Museo epigramático: o, Colección de los mas festivos epigramas estractados de nuestros poetas antiguos y modernos

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Librería Popular-Económica, 1864 - 406 páginas
 

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Pasajes populares

Página 333 - Cielo a los ojos candido y sereno, que muchas veces al infierno igualo, por raro al mundo su valor señalo, por falso al hombre su rigor condeno. Ella nos da su sangre, ella nos cría, no ha hecho el cielo cosa más ingrata; es un ángel, ya veces una arpía.
Página 327 - Despues que por gran rato hubo besado Las religiosas cuentas que llevaba, Con ellas el buen hombre se tocaba Los ojos, boca, sienes y costado. Creció la...
Página 136 - Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés: Arte diabólica es, dijo torciendo el mostacho, que para hablar en gabacho un fidalgo en Portugal llega a viejo y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho.
Página 38 - Traigan el chocolate, ya peinar. Un libro ...Ya leí. Basta por hoy. Si me buscan, que digan que no estoy... Polvos... Venga el vestido verdemar... (¿Si estará ya la misa en el altar...? ¿Han puesto la berlina? Pues me voy. Hice ya tres visitas. A comer... Traigan barajas. Ya jugué. Perdí... Pongan el tiro. Al campo, ya correr... Ya doña Eulalia esperará por mí... Dio la una. A cenar, ya recoger... ¿Y es éste un racional? — Dicen que sí.
Página 123 - Clice, con estremo tal, Que en pecado venial Un solo instante no está. Infúndele tanto horror La muerte, siempre temida, Que por morir prevenida, Duerme con su confesor.
Página 81 - Si tu mal diera en el cura Sin que te cupiera parte, No era menester curarte, Como el cura no se cura. Mas, pues el mal se te atreve Mas que al cura, bebe, Inés. La zarzaparrilla un mes, Ya que el cura no la...
Página 89 - Cavando un sepulcro un hombre, sacó, largo, corvo y grueso, entre otros muchos, un hueso que tiene cuerno por nombre. Volviólo al sepulcro al punto; y viéndolo un cortesano, dijo: «Bien hacéis, hermano; que es hueso de ese difunto.
Página 61 - Acaso vino a hallarse Un pedazo de un espejo, Y con un trapillo viejo Lo limpió para mirarse. Viendo en él aquellas feas Quijadas de desconsuelo, Dando con él en el suelo, Le dijo: — ¡Maldito seas, Y en quién me vine a mirar!
Página 102 - Tú piensas que nos desmientes con el palillo pulido con que, sin haber comido, Tristán, te limpias los dientes; pero la hambre cruel da en comerte y en picarte, de suerte que no es limpiarte, sino rascarte con él.
Página 125 - Llora su pena y enojo Tiernamente Catalina; Y llóralo la mezquina Solamente con un ojo; Si quiere saber alguno Que la causa de ello ignora , Por qué con un ojo llora , Porque no tiene mas de uno.

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