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V.

Conseguida por los jesuitas la aprobacion de los catecismos y la órden de imprimirlos, faltaba solo tratar de su ejecucion. Entónces se encargó al P. Andres Lopez, Procurador de la Provincia peruana en Madrid, que solicitara la cédula que ántes hemos copiado; él presentó al Consejo de Indias un Memorial manifestando la necesidad de que la impresion se hiciera en Lima, y consiguió la autorizacion que se deseaba. A su regreso vino conduciendo la imprenta; por esto es que hemos tratado esta cuestion en la biografía de éste Padre, pues á él se debe tan inmenso beneficio. Antonio Ricardo vino, segun dice la congregacion de Enero de 1576, como persona propia á hacerlo imprimir.

V1.

Se ha dicho por respetables escritores que la imprenta fué introducida en el Perú ántes de 1583, fundándose en que el haberse ordenado por el concilio que se imprimieran los catecismos, mani fiesta que ya entónces habia una imprenta bien organizada; pero, prescindiendo de que el ordenarse la impresion de una obra no comprueba que haya imprenta donde ésto se manda; basta fijarse en los términos de la cédula trascrita, recordando las disposiciones legales que regian entónces, para convencerse de que la imprenta fué traida para la publicacion de los catecismos.

Cuando se celebró el concilio estaba prohibida en América la publicacion de toda clase de libros, y para que pudiera hacerse en España debian antes ser examinados por el Consejo Supremo de las Indias, segun cédulas de 21 de Setiembre de 1556 y 14 de Agosto de 1560 que son la ley 1.a tít. 6.° lib. 4o de la Recp. de Indias. Solo en 8 de Mayo de 1584 vino á declararse: que cuando se hiciera algun arte ó vocabulario de las lenguas de los indios bastaba para que pudieran imprimirse que fuesen examinados por el diocesano y la real Audiencia del distrito. Esta cédula dejó vigentes las anteriores respecto de otra clase de libros; luego: si solo desde

1584 pudo hacerse en América determinadas impresiones, es evidente que ántes de ese año no existió en el Perú imprenta alguna, desde que no pudieron aprovecharse sus trabajos.

Para el establecimiento de las imprentas era necesario recabar préviamente autorizacion real; y si nos fijamos en que desde Mayo de 1584 bastaba, para que fueran impresos en el Perú el catecismo y los vocabularios, las licencias del ordinario y de la Audiencia, nos convenceremos de que al concederse á los jesuitas, por cédula de Agosto de ese año, real permiso para hacerlo en Lima de los del concilio, esa autorizacion importa la del establecimiento de la imprenta; puesto que si la hubiera habido no habrian necesitado de esa cédula para aquella publicacion. Ademas es evidente que el conceder permiso para imprimir donde no hay imprenta es concederlo para su establecimiento.

VII.

Los bibliografos mas notables están de acuerdo en señalar los catecismos como los primeros libros impresos en el Perú: y eso comprueba que la imprenta fué traida para su publicacion.

Si los catecismos fueron escritos por los jesuitas, y si para la publicacion de éstos se trajo imprenta al Perú: es evidente que aquellos Padres fueron sus introductores en el pais y no Antonio Ricardo, como generalmente se creé.

Manifiesta que la imprenta fué de los jesuitas y no de Ricardo, la referencia que se hace en los catecismos de haberse editado en la casa de la Compañía, al cuidado de los PP. José de Acosta Juan de Atienza.

y

Si nos hubiera sido posible obtener una cópia de aquellas advertencias las reproduciríamos aqui; pero como testimonio de que la impresion se hizo en el colegio de San Pablo, presentamos lo que se dice en una historia de la Compañía, que poseé inédita Monseñor Garcia Sanz, y que escribió el P. Jacinto Barrasa. Hablando del P. Acosta en el concilio, dice: « Se le encargó por los mismos Padres de él, el formar el catecismo de la doctrina cristiana pequeño y grande, el confesonario y otras necesarias para instruccion de los indios. Lo cual todo dispuesto en lengua castella

na, se tradujo en las dos quechua y aymará, que son las mas generales y corren lo mas del Reyno. IMPRIMIÓSE TODO EN NUESTRO COLEGIO y con los cuadernos ó libros que comenzaron á correr, y se repartieron por diversas partes, se comenzó luego á manifestar notable fruto, así en los doctrineros como en los indios, por enseñárseles toda la doctrina cristiana uniformemente; que ántes la diversidad que habia en la enseñanza, era de mucho daño y perjuicio á la rudeza de estos neófitos ».

Monseñor Eyzaguirre, en el tomo 1o de su conocida obra Intereses católicos de América, afirma tambien que los catecismos se imprimieron en una pequeña imprenta que tuvieron en su colegio los jesuitas. Pero lo que mas convence que fueron ellos sus introductores en el Perú, es el haberlo sido en todas las partes de América, en donde la hubo en su tiempo. En Juli la tuvieron en 1612, como comprobamos en la biografía del P. Luduvico Bertonio; en Quito fueron sus introductores, segun refiere D. P. Fermin Cevallos en la pág. 384 del tomo 2o del Resúmen de la historia del Ecuador, que publicó en Lima en 1870 en 6 vols. en 4o; D. José Maria Gutierrez en la pág. 658 de la Enseñanza pública superior de Buenos Ayres, impresa en esta ciudad en 1868, en un vol. en folio, sin embargo de atacar á los jesuitas por cuanto hicieron en ese pais, confiesa que la primera imprenta de Buenos Ayres se fundó por el Virey Vértiz en 1768, con la que tuvieron los jesuitas en su colegio de Córdova; lo cual testifica tambien D. Miguel Luis Amunátegui en el tomo 1.o pág. 229 de Los Precursores de la Independencia de Chile. Este mismo autor asegura que la primera impresion que se conoce ejecutada en Santa Fé de Bogotá, fué en la imprenta de la Compañía de Jesus en 1740; y reproduce parte de una carta del P. Diego de Moya, de 28 de Noviembre də 1746, dirijida á una monja de esa ciudad, en cuya carta dá razon del estado de la imprenta que dirijia el hermano Francisco de la Peña que es, dice, impresor de oficio. El mismo Gutierrez, en su obra Origen del arte de imprimir en la América del Sur, dice: « Los Padres de la Compañía de Jesus clandestinamente, tal vez, y procediendo de su cuenta y riesgo y sin prévio permiso de la Corte de España, vaciaron tipos, construyeron prensas y dieron á la estampa en las misiones del Paraguay una série de libros de doctrinas, gramáticas y diccionarios de la lengua guaraní desde 1703 hasta 1727».

Luego, si en todas sus Provincias tuvieron imprenta los jesuitas, y no hubo otras que las de ellos, y si al Perú procuraron traerla para imprimir sus catecismos, y éstos se imprimieron por ellos, es incuestionable que fueron ellos los introductores de la imprenta en el Perú.

VIII.

Volvamos al P. Lopez, á quien habíamos olvidado tratando de hacer conocer uno de los méritos que contrajo en el Perú la Compañía, estableciendo en él la imprenta. Regresaba Lopez á su Provincia, cuando una enfermedad violenta puso término á sus dias en Panamá en Abril de 1585. El P. Diego de Samaniego, que era uno de los que formaban la expedicion, quedó de Superior de ésta; la cual llegó á Lima en Junio del año mencionado.

No sabemos que el P. Lopez hubiera escrito algo mas que el Memorial que presentó en España, solicitando el real permiso para imprimir en Lima los catecismos del concilio. El P. Anello Oliva, que dedicó á su vida el cap. V. del lib. 3o de los Varones ilustres, no dice una sola palabra respecto de esto, ni tampaco el P. Alcázar en la Crono-historia de la Provincia de Toledo, en la cual dá otras noticias referentes á aquel Padre. Alcázar dice que nació en Medina del Campo, y Oliva asienta que fué en Villa-Garcia. En el libro donde se anotaba el nombre de los Padres que venian de España, no se le señala al P. Lopez lugar de nacimiento; asi es que no podemos determinarlo. El P. Freylin que escribió la Vida del P. Diego Martinez, y que en ella lo hace de la de otros varios que fueron compañeros de éste en sus trabajos, dice: que no se ocupa del P. Lopez, porque ya estaba escrita su vida en el cap. VII. del lib. 4o de los Varones ilustres; obra que quizá sea la que con este título escribió el P. Ignacio de Arbieto, ó los Elogios del P. Acosta; pues no pudo Freylin referirse á Oliva que escribió mucho despues que él.

EL P. PEDRO DE AÑASCO.

(N. 1550+1605)

La mayor parte de las naciones infieles de la América española del Sur fué el campo en donde los jesuitas de la Provincia peruana, en los últimos años del siglo XVI, demostraron cuanto puede una voluntad firme y decidida, y la abnegacion y la constancia que les trasmitió Loyola por herencia. Unos pocos hombres, desprovistos completamente de cuanto es menester para la conservacion de la vida, y muchas veces sin mas compañia que un Cristo y un breviario, recorrieron desde los llanos de Colombia hasta el Tucuman y Paraguay, alcanzando, solo con su palabra, mas que lo que habian conseguido hasta entónces las armas españolas: la conquista de inmensos territorios.

Pero, no solamente prestaron este beneficio, si no que aun mas, los que primero penetraron en esas regiones, despues de estudiar, con la mayor perfeccion posible, los idiomas de sus habitantes se dedicaron á escribir cartillas, catecismos, gramáticas y vocabularios, sin otro interes que el de facilitar á sus sucesores el ejercicio de su ministerio.

De éstos respetables misioneros es el P. PEDRO DE AÑASCO, nacido en Chachapoyas en 1550. Fué su padre un capitan del mismo nombre, natural de Segovia, que vino de Guatemala al Perú en 1534 con el General D. Pedro de Alvarado, que comandó a los Chachapoyas en 1553 en la campaña contra Francisco Hernandez Giron, fué Gobernador de aquella provincia y continuó militando hasta su fallecimiento acaecido en Lima en 1576.

El Provincial Ruiz del Portillo concedió al P. Añasco la sotana de la Compañia en 1572, en Lima. Cuando en 1577 admitió el P. Acosta la doctrina de Juli, le mandó á ella con los demas jesuitas que, á las órdenes del P. Diego Martinez, establecieron esa. residencia. Desde entonces se empleó constantemente en las mi

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