Prontuario de elocucion, estilo, declamacion y elocuencia: Vade-mecum del orador salvadoreño, filosofía del arte oratoria; principios generales y prácticos tomados de los mejores autoresC.A., Imprenta nacional, 1915 - 202 páginas |
Otras ediciones - Ver todo
Términos y frases comunes
ademán admirables alma amor ánimo apóstrofe arengas arte Asamblea asunto auditorio aún batalla batalla de Marengo brazo brillante brillo Castelar Catilina César Cicerón cielo ción ciudadanos Clodio colocación Colombia corazón crimen Danton debe decir Demóstenes dicción dice dirigiéndose discurso divino Ejemplo ejército elevación elocuen elocuencia Emilio Castelar emplea enemigos energía Enriqueta de Inglaterra estilo expresar expresión figura fisonomía francesa Francia frase fuerza Gambetta género genio gesto gloria grandes grandeza habla honor ideas imágenes improvisación inspiración Irlanda Jerjes justicia Lamartine Ledru lenguaje levanta libertad lleno magníficas mano Martignac memoria Milón Milores Mirabeau mirada Montereau movimientos muerte mundo nación Napoleón natural naturaleza noble oración orador oratoria oyentes palabras pasiones patético patria patriotismo pensamientos período poder política pueblo república retórica revolución Robespierre Rollin Roma romano Senado romano sentencia sentimiento soldados sonora sublime talento tiranía tono tribuna triunfo vehemencia Victor Hugo victoria vigor virtud
Pasajes populares
Página 191 - Colombianos : Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Página 192 - ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Página 13 - Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas no más que para defensa de las inclemencias del cielo.
Página 193 - Primero el suelo nativo que nada: él ha formado con sus elementos nuestro ser: nuestra vida no es otra cosa que la esenPAPELES DE día de nuestro pobre país: allí se encuentran los testigos de nuestro nacimiento, los creadores de nuestra existencia y los que nos han dado alma por la educación: los Sepulcros de nuestros padres yacen allí y nos reclaman seguridad y reposo, todo nos recuerda un deber, todo nos excita sentimientos tiernos y memorias deliciosas: allí fué el teatro de nuestra inocencia,...
Página 13 - Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto.
Página 190 - Soldados : Habéis dado la libertad a la América Meridional, y una cuarta parte del mundo es el monumento de vuestra gloria: ¿dónde no habéis vencido? La América del Sur está cubierta de los trofeos de vuestro valor; pero Ayacucho, semejante al Chimborazo, levanta su cabeza erguida sobre todos.
Página 193 - Yo no soy Napoleón ni quiero serlo; tampoco quiero imitar a César; aún menos a Iturbide. Tales ejemplos me parecen indignos de mi gloria. El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano.
Página 191 - El Congreso constituyente, que en este día se ha instalado, se halla encargado por la Providencia de dar a la nación las instituciones que ella desea, siguiendo el curso de las circunstancias y la naturaleza de las cosas.
Página 13 - Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre; que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían.
Página 13 - ... tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían.