Ortografía de la lengua castellana

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Imprenta real, 1815 - 191 páginas
 

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Página 112 - Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío.
Página 113 - Las claras fuentes y corrientes ríos en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano sin interés alguno la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.
Página 114 - Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron á cubrir las casas sobre rústicas estacas, sustentadas no mas que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia...
Página 114 - Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían.
Página 109 - ¿Y qué dirá la fama de nosotros si quinientos hombres nos obligan a tomar las armas? ¿Ganaráse tanto en vencerlos, como se perderá en haberlos temido? Mi sentir es que los admitamos con benignidad, y se les conceda el paso que pretenden: si son hombres porque está de su parte la razón; y si son algo más, porque les basta para razón la voluntad de los dioses".
Página 52 - Castellanos cultos que procuran hablar con propiedad su lengua nativa, corrigiendo 51 los vicios vulgares ó de la mala educación. Para conseguirlo es necesario conocer que la diferencia en la pronunciación de ambas letras consiste en que para la b se han de juntar los labios por la parte exterior de la boca; y para la v los dientes altos cotí el labio inferior.
Página 111 - Lázaro (f) i de cuatro dias muerto, y un cuerpo hediondo y abominable, lleno de gusanos, que todos cuantos pasan se tapan las narices , y los ojos por no lo ver.
Página 101 - Donde interviene conocerse las personas, tengo para mí, aunque simple y pecador, que no hay encantamento alguno. Como el orden natural de esta proposición de Cervantes (1) sería : no hay encantamento alguno donde interviene conocerse las personas, importa, para la claridad, que se haga una breve pausa en personas, la cual se indica con la coma. Pero es de advertir que en las transposiciones cortas y muy perceptibles no se ha de poner esta señal. DEL PUNTO Y COMA...
Página 103 - Como, a su parecer, la bruja vuela, y untada se encarama y precipita, así un soldado, dentro una garita, esto pensaba, haciendo centinela: «No me falta manopla ni escarcela, mañana soy alférez ¿quién lo quita? y sirviendo a Felipe y Margarita, embrazo y tengo paje de rodela. Vengo a ser general, corro la costa, a Chipre gano, príncipe me nombro, y por rey me corono en Famagosta. Reconozco al de España, al turco asom[bro...
Página 78 - ... sucede en los adverbios en mente ; y aun en algunos de estos que se forman de nombres que son esdrújulos se percibe el acento en la quinta sílaba, contada como las demás desde la última de la dicción.

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