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APÉNDICE XIII

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UN históricamente considerada la unidad de lugar, no tiene en su favor apoyo ni fundamento en los clásicos griegos y romanos, como quieren varios autores. Aristóteles (1) y Horacio nada preceptúan acerca de tal

(1) Aristóteles dice únicamente que la acción solía durar el espacio comprendido de sol á sol, y en cuanto á la unidad de lugar, nada preceptúa ni aconseja.

unidad. Sófocles en su Ayax y Esquilo en su Euménides quebrantan, sin el escrúpulo de los críticos franceses, esa unidad, á pesar de que-como es sabido-la forma misma de los teatros en Grecia y la sencillez del argumento, no menos que la presencia continua del coro, parece que habían de reclamarla. Y aun examinando las mismas obras francesas, vemos que consideraban como tiránico y caprichoso este precepto los mejores autores; dándose el caso de que los quecomo Corneille en los Horacios, en Polieucto y en Pompeyo-se esforzaron por cumplirla, no consiguieron otra cosa que incurrir en lamentables inverosimilitudes que hicieron desmerecer no poco sus composiciones.

Ensayóse también-sin prácticos resultados el medio de presentar si

multáneamente á la vista de los espectadores varios lugares distintos, separados por bambalinas y bastidores, todo con el empeño de que así la acción pudiera sin violencia desarrollarse sin cambiar la decoración; pero con tal artificio sólo consiguieron esclavizarse á un precepto ridículo y aumentar las dificultades de la representación.

¿Quién no ve, por otra parte, que las decoraciones, caracterizando las situaciones y delineando las épocas contribuyen poderosamente al efecto artístico? Suprimid este recurso maravilloso y no sólo incurriréis en las inverosimilitudes de Atalía y Raquel (1),

(1) En la escena primera del último acto, després de una sublevación, traman los conjurados la venganza y desnudan los aceros, gritando: «Muera> en el mismo salón donde momentos después aparece Alfonso.

sino que perderán los asuntos en belleza y aun serán á veces muy difícilmente comprendidos. ¿Cuánto desmerecerían, v. gr., sin el cambio de decoraciones Guillermo Tell, de Schiller, y El condenado por desconfiado, de Tirso?

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