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formada por el infatigable académico don Juan Bautista Muñoz sobre los originales de Simancas y de Sevilla, no hemos podido resistir á la tentacion de agrupar aqui algunas noticias que el exámen mismo de abundantes materiales relativos

al asunto, han puesto en nuestras manos.

Después de escrita en parte esta introduccion hemos sabido que la carta de Cortés del 15 de octubre de 1524, señalada en esta coleccion con el N°. VIII. la habia dado á luz en Méjico don Joaquin Garcia Icazbalceta, persona aficionada á esta clase de estudios, por el duplicado que se conserva en aquella capital; el original que vino al Consejo, se hallaba en Simancas, y hoy dia se custodia en Sevilla en un tomo rotulado Papeles tocantes à perpetuidad.

I.

Carta de la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Veracruz á la reina doña Juana y al emperador Carlos V, su hijo, á 10 de julio 1519.

Muy altos y muy poderosos, excelentisimos principes, muy católicos y muy grandes reyes y señores:

Bien creemos que VV. RR. AA. por letras de Diego Velazquez', teniente de almirante en la isla Fernandina, habrán sido informados de una tierra nueva que puede haber dos años poco mas o menos que en estas partes fué descubierta, que al principio fué intitulada por nombre Cozumel, y despues la nombraron Yucatan, sin ser lo uno ni lo otro2, como por esta nuestra

El original de esta carta, primera de las atribuidas á Cortés y conocidas con el nombre de Relaciones, no se ha podido hallar en ninguno de nuestros archivos nacionales; pero en la Biblioteca Imperial de Viena se conserva un traslado auténtico, legalizado por escribano público, asi de esta como de otras escritas por aquel conquistador, reunidas en un tomo en folio. El colector, que debió ser español, les puso á todas, y en especial á esta, una especie de prefacio ó introduccion, ya explicando las causas que á recojerlas le movieron, ya refiriendo sucesos anteriores á los alli narrados. Asi sucede con esta primera, la cual se halla precedida de una extensa relacion de como los españoles descubrieron la costa de Yucatan en 1518; como Juan de Grijalba fué allá con tres naos por orden del adelantado de Cuba, Diego Velazquez, y rescató con los naturales de la tierra oro y esclavos; como este, no satisfecho del resultado mercantil de la expedicion, recibió mal á Grijalba y determinó dar á Cortes el mando de otra mayor armada, etc.

2 Es curioso el orijen que los historiadores primitivos de Indias dan á este nombre

clacion VV. RR. AA. podrán ver; porque las relaciones que hastar ahora á VV. MM. de esta tierra se han hecho, asi de la manera y riquezas de ella como de la forma en que fué descubierta y otras cosas que de ella se han dicho, no son ni han podido ser ciertas, porque nadie hasta ahora las ha sabido, como será esta que nosotros á VV. RR. AA. enviamos. Y trataremos aqui desde el principio que fué descubierta esta tierra hasta el estado que al presente tiene, porque VV. RR. AA. sepan la tierra que es, la gente que la posee, y la manera de su vivir, y el rito y ceremonias, seta ó ley que tienen y el fruto que en ellas VV. RR. AA. podrán hacer y de ella podrán recibir, y de quien en ellas VV. MM. han sido servidos, porque en todo VV. RR. AA. puedan hacer lo que mas servidos serán; y la cierta y muy verdadera relacion es

en esta manera.

Puede haber dos años, poco mas o menos, muy esclarecidos principes, que en la ciudad de Santiago que es en la isla Fernandina, donde nosotros hemos sido vecinos, en los pueblos de ella se juntaron tres vecinos de la dicha isla, el uno de los cuales se dice Francisco Fernandez de Córdoba, y el otro Lope Ochoa de Cayzedo, y el otro Cristobal Morante; y como es costumbre en estas islas que en nombre de VV. MM. estan pobladas de espaholes, de ir por indios á las islas que no estan pobladas de españoles, para se servir de ellos, enviaron los susodichos dos navios y un bergantin para que de las islas dichas trajesen indios á la dicha isla Fernandina, para se servir de ellos; y creemos, porque aun no lo sabemos de cierto, que el dicho Diego Velazquez, teniente de almirante, tenia la cuarta parte de la dicha armada, y el uno de los dichos armadores fué por capitan de la armada, llamado Francisco Fernandez de Córdoba, y llevó por piloto á un Anton de Alaminos, vecino de la villa de Palos, y á este Anton Alaminos trujimos nosotros ahora tambien por piloto, é lo envaimos á VV. RR. AA. para que de él VV. MM. puedan ser informados. Y siguiendo su viaje fueron á dar á dicha tierra

Yucatan. Cuentan que como los primeros descubridores saltasen en tierra, toparon á ciertos indios de la costa, á los cuales preguntaron como se llamaba aquella tierra. Los indios que no entendian la lengua de los cubanos, contestaron Yucatan que en a suya quiere decir: «no entiendo,» de donde le quedó impropriamente á dicho pays el nombre de Yucatan,

intitulada de Yucatan, á la punta de ella, que estará sesenta ó setenta leguas de la dicha isla Fernandina de esta Rica Villa de la Veracruz, donde nosotros en nombre de VV. RR. AA. estamos, en la cual saltó en un pueblo que se dice Campoche, donde al señor de él pusieron por nombre Lázaro, y alli le dieron dos mazorcas con una tela de oro; y porque los naturales de la dicha tierra no los consintieron estar en el pueblo y tierra, se partieron de allá y se fueron la costa abajo hasta diez leguas, donde tornarón á saltar en tierra junto á otro pueblo que se llama Machocobon, y el señor del Champoto, y alli fueron bien recibidos de los naturales de la tierra; mas no los consintieron entrar en sus pueblos, y aquella noche durmieron los españoles fuera de las naos en tierra. Y viendo esto los naturales de aquella tierra, pelearon otro dia por la mañana con ellos en tal manera que murieron veinte y seis españoles, y fueron heridos todos los otros, y finalmente viendo el capitan Francisco Fernandez de Córdoba esto, escapó con los que le quedaron con acogerse á las naos.

Viendo pues el dicho capitan como le habian muerto mas de la cuarta parte de su gente, y que todos los que le quedaban estaban heridos, y que él mismo tenia treinta y tantas heridas, y que estaba cuási muerto que no pensaria escaparse, volvió con los dichos navios y gente á la isla Fernandina, donde hicieron saber al dicho Diego Velazquez como habian hallado una tierra muy rica de oro, porque á todos los naturales de ella lo habian visto traer puesto, ya de ellos en las narices, ya de ellos en las orejas y en otras partes, y que en la dicha tierra habia edificios de cal y canto y mucha cantidad de otras cosas que de la dicha tierra publicaron de mucha admiracion y riquezas, y dijéronle que si él podia enviase navios á rescatar oro, que habria mucha cantidad de él.

Sabido esto por el dicho Diego Velazquez, movido mas á codicia que á otro celo, despachó luego un su procurador á la isla Española con cierta relacion que hizo á los referidos padres de san Gerónimo que en ella residian por gobernadores de estas Indias, para que en nombre de VV. MM. le diesen licencia por los poderes que de VV. AA. tenian, para que pudiesen en

Eran estos Fr. Luis de Figueroa, natural de Sevilla y prior de la Mejorada, y Fr. Alonso de Santo Domingo, prior de San Juan de Ortega, à quienes, muerto el rey Católico, el cardenal Ximenez mandó de gobernadores á la Española.

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