CAPÍTULO VIII INTIMA Personajes dramáticos NTIMAMENTE se une á esta última condición que hemos estudiado-el interés la pintura de los caracteres en los personajes, parte importantísima de la poesía dramática. Consuelo, que en la primera escena, según expresión de su doncella, está horas enteras ante el espejo, que sigue comiéndosela á lisonjas y sus gracias una á una es la misma (1), que en la escena novena habla á su madre en estos términos: Dí, mamá, ¿no te agradara y de Indias, bosques de acacias, Bien se retrata ella misma en sus palabras: no es la comodidad solo, no (1) Se llama carácter la identidad de una perscna consigo misma, en los distintos actos ó fases de su vida. es la felicidad oculta y modesta su dorado sueño: esa senda la deja Consuelo recorrer á los pocos sabios que en el mundo han sido] pero su corazón no se satisface con la ..... pobrecilla mesa de amable paz bien abastada. No; la sencillez y el candor de quien. decía: Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido mal pudiera hermanarse con la exagerada ansiedad que demuestran estas palabras: ¿No te agradaría oir artistas de fama, tener un palco á diario Y porque no pueda creerse equivocadamente, que es la afición á las bellas artes la que arrastra y seduce á la niña, poco después concluye: Esto sí que es de buen tono Nadie puede dudarlo ya: la vanidad es la pasión dominante de Consuelo; ese desmedido amor de lo aparatoso, del brillo y del lujo superficial, se revela en todos sus actos, en sus tris tezas y en sus alegrías principalmente, que es donde conocemos mejor el carácter de las personas. Y tan consecuente es consigo misma, tan sostenido está su carácter en toda la obra, como puede verse en la escena sexta del acto segundo: y acuarelas de los lienzos Pormenores que parecen perdidos, pero no lo son, sino que contribuyen mucho á delinear por entero el personaje. En la escena veintiuna, al recibir un ramito de flores, en medio del cual viene un broche de los que llaman imperdibles, exclama: ¡Oh! ¡Qué agradable sorpresa! en buen gusto! ¿Ves que broche? Ahí tenéis un dije que le hace olvidar sus pasadas angustias; no de otra |