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moraban y tenian sus pueblos é iglesias, en que eran doctrinados, y se subieron á lo alto por estar más seguros y vivir con más libertad, pero sin misa ni doctrina. Destos se habian bajado entónces más de ciento con sus mujeres é hijos, y estaban poblados en dos pueblos, en lo llano, y los visitaban y doctrinaban desde nuestro convento de Acaponeta, en el cual dejó el padre Comisario al fraile que llevaba por nauatlato; el cual, pocos dias despues, aun antes que se tuviese capítulo, hizo bajar otros ciento y sesenta, y los pobló en tres poblecitos, y cada dia se bajarian otros muchos, y aun se converlirian otros si hallasen buen tratamiento en los españoles y hubiese ministros que los instruyesen y enseñasen el camino del cielo.

En lugar deste nauatlato llevó el padre Comisario, en lo restante de la visita de aquella parte de Xalisco, á un religioso de la provincia de México, llamado fray Diego Delgado, uno de los muchos que fueron á Guatemala por no quedar á la obediencia y gobierno del provincial fray Pedro de San Sebastian, viendo (como atrás queda dicho) que gobernaba la provincia con sola la autoridad de la Audiencia; casi todos estos volvieron de Guatemala á México, pensando que con la presencia del padre Comisario se allanaran las alteraciones pasadas, y viendo que no le querian recebir, y que negociaron como la Audiencia no le dejase entrar en la provincia, ni tuviese que ver con ella (como queda referido) pasaron á Michoacan, donde por ser lenguas mexicanas y otomies trabajaron en la obra de los naturales todo el tiempo que el padre Comisario se detuvo en aquella provincia. El fray Diego Delgado, habiendo concluido un negocio. que el padre Comisario general le encomendó cerca de

Cocula, acudió con él á la provincia, y alcanzóle en Xa

la

y de allí le acompañó hasta Acaponeta, desde donde, como dicho es, le llevó por nauatlato hasta tornar á la parte de Michoacan, como agora se verá.

De como el padre Comisario volvió desde Acaponeta á Xalisco.

Visitado, como queda visto, el convento de Acaponeta, porque para visitar los demás que no estaban visitados, era menester dar la vuelta hácia Guadalajara y llegar á Cocula, desde donde se habia de ir al valle de Autlan, Colima, Zapotlan y Tuchpa, y á otras partes, determinó el padre Comisario salir de Acaponeta y volverse á Xalisco; y poniendo esto por obra partió lunes en la tarde, ventiseis de Enero, de aquel pueblo y convento, y pasado el rio por el vado, porque ya se le habia quitado el enojo, y andadas dos leguas de camino llano, llegó antes de ponerse el sol á un pueblo pequeño de aquella guardianía, llamado San Philipe Atztatlan, de indios que hablan la lengua pinome ó pinonuquia, donde se le hizo muy solenne recebimiento; salieron al camino algunas danzas de indios en trajes de chichimecas, y todos le hicieron mucha fiesta, ofreciéronle pan de Castilla y bizcochos, plátanos, batatas, gallinas y una botijuela de vino, que por allí se estima en mucho; habian acudido á aquel pueblo los indios de otros pueblos vecinos, y todos se regocijaron con la llegada del padre Comisario, el cual se detuvo allí aquella noche.

Martes veintisiete de Enero salió de madrugada de Atztatlan con una luna muy clara, y pasado el riachuelo de Santa Ana, y andadas cuatro leguas largas por el mesmo camino que habia llevado á la ida, llegó antes que amaneciese al rancho de Ozomatlan, ó de los Pescadores, donde halló algunos indios de aquel pueblo que le estaban aguardando, los cuales, con otros compañeros suyos que acudieron luego, rogaron é importunaron al padre Comisario que pasase á su pueblo. Hizolo así por no desconsolarlos, y pasáronle en unas canoas hechas de heno, ó eneas, por una lagunilla de agua muy hedionda; llegado al pueblo halló toda la gente á la puerta de la iglesia, puesta en procesion, y despues de haber hecho oracion con ellos, y agradecido su devocion y recebimiento, descansó un poco en un pobre aposentillo que estaba pegado á la iglesia: trujeron á aquella hora (que ya amanecía) huevos y pescado aderezado, y gallinas de Castilla, que con su simplicidad habian cocido con el pescado juntamente en una mesma olla y agua, comieron los que tenian necesidad, y luego en las mesmas canoas tornaron los indios á pasar al padre Comisario y á sus compañeros al rancho sobredicho; aunque es pequeño aquel pueblo, habia en él dos lenguas diferentes una de otra, la una es iruzanuquia y la otra quarinuquia; desde el rancho prosiguió el padre Comisario su viage por el mesmo camino que á la ida, y andadas cuatro leguas llegó muy fatigado del sol al pueblo de San Pedro Tanauehpa, donde fué recebido con mucha fiesta y se detuvo hasta la tarde.

Estando en aquel pueblo el padre Comisario vinieron á verle y hablarle siete ú ocho indios chichimecas de la sierra, con cabellos largos y zarcillos en las orejas, pi

diéronle en nombre suyo y de sus compañeros (que segun dijeron eran cuarenta casas) que les enviase quien los doctrinase en las cosas de la fé, porque eran cristianos baptizados, y que aunque los años pasados se habian subido á la sierra huyendo de miedo de los soldados que los maltrataban, ya se habian bajado á lo llano y tenian comenzada su iglesia. Agradecióselo mucho el padre Comisario y consolólos y animándoles á que se congregasen y á que acabasen la iglesia, y que les enviaría religiosos de Centipac que los ayudasen así á hacer esto como á su cristiandad, hízoles dar de comer y quedaron muy contentos, y estaban todos, las bocas abiertas, mirándole; despues de comer volvieron con la mesma peticion por escrito, y respondióles lo mesmo. Para entender à estos indios, que eran de diferente lengua y no sabian la mexicana, decian sus razones á un indio principal de aquel pueblo que los entendía, y él las decia en lengua mexicana al nauatlato, y el nauatlato al padre Comisario, y por estos atenores se negociaba, que no era pequeño trabajo.

Aquella tarde despues de comer, y de haber descansado un rato, partió el padre Comisario de aquel pueblo, pasó el rio por el vado, aunque daba el agua á las cinchas y aun mas arriba, y andada media legua llegó al poblezuelo llamado San Juan Omitlan, cerca del cual salieron de entre las matas solos dos indios desnudos y envixados como chichimecas de guerra, con adargas y macauitles, tan de improviso y con tanta grita y algazara, que á la bestia en que iba el padre Comisario y á las demás de la compañía hicieron dar una vuelta á la redonda, y no fué poco no caer ninguno de los que iban en ellas; luego comenzaron á tirarse limones ceoties, y á darse de

porradas en las adargas con sus porras, y con esta fiesta llegó el padre Comisario á la puerta del patio de la iglesia, donde estaba toda la gente junta, aguardándole, puesta en procesion. Dióles la bendicion y gracias por lo que habian hecho, y prosiguió su viage la vía de Centipac, que está cuatro leguas de allí de camino llano y llegó allá, pasado en ellas un arroyo, con un sol recísimo; saliéronle al encuentro ocho ó diez indios de á caballo, y fuéronle haciendo fiesta un gran trecho, dando grita y corriendo sus caballos y recibiendo golpes de limones que otros indios de á pié les tiraban; á la entrada del pueblo tenian hechos muchos arcos y ramadas, y á la puerta del patio de la iglesia estaba junta toda la gente de aquel lugar y de otros de la comarca, con un mitote ó baile á su modo, y todos recibieron al padre Comisario con mucha devocion y contento.

Está aquel pueblo tres leguas del mar del Sur, es pequeño, que aun no tiene cien vecinos, pero todos son gente devota, está situado en tierra muy calurosa, muy poblada de moxquitos; la lengua materna y natural de los de aquel pueblo, y de otros muchos de los de aquella guardianía que están á la banda del Norte, se llama pinutl ó pinonuquia, y esta mesma dicen que es la de los coras y coanos y vaynamotecas, pero en otros pueblos, que son los que están á la costa, hablan la lengua naarinuquia, y en los unos y en los otros se babla y se entiende la mexicana; solamente en un pueblo hay una lengua peregrina y todos caen en el Obispado y jurisdicion de Guadalajara. Dos de aquellos pueblos de la costa están en unas islas dentro de dos lagunas, y otro junto à un estero, y en todos tres se hacen grandes pesquerías de ostiones y otros pescados; algunos pueblos,

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