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NOTICIA

DE LA

VIDA Y ESCRITOS DE FRANCISCO LOPEZ DE GÓMARA.

SON tan escasas las noticias que tenemos de GÓMARA, que apenas puede decirse pormenor alguno de su vida; recogiendo, sin embargo, algunos datos de sus mismas obras, y aprovechando las ligeras indicaciones esparcidas en nuestros escritores bibliográficos, vamos á referir en breves palabras cuanto nos ha sido dable inquirir sobre tan distinguido escritor.

FRANCISCO LOPEZ DE GÓMORA Ó GÓMARA, porque de ambos modos le nombran los autores que hablan de él, si bien ha prevalecido el último apellido, nació en Sevilla por los años de 1510, y es extraño por cierto que ninguna mencion haga Ortiz de Zúñiga en sus anales de aquella ciudad, de un hijo suyo tan distinguido, al enumerar en ellos y en el año de 1598, los escritores que ha producido.

Ignoramos absolutamente las circunstancias de los padres de GÓMARA, así como su infancia, y solo sabemos que su familia era distinguida, y que fué enviado á la universidad de Alcalá, célebre entonces y de importancia por el impulso que habia dado en ella á los estudios el gran cardenal Jimenez de Cisneros, celoso promotor de aquellas enseñanzas: es probable que á su salida de la universidad, donde afirman desempeñó con brillantez la cátedra de retórica, se ordenase de sacerdote, y que entonces, y con este sagrado carácter, pasase á Roma, en donde, segun dice él mismo en los capítulos 3.° y 10 de su Historia general de las Indias, trató con intimidad á Saxon Gramático, famoso historiador de Alemania, y al arzobispo de Upsala, Olao Magno, que ilustró las antigüedades y la historia de los pueblos septentrionales, y el cual referia en sus conversaciones á GÓMARA muchas cosas de aquella tierra y navegacion.

A su vuelta de Roma es cuando debió entrar al servicio de Hernan Cortés, ya marques del Valle, como capellan de su casa y familia, es decir, hacia los años de 1540 en que aquel ilustre guerrero se restituyó á la metrópoli; y no parece errada la conjetura de Robertson, que presume comenzase entonces á escribir su Historia de las Indias por complacer á su patrono y favorecedor: para este trabajo se valió de las noticias comunicadas por el mismo Hernan Cortés y por otros conquistadores, de los cuales cita en el capítulo 72 de su Crónica de la conquista de Nueva-España, á Andrés de Tapia y Gonzalo de Umbría; y no le serian de menos auxilio los datos que debieron suministrarle personas eminentes y peritas en las cosas del Nuevo-Mundo, entre ellas Pero Ruiz de Villegas y el famoso navegante Sebastian Gaboto, jueces de la comision de demarcacion de los límites que para distribuir los descubrimientos entre España y Portugal se estableció por consejo del papa Alejandro VI; á quienes asegura alcanzó en vida. Sea como fuere, lo cierto es que, consagrado á esta tarea, la dió término y publicó el año de 1552 en Zaragoza, dedicando la primera parte ó Historia de las Indias al Emperador, y la segunda ó Crónica de la conquista de Nueva-España á don Martin Cortés, hijo y heredero del conquistador. El libro de GÓMARA fué acogido con aplauso, y lo prueban bien las reimpresiones hechas el año siguiente de 1553 en Medina del Campo, y las de 1554, una en Zaragoza y otra en Ambéres; tampoco dejó de tener aprecio en el extranjero, donde se buscaban con afan noticias de la América, y principalmente por conducto de los españoles, como primeros descubridores de ella. Por esto sin duda se tradujo la obra de GÓMARA al italiano, al francés, y parte de ella al latin.

En medio de las satisfacciones que naturalmente causaria á GÓMARA el éxito brillante de su

trabajo, tuvo el disgusto de que lo que á todos agradaba no agradase al Gobierno; y se sabe que, por una cédula del príncipe don Felipe, expedida en Valladolid á 17 de noviembre de 1553, y refrendada del secretario Sámano, se mandó recoger y llevar al Consejo cuantos ejemplares se hallasen de su libro, imponiendo la pena de doscientos mil maravedis de multa á quien en adelante le imprimiese ó vendiese. Pregonada esta providencia, se notificó al año siguiente á once libreros de Sevilla, y se procedió á recoger algunos ejemplares.

Antonio de Leon Pinelo, que menciona este hecho en su Biblioteca oriental, occidental y náutica, la califica de «historia libre»; y dice que esta circunstancia produjo la cédula del Consejo de Indias que hemos citado.

Dejamos á GÓMARA ocupado en su tarea en casa de Fernando Cortés, á quien acompañó á la expedicion de Argel, pues en el capítulo en que trata de ella dice terminantemente: «yo, que estaba allí »; y es de creer que permaneceria en ella hasta la muerte de este insigne conquistador, ocurrida en Castilleja de la Cuesta, pueblo á las inmediaciones de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547. Muerto el Marqués, se ignora qué hizo GóMARA; pero lo mas natural es que se rétirase á su patria, Sevilla, donde tambien es probable falleciese, aunque no sabemos en qué año ni de qué edad tan pocas son las noticias que se tienen de su persona.

El libro de GÓMARA Sobre América, que en un principio disfrutó tan aventajado concepto, decayó luego con la publicacion de otros, y especialmente con la de la Verdadera historia de la conquista de Nueva-España, por Bernal Diaz del Castillo, que fué uno de los individuos que tomaron parte activa en aquella expedicion memorable, y que como testigo de vista acometió la empresa de corregir las inexactitudes y errores de Gómara; su libro no está escrito mas que para este fin; y así, ataca continuamente al primer historiador con un encono y una violencia que degeneran á veces en injusticia; de aquí la notable diferencia entre los dos escritores: GÓMARA se propuso enaltecer á Cortés atribuyéndole casi exclusivamente la gloria de la conquista, y Bernal Diaz trató de probar que la gloria era de todos, porque el consejo, las resoluciones y la ejecucion eran comunes á todos ellos. Tan distante de la verdad y la justicia consideramos al uno como al otro : los distinguidos capitanes y valientes soldados que acompañaban á Cortés contribuyeron indudablemente con su heróica constancia y aliento al triunfo, y el genio superior de su capitan supo aprovechar estos elementos y los que le proporcionó su sagaz política para llevar a cabo uno de los hechos mas sorprendentes y singulares que menciona la historia. Ni Cortés por sí solo y sin sus compañeros hubiera ganado el imperio mejicano, ni ellos, por animosos y resueltos que fuesen, hubieran conseguido el mismo resultado sin tener al frente un hombre tan extraordinario y privilegiado.

Pero es preciso confesar que en el fondo no le falta razon á Bernal Diaz, particularmente en punto á las noticias y relaciones de que se valió GÓMARA para formar su libro, porque indudablemente fueron poco fieles. La misma acusacion le hizo el inca Garcilaso de la Vega, que refiriendo en el capítulo 40 del libro 5.o de sus Comentarios reales, parte i, el lance que se cuenta de Carbajal, cuando dijo á Diego Centeno, que le fué á visitar estando en capilla, que no le conocia, porque nunca le habia visto sino por la espalda, añade que esta especie es un cuento infundado y ajeno de la dignidad de Diego Centeno, y hasta de la noble franqueza militar de Carbajal; dice luego ser extraño que GÓMARA diese crédito á esta vulgaridad; y lamentándose de su falta de tino en punto á noticias, menciona el caso que le sucedió en Valladolid con las siguientes palabras: «Es así que un soldado de los mas principales y famosos del Perú, que vino á España poco después que salió la historia de GÓMARA, topándose con él en Valladolid, entre otras palabras que hablaron sobre el caso, le dijo que¿por qué habia escrito y hecho imprimir una mentira tan manifiesta, no habiendo pasado tal? A las cuales respondió GÓMARA que no era suya la culpa, sino de los que daban las relaciones nacidas de sus pasiones. El soldado le dijo que para eso era la discrecion del historiador, para no tomar relacion de los tales, ni escrebir mucho sin mirar mucho, para no disfamar con sus escritos á los que merecen toda honra y loor. Con esto se apartó GÓMARA muy confuso y pesante de haber escrito lo que levantaron á Carbajal, en decir que no conocia á Diego Centeno.>

Estos errores materiales, y la circunstancia de haber caido en el desagrado del Consejo de Indias, condenaron la obra de GÓMARA á una especie de olvido injusto, y la prohibicion duró hasta el año de 1727, en que sin duda las diligencias del erudito don Andrés Gonzalez Barcia lograron levantar aquel entredicho, para poder darla lugar en su Coleccion de historiadores primitivos de' las Indias Occidentales.

Se ignora la fecha de la muerte de GÓMARA y todo lo relativo á los últimos años de su vida; y hasta careceriamos de la noticia de su estancia en Valladolid hácia 1556 ó 57, sino por las palabras del inca Garcilaso que hemos citado anteriormente.

Segun don Nicolás Antonio, escribió, además de su Historia general de las Indias y la Crónica de la conquista de Nueva-España, una Historia de Horruc y Haradin Barbaroja, reyes de Argel, que dedicó á don Pedro de Osorio, marqués de Astorga. En la biblioteca del célebre conde de Villaumbrosa existia tambien un códice manuscrito de nuestro autor, intitulado Los anales del emperador Cárlos V; y finalmente, él mismo declara en el capítulo 40 de su Conquista de NuevaEspaña, al referir la guerra de las naves de Cortés, que Horruc Barbaroja hizo la misma hazaña, pues mandó incendiar siete galeotas y fustas para tomar á Bujía, y que contaba este hecho de guerra con todos sus pormenores, en un libro que habia escrito, llamado Batallas de mar de nuestros tiempos. La persona que nombra puede hacer presumir que don Nicolás Antonio padeció algun error al citar la historia de los Barbarojas, de GÓMARA, y que este libro era el de las batallas de mar.

Lo que nadie puede quitar á GÓMARA es la gloria de haber ilustrado una época importante de nuestra historia nacional de un modo agradable y ameno: su estilo es flúido, natural, elegante y lleno de atractivo, y su lectura descubre los no comunes conocimientos del autor en astronomía, geografía y navegacion. Estas calidades bien pueden compensar alguna falta de exactitud en los hechos, sobre todo cuando se refieren bajo la fe de otras personas, pues GÓMARA, segun las mejores noticias, nunca pasó el Atlántico, y no sabemos con qué autoridad le hizo residir cuatro años en América monsieur Bocous, autor de su artículo en la Biografia universal de Michand.

La obra de GÓMARA se publicó, segun hemos dicho, por primera vez en 1552: edicion que hemos tenido presente, hecha en Zaragoza; repitióse en 1553 en Medina del Campo, por Guillermo de Millis, y en 1554 en Zaragoza, por Pedro Bernuz y Agustin Millan; en Ambéres la imprimieron el mismo año Martin Nucio y Juan Steelsio.

Agustin Cravaliz, natural de San Sebastian, la tradujo al italiano y la imprimió en Venecia en 1560 y 1565, y Lucio Mauro hizo una nueva version á la misma lengua, que dió á luz en Roma en 1556. Además se hizo un extracto de su obra, con el título de Descripcion y traza de todas las Indias, que se imprimió en Ambéres en 1553.

Martin Fumée, señor de Genille, la tradujo al francés y la imprimió en Paris en 1578, reproduciéndose luego en 1584, 87, 97 y 1605.

Esta multiplicidad de ediciones en la lengua nativa y en las dos principales de la Europa en aquel tiempo, es un testimonio irrecusable del mérito de GÓMARA y del interés con que el mundo civilizado miraba las empresas de los españoles en América; todavía la volvió á imprimir, aunque con grandes supresiones, don Andrés Gonzalez de Barcia, y tenemos entendido, si bien no hemos conseguido verla, que se publicó años pasados una nueva edicion en Caracas.

Perdidos lastimosamente los demás trabajos históricos de GÓMARA, se ha salvado por fortuna, del naufragio, este, que es bastante para asegurar á su autor un puesto muy distinguido entre los escritores eminentes de la lengua castellana que con mas éxito han ilustrado la historia patria.

DE CORTÉS Y SUS CARTAS.

Refiriendo Francisco Lopez de Gómara con tanta extension los sucesos de la vida de HERNAN CORTÉS en su Conquista de Méjico, parece inútil cansar al lector con noticias biográficas de este ilustre varon; pero no será ocioso decir algo acerca de sus Cartas ó Relaciones, que son los primeros y mas preciosos documentos relativos á los hechos de los españoles en Méjico.

La correspondencia de CORTÉS es numerosă, porque tuvo siempre sumo cuidado de dar cuenta al Emperador de todo lo que hizo y proyectó en aquellas regiones apartadas; pero entre todas sus cartas, se distinguen, ya por su extension, ya por la importancia de los acontecimientos que

refieren, las cinco relaciones así llamadas, en que circunstanciadamente cuenta la conquista del imperio mejicano y la expedicion de las Higueras.

La suerte de estos interesantes documentos ha sido muy varia: el primero en órden cronológico se creyó perdido, y hasta el diligente colector don Andrés Gonzalez de Barcia desesperó de dar con él, creyendo habia sido el recogido por el Consejo de Indias á instancias de Panfilo de Narvaez, ó que se habia extraviado por ser el que Juan Flores quitó á Alonso de Avila. Robertson, con aquella penetracion y perspicacia que demostró en las indagaciones históricas, fué el primero que indicó la especie de que esta carta se hallaria quizá en Alemania, donde se hallaba el Emperador cuando se recibió: para salir de dudas comunicó su pensamiento á mister Murray Keith, ministro inglés en Viena, y acercándose este al gabinete austriaco, obtuvo la autorizacion competente para copiar la carta si acaso se encontraba en la Biblioteca Imperial. La carta que se deseaba no se halló ni original ni en copia, pero sí un traslado auténtico, legalizado por escribano público, de la dirigida al Emperador por el ayuntamiento de la Veracruz, ciudad recien fundada por CORTÉS; y escrita á 10 de julio de 1519. Pareció al mismo tiempo la carta quinta, ó sea la de la expedicion á las Higueras, sin fecha alguna, pero que en el códice existente en la Biblioteca Nacional tiene la de Temixtitan á 3 de setiembre de 1526. Robertson extractó al fin de su obra la primera que hemos citado, que se imprimió íntegra por primera vez en la Coleccion de documentos inéditos para la historia de España, de los señores Navarrete, Salvá y Baranda; tomo 1, páginas 421-461.

La segunda Carta-Relacion se escribió en Segura de la Frontera á 30 de octubre de 1520 : publicóla en Sevilla Juan Cromberger, á 8 de noviembre de 1522, en folio gótico; y después la reimprimieron Barcia, en el tomo primero de su Coleccion, el año de 1749, y el arzobispo Lorenzana en Méjico, en 1770.

La tercera, escrita en Cuyoacan á 15 de mayo de 1522, se imprimió tambien en Sevilla por el mismo Cromberger á 30 de marzo de 1523, en folio, y se reprodujo igualmente en las colecciones de Barcia y Lorenzana.

La cuarta, que escribió CORTÉS en la ciudad de Temixtitan á 15 de octubre de 1524, se imprimió el año de 1525, segun Panser, citado por Brunet, en Toledo por Gaspar de Avila, tambien en folio, y pasó del mismo modo á ocupar un lugar en las colecciones mencionadas. Parece excusado añadir que estas impresiones primitivas son sumamente raras, y Barcia dice que para repetirlas en su obra las consiguió, después de muchas diligencias, del consejero de órdenes don Miguel Nuñez de Rojas, que las tenia en su librería. Tambien se hallan hoy en la de la Academia de la Historia, segun se nos ha asegurado.

Por último, la quinta, que se halló en el códice cxx de la Biblioteca Imperial de Viena cuando se buscaba la que deseaba Robertson, no tiene fecha ; pero en un códice del siglo xvi, existente en la Biblioteca Nacional, finaliza del modo siguiente: «De la cibdad de Temixtitan desta Nueva-España, á 3 del mes de setiembre, año del nascimiento de nuestro Señor é Salvador Jesucristo de 1526. Ignoramos si el códice referido es la copia que cita Muñoz, hecha por Alonso Diaz, de la original de HERNAN CORTÉS. Nosotros nos hemos valido de él para la publicacion presente, en que sale por primera vez à la luz pública esta carta.

En la introduccion que antecede hemos explicado el efecto que en la Europa civilizada produjo el descubrimiento del Nuevo-Mundo, y la ansiedad con que se buscaban cuantas noticias y documentos se publicaban relativos á los sucesos que ocurrian en aquellos países apartados de la comunicacion europea; y esto mismo explica bien la rapidez con que se tradujeron a las principales lenguas vivas, y aun al latin, que era el idioma vulgar de las personas instruidas de aquella época.

En efecto, en 1522 imprimió Cromberger la segunda Carta en Sevilla, y en 1524 la tradujo al latin el doctor Pedro Savorgnani, y la dió á luz en Nuremberg, dedicando su traduccion al papa Clemente VII. Con ella tradujo tambien é imprimió la tercera Carta. El doctor Savorgnani era natural de Forli, y á la sazon secretario del ilustrísimo señor don Juan de Rivelles, obispo de Viena, en el Delfinado : estas traducciones se reimprimieron dos veces, la una en el tratado intitulado De Insulis nuper inventis, etc., Colonia, 1532; y la otra en el Novus Orbis, de Simon Grineo, Basilea, 1555.

Un anónimo aleman las puso, segun asegura don Nicolás Antonio, en su idioma, si bien no dice cuáles, cuántas, ni en qué punto se imprimieron.

Aprovechándose Nicolás Liburno de la version latina de Savorgnani, las tradujo al italiano, y las publicó en Venecia el mismo año de 1524; traduccion que insertó Juan Bautista Ramusio en el tomo I de su Coleccion de viajes, añadiendo haber practicado, aunque sin fruto, las mas exquisitas diligencias para conseguir la primera carta. Y M. Juan Rebelles hizo otra traduccion á la misma lengua, impresa tambien en 1524.

En 1588 imprimió en Paris Guillermo Le-Breton su libro Voyages et conquêtes du capitaine Ferdinand Courtois, que no es traduccion literal de las Relaciones de nuestro héroe, sino un extracto de los sucesos de aquella conquista segun los refirieron Oviedo y Gómara; y finalmente el vizconde de Flavigni, caballero francés aficionado á nuestras cosas, de quien hace mencion don José Nicolás de Azara en una de las cartas que sirven de prólogo á la segunda edicion de la Introduccion á la historia natural y geografia fisica de España, de don Guillermo Bowles, publicó en Paris, sin año de impresion, pero hacia 1778, segun la fecha de la licencia, su Correspondance de Fernand Cortés avec l'empereur Charles Quint sur la conquête de Mexique, que es un tomo de 588 páginas, dedicado á la marquesa de Polignac, y contiene la traduccion de las tres relaciones de CORTÉS publicadas en Méjico por el señor Lorenzana el año de 1770. El traductor francés desconoció, segun se explica, así la edicion primitiva de las Cartas, como la reimpresion de Barcia; alteró el órden establecido por el señor Lorenzana, llamándolas primera, segunda y tercera, en vez de segunda, tercera y cuarta; concediendo, sin embargo, la existencia de una primera, escrita en Veracruz en 1519, que supone escasa de interés, atendiendo al contenido de las restantes; é hizo un grandísimo elogio de HERNAN CORTÉS, ponderando las eminentes dotes que le adornaban, y comparándole con Julio César en el hecho de haber sido el cronista de sus propias hazañas con la misma sencillez, claridad y modestia que el ilustre romano. Esta traduccion de monsieur de Flavigni se reimprimió en Suiza en 1779.

Al terminar estos apuntes literarios y bibliográficos cúmplenos decir algunas breves palabras acerca de estas Cartas-Relaciones. Cuando se compara su estilo con el de los historiadores que sucesivamente han referido los mismos acontecimientos, se echa de ver al momento la superioridad inmensa del hombre que las escribia. Gómara, en medio de su candor y naturalidad, descubre la pretension de adular y enaltecer al hombre á quien servia; Bernal Diaz del Castillo, con el tono rudo, pero veraz, de un soldado, procura rebajar hasta cierto punto los méritos del capitan, para compartir con él la gloria de los hechos; y arrastrado por una vanidad que tiene algo de pueril, se entretiene al fin de su obra en enumerar uno por uno los combates, batallas y encuentros en que se habia hallado durante una vida agitada y llena de aventuras; Solís, por último, adoptando un lenguaje armonioso, acompasado y elegante, se propone en su obra hacer un panegirico mas bien que una historia.

Superior CORTÉS á todos ellos, cuenta los hechos sin orgullo ni pretension; refiere con la misma igualdad de espíritu las satisfacciones que los peligros; explica los medios y resortes á que recurrió su poderoso genio para dar cima á empresa tan gigantesca; da cuenta de sus pensamientos, sus proyectos y sus providencias para estudiar y conocer aquel inmenso territorio, á fin de acrecer mas y mas con estos datos el poder y riquezas de su patria; y todo lo hace en un lenguaje flúido, natural, corriente, sin que ni por un momento se descubra el menor asomo de pasion, envidia ni ninguna de aquellas miserias y pequeñeces que afligen siempre à las almas vulgares; tan alto y modesto se manifiesta con la pluma como con la mente y con la espada: ¡tan cierto es que el habla suele ser compañera inseparable del ánimo, y que la verdadera grandeza anda siempre junta con la sencillez y la lisura!

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