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dicha, llegó al pueblo y convento de Techalutla, que está á un lado del dicho valle, al pié de una sierra, donde se le hizo muy buen recebimiento. Salieron cuatro indios de á caballo vestidos de librea, los tres con sendas espadas y uno con pistolete, y hicieronle fiesta corriendo sus caballos, y arremetiendo á otros indios de á pié que iban en trage de chichimecas; habia muchos arcos y ramadas é infinidad de indios, y acompañado de todos y de una danza llegó á la puerta del patio, donde, brevcmente en lengua mexicana, representaron la historia del Rico avariento en un tablado que para ello tenian hecho, á cuyo pié tenian un mitote ó baile á su modo. Es aquel pueblo de mediana vecindad y del mesmo temple que Atoyaque y Amacueca, y así se dan en él las mesmas frutas y hortalizas; la lengua materna de aquel pueblo y de los demás de las visitas es pinome, y pocos dellos entienden la mexicana, y ménos la hablan, y así se confiesan muchos por intérprete; cae aquella guardianía en el mesmo Obispado provincia y jurisdicion que Atoyaque. El convento es una casita alegre, aunque pequeña, de aposentos bajos, hechos de adobes, con su iglesia y cubierto todo de paja; tiene una bonita huerta en que se dan muchas frutas y hortalizas, y habia á la sazon brevas maduras; dánse tambien viznagas de Castilla, y riégase todo con agua de pié. La vocacion del convento es de San Sebastian, moraban en él dos frailes, visitólos el padre Comisario y detúvose con ellos aquel dia.

Jueves cinco de Marzo salió de Techalutla, una hora ántes que amaneciese, y andada una legua le salieron, cuando amanecia, al camino, unos pocos de indios é indias de un pueblo pequeño de aquella guardianía, y en

una ramadilla que allí tenian hecha le saludaron y le ofrecieron una gran jícara de panales (que traen de los montes) de miel muy dulce y sabrosa; agradecióles el padre Comisario su devocion y caridad y pasó adelante, y andadas otras dos leguas y media de buen camino, llegó al pueblo y convento de Tzaqualco, donde asimesmo fué muy bien recebido, salió el alcalde mayor de aquella provincia con algunos españoles, casi una legua, y con ellos algunos indios, todos á caballo; á la entrada del pueblo habia un gran golpe de gente, la cual pidió cantada la bendicion, diósela el padre Comisario y prosiguió su camino hasta llegar al convento, que está de allí un gran trecho, y estaba todo regado por causa del polvo; habia muchos arcos y ramadas, y en dos dellas dos zaharones en cada una tañendo sendas guitarras, bailando y haciendo meneos y visages estraños, en la última ramada estaba en lo alto un niño, de cinco á seis años, desnudo en cueros, pintado como se pinta la muerte, y con una máxcara tambien de muerte, danzaba al son de otra guitarra, que á todos daba que mirar y considerar. El pueblo de Tzaqualco es grande, de indios que hablan la lengua pinome, y la mesma hablan los demás de la guardianía, porque esta es su lengua materna, pero casi todos entienden y hablan la mexicana y en ella se confiesan y se les predica; cerquita de aquel pueblo hay una laguna que dicen solia tener mucha agua y muchos peces, y que con un terremoto muy grande se hundió el agua y con ella los peces, y así agora tiene muy poca agua y ningunos peces. En una cordillera de sierras muy altas que están allí junto, se ve en sus laderas muy patente y prolongada la abertura muy grande que hizo aquel terremoto. El convento es una casita peque

ña de aposentos bajos, hechos de adobes y cubiertos de paja, y aun no estaba acabado, la iglesia se iba haciendo de piedra y barro con alguna cal; hay en él una razonable huerta y su vocacion es de nuestro Padre San Francisco: moraban en aquel convento dos frailes, visitólos el padre Comisario y detúvose con ellos todo aquel dia. Acudieron los indios con sus ofrendas de huevos, tomates, plátanos, melones y algunas gallinas de Castilla y una bota de vino, que toda es gente devota de nuestro estado. En una visita de aquel convento se dan muchas y muy buenas manzanas, que por allí se estiman en mucho; cae aquella guardianía en el Obispado de Xalisco y en la jurisdicion de México, y en la provincia de Avalos, la cual tomó este nombre de un español principal llamado Avalos, que fué el primero que tuvo en encomienda los pueblos contenidos en ella, que son muchos; entonces no llevaban sus sucesores mas de la meitad de los tributos, porque la otra meitad era del rey, el cual tiene puesto en toda ella un alcalde mayor que administra justicia; habia en ella entonces nueve conventos, y son: el de Teucuytlatlan, el de Axixique, el de Chapala, el de Cocula, el de Tzayula, Amacueca, Atoyaque, Techalutla y Tzaqual, aunque (como dicho es) se dejaron los dos en aquel capitulo.

Habiendo ya el padre Comisario general visitado todos los conventos de la parte de Xalisco, y queriendo pasar á Michoacan á visitar los que allá le quedaban, se le ofreció un negocio urgente que le forzó ir primero á Guadalajara, y así partió de Tzacualco para aquella cibdad viernes seis de Marzo ántes del dia, y andadas cinco leguas en que se pasan dos malas cuestas, una peor que otra, llegó muy fatigado del sol y del camino al con

vento de Tlaxomulco, donde fué muy bien recebido y se detuvo todo aquel dia. En este convento halló á un religioso viejo, docto y principal, de la custodia de Zacatecas, llamado fray Diego Ordoñez, que venia á un negocio á Guadalajara, el cual despues fué con él á Michoacan, y se halló en el capítulo, y despues á México y á la Puebla de los Angeles, y no dejó de seguirle y acompañarle hasta que, como á su tiempo se verá, le vió sacar de aquella cibdad de la Puebla, por mandado del Virey, para embarcarle para España; porque entónees (con otros muchos) le dejó y se volvió á Michoacan para desde allí irse á su custodia.

Sábado siete de Marzo salió el padre Comisario lan de madrugada de Tlaxomulco, que andadas aquellas cuatro leguas, llegó á decir misa poco despues de salir el sol al convento de Guadalajara; fué muy bien recebido, y luego otro dia predicó en la catedral de aquella cibdad. Detúvose en aquel convento hasta el miércoles siguiente, y desde allí despachó á la custodia de Zacatecas las patentes que le habian venido de España, las cuales fueron en ella recebidas y obedecidas, y porque no eran más de tres conventos los que le restaban de visitar, y el capítulo se habia de celebrar á los diez y nueve de Abril, en él uno dellos, pareciéndole que habria tiempo para todo, determinó ir á tener la Semana Santa y la Pascua en el de Valladolid ó Guayangareo, y despues de Pascua visitar aquellos tres, y así se partió para allá, como se verá presto, aunque no le sucedió como pensaba por negocios que se le ofrecieron, ni tuvo allí la semana Santa, pero la Pascua sí.

De como el padre Comisario dió la vuelta á lo de Michoacan y llegó á Valladolid, y de alli pasó á Cambaro.

Jueves doce de Marzo salió el padre Comisario de Guadalajara, poco antes del dia, y por el mesmo camino que habia llevado, andadas aquellas cuatro leguas, con un frio muy recio y penoso, llegó á decir misa al convento de Tlaxomulco, donde fué muy bien recebido y se detuvo todo aquel dia.

Viernes trece de Marzo partió de madrugada de Tlaxomulco, camino de Tzaqualco, y dejando el camino derecho que habia traido ocho dias antes, tomó, por escusar las dos malas cuestas, otro llano, aunque de rodeo; y andadas tres leguas llegó, ya el sol salido, á un pueblo pequeño, llamado Acatlan, de la guardianía de Tzaqualco. Pasó de largo, y pasado allí junto un arroyo, y despues unas dehesas en que habia mucho ganado mayor y algunas lagunillas, en las cuales se crian muchos patos, llegó, andadas cuatro leguas, al mesmo pueblo y convento de Tzaqualco, donde fué recebido de los indios con una danza y muchos arcos y ramadas, puestos en ellas muchos gallardetes de paños curiosos, labrados á su modo, y con tanta fiesta y regocijo, como si fuera aquella la primera vez que entrára en su pueblo; ofreciéronle melones, panales, agi ó chile verde, y detúvose allí hasta la tarde.

Aquel mesmo dia, en la tarde, salió de Tzaqualco, con un sol recísimo y andadas dos leguas de camino lla

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