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naba un religioso de aquel convento, é iba convirtiendo otros; que toda es gente muy doméstica y dócil, aunque pauperísima, y si hobiese ministros que supiesen su lengua, se haria en ellos grandisimo fructo: los que están de la otra parte del rio son muy molestados de los chichimecas de guerra, que se la dan muy cruel, defiéndense dellos lo mejor que pueden. Mataron estos coanos, al principio de su conversion, dos religiosos nuestros de gran vida porque les defendian sus idolatrías, llamábanse fray Francisco Lorenzo, y fray Francisco de la Anunciacion. Es gente aquella muy inclinada á emborracharse y á mentir, pero en ninguna manera se ha de tratar con ellos mentira, condicion general y comun de todos los indios de la Nueva España; la lengua de los coanos es la mesma que la de los de Vaynamota, de los cuales se dirá presto.

Junto al mesmo pueblo de Xala hay un volcan muy grande, el cual, como adelante se dirá, reventó (segun dicen) los años ó siglos pasados, y echó de si gran suma de piedras, y de uno que era quedaron hechos por lo alto tres, y en cada uno hay un hoyo muy grande, y en el uno dellos piedra azufre, y del otro sale muy gran calor y como un humo, segun lo contó al padre Comisario el guardian de aquel convento, que dijo haber subido allá y haberlo visto todo.

De la provincia de Vaynamota y de un caso notable que en ella aconteció, que fué matar los indios à dos frailes.

Veintitres leguas del pueblo y convento de Xala, entre Norte y Sur, está una provincia llamada Vaynamota, en la cual en el pueblo principal llamado tambien Vaynamota, habia un convento nuestro en el cual residian dos religiosos que doctrinaban á los de aquel pueblo, y á los demás de la comarca, el uno se llamaba fray Andrés de Ayala, gran lengua mexicana, y el otro fray Francisco Gil, lengua tambien mexicana, y de los de Centipac y de los mesmos de Vaynamota. A estos dos frailes, el año de ochenta y cinco, á cuatro de Agosto, dia de Santo Domingo, mataron en el mesmo pueblo y convento de Vaynamota unos indios malos cristianos de aquel pueblo, convocando en su ayuda otros semejantes, incitando el demonio á los unos y á los otros á que perpetrasen un delito tan grave y enorme, porque les reprehendian sus vicios, y les defendian sus idolatrías y se las quitaban; muertos los frailes, mataron tambien á los indios que los servian, y á los que hacian la iglesia, que eran naturales de Xalisco, de los cuales muy pocos se escaparon, luego quemaron el convento. y de los cálices de plata, que en él habia, hicieron zarcillos, penachos y medallas para sus mitotes y bailes. Los ornamentos ofrecieron primero á sus ídolos, y despues los repartieron por las provincias comarcanas infieles que tenian por amigas, y revelaron y levantaron toda aquella pro

vincia de Vaynamota, excepto un pueblo que tenia por cacique un indio ladino llamado don Miguel, que habia sido criado de los frailes; sabido esto por la Audiencia de Guadalajara, envió gente de guerra, españoles é indios, para hacer justicia de los culpados, y castigar un delito tan atroz; fueron allí y tuvieron con los vaynamotecas algunas refriegas, y al fin rindieron muchos y llevaron á Guadalajara como novecientos dellos, entre chicos y grandes, de los cuales descuartizaron algunos, los mas culpados, otros fueron vendidos por esclavos por algunos años, y otros por toda su vida, y otros fueron dados por libres. Fué un fraile de Xala y trujo los cuerpos y las cabezas de los frailes sobredichos, y enterráronlos en el convento: afirmaron los indios que no habian podido cocer en tres dias la cabeza de fray Andrés de Ayala, y que viendo esto le habian quitado la carne á pedazos en el fuego, como pareció despues en el casco cuando dieron las cabezas.

De otras provincias de indios que están cerca de la de Vaynamota, y de algunas cosas particulares dellas, y de como el padre Comisario prosiguió su visita hasta llegar á Acaponeta.

La provincia sobredicha de Vaynamota tiene por vecinas en su contorno otras muchas provincias de indios infieles y de guerra, aunque algunos hay bautizados, pero pocos de paz. A la banda del Norte de Vaynamota está una provincia que se dice Vazamota, en la cual hay

mucha gente baptizada, y han comenzado á recebir la fé cristiana que un fraile nuestro llamado fray Francisco Martinez, el niño, les comenzó á enseñar el año de ochenta y dos; á la banda del Sur está otra provincia llamada Zayabecos de gente cristiana pero indómita, comen carne humana, y han muerto muchos españoles: tienen estos por cacique y señor á un indio llamado don Miguel Oroman, hombre belicoso y gran hechicero, el cual con ellos y con las otras provincias comarcanas tiene por este respecto muy gran crédito, tendrá aquella provincia de los Zayabecos seiscientos hombres de arco y flecha, muy valientes y ejercitados en la milicia.

Entre el Sur y Poniente tiene Vaynamota por vecina otra provincia de indios chichimecas por baptizar, llamados Coras, gente belicosa, aunque no tanto como los zayabecos. Tiene de largo hasta treinta leguas por donde mas se estiende, y de ancho diez y seis, es gente crecida, bien dispuesta y bien agestada, su lengua es la de Centipac y son todos idólatras.

A la parte de Oriente tiene otra provincia que se dice de los Uzares, la cual es muy estéril en los frutos de la tierra, cogen poco maíz y aunque son todos idólatras no tienen adoracion comun, sino cada uno elige el ídolo que quiere, y le aplica aquello que mas le inclina su naturaleza; comen carne humana, y dicen serán hasta mil hombres. Desta provincia y de la de Vazamota salen los indios á rescatar sal y pescado á la de Acaponeta y Centipac, que cae á la costa del mar del Sur como presto se verá.

Por la parte del Poniente de Vaynamota está una provincia que se dice Tepeque, grande y de gente muy valiente. Estaba entónces repartida entre dos principales,

el uno llamado don Francisco, y el otro don Pedro, y este por ser gran hechicero, y el otro por ser valiente eran obedecidos y temidos; mucha de esta gente estaba baptizada, pero por no tener ministros se estaban en sus ritos y ceremonias antiguas; no se dan tanto á las idolatrías como los de las demás provincias, pero son salteadores de secreto y favorecen á los chichimecas guachichiles, con los cuales van, por mandado de los principales, y hacen sus saltos: los guachichiles ofrecen de los despojos de ropas á los principales para tenerlos propicios y que les den indios cuando los pidieren, y con un indio guachichil que salga para capitanearlos y meterlos у sacarlos en la tierra le dan toda la gente que pide, y todos hacen mucho daño.

Todas estas provincias, sin otras muchas, están por alli perdidas sin doctrina ninguna, por falta de ministros, que no los hay, y porque atendiendo muchos españoles, así los jueces como los que no lo son, mas al provecho é interese particular que al bien comun, olvidados deste procuran el otro, y metidos y embebecidos en sus ganancias, minas y otras grangerías temporales, se olvidan totalmente de las espirituales, que con ménos trabajo que el que ponen para hacerse ricos alcanzarian para si y para aquellos pobres naturales. La de Vaynamota, donde habia ministros y estaban de asiento, quedó sin ellos como queda dicho, y destruido y quemado el convento con las iglesia de los pueblos de las visitas, lo cual causó no pequeña lástima en toda aquella tierra, especial entre los religiosos. Tambien lo sintieron mucho toda la gente comun y otros indios de los principales, que están inocentes de este hecho, destos halló el padre Comisario, allí en Xala, á un don Miguel, indio ladino

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