Vidas de Españoles celebres, Volumen 1

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La Imprenta real, 1807 - 372 páginas
 

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Página 86 - Las aguas de Malta fueron el teatro de la primera victoria de Roger. Tuvo aviso de que las galeras francesas navegaban la vuelta de aquella isla para socorrer la ciudadela sitiada por los aragoneses , y al instante se dirigió con las suyas á encontrarlas. Hallólas descuidadas en el puerto , y aunque pudo acometerlas de improviso sin ser sentido, quiso mas bien esperare!
Página 86 - ... para la batalla, y les envió un esquife á decirles que se rindiesen ó se apercibiesen á la pelea. Sin duda que quiso dar crédito á sus armas, manifestando á los enemigos que desdeñaba los medios de la astucia, y solo queria servirse del esfuerzo ; mas el éxito únicamente podia absolver de temeraria esta bizarría (1285).
Página 266 - ... como estaba , perdida la espada de la mano , y no teniendo á punto otras armas , se volvió á las piedras con las que se habia señalado el término del campo, y empezó á lanzarlas contra los franceses. Parece al leer esto que se ven las luchas de los heroes en Hornero y Virgilio, quando rotas las lanzas y las espadas, acuden á herirse con aquellas enormes piedras, que el esfuerzo de muchos no podia mover de su sitio.
Página 60 - mis enemigos , non será ende mal que yo tome á los » mis enemigos por fijos : enemigos en la ley , mas non »por ende en la voluntad, que es el buen rey Aben » Juzaf , que yo lo amo é precio mucho , porque él non » me despreciará nin fallecerá , ca es mi atreguado é mi »apazguado.
Página 99 - Sabed, le dijo, que sin licencia de mi rey no ha de atreverse á andar por el mar escuadra 6 galera alguna : ¿ qué digo galera ? los peces mismos, si quieren levantar la cabeza sobre las aguas , han de llevar un escudo con las armas de Aragon.
Página 71 - Sentóse á comer con su esposa, reprimiendo el dolor en el pecho, para que no saliese al rostro. Entretanto el infante, desesperado y rabioso, hizo degollar la víctima, á cuyo sacrificio los cristianos que estaban en el muro prorumpieron en alaridos.
Página 69 - Furiosos los moros se aprestaban nuevamente al asalto, cuando el inicuo infante acude á otro medio mas poderoso para vencer la constancia del caudillo.
Página 59 - Perlados, los quales en lugar de meter paz, no á escuso ni á encubiertas, sino claro, metieron asaz mal. Non fallo en la mia tierra abrigo, nin fallo amparador, nin valedor...
Página 70 - África, y le trajo á España consigo ; y entonces le creyó instrumento seguro para el logro de sus fines. Sacóle maniatado de la tienda donde le tenia, y se le presentó al padre, intimándole que si no rendía la plaza le matarían á su vista.
Página 69 - Ni el juramento que entonces hizo de mantenerse fiel, ni la autoridad y consideracion que le dieron en el gobierno, pudieron sosegarle. Alborotóse de nuevo, y no pudiendo mantenerse en Castilla, se huyó á Portugal, de donde aquel rey le mandó salir por respeto á don Sancho.

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