Colección de poesías mejicanas

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Librería de Rosa, 1836 - 457 páginas
 

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Pasajes populares

Página 408 - Y á vuestra patria entre rabiosos canes? Parad, parad un tanto; Quizá pudiera nuestro ardiente llanto. . . . Quizá abrazados de los cuerpos caros Y boca á boca nuestro mismo aliento Procurando infundir. . . . quizá tornaros A la vida. ... tal vez el almo intento Al cielo conmoviera Y el averno sus presas devolviera. Hidalgo, Hidalgo, valeroso Allende. . . . ¡Demente imaginar, ilusión vana!
Página 85 - Ni la juventud perdonan , Ni el himeneo respetan. ¡ O Filis , Filis ! ¿ quién sabe Si ya en nuestro mal se acercan ? Nuestras niñeces volaron , Y en pos las flores primeras De la juventud. ¡ Ay tristes ! A nuestros dias ¿ qué resta ? En ellos ya desde lejos Asoma de canas llena La ancianidad dolorosa , El desamor y tristeza ; Amemos, amemos, Filis; Mira que rápidos llegan , Que ya este otoño es memoria , Y el tiempo destruye y vuela.
Página 81 - A cuyo pie dormías Las siestas calorosas, Ya por el suelo yace Falta de jugo y hojas: Ejemplo formidable A las hermosas todas. ¡Qué seca está, qué triste! Los pájaros se asombran Cuando ven abatida Palma tan orgullosa; Pero la que sembraste En la cercana loma, Esa sí está muy bella, Muy verde y silbadora. ¡Cuántas veces sentado Bajo su inmensa copa, Miro alzarse la luna Espléndida y redonda! Deja el poblado, Fabio, Deja su vana pompa, Que el verano se acerca Coronado de rosas.
Página 411 - Asombro de esta raza y las futuras? Nada del golpe guareceros pudo, Ni del Anáhuac los llorosos ruegos, Ni de alma libertad el gemir mudo Bastaron á templar ímpetus ciegos; Y ya entre heridas fieras, Sois á la patria víctimas primeras. Oscura soledad, silencio eterno Succede de las proezas al ruido, Llanto á los ojos, para el pecho tierno Solo quedan pavor, triste gemido; Y el lábio en loco celo, Culpa á los hombres, y maldice al cielo.
Página 408 - Temblar hizo en el sólio á los tiranos Y sacudir el pavoroso sueño, Bajo eternos candados Han de ser en tus senos ocultados? Verdugos detestables, ¿tantos signos De divina grandeza en esas frentes Que...
Página 411 - O el negro ocaso presuroso encierre El postrimero resplandor del dia; Ora retumbe el rayo, O aura tranquila nos deleite en mayo. Ora feliz y libre el mexicano Se dicte leyes, y su hogar posea ; Ora le oprima despiadada mano Y de miserias víctima se vea ; Serán los vuestros hechos La grata ocupacion de nuestros pechos.
Página 84 - Cual de los vientos al soplo Para siempre caen en tierra Las hojas al pie del tilo Que vió su antigua belleza, Y sus maternales ramas En soledad lastimera Los rigores del invierno Desconsoladas esperan! Del invierno, que dejando Sus escarchadas cavernas, Ya se adelanta seguido De borrascosas tormentas. ¡ A Dios, albergues queridos De las aves halagüeñas, Nidos de amor, y teatros De maternales ternezas! Ya no abrigaréis piadosos La desnuda descendencia Del colorin, ni mi oido Regalarán sus querellas.
Página 139 - Estos versos son tomados de Lucrecio. Hemos dicho que la mayor parte de las poesías eróticas de Pesado son defectuosas, y lo son porque en ellas dominan alguno ó algunos de los defectos mencionados anteriormente. Sin embargo, el resto de esas poesías es de mérito porque sus defectos son pocos...
Página 353 - El vate divo que al indiano suelo de honor y gloria le cubriera ufano con sus cantares, que apreciaron siempre númenes altos".
Página 81 - Junto a musgosa roca Plantamos los dos juntos Al despuntar la aurora, ¡Qué airoso está, qué bello! ¡Qué gentilmente asoman Las sabrosas manzanas Entre las verdes hojas! Aquella grande palma De susurrante copa, A cuyo pie...

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