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mañana, veinticuatro de Febrero, se halló á vista de la tierra de Yucatan, hacia el rio que llaman de Lagartos, que es un puerto de aquella costa, y por no saber el piloto los puertos de aquella costa, ni sus entradas, no se atrevió á acercarse á la tierra, sino dió vuelta, la costa ábajo, en busca del puerto de Campeche, yendo corriendo todo aquel dia de Oriente á Poniente y llevando siempre la tierra á ojo, dos y tres y cuatro leguas de ella, con un Norte muy recio, que llevaba la barca á la bolina; al anochecer encontró la barca con el navíchuelo que habia salido con ella del puerto, el cual, con la mesma ocasion del Norte, iba arribando en busca de la mesma tierra de Campeche: holgóse cuando supo cuán cerca estaba della, porque hasta entónces no la habia descubierto, por ser como es toda tierra muy baja, y así dió la vuelta con la barca, y por ser su piloto prático en aquella carrera y costa, le tomó el de la barca por guia, y le comenzó á seguir, ofreciéndose él de ponerle otro dia en el puerto de Campeche, donde decia que era bien esperar la conjunction y ver como entraba la luna y hacer conforme á lo que descubriese; pero aunque esto se trató así, y era lo más acertado, no tuvo efecto en la barca, porque, aunque jueves veinticinco de Febrero, dia de San Mathías, amaneció la barca sobre el puerto de Campeche, algo metida en la mar, queriendo virar para allá; se cambió el viento, y comenzó á ventar un terral ó Sur que la hizo volver la vuelta de la mar más que de paso; el navichuelo, por ser pequeño y llevar piloto diestro, habíase llegado aquella noche más á tierra, y así pudo tomar el puerto, en el cual se detuvo ocho dias, y se libró de la gran tempestad y tormenta que tuvo la barca (como adelante se dirá) por no seguirle de

veras. Este navio dió nueva del padre Comisario á los frailes del convento de Campeche, y ellos y los indios salieron á buscarle en canoas, pero en balde, y aunque se detuvo allí ocho dias, como queda dicho, llegó á la Habana un dia despues de la barca.

De una patente falsa que en México y en la Puebla se publico.

Antes que pase adelante la barca con su Sur ó véndabal, será bien dar una vuelta á México y ver lo que por allá pasa, que sin duda se hallarán muchas cosas que decir y contar; pero de todas ellas no se dirá en este lugar más de una invencion que hicieron los declarados por descomulgados ó sus fautores, ó por mejor decir el demonio por ellos, y fué que en algunos lugares públicos de aquella cibdad, apareció una mañana una patente falsa y contrahecha del padre fray Alonso Ponce, Comisario general, firmada de su nombre, y sellada con el sello mayor de su oficio, en la cual estaba escrito lo que ellos quisieron inventar para hacerse inocentes y justificarse con el mundo, y culpar y condenar al dicho padre Comisario; y porque se vea cuán mal orde nada iba esta patente, y cuán fácilmente se puede entender, del contexto della, no ser de quien ellos la hacian, pareció ser bien ponerla aquí al pié de la letra, sacada de una que despues vino á manos del padre Comisario, y dice así:

«Fray Alonso Ponce, etc., digo: Que á mí me em

barcan, como á todos consta, para España, y que yendo por el mar voy en evidente peligro de muerte, y así, temiendo el ir á dar cuenta á Dios, movido de escrúpulo de mi conciencia y para descargo della, declaro que las descomuniones que puse y mandé poner en la cibdad de los Angeles y cibdad de México, y otras partes, nunca jamás tuve ánimo ni intencion que ligasen á los que nombraba, sino que fueron puestas ad terrorem, por ser admitido en mi oficio, y así no guardé la forma del derecho que en tal caso se requiere guardar, para haberlas de poner. Por lo cual les suplicó á todos los frailes cristianos, de cualquier estado y condicion que sean, que mis papeles han visto, me perdonen el escándalo que se ha dado, y pido humildemente á todos que conozcan (como conocen y han conocido muchos años) á esta provincia del Santo Evangelio por muy religiosa y santa, y que en ella hay grandísimos siervos de Dios, que en esta tierra han plantado y han predicado la ley de Nuestro Señor Jesucristo, y, como á tales siervos suyos, los respeten y los honren y los reverencien, y los comuniquen, traten y hablen sin ningun escrúpulo, porque no le hay, pues no están ni han estado descomulgados. Y porque á todos conste, di esta, firmada de mi nombre, y sellada con el sello mayor de mi oficio, que es fecha en San Juan de Ulúa á diez y seis de Febrero de mil quinientos ochenta y ocho años. Fray Alonso Ponce, Comisario general. »

Con la publicacion de esta patente, y creyendo que el padre Comisario iba ya de hecho á España de donde nunca mas habia de volver, (con que fuera muy dificil, y aun casi imposible, averiguarse la verdad de una falsedad tan grande y de un delito tan grave, como es fal

sar las letras, firma y sello de su prelado general), pensaron aquellos religiosos que ya estaba todo llano, y que luego los españoles los habian de comunicar, quedando ellos victoriosos y santificados y el padre Comisario vencido y desacreditado; pero ordenólo el Señor de otra manera, y fué servido que la verdad, justicia é inocen cia del padre Comisario, aunque absente, no pereciese ni se soterrase, porque mirando muchos y leyendo la patente sobredicha y no acabando de certificarse si fucse verdadera ó nó, llegó un secular y advirtió que no tenia doblez ninguno, ni señal de haberle tenido, y entendiendo por aquí su falsedad dijo á voces, que como habia venido aquella patente, sin doblar, desde la isla hasta allí, que son setenta leguas, y que si habian he cho alguna caja para llevarla así, sin doblez ninguno, dando á entender que allí en México se habia hecho; con lo cual, y con ver que no iba refrendada del notario del padre Comisario, como habian ido las descomu. niones, ninguno creyó que fuese verdadera, y así quedaron los pobres más corridos y confusos, y el pueblo más indignado contra ellos; y no fué pequeña inadvertencia y ceguera no doblar aquella patente, antes de fijarla en el público, para que no se advirtiera en lo que se advirtió, pero la prisa con que la hicieron, y la gana que tenian de publicarla, no les dió lugar á advertir lo que el seglar hechó de ver. Otra patente como esta enviaron á la Puebla de los Angeles, la cual aunque iba doblada, porque la debieron de enviar de México, tuvo el mismo fin que la otra y hizo el mismo efecto, porque llegado á noticia del Obispo, la hizo traer ante si y que se hiciese informacion si era verdadera ó nó, v hecha se averiguó ser falsa, porque en la firma del pa

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dre Comisario faltaban ciertos puntillos y no iba refrendada de su notario; y así no se dejaron de publicar por excomulgados, en aquella cibdad y Obispado, á todos los que el padre Comisario tenia declarados por descomulgados por sus autos refrendados de su notario. En México, por la tibieza y poco ánimo del gobernador del Arzobispado, nunca se publicaron en sus iglesias, más, con todo esto, pocos los comunicaban y ménos iban al convento de San Francisco, por solas las declaraciones del padre Comisario, y por saber lo que en la Pucbla pasaba; aunque despues el provisor del mesmo Arzobispado, por el mes de Abril, pronunció y predicó un auto, en el cual, respondiendo á lo que se le pedia por los agentes del padre Comisario general (que era que los hiciese publicar por descomulgados), dijo en conclusion, que presentándole el proceso juridicamente hecho por el padre Comisario, en contumacia y rebeldía, de fray Pedro de San Sebastian y de los demás religiosos, sobre que hubiese podido caer y caido sentencia de excomunion, estaba presto de proveer justicia, y que en él entretanto que no se le presentaba, declaró no haber de ser denunciados por públicos descomulgados, ni como tales evitados del pueblo en el ministerio de sus órdenes y oficios, y las demás cosas divinas y humanas que entre los ficles cristianos hay comunicacion. Túvose por cierto, y así se decia, que por agradar á los hom-. bres habia pronunciado y publicado este auto el provisor sobredicho, y ninguno de los letrados desapasionados dejaba de entender que habia sido injusto, y así lo decian. Desta manera andaban aquellos pobres frailes en las bocas y lenguas de todos, solo por salir con su intento y no volver atrás ni desistir de lo comenzado.

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