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De un monstruo que nació en el pueblo de Zapotitlan.

En aquel convento de Zapotitlan moraba un religioso sacerdote, el cual certificó al padre Comisario, afirmándolo con juramento, que á veinticuatro de Febrero del año de ochenta y seis, dia de San Mathias, parió una india de aquel pueblo, llamada Elena, un mónstruo, el cual él baptizó, y le puso por nombre Pablo, y vivió doce horas. Tenia este monstruo la proporcion y particularidades siguientes, las cuales son bien de notar: la cabeza era de hechura de un sombrero de copa muy alta, la frente tenia muy grande y salida en demasía, y algo blanca, las sienes muy hundidas, los ojos de color azul, y las niñetas negras y sin cejas ni pestañas; las narices tenia muy chicas y chatas, y los carrillos muy grandes y muy salidos, y la boca asimesmo muy grande y muy abierta, tenia las orejas debajo de los carrillos, y no tenia pescuezo ninguno; desde lo alto de las espaldas, hasta lo bajo de los lomos, estaba cubierto de cabello negro, algo largo, y por debajo deste cabello le iba un hueso delgado, en toda la cabeza no tenia hueso ni casco, sino todo era carne y sus brazos y manos eran pequeños y bien proporcionados, pero sin canillas ni huesos; la barriga y vientre con el pecho era de hechura de un costal, sin costilla ninguna sino solos dos huesos en el pecho, tenia el miembro viril muy pequeño, y los testículos muy grandes, las piernas y piés tenia pequeños y bien sacados, pero sin canillas ni huesos, como los

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brazos y las manos, medida la cabeza era mayor que todo el cuerpo, con piernas y todo; vieron este mónstruo muchas personas, y el fraile que le baptizó sacó dél un retrato y se le dió al padre Comisario, y de él se sacó el que va puesto aqui.

De como el padre Comisario fué á Colima y á Tuchpan.

Miércoles diez y ocho de Febrero, despues de comer, salió el padre Comisario de Zapotitlan, camino de Colima, y pasadas dos grandes barrancas con grandisima polvareda, y andado un gran trecho por una loma, entre otras dos barrancas profundísimas, bajó una larga y mala cuesta, y llegado á lo llano, y pasado un riachuelo, halló en su ribera una ramada hecha de ramas de árboles, bien aderezada de imágenes, y muchas naranjas, colgada en ella una campana, con la cual y con trompetas solemnizaron su llegada muchos indios de una visita de Zapotitlan, que está algo desviada de aquel camino, en unos altos. Estaba junto á la ramada todo el pueblo, indios é indias, chicos y grandes, pidieron la bendicion, hincados de rodillas como en los otros pueblos, y habiéndosela dado el padre Comisario, á su instancia y ruego, y por no desconsolarlos, se detuvo con ellos media hora; ofreciéronle una gran jícara de guaayabas, y otra de piñas, y otra de plátanos, y otra de vagres vivos, que acababan de sacar del rio de Tuchcacuexco, que corre un tiro de piedra de allí, en el cual entra el riachuelo sobredicho, despues de haberle san

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se aqui mencion deste juego por ser rara cosa, y digna de admiracion. Aquella tarde echó el volcan de Zapotitlan gran cantidad de humo, por una boca que tiene en lo alto, y hízose dello una nube muy grande.

Jueves diez y nueve de Febrero salió el padre Comisario de Matzatlan á la una de la mañana, y bajadas y subidas muchas y muy malas cuestas, bajó finalmente al rio de Tuchcacuexco, el cual va por allí muy grande y tiene un mal vado lleno de piedras que le hacen muy peligroso. Pasóle bien el padre Comisario con la claridad de la luna, guiándole algunos indios puestos de una parte y de otra de la bestia en que iba, para poder socorrer de presto si por ventura cayese. Pasado el rio, que está una buena legua de Matzatlan, caminó otras tres de camino muy malo y perrísimo de cuestas arriba y abajo, con muchas piedras y malos pasos, atravesando quebradas y laderas de sierras muy trabajosas. Pasó un buen arroyo que sale de una fuente de junto al mesmo camino, con grandísima furia y ruido, y riega un gran pla tanar, y pasada despues una montaña y otro arroyo dentro de las dichas tres leguas, llegó antes que amaneciese á un poblecito llamado Tzacualpa de la guardianía de Colima de indios que hablan la lengua de Zapotitlan, los cuales no le aguardaban tan de mañana, y así estaba todo quieto. Pasó de largo el padre Comisario, y andada media legua de cuesta abajo, llegó aun antes que fuese de dia al mesmo rio de Tuchcacuexco; pasóle muy bien porque aunque lleva mucha agua va muy ancho y tiene buen vado, limpio de piedras, luego subió una costezuela y mal reventon, y andada otra legua y media de buen camino, en que se pasan tres arroyos, llegó muy temprano á un bonito pueblo de la mesma guar

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