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se ha de decir, y para que se entiendan mejor las marañas, embustes y mentiras que se ordenaron y tramaron para que la verdad se escureciese y pereciese la justicia.

De los conventos del Teul y Xuchipila, y como el padre Comisario envió quien los visitase.

Habiendo el padre Comisario general visitado el convento de Guadalajara, como queda dicho, y queriendo ir á visitar otros dos, que son el de Xuchipila y el del Teul, los cuales están muy á trasmano y fuera de comarca, y en lugares peligrosos por los chichimecas, y estando ya de camino para ir á ellos, cargaron dél muchos frailes, y le requirieron que no lo hiciese, atento que era camino muy peligroso, y poner en riesgo su vida en lo que se podia hacer por tercera persona. Por esta importunacion y requirimientos, y por otras causas que se juntaron, dejó el padre Comisario aquella jornada, y envió en su lugar á un fraile viejo y muy honrado que habia sido muchas veces difinidor en aquella provincia. Este visitó los dichos dos conventos, de los cuales se dirá en este lugar brevemente como de los demás, segun la relacion que dellos dieron al padre Comisario general sus guardianes.

El convento de Xuchipila es pequeño, hecho de adobes, tiene una bonita huerta en que se dan muchas y muy buenas uvas y viznagas de las de España, que sirven de mondadientes, su vocacion es de nuestro Padre

San Francisco, y moraban en él dos frailes; el pueblo es de trescientos vecinos, indios cazcanes, que hablan una lengua que parece algun tanto á la mexicana, y desta nacion y lengua son los demás de aquella guardiania, que serán otros tantos; todos caen en el Obispado y jurisdicion de Guadalajara, y está Xuchipila de aquella cibdad como diez y seis leguas, moraban allí algunos españoles, y hay presidio de soldados para acompañar á los que van de Guadalajara allá y desde allá al Teul, por respeto de los chichimecas.

No lejos de Xuchipila está una sierra muy alta y muy fuerte, á que llaman el Miston, donde los años pasados se recogieron y hicieron fuertes los indios de aquella comarca, sin quererse rendir á los españoles en mucho tiempo, hasta que don Antonio de Mendoza, que entónces era Virey de la Nueva España, salió de México para ir allá, y con mucha gente y tiros gruesos de artilleria, hizo combatir el fuerte, y así se dieron los indios y quedó la tierra pacífica.

El convento del Teul (cuya vocacion es de San Juan Baptista), es una casita tan pequeña, que no tenia entónces mas de dos celdas muy ruines hechas de adobes, en las cuales moraban dos religiosos que allí residen. El pueblo es pequeño, que aun no tenia ciento y cincuenta indios, y como otros tantos habia entónces en lo restante de la guardianía convertidos y de paz. Todos hablan la lengua cazcana, y caen en el Obispado y jurisdicion de Guadalajara. Está el Teul á ocho leguas de Xuchipila, todas de tierra de guerra, y diez y seis de Guadalajara, de camino muy áspero, aunque no muy peligroso; con estos indios del Teul confinan otros muchos infieles y gente de guerra, y otros algunos de paz, aun,

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que no están convertidos. Por allí, por el Teul, `se pasa para ir desde Guadalajara á Zacatecas.

De como el padre Comisario salió de Guadalajara en prosecucion de su visita, y despachó sus patentes á México.

Habiendo el padre Comisario tenido la Pascua de Navidad en el convento de Guadalajara, y celebrádola con mucha solennidad y regocijo espiritual, salió de allí en prosecucion de su visita, miércoles treinta y uno de Diciembre, fin del año de mil y quinientos y ochenta y seis, y principio del año del nacimiento de nuestro Salvador de ochenta y siete años, y andada legua y media pasó por entre dos pueblos de aquella guardiania, el uno llamado Tuluquilla, y el otro San Sebastian; y andadas despues dos leguas y media no largas, en que se pasan unos arroyos y cienaguillas por una calzada y alcantarillas de madera, y despues una buena cuesta, llegó á decir misa al pueblo y convento de Tlaxomulco, donde se le hizo muy solenne recebimiento; salieron muchos indios é indias al camino, casi una legua, á verle y recebirle, y despues á trecho encontraba muchas cuadrillas de unos y de otros hincados de rodillas, con mucha devocion, aguardando á que el padre Comisario pasase y los bendijese: allá, junto al pueblo, habia gran golpe de gente, y mucha mas á la puerta del patio del convento. Es aquel pueblo de mediana vecindad, de gente muy devola y medianamente polida, está fundado en un valle en una rinconada entre cerros muy altos; es aquella tier

ra calurosa, aunque no mucho, dánse por alli naranjos, cidras, limas y limones, y otras frutas de tierra caliente; viene á aquel pueblo un arroyuelo de buen agua, que en tiempo de verano se seca, y entonces beben los indios de pozos. Una legua de allí está una laguna de agua salobre en que se crian unos pescadillos muy sabrosos, y junto á ella hay algunos pueblos de aquella guardianía, los cuales con los demás de las visitas y los del mesmo Tlaxomulco, hablan la lengua coca, y aunque esta es su natural y materna, los más entienden y hablan la mexicana, y en ella se confiesan y les predican: andan vestidos ellos y ellas como los mexicanos, y caen todos en el Obispado y jurisdicion de Guadalajara. El convento es pequeño, de claustro bajo y celdas bajas, sobre un henchimiento, todo es de adobes, con la iglesia, la cual es capaz de mucha gente. Tiene el convento una buena huerta en que se dan membrillos y uvas, y todo género de naranjas y hortaliza, y mucha mostaza; aunque le falta agua de pié, hay, para beber los frailes y servicio de la casa, un buen algibe y grande de agua llovediza, y dánse en la huerta sobredicha muchos nogales de la tierra, los cuales son grandes, pero no tan gruesos como los de España, ni aun conforman con ellos en las hojas ni en la corteza, la fruta es de la hechura de almendras, aunque mayor que ellas, pero lo de dentro no difiere de las nueces de Castilla ni en sabor, ni en parecer, ni en propiedad, y aun son aquellas mas sanas, porque no son tan recias ni tan pesadas como las de Castilla. Hay de aquellos árboles en muchas partes de aquella provincia, y en algunos conventos della han ingerido en ellos los de Castilla, y salen muy buenas nueces; la vocacion del convento de Tlaxomulco es de San Anto

nio, moraban en él tres frailes, visitólos el padre Comisario y detúvose con ellos hasta el miércoles de la semana siguiente. En este interin acudieron los indios de la guardianía con sus ofrendas de pan de Castilla, plátanos y algunas aves, y despachó el padre Comisario las patentes sobredichas por todas las provincias; á la de Guatemala, Nicaragua y Yucatan, despachólas con un fraile que alli habia venido á negocios de la mesma provincia de Guatemala, el cual las llevó á la provincia de Yucatan, y de allí pasó á Guatemala, donde se enviaron á Nicaragua, y en todas tres, como dicho es, fueron recebidas y obedecidas: á México las envió con el mesmo fray Francisco Sellez, yendo en su compañía un predicador de aquella provincia de Michoacan, llamado fray Alonso de la Concepcion, y á ambos y á cada uno de ellos in solidum les dió poder bastante, por ante escribano, para poderlas presentar en la Audiencia y pedir los recados necesarios para que tuviesen debido efecto, y para tratar todos aquellos negocios con la misma Audiencia, segun el órden y memorial que llevaron, dióles tambien patentes para el mismo efecto, mandándoles que posasen en el convento de San Cosme y San Damian de los frailes descalzos, y que de allí saliesen á negociar; lo que negociaron adelante se dirá. Allí en Tlaxomulco tuvo el padre Comisario la fiesta de la Epifanía, que llaman de los Reyes, la cual celebraron los indios con tanta solennidad, á su modo, que pareció hacerles notorio agravio si en este lugar no se pusiera algo de lo que en ella pasó.

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