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dianía de Colima, llamado Comalan; hízosele allí buen recebimiento, y entre otra gente que salió á hacerle fiesta salieron las niñas de la doctrina en procesion, puestas en dos órdenes con sendas banderillas de seda, en cada órden la suya, la cual llevaba la mayor de las niñas puesta en una vara larga: estas pidieron la bendicion al padre Comisario, y él se la dió y descansó un poco en los aposentos de los frailes. Es aquel pueblo muy fresco y fértil, hay en él muchos platanares, cógese mucho maíz y algodon y algo de cacao, y todo se riega con acequias de agua que entran en el mesmo pueblo, sacadas de los arroyos que corren por alli junto. Despues de haber descansado un rato, y agradecido á los indios su devocion, partió el padre Comisario de aquel pueblo, y pasados dos arroyos y andadas dos leguas pequeñas de camino llano, llegó antes de comer al pueblo y convento de Colima, donde asimesmo se le hizo muy buen recebimiento y acudieron los indios con sus presentes de plátanos, huevos y pan de Castilla. El convento se iba haciendo de aposentos bajos, de adobes y cubierto de paja, porque el antiguo, que era de cal y canto, se habia caido los años pasados con un gran temblor de tierra, y habiendo despues hecho otro de madera, se quemó con el fuego que vino de una sabana y dehesa, sin poder remediarse, estando los frailes en la visita; moraban en aquel convento (cuya vocacion es de nuestro Padre San Francisco) tres frailes, visitólos el padre Comisario y detúvose con ellos aquel dia y el siguiente hasta la tarde. El pueblo es de mediana vecindad de indios, cuya lengua materna y de los demás pueblos de la guardianía, es mexicana corrupta naval, excepto los de Tzacualpa que como queda dicho es la de Zapotitlan, todos caen

en la jurisdicion de México y en el Obispado de Michoacan, pero caen en la parte de Xalisco y no en la de Michoacan.

Un cuarto de legua de aquel pueblo está fundada una villa de españoles que tambien se llama Colima, en la cual moraban setenta vecinos, los cuales viven de muchos cacauatales que tienen y benefician, y de muchas estancias de ganado mayor. Es aquella tierra muy calurosa, como toda la demás que nace en la costa del mar del Sur como ella, y cria muchos moxquitos que persiguen á los que la habitan, y aun á los huéspedes, aunque vayan muy de paso; dáse en aquella mucho algodon, plátanos y chicozapotes, dánse muchos cocos, que son un árbol muy hermoso y vistoso que se hace tan alto como la palma, á la cual se parece mucho. En comenzando á llevar fruta el coca, que es á los siete ó ocho ó nueve años, echa cada mes un racimo, y en cada racimo veinte y treinta y más cocos, aunque no todos se gozan porque se caen cuando pequeños, y vienen á quedar diez ó doce poco más ó ménos; hácense estos muy grandes y tienen una corteza de dos dedos de grueso, por de fuera verde y lisa, y por dentro lleno de hilachas; debajo de esta corteza tienen una cáxcara delicada, pero muy dura y vedriosa, la cual es blanca cuando el coco no está bien maduro, pero si lo está, se pone negra, y della se hacen los cocos que llevan á España, que sirven de vasos para beber. Dentro desta cáxcara, y pegada á ella, tienen casi un dedo de grueso de carne muy blanca y gustosa, de sabor de avellanas ó almendras dulces; lo restante está lleno de agua muy délicada y suave, blanda y muy buena de beber, la cual se va consumiendo como se va madurando

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el coco, hasta no quedar ninguna cuando el coco está demasiado de maduro; tiene aquella cáxcara en la una punta tres agujeros que parecen á los ojos y boca de un hombre, los cuales están atapados con la carne blanca sobredicha, y son fáciles de abrir y desatapar. Por ellos se saca el agua, y por el uno dellos echa el tallo el coco cuando le siembran, porque de la fruta se pone y va creciendo, y se hace tan alto como queda dicho. El dia que el padre Comisario llegó al convento de Colima, le vino luego á ver el regimiento y cura de aquella villa; y otro dia, cuando salió de allí para Tuchpan, le acompañaron casi media legua.

En una visita de aquel convento está una fuente que cada luna nueva mana tres dias tanta agua, que con ella riegan los indios sus milpas, y crece un rio que corre por allí cerca, y pasados aquellos tres dias queda tan seca como si nunca hubiera tenido agua; cosa cierta maravillosa. Está aquella fuente diez leguas del mar del Sur, y el agua que della mana es salobre.

Viernes en la tarde veinte de Febrero salió de Colima, luego en acabando de comer, el padre Comisario con un sol recísimo y un calor excesivo; y andadas seis leguas al rededor del volcan de Zapotitlan, y pasados en ellas veintitres arroyos, llegó una hora de noche á un poblecito de la guardianía de Tuchpan, llamado Tonitlan, tierra fresca y apacible, donde fué muy bien recebido de los pocos indios que allí habia. Estaban todos juntos á la puerta de la iglesia, y cantaron las indias el himno Memento salutis auctor, en lengua mexicana, y los indios ofrecieron al padre Comisario muchos ramilletes hechos de clavellinas y claveles de Castilla muy olorosos; despues le dieron colacion, y le hicieron mucha

caridad. En todas aquellas seis leguas hay mucho ganado mayor, vacas é yeguas, que es tierra muy viciosa, de grandes pastos y de muchas aguas, que salen del volcan sobredicho; hay tambien una heredad muy grande, de trigo de regadío, y un molino en el que se muele lo que en ella cogen. Pásanse algunas cuestas y dos o tres barrancas no muy sabrosas; hay por allí, casi en todas aquellas seis leguas, muchos edificios caidos y casas arruinadas, señales manifiestas de haber sido todo aquello muy poblado: yendo aquella tarde el padre Comisario bajando una de aquellas cuestas, tembló la tierra á la hora de las Avemarias, y sonó un ruido muy grande como de tiro de pieza de artillería gruesa, cuando se dispara; procedió todo aquello del volcan de Zapotitlan, y despues supo que habia hecho mucho daño en aquel convento, dejando muy atormentadas las paredes dél.

Sábado veintiuno de Febrero salió el padre Comisario muy de madrugada de Tonilan, y pasados seis arroyos y cinco barrancas, las dos de ellas muy malas, llegó muy temprano á un arroyo que corre por la última, cuatro leguas del lugar de donde habia salido; allí junto al mesmo arroyo, entre unos plátanos, halló muchos indios de Tuchpan que le estaban aguardando con la comida, detúvose allí á comer por consolarlos, aunque pudiera llegar con tiempo al convento; hicieronle mucha caridad y regalo, pero los moxquitos hicieron su oficio molestándole con sus heridas importunas.

A las dos de la tarde salió de aquel rancho con un terrible sol, y subida aquella mala barranca, que tiene algunos pedazos de mal camino y aun peligroso, apenas habia salido della, y llegado á lo alto, cuando comenzó á bajar otra de peor y más peligroso camino; llegó á lo

bajo muy despacio porque su aspereza no daba lugar á otra cosa, luego subió una cuesta y bajó por una senda lan angosta, que topando en ella una harria de bestias cargadas, fué necesario volverse arriba para que la harria pasase, y aun no fué poco poderlo hacer sin daño; bajada aquella cuesta ó barranca, fué caminando un buen trecho por camino llano, ribera de un rio arriba, y dejando ir el rio á la mano derecha por una barranca, en la cual entra la otra, subió una cuesta arriba por un camino pestilencialisimo, en que se pasa muchas veces un arroyo de agua muy fria que se va á juntar con el rio sobredicho; subida aquella cuesta salió el padre Comisario de aquella penosa barranca, pero presto dió en otra muy profunda, por la cual corre un riachuelo; bajóla, y pasó el rio, y al subir de la barranca para salir della, pasó otros tres riachuelos, que corren por otras tantas quebradas é iban todos á dar al rio sobredicho. De todas estas barrancas las siete son las más malas, y llámanlas las barrancas de Colima, aunque otros las dicen los siele pecados mortales, por ser tan malas de pasar. En lo último de aquella barranca estaban los trompeteros de Tuchpan, y más adelante el alcalde mayor de aquella comarca, y muchos españoles que por allí residen; luego llegaron los indios principales del pueblo, y ofrecieron al padre Comisario ramilletes de flores de tierra caliente, muy olorosas. Tras estos acudieron otros muchos indios á caballo, que fueron delante dél haciéndole fiesta y corriendo sus caballos hasta llegar al pueblo y convento de Tuchpan, tres leguas del arroyo y pla. tanar donde habia comido. Hizosele en Tuchpan muy solemne recebimiento; habia muchas ramadas y en ellas puestos altares, y en cada ramada habia mucha gente,

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