Spanish short stories

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Elijah Clarence Hills, Louise Reinhardt
D. C. Heath, 1910 - 323 páginas
 

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Página 139 - A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído...
Página 139 - ¿Hay nada más ridículo que estas gentes que quieren pasar por finas en medio de la más crasa ignorancia de los usos sociales? '¿Que para obsequiarle le obligan a usted a comer y beber por fuerza, y no le dejan medio de hacer su gusto? ¿Por qué habrá gentes que sólo quieren comer con alguna más limpieza los días de días?
Página 140 - ... para salvar la mesa se ingiere por debajo de él una servilleta, y una eminencia se levanta sobre el teatro de tantas ruinas. Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla...
Página 134 - No quiero hablar de las infinitas visitas ceremoniosas que antes de la hora de comer entraron y salieron en aquella casa, entre las cuales no eran de despreciar todos los empleados de su oficina, con sus señoras y sus niños, y sus capas, y sus paraguas, y sus chanclos, y sus perritos...
Página 132 - ¿Quién se resiste a una alevosa sorpresa de esta especie? ¿Quién quiere parecer vano? —No es eso, sino que... —Pues si no es eso— me interrumpe—, te espero a las dos: en casa se come a la española: temprano.
Página 132 - Esto me consoló algún tanto, y fue preciso ceder; un día malo, dije para mí, cualquiera lo pasa; en este mundo, para conservar amigos es preciso tener el valor de aguantar sus obsequios. — No faltarás, si no quieres que riñamos. — No faltaré — dije con voz exánime y ánimo decaído, como el zorro que se revuelve inútilmente dentro de la trampa donde se ha dejado coger. — Pues hasta mañana — y me dio un torniscón por despedida.
Página 140 - ¡Por San Pedro!, exclama dando una voz Braulio, difundida ya sobre sus facciones una palidez mortal, al paso que brota fuego el rostro de su esposa. —Pero sigamos, señores, no ha sido nada, añade volviendo en sí.
Página 142 - Vístome y vuelo a olvidar tan funesto día entre el corto número de gentes que piensan, que viven sujetas al provechoso yugo de una buena educación libre y desembarazada, y que fingen acaso estimarse y respetarse mutuamente para no incomodarse, al paso que las otras hacen...
Página 137 - ... —Este plato hay que disimularle, decía ésta de unos pichones; están un poco quemados. — Pero, mujer... — Hombre, me aparté un momento, y ya sabes lo que son las criadas. — ¡Qué lástima que este pavo no haya estado media hora más al fuego! Se puso algo tarde. — ¿No les parece a ustedes que está algo ahumado este estofado?
Página 323 - Each, 12 cts. Kimball's Materials for French Composition. Each, 12 cts. Mansion's Exercises in Composition. 160 pages. 60 cts. Marcou's French Review Exercises.

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