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bia allegado mas dinero, y que de su reino se sacarian dos mil caballeros, y que él juntase mil, pues se podrian haber entre caballeros é hijosdalgo, bien adere

y villas de sus reinos. Por parte del rey de Navarra ju- | compañía de caballeros y gente mas que no él, y él ha raron don Sancho Fernandez de Montagudo, don Juan Perez de Baztan, don Pedro Martinez de Subiza, don Pedro Martinez de Lehet, don Jimeno de Ayvar, don Pedro Jordan, don García Garces de Aoiz, don Lopezados de armas y caballos. Que tambien le podria vaGarces de Arci, don Miguel de Guerrez, don Garci Ji- ler el conde de Champaña su primo, con otros mil camenez de Varaiz, don Pedro Garces de Arroniz, don balleros y cuando no lo quisiese hacer por esta nueva Pedro Jimenez de Olleta: y seis procuradores de cada liga y confederacion que habian hecho por el vínculo una de las villas de Navarra en nombre de todos los del parentesco que habian ayuntado, hiciese dos mil otros, que cumplirían y guardarian la jura de su se- de caballo en su reino, pues la riqueza y tesoro, de ñor el rey de Navarra. Los que juraron de Aragon esta ningun provecho era, á quien no lo despendia, y que concordia entre los reyes fueron, don Pedro Fernan- en ninguna cosa lo podia mejor gastar, que en vengardez de Azagra señor de Albarracin, don Atho de Foces se de las afrentas que el rey de Castilla y los suyos le mayordomo del rey de Aragon, don Guillen de Monca- habian hecho, y al rey su padre, y que por aquello da, don Rodrigo de Lizana, don Artal de Luna, don seria honrado y preciado entre las gentes; porque si Jimeno de Urrea, don Blasco Maza, don Pedro Perez tuviesen cuatro mil caballeros é hijosdaigo, y con justicia de Aragon, don Pedro Sanz notario del rey, y ellos entrasen en Castilla, pensaba que como los cas seis procuradores de las ciudades y villas de Aragon tellanos eran de su condicion y naturaleza de grande en nombre de todo el reino: y testificose el instrumen- ufanía y orgullosos, no rehusarian de venir á la batato desta jura á cuatro dias del mes de abril, del mis-lla, y esperaba que habrian dellos victoria, pues temo año. Despues que el rey de Aragon hubo concluidonian de su parte el derecho y razon, y ellos la sinjustino solo la confederacion, pero tan grande hecho y ne- cia; que vencida una batalla, como los lugares de gocio, como fué haberle jurado por sucesor en el seCastilla los mas dellos no tuviesen cava ni muralla, poñorío de Navarra los ricos hombres y ciudades della, drian saquearlos y haber los suyos grande presa, por para despues de la muerte del rey don Sancho, tuvo codicia dela cual muchos vendrian á su servicio á aqueacuerdo con él del modo que se habia de tener en la lla guerra. Pero como el rey de Navarra no holgaba de guerra de Castilla y cometióse á algunos ricos homechar mano á su tesoro, respondió muy desabridabres de una parte y de otra, para que lo platicasen y mente, diciendo al rey de Aragon, que hiciese sus nedispusiesen; y con ellos concurrieron algunos ciuda-gocios á su guisa, que él así lo haria en los suyos: y danos de Zaragoza. Siendo todos juntos, el rey de Navarra, que era muy anciano, y tenia grande noticia de los hechos y casos que habian sucedido en España, porque se habia hallado en tiempo del rey su padre, y suyo en grandes empresas y guerras contra moros y cristianos, referia, que aunque los navarros eran pocos, cuando con los castellanos llegaron al hecho de las armas, se habian señalado valerosamente, y no les pasaban adelante en igual número y fuerzas: pero que el poder de los reyes de Castilla era tan grande, que no bastaban tanto á resistirles, que no hubiesen recibido muchas sobras en gran daño y perjuicio de su señorío y si ellos se ayuntasen en amor y concordia con el rey de Aragon, confiaba, como tenia de su parte la razon y justicia, que habria dellos victoria y venganza de sus ofensas, y sin otra resolucion acabó con esto. El rey de Aragon quiso primero oir á los ricos hombres de Navarra, por entender el recaudo que habia en las fronteras contra Castilla, y la gente que se podria juntar para comenzar la guerra, y el estado en que el rey don Sancho tenia sus negocios. Hablaron don García Almoravid y don Sancho Fernandez de Montagudo, casi en suma una misma cosa, diciendo, que estando estos reyes unidos y aliados haciendo una guerra contra Castilla, serian poderosos para ganar mucha honra, y aquella confederacion conseguiria buen fin, sin llegar á otra particularidad ninguna. Por mandado del rey don Sancho, don Atho de Foces, don Blasco Maza y don Rodrigo de Lizana, diciendo su parecer, prometieron en su nombre, y de los ricos hombres y caballeros de Aragon, que lo que ambos reyes les diesen, con lo que ellos tenian, lo emplearian en la guerra con sus personas, y le servirian en ella. Mas el rey comenzó la plática, enderezando sus razones al rey don Sancho, porque teniendo gran tesoro allegado, cuanto bastaban las riquezas de aquellos tiempos, era muy escaso en despenderlo en lo que convenia á la guerra: y dijo, que él tenia tres tanta, ó cuatro tanta

escusándose el rey lo mejor que supo, con responder
que lo decia por su honor, y porque cobrase las villas.
y lugares que habia perdido, estaba tan airado y sa-
ñudo, que ninguno de los suyos le osaba decir cosa al-
guna, ni el rey le quiso contradecir ni replicar mas.
Otro dia el rey volvió á visitar al rey de Navarra, y
entendió en sacar del el dinero que pudiese, y envió-
le á pedir le prestase cien mil sueldos, y demandó al
rey de Aragon seguridad por ellos, y concertáronse
que le entregase en prendas á Herrera, Ferrellon, Peña
redonda, y la Fajina: y quedó concordado que le tu-
viese el rey don Jaime para la fiesta de Pascua mil
caballeros, y antes de san Miguel otros mil, y que el
rey de Navarra juntase otros mil, y fue concertado que
se viesen para la fiesta de Pascua, para entender en la
guerra de Castilla y proveyó el rey de Aragon, que
algunos caballeros y gente de guerra fuesen á los luga-
res de la frontera que tenian los navarros contra Cas-
tilla, y con esto se partió de Tudela para su reino.
CAP. XII. - De la donacion que el rey hizo al infante don
Pedro de Portugal de las islas de Mallorca y Menor-
ca, y de las otras adyacentes, y que el rey pasó segun -
da vez à Mallorca para defenderla contra el rey de
Túnez.

-Comenzóse á publicar en este medio que el rey de Túnez hacia grandes aparejos y armada para venir contra la isla de Mallorca, y que había embargado ciertos navíos de pisanos y genoveses que estaban en sus puertos, lo cual se certificó mas por letras de Bernardo de Santaeugenia, y por esta causa despachó al rey un bergantin. Sabida esta nueva partió el rey para Tarragona, y de allí hizo llamamiento general de aragoneses y catalanes, para que los ricos hombres y caballeros de su mesnada, y los que habian sido heredados en aquella isla, fuésen á cierto dia en el puerto de Salou: porque él en persona queria pasar á socorrer aquel reino, que.

castillos, y á éste y á otros cuatro de su linaje dió el rey heredamiento en la isla. Quedaron hasta dos mil moros alzados por la sierra, que no se quisieron rendirse y dejando el rey las cosas de Mallorca en buena defensa, volvióse para Cataluña, y quedó con Bernardo de Santaeugenia, don Pedro Maza señor de San Gairen, caballero mesnadero de la casa del rey, con algunos caballeros y escuderos que quedaron con él.

CAP. XIII.-De las segundas vistas que el rey tuvo con el rey de Navarra en Tudela.

era lo primero que había ganado de los infieles. Estaba | gente que estaba en la montaña, y ofreció de rendir los entonces en Cataluña el infante don Pedro de Portugal, hijo del rey don Sancho y de la reina doña Dulce, hija de don Ramon Berenguer príncipe de Aragon y de la reina doña Petronila: y por el deudo que con él tenia lo recogió el rey muy bien, y le hizo mucha merced, heredándole en el campo de Tarragona. Era venido este infante, segun en antiguos anales parece, desterrado del reino de Portugal: y casóle el rey con Aurembiax condesa de Urgel, que era la mas principal y rica señora que habia en su reino: y la condesa habia muerto este mismo año de mil doscientos treinta y uno, y como no dejase hijos, instituyó por heredero en el condado de Urgel al infante su marido, de tal suerte, que pudiese libremente ordenar y disponer dél á su voluntad. Juntamente con esto le dejó todo el derecho que le pertenecia en el señorío de la villa de Valladolid, y en los heredamientos del reino de Galicia. Como este estado era tan principal en Cataluña, recelando el rey que el infante no lo transfiriese en otra persona, y se concordase con don Ponce de Cabrera, procuró de concertarse con él, y el infante le cedió el derecho que la condesa le habia dejado en el condado, reservándose lo que tocaba á la villa de Valladolid y lo de Galicia, y el rey le otorgó el señorío de la isla de Mallorca y de las otras adyacentes, para que lo tuviese en feudo durante su vida, segun la costumbre de Barcelona, con que fuese obligado de acogerle en los lugares y castillos fuertes, y guardase su paz y guerra con moros y cristianos á él y á sus sucesores, y despues de la muerte del infante, sus herederos, los que él ordenase tuviesen la tercia parte de las islas en feudo por el rey y sus sucesores. Retúvose el rey para su señorío la Almudena, que era la fuerza de la ciudad de Mallorca y las villas y castillos de Oloron y Pollenza: y desto el infante hizo homenaje al rey en presencia de Pedro Perez justicia de Aragon y de los ricos hombres de su corte. Este fué el derecho que el infante tuvo en las islas de Mallorca y Menorca, aunque en una historia antigua de Portugal se afirma, que conquistó aquellas islas, en lo cual, como no fuera cosa justa disminuir parte de su alabanza, ménos es honesto atribuirle la que es agena, mayormente siendo notado de muy remiso en tomar á su mano aquella empresa, porque siendo requerido por parte del rey, que se dispusiese á la defensa de la tierra, se fué para él, cuando ya estaba embarcado con solos cuatro caballeros que llevaba consigo: y el rey le recogió en su galera, y al segundo dia se hizo á la vela. Juntáronse hasta trescientos caballeros en el puerto de Salou, y teniendo el rey su armada junta de naos y taridas, suplicáronle el arzobispo de Tarragona su tio, y don Guillen de Cervera, que fué un muy notable caballero, y era ya monge de Poblete, que no se pusiese á tanto peligro, y que enviase en socorro de la isla á don Nuño, y nunca se pudo acabar con él, y tomó tierra en SoJler. A cabo de tres dias que estaba en la ciudad de Mallorca, arribó el resto de la armada, y con la presencia del rey tomaron gran ánimo los de la isla, y dentro de quince dias se supo por nueva cierta, que el rey de Túnez no pasaba este año. Entonces determinó el rey de hacer la guerra contra los moros que se habian alzado en las montañas, y tenian los castillos de Pollenza, Santueri y Oloron, hasta en número de tres mil, buena gente de guerra, sin las mujeres y niños. Tenian un moro por principal caudillo, que llamaban Juarp, y trató luego de partido por él y por toda la

Por la pasada del rey á Mallorca no se pudo ver con el rey de Navarra para la fiesta de Pascua, y húbose de tardar dos meses: y partióse para Aragon, y de allí á Tudela, adonde antes que se viese con el rey don Sancho fué avisado de un caballero que amaba su servicio, llamado don Pedro Jimenez de Valtierra, que el rey don`Sancho tenia gran sentimiento que le hubiese faltado en el plazo: y escusóse con el rey diciendo, que por aquella tardanza le tenia doscientos caballeros mas que le servirian en la guerra de Castilla, y que él estaba aparejado á cumplir lo capitulado si él tuviese los mil caballeros de su reino: porque con ellos y con mil que él tenia en órden desafiaria al rey de Castilla: pero no habiendo proveido en lo de su gente, siendo suya la causa y querella, tenia ménos razon de se quejar dél, no siendo principal en la guerra. Estando en esta alteracion, llegó un caballero de don García Almoravid, que llevaba cierta creencia del mismo don García al rey de Navarra, y de Juan Perez de Baztan, que estaban con los aragoneses y navarros en la frontera, y habia cuatro dias que habia llegado, y no ha bia podido ver al rey, ni se le daba audiencia : y con él avisaban aquellos ricos hombres, que si les envia→ sen doscientos caballeros, darian batalla á don Lope Diaz señor de Vizcaya, y que pensaban haber victoria y con vencer á don Lope se acababa la guerra. Con esto volvió el rey á verse con el rey don Sancho, y le dijo que se maravillaba del descuido que tenia en aquel hecho, siendo tan arduo é importante: y que sí él hubiera desafiado al rey de Castilla, se fuéra para la frontera con solos sesenta caballeros que allí tenia: pero que él enviaria allá su gente, si se diese apellido en la villa, para que saliesen contra los enemigos, y siguiesen á sus capitanes, con solo que dijese, que les daria bastimento por catorce dias, y con esto se podria comenzar á romper la guerra. Respondió el rey de Navarra muy desabridamente, que se dejase de aquello: y estaba tan adormecido y olvidado de proseguir la guerra, que el rey de consejo de don Blasco Maza se despidió dél diciendo, que estaba siempre aparejado de valerle en esta guerra con dos mil caballeros, cumpliendo él lo queestaba acordado de su parte; y por esta causa quedó sobreseida la guerra que el rey don Jaime se habia obligado á hacer con el rey de Navarra contra el rey de Castilla, y vínose de Tudela para la villa de Tahuste: y conociendo la condicion del rey de Navarra, que ni era bueno para va lerle en sus necesidades, ni dar buena expedicion en sus propios negocios que le importaban tanto, deter minó de alzar la mano de la guerra de Castillá, para emplearse en la de los moros.

CAP. XIV. Como el rey ántes de pasar tercera vez á Mallorca, legitimó al infante don Alonso su hijo, y le declaró por su heredero universal, y se le rindieron los moros que estaban en la isla de Mallorca.

Temple de Mallorca, y con don Pedro Maza, y Asalido de Gudal, y Bernardo de Santa Eugenia ante todas cosas mandólos el rey pasar á la isla de Menorca con las galeras, para requerir al alcaide que estaba en la isla, que se diese á la merced del rey. Dista esta isla de la de MaLa guerra se continuó en Mallorca contra los moros llorca por la parte del viento que los marineros llaman todo el invierno y la primavera: porque se defendian griego, por treinta millas, como se nota en la historia en la aspereza y fragura de la sierra muy obstinada- del rey que conforma con la distancia que se señala en mente: y eran tan diestros y ejercitados, que era con Plinio, y tenia una poblacion con su puerto á la parte de gran daño de los cristianos, y á la postre talándoles poniente, que está mas cerca de Mallorca, que se llay quemándoles los panes que sembra ban, fueron for- maba Ciudadela, en muy apacible lugar y diversas alzados á salir de sus guaridas. Llegaron á tanto estre- querías: y aunque Marsilio dice, que no es la tierra cho por falta de mantenimiento, que solamente se cómoda para cogerse en ella trigo y que es muy útil sustentaban de yerbas, y andaban por la monta- para ganados, Tito Livio afirma, que es el campo deña sin querer rendirse á don Pedro Maza, con della fértil. Tiene en la tierra adentro algunos montes, terminada intencion de morir primero que darse, sino pero no tan allos como los de Mallorca, y en uno dellos fuese á la persona del rey. Por esta causa pasaron tenian los moros un muy hermoso castillo, que era á Barcelona don Pedro de Maza y don Bernardo de fortisimo que le llamaban Santa Agueda, que estaba Santa Eugenia por suplicar al rey, que fuese á Ma- casi en el medio de la isla. Hay en ella cuatro puertos, llorca con solos los caballeros de su casa, y mandó que son el de Ciudadela, Sereina, Fornells, y el de Maarmar dos galeras y fuése á la ciudad de Tarragona hon, que es uno de los señalados puertos de nuestro para apresurar su pasaje. Estando en aquella ciudad mar, que tomó el nombre de Magon famoso capitan á seis del mes de marzo del año de nuestra salvacion | de los cartagineses, y hermano de Aníbal. Estaba bien de mil doscientos treinta y dos legitimó por su auto-poblada, y tenian gran abundancia de ganados, y los ridad real otra vez al infante don Alonso su hijo, que le criaba en Castilla la reina doña Leonor su madre, é instituyóle por su heredero en los reinos de Aragon y Mallorca y en los condados de Barcelona y Urgel, y en el señorío de Mompeller, que antes se habia reservado, y en todas las otras tierras que se conquistasen: y mandaba á los ricos hombres y ciudades de sus reinos, que despues de su muerte le obedeciesen como á señor natural. Sustituia en lugar del infante por su heredero, en caso que muriese sin dejar hijos, á su primo don Ramon Berenguer conde de la Proenza, y á sus hijos, y en el defecto dellos nombraba á la sucesion al infante don Fernando su tio, y despues dél á los mas propincuos de la sangre real: y dejaba al infante debajo de la proteccion de la sede apostólica, encomendado á Espargo arzobispo de Tarragona su tio, y por tutores al mismo arzobispo, y á los que sucediesen en su lugar, y á los maestres de la caballería del Temple y del Hospital de Jerusalen que estuviesen en sus reinos, y a don Guillen de Cervera monge de Poblete, para que lo criasen en el castillo de Monzon. Ordenó que esta institucion que se bacia del infante en la sucesion de sus reinos, fuese con condicion, que la reina su madre y el rey de Castilla entregasen al infante á sus tutores, para que ellos le criasen á su voluntad: y en caso que por algun tiempo su hijo presumiese entrar poderosamente con gente extranjera para apoderarse del reino, no fuesen obligados los ricos hombres de Aragon y Cataluña, y sus naturales, de obedecerle, sino fuese viniendo como debe venir el rey á sus vasallos. Esta disposicion se publicó estando presente el arzobispo de Tarragona, y el abad de Poblete, y el prior del monasterio de los predicadores de Barcelona, que se decia fray Pedro de Cendra, y don Guillen de Moncada, don Pedro Cornel, don Bernardo Guillen tio del rey, y Vallés de Vergua, Asalido de Gudal, y Pedro Perez justicia de Aragon. Concluido esto, se hizo el rey á la vela del puerto de Salou : iban con él Fernan Perez de Pina, Atorella, y Lope Sanchez de Roda, con algunas compañías de soldados para quedar en la isla. Al tercer dia tomó el rey tierra en el puerto de la ciudad de Mallorca á donde habido consejo con Ramon de Sera, comendador del

principales puertos que eran el de Mahon y de Ciudadela, estaban en mediana defensa. Pasaron aquellos caballeros al puerto de Ciudadela y salieron á tierra, y trataron con el alcaide y ancianos de la isla, que se pusiesen en la obediencia del rey, y pidieron tiempo para deliberar sobre ello. Estaba el rey al cabo que se decia de la Piedra que está á la parte de oriente contra la isla de Menorca y con él estaban don Sancho Duerta, don García Duerta su hermano, y Pero Lopez de Pomar, y mandó encender fuegos por diversas partes de la sierra, para que se diese á entender á los menorquines, que estaban en aquel lugar con sus gentes esperando su respuesta: y así sucedió como él lo pensaba, que los moros con miedo que no fuese contra ellos, se concertaron de ser sus vasallos, y tributarios, entregando el castillo que está sobre Ciudadela y otras fuerzas de la isla : y con este acuerdo enviaron un hermano del alcaide, y otros moros á prestar la obediencia al rey. Desta manera no solo se adquirió de esta vez la isla de Menorca, pero redujéronse à su señorío todos los moros que andaban alzados en las sierras de Mallorca, y los mas fueron cautivos, y á otros se dió tierra en que poblasen. Estuvo el rey en Mallorca los meses de julio y agosto de mil y doscientos y treinta y dos, proveyendo lo que tocaba al repartimiento de la isla, y mandó con diligencia entender en la poblacion y fortificacion della.

CAP. XV.-De la guerra que el rey comenzó en la conquista de los moros del reino de Valencia y como don Blasco de Alagon tuvo tralo, que se rindiese la villa y castillo de Morella, y la entregó al rey.

Despues de haber conquistado el rey don Jaime el señorío de las islas de Mallorca y Menorca, vínose al reino de Aragon, y fué à la villa de Alcañiz, que era una de las principales fuerzas que estaban opuestas en frontera á los moros del reino de Valencia, cuya empresa mucho antes se habia deliberado de proseguir. Allende que su voluntad siempre fué de se ocupar en la guerra contra los infieles sin darles ninguna tregua, incitábale á ello el deseo grande de vengar el odio que tenia contra Zaen rey de Valencia, que se habia apoderado de aquel reino, echando dél al rey Zeit Abu

zeit, siendo su señor. Éste estando el rey ocupado en la empresa de Mallorca, habia entrado á correr su tierra y llegó á Tortosa, y á Amposta, robando y estragando los lugares de aquella comarca, y haciendo grandes presas, y habia combatido á Uldecona, que era de su señorío, y enviándole el rey á decir con sus mensajeros, que holgaria de tener paz y tregua con él, como hasta allí la habia tenido, pagándole las quintas de Valencia y Murcia, y haciéndole enmienda de lo que restaba debiendo por cien mil besantes, menospreció el partido que el rey le ofrecia, y no queria pagar sino cincuenta mil, y desde entónces quedó la guerra rompida. Para esta empresa habia otorgado el papa Gregorio nono, cruzada, y se publicó en Monzon, tomando el rey la insignia, y los ricos hombres y caballeros, y mucho número de gente de sus señoríos: y á diez y siete del mes de diciembre deste mismo año se le otorgó el servicio del bovaje por los catalanes para esta conquista, y con este socorro daba el rey gran priesa á proveer las cosas necesarias para la guerra, porque se ofrecia buena ocasion en la division que ha bia entre los moros y en la guerra que Zeit Abuzeit hacia contra Zaen. Estaban los reyes moros, que tenían en este tiempo el señorío en España, muy discordes y divisos y separados de la monarquía que tenian en África sus miramamolines. Tuvo principio este imperio en la provincia superior de Egipto, adonde el falso profeta Mahoma comenzó con fuerza y poder de armas, y con falsas persuasiones y milagros fingidos, á inducir á su obediencia la gente vana y popular de sus comarcas: é introdujo un nuevo reino que duró por largo tiempo debajo de un solo rey. Dividióse despues en tres principales reinos: y el uno tuvo su silla en Egipto: el segundo en la Mauritania en la ciudad de Marruecos en lo último del Occidente: y el tercero fué el de España, en la ciudad de Córdoba. A estos tres reyes obedecian todos los otros con su morisma; y los de oriente estaban sujetos al rey de Babilonia que despues se llamó soldan, que segun se interpreta en su lengua, quiere decir lo mismo que rey: y los de África obedecian al miramamolin de Marruecos y los moros que quedaron en España tenian por su rey y señor universal al rey de Córdoba. Cada uno destos fué continuando su conquista contra los reyes sus comarcanos, y fuése extendiendo la de los soldanes por las naciones de Arabia, Persia, Media, Judea, Siria, Armenia y Turquía, hasta los últimos límites de la India y del Océano septentrional: y los miramamolines fueron sojuzgando á los reyes de Tunez, Bugía y Tremecen, hasta lo postrero del occidente. Los primeros que conquistaron las provincias de África y de España se llamaron árabes y en el discurso de su imperio se levantaron entre ellos ciertos moros muy principales que fuéron de África y eran muy valerosos capitanes, que se llamaron almoravides: y se rebelaron contra los árabes, y los echaron del señorío de África y de España. Postreramente contra éstos fueron prevaleciendo los almohades, que tomaron el nombre de un moro que se dijo Mohadi; que era muy enseñado en la secta de Mahoma, y reformó su alcorán. Estos se apoderaron del reino de Marruecos y fueron señores de toda la morisma occidental. Los reyes de Córdoba, y los otros reyes moros despues de su conquista se conservaron contra los cristianos en gran pujanza hasta el tiempo del rey don Alonso el octavo de Castilla, que los venció en aquella gran batalla de Ubeda, y de allí adelante

quedaron tan sojuzgados que no osaban dar batalla campal hallándose el rey de Castilla presente: y fuéronse dividiendo en muchos reinos, sin que reconociese un rey á otro, ni le obedeciese: y estaba la morisma de España repartida entre los reyes de Córdoba, Sevilla, Algarbe, Jaen, Baeza, Niebla, Baza, Granada, Almería, Murcia y Valencia: pero era el mas poderoso el rey de Córdoba. Por este tiempo comenzó un moro muy valeroso, que se decia Abenhut, á tener tanto crédito entre todos ellos, que por su valor y gran saber todos los reyes moros le recibieron por su señor soberano, sino fué el rey de Valencia: y habiendo llegado á tanta autoridad y reputacion, que le obedecian los reyes moros de aquende el mar, mo→ vió cruel guerra contra el rey don Alonso de Leon, y tuvieron una muy brava batalla junto à Mérida, en la cual fueron los moros vencidos, con gran estrago y pérdida de su gente, y por esta victoria, y por la muerte de Abenhut quedaron los moros de España divididos como ántes: y el rey don Fernando de Castilla, y el rey don Jaime con esta ocasion emprendieron cada uno por su reino de proseguir la conquista, con ánimo de acabar de extirpar aquella secta: porque no solamente estaban repartidos en reinos y en muchas señorías, pero en cada lugar estaban divididos en bandos y parcialidades de almora vides, almohades, benamarines, y benadalodes. Estaban con el rey en Alcañiz en esta sazon, Ugo de Folcalquer maestre del Hospital, y don Blasco de Alagon, que habia estado dos años en el reino de Valencia, desterrado del reino de Aragon, y porque eran muy pláticos en la guerra de los moros y tenian gran trato con ellos, se informaba de las cosas de aquel reino y de los lugares fuertes que en él habia, para deliberar por dónde convenia hacer entrada, y contra qué fuerzas se habia de mover primero. Sucedió en esta misma sazon, que se pasó el rey de Alcañiz para Teruel y fué á Ejea á correr monte, porque habia allí muchos puercos salvajes, adonde le esperaba don Pedro Fernandez de Azagra para hacerle fiesta. Allí tuvo nueva que los peones de Teruel y de aquella frontera habian entrado en Ares, lugar fuerte á los confines del reino de Valencia, que era de moros, y envióles à decir, que iba en su socorro, y mandó á los vecinos de Teruel, que le siguiesen y que Fernando Diaz de Aux, y Rodrigo Ortiz, y otros caballeros que en aquella villa estaban, saliesen á Alambra adonde llegó el rey ántes que anocheciese. Partió de allí de media noche abajo, y al alba estuvo encima del puerto del campo de Montagudo, y pasó por el Povo, y salió á Villarroya, que era lugar del Hospital, á donde reposó aquella noche. Estando encima de la sierra se le ofreció no solo esperanza, pero ocasion de mayor hecho que la toma de Ares, y llegó al rey un ballestero á caballo á gran priesa, que le enviaba don Blasco de Alagon, para le hacer saber, que habian los suyos tomado á Morella y que era suya. De esta nueva, segun el rey dice le pesó mucho porque se habia de entregar á don Blasco, por el asiento que estaba tomado con él, y quisiera que no ganara la honra de la toma de un lugar tan principal como aquél en el principio de su empresa. Era don Blasco de los hombres que suelen intentar cuanto la confianza les basta á prometer, y que pretenden conseguir premio cierto, donde la esperanza es incierta y con sus vasallos andaba por su parte haciendo guerra á los moros, y con tratos de los de algunas villas, procuraba que se entregasen á él

rado título y tambien le hizo el rey merced por la misma razon de la villa y castillo de María, que en los tiempos antiguos fué fuerza de grande importancia. Esto hizo el rey con acuerdo y grande contentamiento de los de su consejo que con él se hallaron, que eran don Sancho Ahones obispo de Zaragoza, don Guillen obispo de Tarazona, don Atho de Foces mayordomo del reino, Sancho de Sese, don Pedro Fernandez de Azagra, don García Romeu, don Atorella, don Fernan Perez de Pina, don Jimeno de Urrea, don Blasco Maza, Fortun Aznarez, don Ladron, Roldan Lain, Gal→ cerán de Cornella, y Pedro Perez justicia de Aragon. CAP. XVI.-Del cerco que el rey puso sobre la villa de Burriana y de la toma de aquel lugar.

ofreciendo que los defenderia y ampararia en sus casas y haciendas, y habíale hecho merced el rey de los lugares que adquiriese que fuesen suyos y de sus herederos, y tenia valor y estado para defender de cristianos y moros lo que ganase. Fernando Diez, que estaba con el rey le dijo: señor, deja el camino de Ares que Morella es gran cosa y estaros ya harto mejor que la tuviesen los moros, pues antes la podreis haber dellos que de don Blasco: y como quiera que yo soy vasallo de don Blasco, vos sois mi señor natural y pues está en mi mano dejarle á él por otro señor, cuando me conviniere, consejaros he lo que entiendo que es vuestro servicio por la naturaleza que os debo. Pidió entonces el rey á don Pedro Fernandez y a don Atorella, que le dijesen su parecer, y aconsejábanle, que fuése primero á Ares y despues á Morella, pero Fernando Diez de Aux fué tan constante en su consejo, que porfió con el rey que no dejase aquella ocasion y apresurase su camino, y mandase á la gente de Teruel y de sus aldeas, que le siguiesen aborrados sin llevar sus mochilas, y á gran trote pasó el arroyo de Calderas, y llegó al rio que corre al pié de la cuesta de Morella. Púsose el rey en lo alto de un cerro, que está en aquella cuesta de Morella, que despues se dijo el Pueyo del rey por aguardar la gente que le seguia y mandó poner guarda de pié y de caballo para que ninguno sin su mando entrase ni saliese de la villa. Aquella noche estuvo en el campo con sus caballeros con grande fatiga, porque comenzó á nevar con gran frio y no se quiso partir de aquel lugar recelando que los del castillo no lo hiciesen saber á don Blasco, ni les pudiese entrar socorro y así estuvo sin comer desde que cenó en Villarroya, hasta el tercero dia á hora de vísperas, y los caballeros que con él estaban, porque las acémilas que llevaban el bastimento, no podian subir al lugar donde el rey se puso, ni él lo quiso desamparar. Otro dia, cuando el sol salió, llegó don Blasco con algunos caballeros, y fué descubierto por don Fernan Perez de Pina, que era capitan de la gente que hacia guarda, y queriendo entrarse en Morella, no le dió lugar don Fernan Perez, y hubo de irse ante el rey. Pidióle el rey que le dejase aquella villa, porque él queria hacerle otra merced, y darle recompensa por ella con el castillo, para que lo tuviese por él. Pasaron entre ellos diversas demandas y respuestas, y á la postre húbolo de otorgar, y hízoJe luego homenaje, y aquel dia estuvo el rey en Morella, y partió para Ares, y luego se le entregó. Éstos fueron los primeros lugares que se tomaron del reino de Valencia. De Ares vino el rey á Teruel en principio del mes de noviembre, á donde Zeit Abuzeit que se halló con el rey en lo de Morella, de nuevo hizo homenaje de le ser fiel valedor y amigo contra todos sus adversarios en la conquista del reino de Valencia, y que Je seguiria y ayudaria en ella con su persona y vasallos. De Teruel se vino á las fronteras de Castilla, y estando en Calatayud el dia de la fiesta de la cátedra de san Pedro, del mes de febrero del año de la Navidad de mil doscientos treinta y tres, teniendo consideracion al señalado servicio que don Blasco de Alagon le habia hecho en la toma del castillo de Morella, que fué de tauta impor-la tan á su salvo. Pero mandó poner el rey parte de la tancia en el principio de la conquista de aquel reino, y gente de caballo hacia la sierra, y parte en la vega, y que con tanta liberalidad se lo dió, siendo ganado por dieron sus escudos á los peones, y los ballesteros sesu valor, en su recompensa le hizo merced por juro guian en pos dellos, y á la postre iban los gastadores de heredad para él y sus sucesores, de la villa y castillo que hacian la tala: y desta suerte se acabó de talar la de Sastago, que el rey don Pedro habia empeñado á mayor parte de los campos y huertas de Ejérica. Por don Artal de Alagon su padre, y desde entonces la po- otra parte los maestres y caballeros del Temple y Hosseyeron y poseen los señores desta casa con tan hon-pital, y los comendadores de Alcañiz y Montalvan,

Visto que lo de Morella sucedió tan prósperamente en el principio desta conquista, pareció que importa→ ba mas emprender primero la villa de Burriana, porque el campo y término della es fértil y abundoso, de donde se mantenian los lugares circunvecinos, que eran Peñíscola, Cervera, Chivert, Polpis, las Cuevas de Vinroma, Alcalaten y Cullar: y ganándose esta fuerza, que era muy principal, parecia que con menor dificultad las otras se rendirian, á esto se ayuntaba otra comodidad, que por ser lugar marítimo, podia venir provision al real. Antes desto, estando el rey en Taluste, despues de haberse partido de la villa de Tudela, considerando que el rey don Sancho traia tan mal gobierno en lo que tocaba á su estado, que siguiendo su voluntad, ni haria lo que le cumplia en lo de Navarra, ni lo que á él convenia en su conquista: partiéndose de las vistas hizo llamamiento general á los ricos hombres de Aragon y Cataluña, y á los maestres del Temple y Hospital, y de las órdenes de Uclés y Calatrava, que tenian tierra en su reino, para que en principio del mes de mayo se hallasen con él en Teruel, porque queria hacer entrada contra moros. Para aquel término solamente se hallaron con el rey don Bernardo de Montagudo, que fué obispo de Zaragoza, y de los ricos hombres don Pedro Fernandez de Azagra, y algunos caballeros de la casa del rey, entre los cuales fué don Jimen Perez de Tarazona, que era gran privado y favorido sayo, á quien despues hizo merced de la baronía de Arenos, y serian entre todos ciento y veinte caballeros, y con ellos el consejo de Teruel. Con esta gente movió el rey contra los moros, y tomaron el camino de Ejérica, y salieron á ellos para estorbar la entrada de la vega hasta ochocientos hombres, y no quiso el rey que su gente estuviese aquella noche en la vega, y mandó que se pusiesen bácia la parte del castillo. Otro dia comenzaron á talar los campos que están sobre la villa á la parte de Bivel, dejando treinta de caballo y hasta mil peones en el mismo lugar donde mandó el rey asentar el real, para que hiciesen espaldas á los que salian à la tala. Taláronse algunos campos de la vega, sin que los moros saliesen contra ellos, ni se osasen desmandar por miedo de la gente de caballo, puesto que hacian daño con su ballestería, y los nuestros no podían entrar á la ta

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