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cado, y allí le pusieron al pié de uno como teatro que está en medio del dicho mercado', y encima del teatro subió el pregonero, y en altas voces tornó á decir el delito de aquel, é viéndolo todos, le dieron con unas porras en la cabeza hasta que lo mataron. E muchos otros habemos visto en prisiones, que dicen que los tienen por furtos y cosas que han hecho. Hay en esta provincia, por visitacion que yo en ella mandé hacer, ciento cincuenta mil vecinos, que con otra provincia pequeña que está junto con esta, que se dice Guazincango, viven á la manera destos, sin señor natural; los cuales no menos están por vasallos de V. A. que estos de Tascalteca.

Estando, muy católico Señor, en aquel real que tenia en el campo, cuando en la guerra desta provincia estaba, vinieron á mi seis señores muy principales vasallos de Muteczuma con fasta docientos hombres para su servicio, y me dijeron que venian de parte del dicho Muteczuma á me decir como él queria ser vasallo de V. A. y mi amigo, y que viese yo qué era lo que queria que él diesa para V. A. en cada un año de tributo, así de oro como de plata y piedras, y esclavos y ropa de algodon y otras cosas de las que él tenia, y que todo lo daria con tanto que yo no fuese á su tierra, y que lo hacia porque era muy estéril y falta de todos mantenimientos, y que le pesaria de que yo padeciese necesidad y los que conmigo venian; é con ellos me envió fasta mil pesos de oro y otras tantas piezas de ropa de algodon de la que ellos visten. Y estuvieron conmigo en mucha parte de la guerra hasta el fin della, que vieron bien lo que los españoles podian, y las paces que con los desta provincia se hicieron, y el ofrecimiento que al servicio de V. S. M. los señores y toda la tierra ficieron, de que, segun pareció y ellos mostraban, no hebieron mucho placer, porque trabajaron por muchas vias y formas de me revolver con ellos, diciendo que no era cierto lo que me decian, ni verdadera la amistad que afirmaban, y que lo hacian por me asegurar para hacer á su salvo alguna traicion. Los desta provincia, por consiguiente, me decian y avisaban muchas veces que no me fiase de aquellos vasallos de Muteczuma, porque eran

1 Que hoy llaman Tianguiz.

Es Guajozingo.

traidores, y sus cosas siempre las hacian á traicion y con mañas, y con estas habian sojuzgado toda la tierra, y que me avisaban dello como verdaderos amigos y como personas que los conocian de mucho tiempo acá. Vista la discordia y desconformidad de los unos y de los otros, no hube poco placer, porque me pareció hacer mucho á mi propósito, y que podria tener manera de mas aína sojuzgarlos, y que se dijese aquel comun decir de monte, etc., é aun acordéme de una autoridad evangélica que dice: Omne regnum in seipsum divisum desolabitur; y con los unos y con los otros maneaba, y á cada uno en secreto le agradecia el aviso que me daba, le daba crédito de mas amistad que al otro

y

Después de haber estado en esta ciudad veinte dias y mas, me dijeron aquellos señores mensajeros de Muteczuma, que siempre estuvieron conmigo, que me fuese á una ciudad que está seis leguas desta de Tascaltecal, que se dice Churultecal1, porque los naturales della eran amigos de Muteczuma, su señor, y que allí sabriamos la voluntad del dicho Muteczuma, si era que yo fuese á su tierra, y que algunos dellos irian á hablar con él y á decir le lo que yo les habia dicho, y me volverian con la respuesta. E aunque sabian que allí estaban algunos mensajeros suyos para me hablar, yo les dije que me iria, y que me partiria para un dia cierto, que les señalé. Y sabido por los desta provincia de Tascaltecal lo que aquellos habian concertado conmigo, y como yo habia aceptado de me ir con ellos á aquella ciudad, vinieron á mí con mucha pena los señores, y me dijeron que en ninguna manera fuese, porque me tenian ordenada cierta traicion para me matar en aquella ciudad á mí y á los de mi compañia, é que para ello habia enviado Muteczuma de su tierra (porque alguna parte della confina con esta ciudad) cincuenta mil hombres, y que los tenia en guarnicion á dos leguas de la dicha ciudad, segun señalaron, é que tenian cerrado el camino real por donde solian ir, y hecho otro nuevo de muchos hoyos, y palos agudos hincados y encubiertos para que los caballos cayesen y se mancasen, y que teniau nuchas de las calles tapiadas, y por las azoteas de las casas muchas piedras, para después que entrásemos en la ciudad tomarnos seguramente y aprovecharse de nosotros á su

1 Cholula.

voluntad, y que si yo queria ver como era verdad lo que ellos me decian, que mirase como los señores de aquella ciudad nunca habian venido á me ver ni hablar, estando tan cerca desta, pues habian venido los de Guazincango, que estaban mas lejos que e los; y que los enviase á llamar, y veria como no querian venir. Yo les agradecí su aviso, y les rogué que me diesen ellas personas que de mi parte los fuesen á llamar; y así me las dieron, é yo les envié á rogar que viniesen á verme, porque les queria hablar ciertas cosas de parte de V. A., y decirles la causa de mi venida á esta tierra. Los cuales mensajeros fueron, y dijeron mi mensaje á los señores de dicha ciudad; y con ellos vinieron dos ó tres personas, no de mucha autoridad, y me dijeron que ellos venian de parte de aquellos señores, porque ellos no podian venir, por estar enfermos; que á ellos les dijese lo que queria. Los desta ciudad me dijeron que era burla, y que aquellos mensajeros eran hombres de poca suerte, y que en ninguna manera me partiese sin que los señores de la ciudad viniesen aquí. Yo les hablé á aquellos mensajeros, y les dije que embajada de tan alto príncipe como V. S. M., que no se habia de dar á tales personas como ellos, y que aun sus señores eran poco para la oir por tanto, que dentro de tres dias pareciesen ante mí á dar la obediencia á V. A. y á se ofrecer por sus vasallos, con apercebimiento que pasado el término que les daba, si no viniesen, iria sobre ellos y los destruiria, y procederia contra ellos como contra personas rebeldes y que no se querian someter debajo del dominio de V. A. E para ello les envié un mandamiento firmado de mi nom. bre y de un escribano, con relacion larga de la real persona de V. S. M. y de mi venida, diciéndoles como todas estas partes y otras muy mayores tierras y señorios eran de V. A., y que los que quisiesen ser sus vasallos serian honrados y favorecidos, y por el contrario, los que fuesen rebeldes serian castigados conforme á justicia. Y otro dia vinieron algunos de los señores de la dicha ciudad ó casi todos, y me dijeron que si ellos no habian venido antes, la causa era porque los desta provincia eran sus enemigos, y que no osaban entrar por su tierra porque no pensaban venir seguros; é que bien creian que me habian dicho algu

1 Guajozingo.

:

nas cosas dellos; que no les diese crédito, porque las decian como enemigos, y no porque pasaba así, y que me fuese á su ciudad, y que allí conoceria ser falsedad lo que estos me decian, y verdad lo que ellos me certificaban; é que desde entonces se daban y ofrecian por vasallos de V. S. M. y que lo serian para siempre, y servirian y contribuirian en todas las cosas que de parte de V. A. se les mandase; é así lo asentó un escribano por las lenguas que yo tenia; y todavía determiné de me ir con ellos, así por no mostrar flaqueza, como porque desde allí pensaba hacer mis negocios con Muteczuma, porque confina con su tierra, como ya he dicho, y allí usaban venir, y los de allí ir allá, porque en el camino no tenian requesta alguna.

Y como los de Tascaltecal vieron mi determinacion, pesóles mucho y dijeronme muchas veces que lo erraba. Pero, que pues ellos se habian dado por vasallos de V. S. M. y mis amigos, que querian ir conmigo y ayudarme en todo lo que se ofreciese. E puesto que yo ge lo defendiese, y rogué que no fuesen, porque no habia necesidad, todavía me siguieron hasta cien mil hombres muy bien aderezados de guerra, y llegaron conmigo hasta dos leguas de la ciudad; y desde allí, por mucha importunidad mia, se volvieron, aunque todavía quedaron en mi compañía hasta cinco ó seis mil dellos, é dormí en un arroyo que allí estaba á las dos leguas, por despedir la gente porque no hiciesen algun escandalo en la ciudad, y tambien porque era ya tarde, y no quise entrar en la ciudad sobre tarde. Otro dia de mañana salieron de la ciudad á me recebir al camino con muchas trompetas y atabales, y muchas personas de las que ellos tienen por religiosas en sus mezquitas, vestidas de las vestiduras que usan y cantando á su manera, como lo hacen en las dichas mezquita. E con esta solemnidad nos llevaron hasta entrar en la ciudad, y nos metieron en un aposento muy bueno, adonde toda la gente de mi compañía se aposentó á su placer. E allí nos trajeron de comer, aunque no cumplidamente. Y en el camino topamos muchas señales de las que los naturales desta provincia nos habian dicho; porque hallamos el camino real cerrado y hecho otro, y algunos hoyos, aunque no muchos, y algunas calles de la ciudad tapiadas, y muchas piedras en todas las azoteas. Y con esto nos hicieron estar mas sobre aviso y á mayor recaudo.

Allí fallé ciertos mensajeros de Muteczuma que venian á hablar con los que conmigo estaban; y á mí no me dijeron cosa alguna mas que venian á saber de aquellos lo que conmigo habian hecho y concertado, para lo ir á decir á su señor; é así, se fueron después de los haber hablado á ellos, y aun uno de los que antes conmigo estaban, que era el mas principal. En tres dias que allí estuve proveyeron muy mal, y cada dia peor, y muy pocas veces me venían á ver ni hablar los señores y personas principales de la ciudad. Y estando algo perplejo en esto, á la lengua que yo tengo, que es una india desta tierra, que hobe en Putunchan, que es el rio grande de que ya en la primera relacion à V. M. hice memoria, le dijo otra, natural desta ciudad, como muy cerquita de alli estaba mucha gente de Muteczuma junta, y que los de la ciudad tenian fuera sus mujeres é hijos y toda su ropa, y que habian de dar sobre nosotros para nos matar á todos; é si ella se queria salvar, que se fuese con ella, que ella la guarcceria; la cual lo dijo á aquel Jerónimo de Aguilar, lengua que yo hobe en Yucatan, de que asimismo á V. A. hobe escrito, y me lo hizo saber; é yo tuve uno de los naturales de la dicha ciudad, que por allí andaba, y le aparté secretamente, que nadie lo vió, y le interroguć, y confirmó con lo que la india y los naturales de Tascaltecal me habian dicho; é así por esto como por las señales que para ello habia, acordé de prevenir antes de ser prevenido, é hice llamar á algunos de los señores de la ciudad, diciendo que los queria hablar, y metilos en una sala; é en tanto fice que la gente de los nuestros estuviese apercibida, y que en soltando una escopeta, diesen en mucha cantidad de indios que habia junto á el aposento y muchos dentro en él. E así se hizo, que después que tuve los señores dentro en aquella sala, dejélos y cabalgué, é hice soltar el escopeta, y dimosles tal mano, que en dos horas murieron mas de tres mil hombres. Y porque V. M. vca cuán apercibidos estaban, antes que yo saliese de nuestro aposentamiento tenian todas las calles tomadas y toda la gente á punto, aunque como los tomamos de sobresalto, fueron buenos de desbaratar, mayormente que les faltaban los caudillos, porque los tenia ya presos; é hice

poner fuego

1 Doña Marina de Viluta, segun Gomara, fué natural de Xalisco, llevada cautiva á Tabasco, y de familia muy noble.

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