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la verdadera historia de la Compañía, donde se conoce el inmenso poder, la avasalladora influencia de esa orden religiosa en los sencillos pueblos de Sudamérica; donde se encuentra la raíz de multitud de acontecimientos y de vicios que más tarde nos han carcomido, y donde se siente con el imperio de la mayor evidencia, la justicia de las leyes que expulsaron de América á la Compañía de Jesús, para devolver á la masa social, por el intermedio del Poder Público, el patrimonio que le fuera arrancado. Es allí, lo diré con franqueza, donde existe el proceso imparcial, estrictamente honrado é insospechable, de aquel famoso Instituto, vampiro insaciable y monstruoso de nuestro organismo social, al cual supo quitárselo todo.

Existen todavía en el Archivo extensas nóminas de los bienes raíces de que hablo, y, á su lado, la colección casi completa de las fundaciones piadosas, de los testamentos y, sobre todo, de los títulos originarios de las respectivas propiedades. Cuando se les examina ó recorre, el espíritu se abisma contemplando cómo llegaron aquellos sacerdotes á adueñarse de la mejor extensión de tierras cultivadas de la colonia, del mayor número de haciendas y obrajes, de la más grande cantidad de capitales agrícolas y pecuarios, de los más selectos y valiosos edificios urbanos, y hasta de los mejores terrenos en la costa y sierra. Valles enteros les pertenecían y casi no había fundo agrícola del Perú que no les pagase censo ó reconociese una servidumbre. Por mi vista ha pasado tal cantidad de expedientes de ese género, que no peco de exagerado al decir que todas las haciendas de los valles de Ica, Chancay y Moquegua y la mayor parte de los de Trujillo, Santa, Cuzco, Puno, Guamanga y otros lugares, eran suyas. He allí por qué afirmo, y ahora repito, que el examen de tales procesos es la más clara justificación del acierto con que los Reyes de España procedieron á su expulsión.

Sabido es cómo fueron cumplidas las severísimas órdenes que dictó el Monarca al respecto. Los jesuítas fueron despertados, en una noche dada, al mismo tiempo en todo

el territorio de América, por las comisiones secreta y oportunamente enviadas por los Virreyes, en compañía de las fuerzas militares precisas; y expulsados de su residencia, sin permitírseles tomar uno solo de los papeles que tenían á su alcance, ni comunicarse con nadie. En virtud de rigor semejante, los regulares dejaron en sus archivos y en sus celdas millares de documentos originales igualmente preciosos, que pasaron íntegramente á las Juntas de Temporalidades, y de allí á nuestro Archivo. Entre esos papeles, á la vez que los documentos que ya he mencionado, vinieron curiosísimos escritos de índole personal ó privada, como sermones, artículos literarios, composiciones profanas ó místicas y multitud de producciones de otro carácter, que pocos han explotado hasta hoy. Esos tesoros se conservan en gran desorden; pero no por eso son menos sugestivos y aprovechables. El senor Palma ha entresacado de ellos algunos escritos por todo extremo curiosos, que el lector puede hallar en las tantas veces nombrada Sección de Manuscritos de la Biblioteca, bajo el lema «Papeles de Jesuítas. »

Nada es, á mi juicio, más importante en dicha colección que las famosas «Cartas Annuas de la Provincia del Perú,» de las cuales hay las correspondientes á muchísimos años, inéditas desde luego.

También llama la atención entre estos papeles, la colección de «profesiones de fe» y «dimisorias» de los regulares. De ellas han extraído, no tengo la menor duda de ello, don Enrique Torres Saldamando 1 y otros escritores, sus principales informaciones; y en ellas encontrarán otros muchos el material necesario á sus aficiones y estudios. No creo incurrir tampoco en error al presumir que los cuadros ó relaciones sobre personal y bienes de jesuítas que se han publicado en algunas colecciones, fueron obtenidos en el Archivo Na

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1 -Los antiguos Jesuítas del Perú

Biografia y apuntes para su historia por Enrique Torres salduman lo-Lima 1882-Imprenta Liberal.

2- OdricZOLA. - Document s h stóricos y Documentos literarios del Perú.

- Lima - 187 á 188 - Imprenta del Estado.

MENDIBU&U-Diccionario Histórico biográfico, antes citado.

cional, que todavía conserva los originales de varios de ellos. El mismo Saldamando en las biografías por él publicadas, hace la mejor y más completa relación de tales papeles.

Para no hacer muy prolijo este recuento del contenido y de la importancia de nuestro Archivo, pasaré por alto aquellos otros ramos de que hablé anteriormente, como los de Tabaco y de Minería, en que existen colecciones de expedientes, razones, estados, cuadros, planos, reglamentos, derroteros, modelos, memorias de cultivo ó de explotación, singularmente importantes. En ellas, especialmente en las del ramo de Minería, existen descripciones é informes de una precisión sorprendente, explicaciones claras y detalladas de tales industrias, demostración de sus beneficios y de sus recursos. Allí tenemos la historia completa de las célebres minas de Huancavelica, del Cerro de Pasco, de Hualgayoc, de Guantajaya, de Potosí y, junto con ella, millares de expedientes relativos á minerales y explotaciones de secundaria importancia. Allí también está el patrón de las labores en oro, en plata y en otros metales, durante toda la época colonial, la descripción menuda de cada mina ó centro minero, la razón de su decadencia, su abandono y su ruina, los medios empleados para remediar esos males, los trabajos y exploraciones técnicas de los sabios de la época, y algo como una luz para guiarse en las futuras indagaciones y en los trabajos, que seguramente habrán de implantarse más tarde en los mismos centros y lugares mineros, cuando se adquiera la convicción de que en el mayor número de casos las explotaciones que hace 200 años no eran provechosas por la falta de economía en las labores ó por otros motivos, lo son en el día, dados los colosales elementos que el giro de los capitales y el progreso industrial ha puesto al alcance de todos.

No avanzaré, sin embargo, estos renglones sin llamar la atención hacia el singular valor de los 1500 volúmenes de copiadores, libros de cuentas, de informes, etc., que, aproximadamente, contiene el Archivo. Todos ellos son en extre

mo importantes, porque encierran la historia y las funciones
realizadas por las diversas corporaciones del Virreynato en
el servicio de los ramos que les estaban encomendados; pero
ninguno de esos volúmenes ofrece el interés de los copia-
dores de informes del Real Tribunal de Cuentas y del Real
Tribunal de Consulado de Lima, que, junto con los libros
de las diferentes Cajas Reales, encierran la historia económi-
ca á mi juicio bastante completa-del Coloniaje; y como
casi no había asunto administrativo en que esas oficinas no
fueran consultadas, sus informes abarcan también el servicio
entero del Gobierno de entonces, siendo la fuente más fecunda
de informaciones sobre aquel período de nuestra historia.

Aún hay en el Archivo muchos otros papeles y co-
lecciones de variada importancia, entre ellos los que per-
tenecieron á la 4. partida de la Comisión demarcadora de
Límites entre España y Portugal' los referentes á la Go-

1-Son tan comunes las informaciones referentes á las cuestiones de limites
entre España y Portugal desde el descubrimiento mismo de América y tan cono
cidos los trabajos de las comisiones demarcadoras de aquellos límites, en confor
midad con los tratados de 1550 y 777 entre las dos coronas, que me parece inútil
profundizar aquí la materia. Baste anotar que la 4. partida de la comisión esta-
tuida por el segundo de dichos tratados, fué la que tuvo á su cargo la delimitación
de la frontera entre el río Yavary por el sur y los rios Yapurá y Negr› hacia
el Norte. Jefe de esa partida demarcadora fné el brigadier español don Francisco
Requena, barto conocedor de aquellos parajes, por haber sido el ingeniero encar
gado de encaminar la expedición que se preparó en Guayaquil y en Quito hacia
1777 para contener las incursiones portuguesas en el Napo y en el Amazonas. A
esa circunstcia juntaba Requena la de haber ejercido algo más tarde la goberna-
ción de Maynas. Fué nombrado para el cargo de Comisario demarcador en 1778
y comenzó sus funciones en 1780.

Requena y su 4a partida demarcadora, fueron tan desgraciados ó más que
los otros comisionados españoles llamados à entenderse con los portugueses á lo
largo de la línea determinada por los tratados. Los comisarios portugueses, pro
fundamente conoce lores del territorio. con marcada re olución de extender por
cuantos medios estuvieran á su alcance las posesiones ultramarinas del Rey Fi
delísimo, sabedores de las dificultades que por doquier rodeaban á los españoles y
á su gobierno, opusieron constantes resistencias á la demarcación, hasta llegar á
interrumpirla definitivamente y ob'igar á los comis rios espafioles á abandonar
el campo.

Requena era un hombre singularmente metódico y minucioso; y así se ex-
plica bien que todo los libros, documentos, cuentas etc., de aquella desgraciada
partida por él comandada, se conserven casi íntegramente, para servir à la de-
fensa de los derechos territoriales hispano americanos en esta parte del Conti-
nente. Como mues ra de esas particularidades suyas, doy aquí esta relación que
él mismo hizo y formó en 1781, apenas comenzadas sus labores, sobre el personal
de la expedición:

"EMPLEADOS DE LA CUARTA PARTIDA DE LIMITES POR PARTE DE SU MAJESTAD
"CATOLICA.-Primer Comisario, don Francisco de Requena, Gobernador de
"Maynas y Capitán de ingenieros. Segundo id., don Felipe de Arechua, Capi-
tan de milicias de Quito. Tesorero y provvedor general, don Juan Manuel

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bernación de Guayaquil, de 1805 á 1822; 1 los que atañen al Gobierno y administración del archipiélago de Chiloé hasta 1826; los expedientes directamente manejados por la Secretaría de Cámara del Virreynato referentes á asuntos de la privativa resolución del Virrey, como eran los de guerra, policía, fomento de misiones, etc.; los que se ocupaban de descubrimientos, pacificaciones, exploraciones geográficas

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Benites. T. niente de milicias de Quito. Secretario, don Gaspar Santistevan, Cadete habilitado de oficial.= Ayudante, don Juan Salinas, id. id.Capellán, don Mariano Bravo. Cirujano, don Manuel Vera. Guarda almacén, Justo Munar. Cabo de escuadra.= Un cadete, dos sargentos. dos cabos y veinticinco soldados blancos y dos negros,= Notas. Que don Apolinar Díaz de la Fuen"te, destinado á la expedición en calidad de Cosmógrafo, no tiene ciencia ni sa "lud ninguna para desempeñar este cargo, y está mandado detener por el señor ·Presidente de Quito Don Joaquín Bustos, Teniente de milicias del río del Hachagregado á la misma expedición, ha sido preciso dejarlo de Comandante de los terrenos de que se toma posesión, rara el establecimiento y aumento de los pueblos adquiridos. Y los demás soldados que faltan á esta relación, han muerto u os, y otros quedan en la provincia enteramente inhabiles para seguir la expedición y para emplearse en los penosos trabajos de ella. Taba

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· tinga. 8 de junio de 1781.— Francisco Requenu”.

Requena abandonó la demarcación á principios de 1790, sin que desde entonces hasta su muerte, lo mismo que en anteriores tiempos, hubiera dejado de trabajar un momento por el progreso de las regiones orientales del Perú y en contra de las invasiones de los portuguêses.

En 1794 recibió la Real orden del caso que le permitía volver á España, por la vía del Pará. Con tal motivo, volvió á recorrer el Amazonas: pero sin tocar pue blo alguno, ni pasar por ellos de día, y regresó á España donde obtuvo el título de Brigadier, en recompensa de esa campaña de 11 años en las márgenes del famo so río.

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1-El Gobierno de Guayaquil fué puesto bajo la dependencia ó jurisdicción inmediata del Virreynato de Lima, por Real Orden de 7 de julio de 1803. Esta agregación, que no pareció tener en su principio más que un carácter militar y político, se hizo amplia ó absoluta por posterior disposición del Monarca, de 10 de febrero de 186. A virtud de ella, Guayaquil continuó perteneciendo al Perú hasta 1822, en que fué agregado á Colombia. Es por razón de tales circunstancias que los papeles referentes al Gobierno de esa provincia, se conservan en nuestro archivo, al que desde luego corresponden exclusiva y legítimamente. La importancia de ellos es concluyente bajo el aspecto de las cuestiones de fron teras con la vecina República del Norte; pero lo es mucho mayor bajo el aspecto histórico, en relación con los sucesos que prepararon y realizaron la independencia de esa parte del territorio.

2-El Gobierno de Chiloé perteneció privativamente al reino y Capitanía Ge neral de Chile, en razón de su natural proximidad al territorio de ese nombre. De pendía, sin embargo, en lo militar y politico, del Virreynato de Lima, quien proveyó siempre á su conservación y defensa contra las incursiones y ataques de los piratas y fuerzas de mir que amagaron las costas españolas de América durante los siglos XVI. XVII y XVIII Hacia 1768, el Rey dispuso que Chiloé quedase agregado completamente al Perú, con quien debía entenderse para todo géne. ro de asuntos. En tal condición permaneció hasta 1826, en que habiendo expedi. cionado contra dicha plaza el General Freire, Presidente de Chile, y capitulado su defensor el brigadier español don Antonio de Quintanilla, ajustós entre am bos un tratado que dejó incorporado como parte integrante de Chile el archipié lago de ese nombre. Ese tratado lleva la fecha de 18 de enero de 1826, y envuelve un desconocimiento de los derechos territoriales del Perú, que éste no ha reclamado jamás.

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