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pueblo es de mediana vecindad de indios mayas y de los mesmos son los demás de la guardianía; hay en él una anoria con que sacan agua para todos, y sin esta, hay algunos pozos para el mesmo efecto. Luego, en diciendo misa el padre Comisario, le vinieron á ver todos los caciques, y le ofrecieron muchas gallinas y calabazones de miel, huevos, chile, calabazas, pitahayas y otras frutas. El convento, cuya vocacion es de San Augustin, es pequeño, sin claustro; tiene dos cuartos hechos de cal y canto, en que hay cuatro ó cinco celdas altas y la pieza del Santísimo Sacramento: pegada al convento está la ramada y capilla de los indios, en un bonito patio que tiene cuatro capillas como el de Itzmal. Hay en aquel eonvento una huerta pequeña, y en ella otra anoria, con que se saca agua para regar un gran platanar y otros árboles y hortalizas que en ella hay; está armada esta anoria debajo de una bóveda fuerte y vistosa. Moraban en aquel convento dos frailes, visitólos el padre Comisario y detúvose con ellos aquel dia y el siguiente.

Martes nueve de Agosto salió de Tikanto á las dos de la mañana, y andada legua y media de camino pedregoso, con una luna muy clara, llegó á un bonito pueblo de aquella guardianía llamado Zuma, estaban los indios aguardando con bailes al pié de las ramadas que habian hecho, y con música de flautas y trompetas; agradecióselo y pasó adelante, y andada otra legua y media, llegó al amanecer á otro buen pueblo llamado Canzahcab, de la guardianía de Cizomtun, donde se le hizo aun mejor recebimiento que en Zuma. Dióles tambien las gracias, y prosiguió su viage; y andadas dos leguas largas de camino muy lleno de piedras, llegó temprano à decir misa al pueblo y convento de Cizomtun. SaliéTOMO LVIII.

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ronle á recebir, una gran media legua, los indios principales de aquel pueblo y de otros de la guardianía, á caballo, con ramilletes de flores olorosas; habia muchas ramadas y muy curiosas, á su modo, en las cuales estaban muchos indios con bailes y danzas, y allá, junto al convento, estaba el golpe de la gente, que era sin cuento, así hombres como mujeres, chicos y grandes, vestidos todos de fiesta, los cuales llegaban á porfía á besar la mano al padre Comisario, apretándose unos á otros, cada cual por llegar mas presto, con una estraña devocion. Tenian alli todas las cruces y mangas de la guardianía, y habia mucha música de flautas y trompetas, con la cual fiesta y acompañamiento entró el padre Comisario en la iglesia; agradecióles su devocion y voluntad, y acudieron luego todos aquellos principales con ofrendas de muchas gallinas y pollos, huevos, iguanas, pescado, pitahayas y otras frutas, y un cántaro de miel.

Es el pueblo de Cizomtun de mediana vecindad, de indios mayas, y de ellos mesmos son los demás de la guardianía, gente toda muy devota de nuestro estado y hábito. Cae aquel pueblo tres leguas de un portezuelo del mar del Norte, adonde acuden barcas á cargar de sal, gallinas y maíz, porque de todas estas cosas hay mucha abundancia en aquella comarca, como tambien la hay de venados, y de las cabrillas en cuyos buches se hallan las piedras bezahares, como atrás queda dicho.

El convento, cuya vocacion es de Santa Clara, está acabado, con su claustro alto y bajo, dormitorios y celdas, labrado todo de cal y canto, y de bóveda, excepto las celdas que tienen el techo de madera, con sus azoteas muy fuertes; tiene tambien una iglesia, que por ser de las buenas de la Nueva España, se hace aqui

de ella mencion. Es el cuerpo desta iglesia de un cañon de bóveda, de ciento y setenta piés de largo y de cuarenta y dos de ancho, la capilla está labrada de cantería de lazos, y tiene de largo, desde el arco toral hasta el testero del altar mayor, ochenta y dos piés; el ancho es el mesmo que el de la iglesia, y así, á buena cuenta, hay desde el altar mayor, hasta la puerta frontera de la iglesia, mas de doscientos y cincuenta piés de hueco; el suelo del coro alto es tambien de bóveda, del mesmo anchor y de treinta y nueve piés de largo. Sin esto tienen los indios su ramada y capilla en un buen patio, con cuatro capillas como en Tikanto y en Itzmal; hay una huerta en aquel convento, y en ella muchos naranjos, limas, limones y cidros, parras, granados, ciruelos, aguacates, guayabos, zapotes, pitahayas y cocos, y mucha y muy buena hortaliza, y riégase todo con agua que se saca con una anoria; moraban en aquel convento tres frailes, visitólos el padre Comisario, y detúvose con ellos aquel dia y el siguiente.

Jueves once de Agosto salió de Cizomtun, poco des pues de media noche, y andada legua y media de camino ancho, llano y carretero, llegó á un pueblo de aquella guardianía, llamado Yobain; estaban á aquella hora juntos los indios, y recibieronle con muchas ramadas y bailes, y una cuadrilla de mochachos que con sus gritos y algazara regocijaban la fiesta: hobo tambien música de flautas, y ofrecieron al padre Comisario muchos ramilletes. Dióles las gracias, y pasó adelante, y andada otra legua y media del mesmo camino carretero, llegó á otro pueblo mayor, de la mesma guardianía, llamado Cinanche, donde fué recebido como en Yobain, aunque con mas ramadas, bailes y gente, interviniendo tambien

música de trompetas; agradecióselo, y prosiguió su viage, y andadas dos leguas del mesmo camino, llegó aun antes que fuese de dia á otro pueblo grande llamado Telchaque, de la guardianía de Mutul, en el cual asimesmo fué muy bien recebido, y le ofrecieron muchos ramilletes. Pasó adelante, despues de haberlos agradecido su devocion, y andadas otras dos leguas de camino llano, aunque angosto, llegó, al salir del sol, á otro buen pueblo de la mesma guardianía de Mutul, llamado Uqui, donde halló toda la gente junta, puesta en procesion á la puerta de la iglesia, con mucha música de flautas y trompetas y canto de órgano. Diéronle muchos ramilletes de flores odoríferas, y pasó adelante, y andada media legua, llevando detrás y delante muchos indios á pié y á caballo, llegó á decir misa al mesmo pueblo y convento de Mutul; recibiéronle con muchas ramadas, cruces, andas, música de flautas, chirimías y trompetas, y con muchos bailes y danzas, con mucho concurso de gente, así de los del pueblo sobredicho, como de los demás de la guardianía, todos los cuales son indios mayas. Acudieron luego los principales de toda ella con ofrendas de muchas gallinas y pollos, palomas, iguanas, pescado y huevos, pitahayas, miel y un carnero.

Es aquel pueblo de mediana vecindad de indios muy devotos, y hay en él, junto al convento, un ku ó mul en que antiguamente hacian sacrificio á los ídolos, agora está hecho en lo alto del un calvario, al cual suben por muchos escalones de piedra; han caido sobre él dos rayos, y hecho pedazos dos cruces, cada uno la suya; cosa cierto maravillosa,

El convento, cuya vocacion es de San Juan Bautista, está acabado, con sus claustros alto y bajo, dormitorios y

celdas, hecho todo de cal y canto, al modo del de Cizomtun; la iglesia no estaba acabada pero tenia levantadas ya las paredes de pié derecho. Hay en el claustro alto una sala en que está el Santisimo Sacramento, y abajo un baptisterio muy vistoso, con la puerta al patio, donde está la capilla y ramadas de los indios; el patio es encalado, con cuatro capillas á las esquinas, cercado de naranjos puestos por orden y concierto; la huerta del convento es muy buena, dánse en ella muchas naranjas, limas, limones y cidras, dánse zapotes, guayabas, plátanos, zulumuyes, pitahayas, granadas, cocos y la fruta que parece membrillos y las avellanas de las Indias, con que se purgan los españoles, como atrás se dijo. Riégase todo esto y la hortaliza con agua que se saca con una anoria y de ella sale agua encañada á una pila que está á la puerta del patio, de donde la llevan las indias; moraban en aquel convento tres frailes, visitólos el padre Comisario y detúvose allí aquel dia y el siguiente.

Sábado trece de Agosto salió de madrugada de Mutul, y andada legua y media de camino muy pedregoso, llegó entre dos luces á un pueblo de aquella guardianía llamado Moxopip; recibiéronle los vecinos con algunas ramadas y bailes y con música de flautas, y ofreciéronle ramilletes de flores; dióles las gracias y pasó adelante, y andada otra legua y media del mesmo camino pedregoso, llegó á decir misa al pueblo y convento de San Bernardino de Tixkokob, donde asímesmo fué muy bien recebido con mucha mas gente, mas música, mas ramadas y mas bailes; acudieron luego los principales de la guardianía y ofrecieron al padre Comisario gallinas, pollos, miel y otras cosillas. Es aquel pueblo de mediana vecindad, de gente muy devota, la cual con toda la de

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