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COPIA DE OTRA CARTA

DEL CONDE DE PEÑARANDA AL MARQUÉS DE CASTEL-RODRIGO. FECHADA EN MUNSTER Á 20 DE SEPTIEMBRE DE 1646,

EN CONSULTA DE LA JUNTA DE ESTADO

DE 24 DE OCTUBRE.

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado.-Leg. 2.347.)

Di cuenta á V. E. en mi última de la propuesta que holandeses hicieron lúnes á la tarde, y de la resolucion en que estaba de poner en sus manos la facultad de tratar con franceses absolutamente, supuesto que el punto de Portugal estaba salvado; ejecutamos el acuerdo, y fueron á casa de los holandeses, mártes por la mañana, los Señores Arzobispo y Brum: lo que me refirieron fué haber hallado en ellos grandísima prontitud y deseo de emplearse luego en este negocio, con mucho agradecimiento de nuestra sinceridad y confianza: todavía dijeron que holgarian de verse conmigo, y aunque habian estado en mi casa el lúnes, como he dicho á V. E., volvieron el mártes por la tarde; el dia fué de terribles dolores para mí; pero Dios me dió fuerzas y paciencia para oirlos y responderlos, y discurrir en el negocio gran rato, quedando ellos (segun dijeron á mis compañeros allá fuera) con particular satisfaccion del coloquio, redújose á empezar ellos con una oracion muy á propósito de lo que estimaban las confianzas que hacíamos de ellos. Pasaron despues á ofrecerse á tratar con igual fineza y atencion de nuestros intereses que de los suyos, confesando el empeño en que les poniamos y en que ellos se habian puesto antecedentemente; ofreciéndose á esta interposicion, tocaron dos puntos, el primero los años de tregua sobre las cosas de Cataluña, dando á entender que absolutamente no querian que se concibiese con una misma forma de palabras la suya que la de catalanes; dijeron que por excusar este embarazo, pudiera ser que ellos

inclinaban á hacer paz con el Rey, nuestro Señor, pero que temian que si hablasen de esto á franceses, querrian tambien paz sobre las cosas de Cataluña, con que se dificultaria mucho el Tratado: pidiéronme francamente mi parecer, y respondiles que la hora en que habiamos resuelto comprometer en sus manos nuestro arbitrio, nos habiamos desembarazado en el punto de esta tregua, porque no pudiendo pensar que los Estados quisiesen componer el ánimo á que franceses les tratasen y midiesen con la misma medida que á los catalanes, creíamos firmemente tambien que á ellos no les pasaria por pensamiento mezclar sus intereses, la firmeza y duracion de su Tratado y la buena correspondencia y amistad que de él me prometia, con el capricho y locura de catalanes; de manera que si estos, de aquí á un año ó de aquí á dos, ó de aquí á seis, volviesen á revolver la feria, no por eso los Estados de las Provincias Unidas se alterarian ni abandonarian las consecuencias de su reposo y conservacion, que con ellos sabiamos cómo habiamos de tratar, pues no era la vez primera que el Rey, nuestro Señor, habia tratado con los Estados; pero con los catalanes no teniamos ejemplar que seguir ni pensábamos hacerle á nuestros descendientes, que ménos podiamos determinar los años de la tregua, supuesto que los Estados en este punto nunca se habian declarado ni sabiamos aún las intenciones que tenian; que de todos estos principios, la conclusion que yo sacaba era distinguir la una tregua de la otra, en todo diferenciar el tiempo y las palabras, y así esperaba que ellos lo harian. Dijeron quedar satisfechos en esta parte. El segundo punto en que hablaron, fué sobre la retencion de Dunquerque, suponiendo que ya estaba sitiada y cerca de perderse, porque así lo han publicado franceses estos dias, y aún Neoporte decian que tambien lo estaba (que con toda esta osadía mienten): decia el Pauw si podria ser medio secrestarle en manos de los Estados: no me mereció responderle más de que conforme las cartas y avisos que tenia, ni estaba perdido ni estaba sitiado; pero que supuesto que el dia ántes me habian dicho que franceses se jactaban de poder concluir con el Rey, nuestro Señor, en veinticuatro horas, dándoles la satisfaccion que

pretendian, no era menester especial disputa sobre Dunquerque, sino dejarle debajo de la general disposicion como lo demas del Tratado; que si estuviese perdido podria correr aquella fórmula, pero que si no estuviese perdido necesariamente quedaria en poder de Su Majestad, como lo estaba. El Pauw tambien se conformó con ello, y me dijo que el dia siguiente irian todos tres á Osnabruck á tratar con franceses, que ya habian escrito á los Estados ayer mismo dándoles cuenta de la resolucion que nosotros habiamos tomado, y que hallándose los Estados en muy buena disposicion á la paz, se debia esperar que con esta noticia perfeccionaran el negocio: ésta es la suma del discurso, con otras muchas cláusulas de estimacion, y agradecimiento y sinceridad: mis compañeros y yo quedamos creyendo que es imposible moral que deje de seguir la paz, por lo menos con holandeses; ellos partieron ayer á su comision, y encargándonos mucho y nosotros á ellos el secreto; pidiéronnos que ni áun á los medianeros dijésemos palabra hasta que ellos volviesen; así lo habemos hecho y lo haremos; ni á los Imperiales tampoco habemos hablado, aunque el Trauttmansdorff todos los dias me solicita y me protesta cuánto sentirá concluir con franceses dejándonos fuera, como si tuviera esto en la mano, y no pendiendo de condiciones que de todo punto son imposibles, y así lo juzgan sus mismos compañeros del Trauttmansdorff: pero si Dios nos diese dicha de poder concluir nuestros tratados, yo me valdré bien de la prisa, solicitud y protestaciones del conde de Trauttmansdorff, y le diré que me perdone, que yo no puedo romper con holandeses por ninguna consideracion, ni dejar de concluir con franceses, supuesto que holandeses sin esta calidad no quieren concluir: todo el yerro se bate en Osnabruck con grande afrenta y perjuicio de la sagrada Religion Católica, yendo todos los Príncipes que la profesan á hincar la rodilla á Baldeox Estern, con quien negociaran bien poco, á lo que yo entiendo, si nuestro Señor no da alguna gran victoria al Archiduque sin que Su Alteza quiera poner de su parte más que el recibirla.

De España no tengo carta ni V. E. me dice nada; á postrero

de Agosto aún no debia de haber llegado la armada, sin la cual absolutamente no han podido meterse en campaña, con poco ni con mucho, aún les quedaba tiempo; y si llueve como aquí sin cesar, el Harcourt tendrá harto trabajo con el Segre.

En cuanto á la precisa necesidad de hacer la paz, parece que contestamos V. E., y yo bastantemente, no se me representa modo de poder embestir sin hacerla: ya está dicha toda nuestra leccion sin que tengamos más que hacer ni podamos estirar el cuero un punto con todos los dientes y las uñas.

El Trauttmansdorff se está en la cama, mi médico dice que con calentura; el enfermo lo niega, y dice que si franceses no concluyen enteramente como lo han ofrecido, la mínima dilacion que propongan la tomará por negativa y saldrá de Muns-. ter en busca de su amo.

COPIA DE CARTA DESCIFRADA

DEL CONDE DE PEÑARANDA AL DUQUE DE TERRANOVA.
EN MUNSTER Á 21 DE SEPTIEMBRE DE 1646.

FECHA

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado.-Leg. 2.348.)

Juzgo ya á V. E. camino de Hungría: quiera Nuestro Señor que de la jornada y de la Dieta resulten muy buenos efectos: acá siempre los espera el señor conde de Trauttmansdorff en su órden con franceses, y á mí me solicita y me protesta cuánto sentirá concluir con ellos dejándonos fuera, como si estuviera esto en la mano y no pendiente de condiciones que de todo punto son imposibles, y así lo juzgan sus mismos compañeros de Trauttmansdorff. En tanto yo no descuido con holandeses, y procuro lograr los lances con el celo posible; muestran muy buen deseo de interponerse con franceses sobre nuestras cosas, y tambien partieron ántes de ayer á Osnabruck á hablar á franceses; todo el hierro se bate allá con afrenta y perjuicio de la sagrada Religion Católica, yendo todos los más que la profesan

á hincar la rodilla á Baldeox Estern, con quien negociarán bien poco, á lo que yo entiendo, si Nuestro Señor no da alguna victoria al Sr. Archiduque.

Todavía se está en la cama el señor conde de Trauttmansdorff, mi médico dice que son calenturas; el enfermo lo niega, y dice que si franceses no concluyeren enteramente como lo han ofrecido, la mínima dilacion que propongan lo tomará por negativa y saldrá de Munster en busca de su amʊ. Dios, etc.

COPIA DE UNA CARTA TRADUCIDA DEL LATIN

DEL SEÑOR ELECTOR DE BAVIERA Á SU MAJESTAD CESÁREA. FECHA EN WASSERBOURG Á 23 SEPTIEMBRE DE 1646.

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado.-Leg. 2.348.)

AUGUSTÍSIMO EMPERADOR.

He dado cuenta á Vuestra Majestad Cesárea, por diferentes cartas mias, del peligroso estado en que se halla el Sacro Imperio; y como todo el cargo de las armas pasa de un Círculo del Imperio al otro, habiendo ocupado ya el de Bamisa, y particularmente mis Estados, en que el ejército de los suecos y de franceses entraron con todas sus fuerzas con designio de apoderarse de todo lo demas para pasar despues en los Estados hereditarios de Vuestra Majestad Cesárea, no dudo que habrá entendido Vuestra Majestad Cesárea por sus Plenipotenciarios el estado en que al presente se hallan los Tratados y abertura que se propone de nuevo para la conclusion de la paz, y que Vuestra Majestad Cesárea sabrá bien ponderar por su gran prudencia lo mucho que conviene para el Sacro Imperio y los fieles Príncipes, Electores y Estados, del que no solamente se pase adelante á asentar la paz, sino tambien para conseguir este fin que se vayan haciendo todas las prevenciones militares necesarias para alcanzarle tanto más presto. Considerando

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