consagrada la mezquita y dedicada a honor de Jesucristo Nazareno y de santa María su Madre, y de san Pedro príncipe de los apostóles, y de los glorisos san Juan Bautista y san Juan Evangelista, y dotó el rey la iglesia de todas las posesiones y rentas que la mezquita tenia en tiempo de los moros, y luego le asignó y apropió el castillo y villa de Famañas, que está junto á Alcalá, que llaman del Obispo, con todos sus térmi

bien en esta necesidad el rey que toda su esperanza pendia en el socorro divino y en la intercesion de los gloriosos santos, que por devocion del pueblo eran los abogados y defensores de la cristiandad; y así segun el arzobispo don Rodrigo escribe, luego que el rey su padre fué muerto y fué alzado por rey, mandó que se trujese á su real el cuerpo de san Victorian, y encomendándose con grandes oraciones al santo mártir, salió á dar la batalla á los moros y siendo animado por vision divina, como el mismo arzobispo don Rodrigo escribe, persistió en la batalla y venció aquella innumerable multitud de gente y quedó su ejército con gran triunfo y muy rico del despojo. Tambien en la historia de San Juan de la Peña se contiene, que se apareció aquel dia á los cristianos san Jorge, y que trajo un caballero aleman en su caballo, que en el mismo dia se halló en la batalla de la toma de Antioquía, y algunos autores modernos añaden á esto que aquel caballero era del linaje de Moncada y que se halló en la batalla de Alcoraz un hijo del emperador de Alemania, que volviendo de Santiago, á donde era venido en peregrinacion, se quedó á servir al rey, y que era opinion que descendieron deste los ricos hombres del linaje y apellido de Urrea. Pero así como es muy notoria verdad, que nuestro Señor obraba milagrosamente por sus siervos en aquellas necesidades, siendo tan pocas y tan débiles las fuerzas de los cristianos que peleaban con innumerables copias de infieles, y que en las batallas por su gran clemencia y misericordia eran confortados por diversas visiones de santos abogados de la cristiandad, así en lo demás bastara, si lo que parece verisi-nos, y el castillo y villa de Tabernas y Bañares. Hamil se admite por verdadero, y fuera desto lo que fuere mas apacible á la opinion del vulgo, que se deleita de cosas extrañas, ni pienso afirmarlo por constante, ni contradecirlo. Mayormente que el principio de los linajes de Moncada y Urrea, es de tanta antigüedad y nobleza en Cataluña y Aragon, que no hay para qué ensalzarlos con opiniones que no sean muy fundadas y verdaderas. En memoria desta tan grande y señalada victoria, mandó el rey edificar en aquel mismo lugar, una iglesia á honra y gloria de san Jorge patron de la caballería cristiana, y escriben los autores modernos que entónces tomó el rey por sus armas y divisas la cruz de san Jorge en campo de plata, y en los cuadros del escudo cuatro cabezas rojas por cuatro reyes y principales caudillos que en esta batalla murieron, y estas armas quedaron de allí adelante á los reyes de Aragon. Siendo la batalla vencida, volvió el rey sobre la ciudad, y luego se le rindió y entró en ella, á veinte y siete de mismo mes con grande gloria y triunfo de haber alcanzado la mas señalada victoria y ganado la mas principal ciudad que otro ninguno de sus antecesores despues de la entrada de los moros. Dió el rey franqueza y grandes libertades á los que viniesen á poblar esta ciudad, y el mismo dia de su entrada dió la capilla del palacio real que se llamaba la Azuda, á Frotardo abad de San Ponce de Tomeras, porque el rey don Sancho su padre lo habia así ofrecido, en caso que se ganase de los moros: y queriendo don Pedro obispo de Jaca consagrar la mezquita principal, que era uno de los mas excelentes edificios que los moros tenian en España, para que se restaurase en ella el culto divino y la silla episcopal, á donde habian presidido sus pastores y prelados desde la primitiva Iglesia, hubo sobre esto grande alteracion y

bia tornado de nuevo la querella de los prelados sobre las rentas que se anexaron á diversos monasterios, en tiempo del rey don Sancho, porque se le concedió por la sede apostólica, que las distribuyese á su alvedrío, y por esto fué enviado por el rey á la corte romana, el abad Aimerico, y con él se dió aviso al papa Urbano segundo, de la victoria que de los infieles le habia dado nuestro Señor, y confirmó lo que Alejandro segundo y Gregorio séptimo concedieron al rey don Sancho, para que pudiesen los reyes distribuir las rentas de las iglesias, de los lugares que se ganasen de los moros y de las que de nuevo se edificaseu en su reino, ó por capellanías ó monasterios, exceptuando las iglesias catedrales, dando la misma facultad á los ricos hombres, que pudiesen anexar á cualquier monaɛ➡ terio, ó reservarse para sí y sus herederos, cualesquier iglesias de lugares de moros, que ganasen en la guerra, ó las que fundasen en sus propios heredamientos, con las décimas y primicias con que hiciesen celebrar los oficios divinos por personas convenientes, ministrando las cosas necesarias. Extendióse la fama desta victoria que el rey don Pedro hubo de los infieles, por toda la cristiandad, y dió grande esperanza segun el papa Urbano escribe en sus letras apostólicas, á la empresa que se habia tomado en el concilio que tuvo en Claramonte, ciudad principal de Alvernia, en el reino de Francia, para la expedicion de la Tierra Santa cuando casi en un instante todos los reinos de la cristiandad, en este mismo año tomaron las armas contra los infieles, y concurrieron á seguir esta empresa, por la cual se afirma haberse juntado tan grandes ejércitos, que pasaban de trescientos mil combatientes y hubieron muy señaladas victorias contra los infieles, que en las letras de Urbano llama turcos, y en ellas se dice que fueron sumamente animados aquellos príncipes,

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se señaló entre todos ellos, y despues de su muerte la CAP. XXXVI.- De la muerte del rey don Alonso de Cas-nobleza y caballería de Castilla, se rindió á todo géne

tilla, y que sucedió en aquel reino el rey de Aragon por el matrimonio de la infanta doña Urraca.

En vida del rey don Alonso de Castilla se trató, que el rey de Aragon casase con la infanta doña Urraca su hija, que sucedió á su padre en los reinos de Castilla y Leon, por la muerte del infante don Sancho su hermano y no quedar hijo varon, y habia sido casada con el conde don Ramon, hijo del primer Guillelmo conde de Borgoña, que descendia, segun algunos afirman, de la casa de los reyes de Francia, y era hermano de Guido arzobispo de Viena, que fué despues elegido en sumo pontifice y se llamó Calixto segundo, y de Estevan conde de Borgoña y de la condesa Clemencia, que fué mujer de Roberto, conde de Flandes, que llamaron de Jerusaleo. Tuvo el conde don Ramon, en vida del rey su suegro, el señorío de Galicia, y no vivió mucho en él, y dejó un hijo, que nació, segun en antiguos anales parece, el primer dia del mes de marzo del año mil y ciento y seis, y criólo en Galicia el conde don Pedro de Trava. No pasaron tres años despues de la muerte del conde, que fué muerto el infante don Sancho por los moros con la mayor parte de la nobleza que le seguia, saliendo á socorrer á Uclés, que se habia cercado por el miramamolin y todos los mas ricos hombres de Leon y Castilla, porque el gobierno de aquellos reinos no viniese en poder de extranjero, procuraron, que el rey su padre casase á la infanta doña Urraca con el conde don Gomez de Campdespina, que era el mas principal de la tierra, y sobre esto se acordaron de tratarlo con el rey su padre, el cual tuvo de aquello grande enojo, y deliberó, segun afirma el arzobispo don Rodrigo, con el arzobispo de Toledo y con los prelados de su reino, que casase con el rey dop Alonso de Aragon, pues cuando le faltara heredero, era á quien legítimamente pertenecia la sucesion de aquellos reinos, porque era bisnieto del rey don Sancho el Mayor, su abuelo. Por esto el rey don Alonso con gran aficion condescendió, en que este matrimonio se efectuase. Esto fué, segun se colige por el arzobispo don Rodrigo, que es muy grave y cierto autor de las cosas de aquellos tiempos, habiendo el rey don Alonso sucedido al rey don Pedro su hermano, como era forzado que fuese así, pues eran muertos el conde don Ramon y el infante don Sancho, que sucedió, segun se entiende por la razon de los tiempos, despues de la muerte del rey don Pedro, y el matrimonio se efectuó en vida del rey de Castilla, segun el arzobispo afirma, puesto que Muño Alfonso, en la relacion de los hechos de don Diego Gelmirez primer arzobispo de Santiago, que concurrió en aquel tiempo, escribe, que no se consumo, hasta ser muerto el rey don Alonso, y en esta parte entiendo, que se le debe mas crédito, como autor mas antiguo. Falleció aquel príncipe en la ciudad de Toledo, que él conquistó de infieles, en el año de nuestra redencion de mil y ciento y nueve aunque en el dia hay diversidad en los mismo anales antiguos, y en unos se escribe que murió el dia de san Pedro y san Pablo, y en otros el postrero de junio, y habia reinado cuarenta y dos años. desde que Fué el mayor príncipe que hubo en España, la sojuzgaron los moros hasta su fin, y en cuyo reinado las cosas de la guerra se ejercitaron y prosiguieron con mas rigor y valor, y los caballeros castellanos mayor gloria alcanzaron en las armas y mas señaladas proezas se acometieron, aventajándose sobre todas las otras naciones, y el rey fué por su persona tal, que siempre

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ro de vicio y regalo, y recibieron grandes ultrajes de sus vecinos, como se encarece bien por autor del mismo tiempo. Estando el rey en el artículo de la muerte, dejó todos sus reinos á la infanta doña Urraca su hija, declarando, segun Muño Alfonso escribe, que si casase, se entregase el reino de Galicia á su nieto, y muerta la madre sucediese en todo; y aquel autor afirma, que despues de su muerte, los grandes del reino concluyeron su matrimonio con el rey de Aragon, habiéndose juntado sobre ello todos los que estaban en la guerra contra los moros. Tomó el rey de Aragon la posesion de los reinos de Castilla y Leon, sin contradiccion alguna, y ordenó el gobierno dellos, como buen príncipe, y entendió en defender la tierra de los moros con gran cuidado, cuanto le fué permitido, y duró la paz que él deseaba introducir en aquel reino y mandó poblar muchos lugares, que estaban yermos y entre ellos son muy nombrados Bilorado, Berlanga, So→ ria y Almazan. Mas este beneficio, y el acrecentamiento que se esperaba por el valor deste príncipe, mediante la guerra de los moros, duró muy poco tiempo por las novedades y movimientos que sucedieron en aquellos reinos.

Leon,

CAP. XXXVII.-De las guerras que hubo entre el rey de Aragon, y los que seguian el regimiento de la reina doña Urraca, en los reinos de Castilla y Leon. Púsose luego duda en los reinos de Castilla en el matrimonio que se contrajo entre el rey y la reina por el parentesco que entre ellos habia, siendo bisnietos del rey don Sancho el mayor, y estando el rey con este mismo recelo, como el arzobispo don Rodrigo lo escribe, y por la liviandad que conoció en la reina, encargó las tenencias de las principales fuerzas y castillos de aquellos reinos, á aragoneses, confiandolas de su lealtad, en cuyo poder estuvieron mucho tiempo, y tomó título de emperador de España, como el rey don Alonso su suegro lo habia tenido. Dió grande ocasion á esto, que la reina, luego que murió el rey su padre, quitó el estado y tierra, á un muy señalado caballero y de gran fé y lealtad, y que mas deseaba la concordia entre aquellos príncipes, que fué el conde don Peranzures, que la habia criado, y considerando el rey su mal propósito, y la ingratitud de que usaba, mandó restituir el estado al conde, y porque en esto y en otras cosas, excedia los límites de mujer, y se trataba mas suelta y deshonestamente de lo que convenia, el rey la mandó poner con buena guarda en el Castellar que era un castillo fuerte á la ribera de Ebro. Entónces, segun parece por memorias de aquellos tiempos, vino al reino de Aragon, el conde don Peranzures, y recojióse en el estado del conde de Urgel su nieto, con la condesa doña Elo su mujer, y allí residió algun tiempo, como tutor de su nieto, y para mayor seguridad del rey, le hizo donacion de la fuerza de Balaguer, que llamaban la Azuda con las tres partes de aquella ciudad, y de sus términos, con la mitad de los castillos de Laurenz, Montaron, Huaso, Castellon, Algerre, y Albesa, que eran de la conquista de los condes de Urgel, y estaban aun en poder de infieles. Retuvo el conde don Peranzures, para sí y para la condesa su mujer, y para el conde de Urgel su nieto, la cuarta parte de Balaguer, y el rey les dió la mitad de la Azuda para que la tuviesen por él en feudo, y el conde hizo homenaje por lugares y fortalezas que se le

habian restituido en Castilla. No podia sufrir la con- | que no querian jurar al infante, y prendió en el camino dicion de la reina, que el emperador su marido la tu- | junto al castillo, que llamaban Soriz, algunos caballeros viese recojida y tratase tan ásperamente, y tuvo sus principales, y volvióse con ellos á Galicia muy arrebatratos con algunos ricos hombres de Galicia, y ellos tu- tadamente, y por su rescate le entregaron el castillo vieron tales formas, que la sacaron del Castellar y Miño, y puso en él al infante. Habiéndose indignado pusieron en libertad, y para ello fué gran parte el muy mucho desto los gallegos sus adversarios, se junconde don Pedro de Trava, que tenia cargo de la crian- taron contra él, y le echaron de la tierra, y con gran za del infante. Aquel caballero que era gran señor, tu- furia pusieron cerco sobre aquel castillo, y convo forma de confederar los principales señores y caba- siderando el conde don Pedro, que aquello no tenia lleros de Galicia que estaban entre sí muy divisos, y ningun remedio, sino se conformase con ellos la reise conjuraron para eximirse de la sujecion del rey de na, vióse con el obispo don Diego cerca del rio Tamar, Aragon, y para ello fué principal ministro don Diego y acordaron de inducirla á su opinion, para que saGelmirez, obispo de la iglesia de Compostela, que fué liese del poder del rey de Aragon, y asistiese á la de spues erigida, siendo él prelado della, en metrópoli. | libertad de su hijo, y le alzasen por rey, y no les Lo primero que trataron, fué procurar el divorcio, y fué dificultoso por su gran variedad, y moverse aunque el parentesco era de manera, que venian á ser muy lijeramente, y procuró la reina, por buenos bisnietos como dicho es, del rey don Sancho el Mayor, y diversos medios, de persuadir á su opinion al el papa Pascual dió sus letras sobre aquel caso, y coconde don Fernando, que era gran señor, y muy metió al obispo don Diego, que corrigiese el incesto que valeroso y su deudo. Este caballero persuadió á la reila reina habia cometido; de suerte que se apartase dél, na que se pusiese en poder del obispo don Diego con el ó fuese prohibida del consorcio de la Iglesia, y del pode- infante su hijo, y se concertase con Pedro Arias, y Arias río seglar. Y tras de esto se acordó, de sublimar al inPerez y Fernan Sanchez y Alvaro Ordoñez, que se ha-. fante á la dignidad y título real. Afirmaba la reina que bian apoderado de la persona del infante, y eran eneaunque el matrimonio se efectuó muerto el rey su pa- migos del obispo. Por este medio salió el infante del dre con voluntad y órden de los grandes de su reino, castillo en que estaba, y le llevaron á la iglesia de Comfué contra la suya, y que recibió muchos denuestos, postela, y fué ungido por el obispo ante el altar del y se le hicieron malos tratamientos por el rey de Ara- apóstol Santiago, y recibió de su mano la espada y gon, y que usaba de gran tiranía, y echó á los obispos cetro real, y don Rodrigo hijo del conde don Pedro de de Burgos y Leon de sus iglesias, y prendió al de Pa- Trava, hizo el oficio de alférez, teniendo á las espaldas lencia, y desterró al arzobispo de Toledo, por dos años del rey su lanza y escudo, conforme á la ceremonia de su diócesi, siendo legado de la sede apostólica, y que en semejantes autos se usaba en aquellos tiempos. que sacó del monasterio de Sahagun al abad, y puso Despues desta solemnidad deliberaron aquellos señoen él á don Ramiro su hermano. Era la pasion tan terres gallegos, de llevar al infante á Leon á su madre, y rible, que la reina afirmaba, que con gran furor y odio como fuese la que solia en su vida y costumbres, y el procuraba la muerte del infante, creyendo suceder en emperador entendió, que se gobernaba de otra maneel reino, y con esto iban incitando y conmoviendo con- ra, de lo que era su voluntad, sacóla de su reino y tra él los pueblos. El principal fundamento, con que llevóla á Soria, y allí la repudió, segun el arzobispo don se movian á procurar de salir de la sujecion del empe- Rodrigo lo afirma, y la dejó, para que dispusiese de rador, era con deliberacion de levantar por rey al insu persona, tan libremente como quisiese. Entonces, fante, y la reina envió por él, y todos los mas princi- por acreditarse y mostrar que honestaba su persona, pales de Galicia se conformaron de juntarse á la fiesta comenzó á entender en el regimiento de su casa y reide su coronacion. Entendiendo el emperador, lo que no, por el consejo del conde don Pero Anzures, y prela reina intentaba, juntó su ejército y entró con gran tendiendo cobrar los castillos de las personas, á quien poder en el reino de Galicia, y fué combatiendo y su- el emperador los habia encargado, sintiéndose muy jetando las fuerzas y castillos della, y puso cerco al agraviados todos los ricos hombres de Castilla, por castillo de Monterroso, y entrólo por fuerza de armas, haber repudiado á la reina, y por ser preferidos los y fueron allí muertos algunos caballeros principa- aragoneses en el regimiento del reino, á los naturales les, ejecutando en ellos con rigor la venganza, y dél, apartáronse del vasallaje del emperador don Alonfuése apoderando de la tierra de Campos, y de toda so, y entregaron á la reina muchas de las fortalezas y Castilla y Estremadura, haciendo la guerra con gran castillos que tenian. Por esto se escribe, que vino el furor, con fuego y cuchillo. Con este temor la reina, conde don Pedro Anzures muy ricamente aderezado, que trataba todas sus cosas con gran liviandad, cuando ante el emperador don Alonso, con una soga en la maHlegaron los prelados y caballeros para asistir en la no, y se entregó por su prisionero á su merced por el ciudad de Leon á la coronacion del infante, ella se re- pleito y homenaje que habia quebrantado; y querienconcilió con su marido, porque algunos grandes de su do proceder contra él, conforme à las leyes de España, reino se interpusieron entre ellos, para concertarlos, rigurosamente fué declarado por consejo de todos sus y por su medio volvió el emperador á recibir á la rei- ricos hombres, y de toda la corte, que el conde habia na en su casa, porque la reina tampoco queria, que muy bien cumplido con la naturaleza y lealtad que desu hijo ni los que gobernaban se apoderasen del rei- bia á la reina, que era su señora natural, y con el juno. Cuando los ricos hombres y caballeros gallegos ramento y pleito homenaje que habia prestado, pues entendieron esto, y se vieron burlados de la reina, entregaba su persona y fué dado por libre. La venida con gran sentimiento que tuvieron dello, enviaron de los gallegos con el infante á la ciudad de Leon, fué por el conde don Enrique, que casó con doña Teresa, con muy gran acuerdo de procurar, juntamente con hija del rey de Castilla, y tenia su señorío en la provin- todos los mas principales de Castilla, de poner todos cia de Portugal, y era de los señores de la casa de aquellos reinos debajo de la sujecion y amparo del inLotaringia, y primo del conde don Ramon, y por su fante, y de todos los que tenian cargo del gobierno de consejo el conde don Pedro hizo guerra contra los su persona; y porque diversas gentes de aquellos que

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