Teatro crítico universal, Volumen 3

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Ediciones de "La Lectura", 1925
 

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Página 308 - Cuatro trapos cubren sus carnes; o mejor diré que, por las muchas roturas que tienen, las descubren. La habitación está igualmente rota que el vestido, de modo que el viento y la lluvia se entran por ella como por su casa. Su alimento es un poco de pan negro, acompañado de algún lacticinio o alguna legumbre vil; pero todo en tan escasa cantidad, que hay quienes apenas una vez en la vida se levantan saciados de la mesa.
Página 308 - Pero yo me lamento de los pobres que trabajan y hambrean, debiendo con más razón lamentarme de los ricos, que comen y engullen lo que aquéllos trabajan.
Página 308 - Agregado a estas miserias un continuo rudísimo trabajo corporal, desde que raya el alba hasta que viene la noche, contemple cualquiera si no es vida más penosa la de los míseros labradores que la de los delincuentes que la Justicia pone en las galeras.
Página 134 - Dar razón de un efecto es señalar su causa, y no una sola, sino dos se pueden señalar del gusto. La primera es el temperamento; la segunda, la aprehensión.
Página 114 - Llegó a aquella ciudad un tunante, publicando que sabía raros arcanos de medicina, entre otros el de remozar las viejas. La prosa del bribón era tan persuasiva, que las más del pueblo le creyeron. Llegaron, pues, muchísimas a pedirle que les hiciese tan precioso beneficio.
Página 81 - En las más relaciones históricas cien autores no son más que uno solo ; esto es , los no" venta y nueve no son más que ecos, que repiten la voz de uno , que fue el primero que estampó la noticia.
Página 115 - ... día siguiente : vinieron, y él al verlas empezó a lamentarse de que una bruja le había robado todas las cedulillas aquella noche, envidiosa del bien que las esperaba; así que era preciso volver a escribir cada una su nombre y edad de nuevo! y por no retardarlas más el conocimiento...
Página 132 - ... el objeto. Luego el gusto en razón de gusto siempre es bueno con aquella bondad real que únicamente le pertenece, pues la bondad real, que toca el gusto en el objeto, no puede menos de refundirse en el acto. Ni se me diga que cuando el gusto se llama malo no es porque carece de bondad deleitable, sino de la honesta o de la útil. Hago manifiesto que no es así.
Página 149 - ... tienen un oculto, pero eficaz influjo, las exterioridades expresadas. Conviene también variar las expresiones, mostrar la verdad a diferentes luces, porque esto es como dar vuelta a la muralla para ver por dónde se puede abrir la brecha. Ello, en el caso dicho, se logró al fin, como pueden testificar más de veinte religiosas del convento mencionado que viven hoy y vieron el suceso.
Página 25 - ... ejerce la turba ignorante sobre lo poco que hay de gente entendida, que es precisarla a aprobar aquellas vanas creencias que recibieron de sus mayores, especialmente si tocan en materia de religión. Es ídolo del vulgo el error hereditario. Cualquiera que pretenda derribarle incurre, sobre el odio público, la nota de sacrilego.

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