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dadera etimología Adramyttium, los italianos no hayan aproyechado la ocasion de llamarla, con arreglo á su gusto, Adramiti, conservando así mejor las radicales y su terminacion favorita en i.

Hoy dia aquella poblacion la llaman los musulmanes Edremid, convirtiendo la A inicial en E y la t en d, cosas ambas muy comunes. Como nosotros tenemos tambien la costumbre de hacer iguales cambios, suprimiendo las últimas letras, como de Matritum Madrid, Urgellum Urgel, Turolium Teruel, Vallisoletum Valladolid, y otras varias á este tenor, parece que debiera haberse dicho Adramiti etimológicamente, y más bien Adramid segun la forma usual.

El P. Florez en su Clave geográfica escribió al gusto de su tiempo, y en su mayor parte traduciendo, y no siempre bien. La enseñanza oficial y universitaria no comprendía los estutudios geográficos, y en rigor ni aun los históricos. Traduciendo de obras latinas, italianas y francesas, escribía como casi todos los de entónces Philadelphia, Philoppopolis, Rhodas, Aemo, Epheso, Thessalonica, Thyana (1) y otras á este tenor, llegando en algun paraje á llamar rusianos á los rusos. Asimismo imprimió alguna vez Lesbo por Lesbos, Gangra por Gangres, Honorias por Honoriades, etc. Pero preciso es disculparle, teniendo en cuenta el atraso de esos estudios en aquel tiempo, la falta de fijeza y autoridad en este punto, por el uso tan vario y caprichoso de los escritores, mucho más cuando, aun ahora, al cabo de siglo y medio y con más adelantos, no hay completa fijeza en este punto, á pesar de la autoridad indisputable de la Academia española; contra la cual se sublevan por un lado los tradicionalistas, apegados al uso á la etimología, y por otro los escritores libres Y los traductores, que en esta parte suelen desdeñar la autoridad, Ila

y

(1) Algunos se enmendaron despues.

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mando libertad á lo que más bien pudiera considerarse como disimulo de no saber.

La naciente Sociedad geográfica procuró desde su instalacion fijar algunas reglas, y por cierto muy oportunas, para la escritura y pronunciacion de los nombres geográficos al estilo moderno, lo cual producirá con el tiempo una fijeza saludable en esta parte; y así es de esperar, atendida la indudable competencia en estas materias de los sujetos que las dictaron.

Pero en ese sistema se atiende sobre todo al fonetismo, y se fijan reglas para la pronunciacion, al paso que aquí, tratándose, no de pueblos nuevos sino de antiguos, muchos de los cuales ya no existen, y casi todos latinizados por la Iglesia, y á veces por el uso, será preciso atenerse á este, de suyo movedizo é instable, y respetarlo al par de la etimología. Por ese motivo, en vez de hacer una ruptura completa con el sistema antiguo, tradicional y etimológico, á riesgo de que se aumentára la confusion, y se tuviera la novedad por falta de respeto en cosas que, por tocar en algo á la Iglesia, es preciso mirarlas con detencion, y proceder con parsimonia, se ha preferido tomar un término medio, aun á riesgo de descontentar á todos. En tal concepto sólo se hacen modificaciones en determinadas palabras donde, ó el uso es ya constante y, por fortuna, generalmente recibido, ó va prevaleciendo cierta costumbre con tendencia á lograr la fijeza, que debemos desear y promover suavemente, pues las innovaciones violentas no siempre logran prevalecer.

Conviene, pues, advertir las reglas que se han tenido en cuenta en la edicion de este tratado, para proceder con más acierto y uniformidad, respetando todos los sistemas en lo posible, á saber, el etimológico, estudiando las radicales, el fonético, atendiendo al sonido y modo de pronunciarlas, y el popular ó consuetudinario, respetando el que ya tiene introducido el uso, y aun, en caso de duda, atemperándose al que sea más corriente y conocido. Estas reglas ó advertencias son las siguientes:

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1.° En España se ha propendido á suprimir las últimas letras en muchos casos, como hemos visto en los ejemplos aducidos respecto de Madrid, Valladolid, Urgel, Teruel, Jaen, y en los extranjeros de Perigord, Argel, Turin y otros muchos en que se suprimen las últimas letras abreviando las palabras, haciéndolas por lo comun bisílabas, siendo en su raiz trisilabas y aun cuadrisílabas,

2. Por igual razon se ha hecho desaparecer las letras dobles, como en Joppe (Jope), Jaffa (Jafa), Aleppo (Alepo), Appiaria (Apiari, Apiaria), Apollonia (Apolonia, Polonia) y otras por el estilo, y por la misma razon las nn y las ss dobles.

A veces esto induce confusion, como sucede con Ravenna, palabra que el vulgo ha dado en pronunciar Ravena demasiado toscamente, cuando siempre se dijo Ravena, respetando la etimología y las nn, aunque se suprimiera una de ellas.

3.° En las terminaciones en polis el uso más constante en España ha sido, con pocas excepciones, respetar la etimología, dejándolos como están en latin, excepto en Tripoli y alguna otra, diciendo Arcadiópolis, Andrinópolis y Heliopolis (1). Los italianos escriben y dicen Arcadiopoli, Marcopoli, Mellitopoli, estilo que sigue la curia romana, la cual continúa respetando las ff, ll, nn, pp, ss y otras letras dobles, lo cual, salvo el respeto debido, en España no puede ni debe usarse en adelante.

4. Lo mismo sucede con las palabras terminadas en bourg, pues ya es uso constante el españolizarlas, terminándolas en burgo como Hamburgo, Petersburgo y Estrasburgo.

5. Con respecto á las terminaciones en a ó en e, hay tambien por desgracia una gran variedad. En España se ha propendido más generalmente á las terminaciones en e, como en Ruspe, Nisibe, Gangres, Priene, Arce y otras muchas, pero

(1) Ojalá llegue un dia en que se terminen en pol como Sebastopol y alguna otra. Gonza lo Fernandez de Oviedo escribía Tripol en vez de Tripoli.

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por desgracia los malos traductores, y aun á veces algunos buenos, han solido escribir Ruspa, Gangra, Priena, Mitilena y hacer otras alteraciones poco convenientes.

6. Más dificultad ofrece la terminacion de los nombres griegos en os, pues aunque generalmente se han respetado la etimología y la terminacion en s, como en los nombres Argos, Delfos, Pafos y Tenedos, no han faltado en otros algunas omisiones, hallándose á veces Abydo por Abidos, Melipotamo por Melipotamos; pero esto lo han hecho los traductores del italiano y del francés, que tambien suelen ya escribir Poncio Pilato, cuando en castellano se dice Pilatos, así como Marcos (1).

7. La s líquida repugna tanto á nuestra pronunciacion, que ha sido y debe ser constante el eliminarla de nuestra ortografía, como lo está de la pronunciacion, sin consideracion á la etimología. Escriben todavía los italianos Scutari, Smirna, Spoleto. Squillace, Strasburgo y Strigonia, y así están en el Anuario Pontificio de este año; pero esto no debe ser regla para nosotros, que siempre hemos dicho Esmirna, Espoleto, y al Squillace lo escribimos y pronunciamos Esquilache. La palabra Strassbourg la hemos trasformado en Estrasburgo y Smolensko en Esmolenko, suprimiendo algunos la s intermedia.

8. La sustitucion de la Ph por F al principio y en el medio de la palabra, es ya corriente y generalmente aceptada, y lo mismo en Italia y por la curia romana, que ya escribe usualmente Filadelfia, aun cuando conserve en latin el escribir Philadelphia, como es justo. Ridiculo sería querer retroceder en este punto. Por desgracia aún entre nuestros traductores hay algunos tan atrasados, que á Fernambuco lo llaman Pernambuco porque así lo escriben á veces los portugueses y extranjeros.

9. Lo mismo sucede con las iniciales Pt y las finales th: así decimos, y tambien los italianos, Tolemaide y Tolemaida

(1) Aún en Castilla la Vieja dicen San Pablos y San Mateos: y los apellidos así terminados indican cuán usual era esta terminacion en España.

en vez de Ptolemaide ó Ptholemayda, como se escribió á veces. Hoy dia se va acostumbrando escribir Tolomeo en vez de Ptolomeo. La supresion de la h final se ha hecho ya en todas las palabras, y aun á veces la inicial, á duras penas salvada por los etimologistas en algunas. Asi, por ejemplo, escribimos Armag por Armagh, Savaná por Savannah y otras á este tenor.

10. En las palabras chinas y tonkinas se va haciendo tambien usual suprimir la g final, y aun la desaparicion del guion (-) que suele unir esas palabras monosílabas, escribiendo Tonkin, Fokien, en vez de Ton-king, Fo-kien y otras por el estilo.

11. Quitamos la y griega como vocal, dejándola sólo para consonante como ya es el uso en España. Suprimimos la nn doble, como queda dicho respecto de Ravenna, y aun más en Sinada, en latin Synnada, pero cuidando de acentuar estas palabras, para marcar la desaparicion de la letra doble, á fin de que no se pronuncie Sináda.

12, Los italianos hacen desaparecer la s final en los titu lares de caracter patronímico, diciendo al Honorias, Honoriade, á Demetrias, Demetriade, pero en castellano se conserva la s por la misma razon que en Heliopolis y Marcopolis; y por tanto escribimos Tiberiades, Honoriades y Demetriades.

15. Resta solamente la dificultad más grave con respecto al uso de la H inicial, y á su desaparicion en algunos casos. No es fácil atreverse todavía á escribir Ipona, Alia, Arlem, Uanuco, Amburgo, por Hipona, Halia, Harlem, Hamburgo y Huanuco. En Hipona y Halia ya la suprimen muchos (1), pero no en las otras. Siquiera la tendencia sea á suprimirlas, por lo ménos en aquellos pueblos que sólo viven en la historia, parece que todavía puede sostenerse y respetarse la etimología en el escrito, puesto que para la pronunciacion ya no

(1) El Anuario Pontificio de este año, ó Gerarchia cattolica á la pág. 166, imprime Ippona V. Constantina; poniéndola como iglesia residencial.

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