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niendo la carne con los dientes, la parten con navajo- | espigas, y una espiga cien granos y docientos, y aun nes de pedernal, que paresce bestialidad. Mas tal es su vivienda y traje. Andan en compañías, y múdanse como alárabes, de una parte á otra, siguiendo el tiempo y el pasto tras sus bueyes. Son aquellos bueyes del tamaño y color que nuestros toros; pero no de tan grandes cuernos. Tienen una gran jiba sobre la cruz, y mas pelo de medio adelante que de medio atrás, y es lana. Tienen como clines sobre el espinazo, y mucho pelo y muy largo de las rodillas abajo. Cuélganles por la frente grandes guedejas, y paresce que tienen barbas, segun los muchos pelos del garguero y varillas. Tienen la cola muy larga los machos, y con un flueco grande al cabo; así que algo tienen de leon y algo de camello. Hieren con los cuernos, corren, alcanzan y matan un caballo cuando ellos se embravescen y enojan. Finalmente, animal feo y fiero de rostro y cuerpo; huyen dellos los caballos por su mala catadura ó por nunca los haber visto. No tienen sus dueños otra riqueza ni hacienda. Dellos comen, beben, visten, calzan y hacen muchas cosas; de los cueros, casas, calzado, vestido y sogas; de los huesos, punzones; de los nervios y pelos, hilo; de los cuernos, buches y vejigas, vasos; de las boñigas, lumbre, y de las terneras, odres, en que traen y tienen agua; hacen, en fin, tantas cosas dellos, cuantas han menester ó cuantas les bastan para su vivienda. Hay tambien otros animales, tan grandes como caballos, que por tener cuernos y lana fina los llaman carneros, y dicen que cada cuerno pesa dos arrobas. Hay tambien grandes perros que lidian con un toro, y que llevan dos arrobas de carga sobre salmas cuando van á caza ó cuando se mudan con el ganado y hato.

Del pan de los indios.

El comun mantenimiento de todos los hombres del mundo es pan; y no es comun por ser mejor mantenimiento, sino por ser mayor y mas fácil de haber y guardar; aunque otros tienen opinion contraria viendo que con pan y agua pasan los hombres ; y es cierto que tambien pasarian con sola carne si lo acostumbrasen, ó con solas yerbas ó frutas; que nuestro estómago y naturaleza con muy poco se contenta si lo avezamos; y comiendo por necesidad, y no por gula, cualquier manjar sustenta y aun deleita. Llaman pan lo que se amasa y cuece después de ser molido el grano, aunque tambien dicen pan lo que hacen de raíces, ralladuras de madera y de peces cocidos. En Europa comen generalmente pan de trigo, aunque tambien hacen pan de centeno en algunas partes, y de mio, y aun de castañas. La mas gente de Africa come pan de arroz y cebada. En Asia usan mucho el pan de arroz; por lo cual paresce claramente que muy muchos hombres viven sin comer trigo. Tampoco tenian trigo en todas las Indias, que son otro mundo; falta grandísima segun la usanza de acá. Mas empero los naturales de aquellas partes no sintian ni sienten tal falta, comiendo pan de maíz, y cómenlo todos. Cavan á manos la tierra con palas de madera, ca no tienen bestias con que arar. Siembran el maíz como nosotros las habas, remojado; pero echan cuatro granos por lo menés en cada agujero. De un grano nasce una caña solamente; empero muchas veces una caña lleva dos y tres

cuatrocientos, y tal hay que seiscientos. Cresce la caña un estado y mas, engorda mucho, y echa las hojas como nuestras cañas; pero mas anchas, mas largas, mas verdes y mas blandas. La espiga es como piña en la hechura y tamaño; el grano es grande, mas ni es redondo como garbanzo, ni largo como trigo, ni cuadrado. Viene á sazon en cuatro meses, y en algunas tierras en tres, y á mes y medio en regadío, mas no es tan bueno. Siembranlo dos y tres veces por año en muchos cabos, y en algunos rinde trecientas y aun quinientas por una. Comen cocida la espiga en leche por fruta ó regalo. Cómenla tambien, después de granada, cruda y cocida y asada, que es mejor. Comen eso mesmo el grano seco, crudo y tostado; mas de cualquiera manera es duro de mascar, y atormenta las encías y dientes. Para comer pan cuecen el grano en agua, estrujan, muelen y amásanlo; y, ó lo cuecen en el rescoldo, envuelto en sus hojas, que no tienen hornos, ó lo asan sobre las brasas; otros lo muelen el grano entre dos piedras como mostaza, ca no tienen molinos; pero es muy gran trabajo, así por la dureza como por la continuacion, que no se tiene como el pan de trigo; y así, las mujeres pasan trabajo en cocer cada dia; duro pierde el sabor y enduréscese presto, y á tres dias se mohesce y aun pudre. Ensucia y daña mucho la dentadura, y por eso traen gran cuidado de alimpiarse los dientes. La harina del maíz adoba la agua corrompida, quitándole aquel mal sabor y olor, y por eso es buena para la mar. Es de mucha sustancia este pan, y aun dicen que harta y mantiene mejor que pan de trigo; pues con maíz y aji están gordos los hombres, y tambien los caballos, y no enflaquecen como acá, aunque caminen, comiendo maíz verde. Hacen asimesmo del maíz vino, y es muy ordinario y provechoso. Es, en fin, el maíz cosa muy buena, y que no lo dejaran los indios por el trigo, segun tengo entendido. Las causas que dan son grandes, y son estas que están hechos á este pan, y se hallan bien con él; que les sirve el maíz de pan y vino; que multiplica mas que trigo, que se cria con menos peligros que trigo, así de agua y sol como de aves y bestias; que se hace mas sin trabajo, pues un hombre solo siembra y coge mas maíz que un hombre y dos bestias trigo. Tambien usan los indios otro pan que hacen de unas raíces, dichas en lengua de Santo Domingo yuca y ajes, de los cuales traté en otro parte.

Del color de los indios.

Una de las maravillas que Dios usó en la composicion del hombre es el color; y así, pone muy grande admiracion y gana de contemplarlo, viendo un hombre blanco y otro negro, que son del todo contrarios colores; pues¿si meten un bermejo entre el negro y el blanco? ¡qué divisada librea paresce! Cuanto es de maravillar por estos colores tan diferentes, tanto es de considerar cómo se van diferenciando unos de otros, casi por grados; porque hay hombres blancos de muchas maneras de blancura, y bermejos de muchas maneras de bermejura, y negros de muchas maneras de negrura ; y de blanco va á bermejo por descolorido y rubio, y á negro por cenizoso, moreno, loro y leonado, como nues

tros indios, los cuales son todos en general como leonados ó membrillos cochos, ó tiriciados ó castaños, y este color es por naturaleza, y no por desnudez, como pensaban muchos, aunque algo les ayuda para ello ir desnudos; de suerte que así como en Europa son comunmente blancos y en Africa negros, así tambien son leonados en nuestras Indias, donde tanto se maravillan de ver hombres blancos como negros. Es tambien de considerar que son blancos en Sevilla, negros en el cabo de Buena-Esperanza, y castaños en el rio de la Plata, estando en iguales grados de la Equinocial; y que los hombres de Africa y de Asia que viven so la tórrida zona sean negros, y no lo sean los que viven debajo la mesma zona en Méjico, Yucatan, Cuauhtemallan, Nicaragua, Panamá, Santo Domingo, Paria, cabo de Sant Augustin, Lima, Quito, y otras tierras del Perú que tocan en la mesma Equinocial. Solamente se hallaron ciertos negros en Cuareca cuando Vasco Nuñez de Balboa descubrió la mar del Sur, por lo cual es opinion que va en los hombres, y no en la tierra; que bien puede ser, aunque todos seamos nascidos de Adan y Eva; bien que no sabemos la causa por qué Dios así lo ordenó y diferenció, mas de pensar que por mostrar su omnipotencia y sabiduría en tan diversa variedad de colores que tienen los hombres. Tambien dicen que no hay crespos, que es otro notable, y pocos calvos, que dará cuidado á los filósofos para rastrear los secretos de natura y novedades del Mundo-Nuevo, y las complisiones del hombre.

De la libertad de los indios.

Libres dejaban á los indios al principio los Reyes Católicos, aunque los soldados y pobladores se servian dellos como de cativos en las minas, labranza, cargas y conquistas que la guerra lo llevaba. Mas el año de 1504 se dieron por esclavos los caribes, por el pecado de sodomía y de idolatría y de comer hombres, aunque no comprehendia esta licencia y mandamiento á todos los indios. Después que los caribes mataron los españoles en Cumaná y asolaron dos monesterios que allí habia, uno de franciscos y otro de dominicos, segun ya contamos, se hicieron muchos esclavos en todas partes sin pena ni castigo, porque Tomás Ortiz, fraile dominico, y otros frailes de su hábito y de san Francisco, aconsejaron la servidumbre de los indios, y para persuadir que no merecian libertad presentó cartas y testigos en consejo de Indias, siendo presidente fray García de Loaisa, confesor del Emperador, y hizo un razonamiento del tenor siguiente: «Los hombres de tierra firme de Indias comen carne humana, y son sodométicos mas que generacion alguna. Ninguna justicia hay entre ellos, andan desnudos, no tienen amor ni vergüenza, son como asnos, abobados, alocados, insensatos; no tienen en nada matarse ni matar; no guardan verdad sino es en su provecho; son inconstantes, no saben qué cosa sea consejo; son ingratísimos y amigos de novedades; précianse de borrachos, ca tienen vinos de diversas yerbas, frutas, raíces y grano; emborráchanse tambien con humo y con ciertas yerbas que los saca de seso; son bestiales en los vicios; ninguna obediencia ni cortesía tienen mozos á viejos ni hijos á padres; no son capaces de doc

Los

trina ni castigo; son traidores, crueles y vengativos, que nunca perdonan; inimicísimos de religion, haraganes, ladrones, mintrosos, y de juicios bajos y apocados; no guardan fe ni órden, no se guardan lealtad maridos á mujeres ni mujeres á maridos; son hechiceros, agore-. ros, nigrománticos; son cobardes como liebres, sucios como puercos; comen piojos, arañas y gusanos crudos do quiera que los hallan; no tienen arte ni maña de hombres; cuando se olvidan de las cosas de la fe que aprendieron, dicen que son aquellas cosas para Castilla, y no para ellos, y que no quieren mudar costumbres ni dioses; son sin barbas, y si algunas les nascen, se las arrancan; con los enfermos no usan piedad ninguna, y aunque sean vecinos y parientes los desamparan al tiempo de la muerte, ó los llevan á los montes á morir con sendos pocos de pan y agua; cuanto mas crescen se hacen peores; hasta diez ó doce años paresce que han de salir con alguna crianza y virtud; de allí adelante se tornan como brutos animales; en fin, digo que nunca crió Dios tan cocida gente en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad ó policía. Juzguen agora las gentes para qué puede ser cepa de tan malas mañas y artes. que los habemos tratado, esto habemos conoscido dellos por experiencia, mayormente el padre fray Pedro de Córdova, de cuya mano yo tengo escripto todo esto, y lo platicamos en uno muchas veces con otras cosas que callo.» Fray García de Loaisa dió grandísimo crédito á fray Tomás Ortiz y á los otros frailes de su órden; por lo cual el Emperador, con acuerdo del consejo de Indias, declaró que fuesen esclavos, estando en Madrid, el año de 25. Mudaron de parescer los frailes dominicos. Reprehendian mucho la servidumbre de indios en los púlpitos y escuelas, por donde se tomó otra informacion sobre esta materia el año de 31, y fray Rodrigo Minaya procuró mucho la libertad de los indios, y sacó una bula del papa Paulo III, en declaracion que los indios eran hombres, y no bestias, libres, y no esclavos. Insistió después en esto fray Bartolomé de las Casas, y mandó el Emperador al doctor Figueroa tomar otras informaciones de religiosos, letrados y gobernadores de Indias que habia en corte, por los cuales, y por otras muchas buenas razones que dieron los trece que ordenaron las ordenanzas, de las cuales ya en otra parte se dijo, libertó el Emperador los indios, mandando, so gravísimas penas, que nadie los haga esclavos, y así se guarda y cumple. Ley fué santísima cual convenia á emperador clementísimo. Mayor gloria es de un rey hacer buenas leyes que vencer grandes huestes. Justo es que los hombres que nascen libres no sean esclavos de otros hombres, especialmente saliendo de la servidumbre del diablo por el santo baptismo, y aunque la servidumbre y captiverio, por culpa y por pena, es del pecado, segun declaran los santos doctores Augustin y Crisóstomo, y Dios quizá permitió la servidumbre y trabajo destas gentes de pecados para su castigo, ca menos pecó Can contra su padre Noé que estos indios contra Dios, y fueron sus hijos y descendientes esclavos por maldicion.

Del consejo de Indias.

Luego que se hallaron las Indias, y que comenzaron á descubrir tierra firme, se conoció ser grandísimo nego

cio, aunque no cuanto agora es, y procuraron los reyes de gran memoria, don Fernando y doña Isabel, que eran sabios en la gobernacion, de cometer los pleitos y negocios de aquellas nuevas tierras á personas de confianza, que despachasen con brevedad lo que ocurriese. Mas no hicieron chancillería dello en forma por sí. El que lo gobernaba todo era Juan Rodriguez de Fonseca, que comenzó á entender en ello siendo dean de Sevilla, y acabó obispo de Búrgos, y aun acabara arzobispo de Toledo si no fuera escaso. Fernando de Vega, señor de Grajales y comendador mayor de Castilla, que trataba todos los negocios del reino, entendió mucho tiempo en las cosas de Indias, y aun Mercurino Gatinara, gran chanciller, entendió tambien en ellas, y mosiur de Lassao, que era de la cámara del Emperador, y el licenciado Francisco de Vargas, tesorero general de Castilla, y otros grandes letrados. Mas como no habia personas ciertas, sino que se nombraban los que el Rey ó sus gobernadores querian, y era necesario estar estantes á tanta negociacion y tan importante, ordenó el emperador don Carlos nuestro señor, el año de 24, un consejo real de Indias, que despachase las causas, mercedes, y todas las otras cosas de aquellas partes, por sello y registro, conforme al estilo de los otros consejos de Castilla. Hizo presidente dél á fray García de Loaisa, natural de Talavera, que siendo general de la órden de santo Domingo, le tomó por su confesor, el cual murió cardenal y arzobispo de Sevilla, inquisidor general, comisario general de la Cruzada y presidente de Indias, aunque cuando fué visitado, quisieran que dejara el cargo. Fueron oidores, el obispo de Canaria, el doctor Beltran, el licenciado Maldonado y Pedro Mártir. Por absencia del Cardenal, presidió tres ó cuatro años en este consejo don García Manrique, conde de Osorno, que era presidente de consejo de Ordenes. El secretario Francisco de los Cobos, que fué comendador mayor de Leon, tuvo la secretaría de Indias con grandísimos provechos. Largo serià contar todos los oidores y personas que han entendido en los negocios y consejo de Indias. Solamente digo que han sido muy singulares hombres, y de la calidad que habeis oido. Por muerte del cardenal Loaisa, entró en la presidencia deste consejo don Luis Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar, que habia sido virey de Granada y de Navarra, caballero de grandes partes y virtudes, y que trata cuerdamente los negocios de guerra y estado. Son al presente oidores el doctor Gregorio Lopez, el licenciado Francisco Tello de Sandoval, el doctor Hernan Perez Belon, el doctor Gonzalo Perez de Rivadeneyra, el licenciado García de Birbiesca, el licenciado don Joan Sarmiento. Es fiscal el licenciado Martin de Agreda; varones gravísimos y que merescidamente tienen el oficio y cargo de gobernar las Indias, y las gobiernan con mucho juicio y prudencia. Es secretario Joan de Sámano, caballero de Santiago, hombre muy cuerdo y de negocios. Hay tambien allá en las Indias muchas audiencias y gobernaciones, pero de todas vienen al Consejo como á supremo juicio. En Santo Domingo hay chancillería y en Cuba gobernador, que son las mayores é principales islas. En Méjico reside la chancillería de la Nueva-España, y preside don Luis de Velasco, virey de aquella provincia. En

la Nueva-Galicia está otra audiencia de cuatro alcaldes mayores. Guatimala y Nicaragua tienen asimesmo una chancillería, y la Nueva-Granada otra. En la ciudad de los Reyes hay otra chancillería para todas las provincias del Perú, donde preside el virey don Antonio de Mendoza, que tambien fué virey de Méjico. Hay tambien gobernadores en muchas partes, como en el Boriquen, Panamá, Cartagena y Venezuela, y adelantados que gobiernan, como Francisco de Montejo en Yucatan. Hay sin esto alcaldes ordinarios en cada pueblo y corregidores en los grandes, que proveen los vireyes en su jurisdicion. Los obispos administran justicia en lo eclesiástico, y son muchos. Santo Domingo es arzobispado y tiene por sufraganos á los obispos de Cuba, Boriquen, Honduras, Panamá, Cartagena y Santa Marta. Méjico es arzobispado, y acuden á él los obispos de Xalisco, Mechuacan, Guaxaca, Tascala, Guatimala, Chiapa y Nicaragua. La ciudad de los Reyes en el Perú es arzobispado, cuyos sufraganos son los obispados del Cuzco, Quito y Charcas. Es patron de todos los obispados, dignidades y beneficios, el rey de Castilla; y así, los provee y presenta; por manera que es señor absoluto de las Indias, que son tanta tierra como habemos mostrado; por lo cual podemos afirmar ser el rey de España el mayor rey del mundo.

Un dicho de Séneca acerca del Nuevo-Mundo, que paresce adevinanza.

Decir lo que ha de sér mucho antes que sea, es adevinar, y adevino llaman al que acierta lo porvenir, y muchas veces aciertan los que hablan por conjetura y por instinto y razon natural; que los que hablan por revelacion y por espíritu de Dios, profetas son, de los cuales creo enteramente cuanto escribieron. A los demás no creo, ni se han de creer, por mas apariencia, semejanza, razones ni demonstracion que tengan, aunque mucho es de maravillar cómo aciertan alguna vez ; pero; como dicen, quien mucho habla, en algo acierta. Todo esto digo, considerando lo que dijo Séneca el poeta, en la tragedia Medea, acerca del Nuevo-Mundo, que llaman Indias; ca me paresce cuadrar puntualmente con el descubrimiento de las Indias, y que nuestros españoles y Cristóbal Colon lo han sacado verdadero. Dice pues:

«Vernán siglos de aquí á muchos años que afloje las ataduras de cosas el Océano, y que aparezca gran tierra, y descubra Tifis, que es la navegacion, nuevos mundos, y no será Tile la postrera de las tierras.»> Y en latin:

Venient annis

Seacula seris, quibus Oceanus, Vincula rerum laxel, é ingens

Pateat tellus, Tiphisque novos

Delegat orbes.

Nec sit terris ultima Thile.

De la isla que Platon llama Atlántide.

Platon cuenta en los diálogos Timeo y Cricia, que hubo antiguísimamente en el mar Atlántico y Océano grandes tierras, y una isla dicha Atlántide, mayor que Africa y Asia, afirmando ser aquellas tierras de alli verdaderamente firmes y grandes, y que los reyes de aquella isla señorearon mucha parte de Africa y de Europa.

de Cabo-Verde, que están en catorce y quince grados, y cerca de quinientas leguas del estrecho de Gibraltar, y reconoscen tierra firme de Indias en el Cabo-Primero ó en el cabo de Sant Augustin, ó no muy lejos, que segun cuenta de mareantes, estará casi otras quinientas leguas de Cabo-Verde. Quien va al Perú ha de ir al Nombre de Dios, y de allí á Panamá por tierra, decisiete leguas que hay. En Panamá toman otros navíos, y esperan tiempo, ca no se navega siempre aquel mar del Sur. A la vuelta vienen todos, si no quieren perderse, á la Habana de Cuba, que cae debajo el trópico de Cancro, y desde allí, echando al norte por tener viento, suelen tomar la Bermuda, isla despoblada, aunque no de sátiros, segun mienten, y puesta en treinta y tres grados. Tocan luego en alguna isla de los Azores, y en fin, aportan á España, de donde salieron. Desvíanse á la venida, de la derrota que llevaron, trecientas leguas, y aun por ventura cuatrocientas. Hacen tan diferente camino á la vuelta por seguridad y presteza. Segura navegacion es toda, por ser la mar larga, aunque pocos navegan que no cuenten de tormentas; lo peor de pasar á la ida es el golfo de las Yeguas, entre Canaria y España, y á la venida, la canal de Bahama, que es junto á la Florida. Ningun hombre que no sea español puede pasar á las Indias sin licencia del Rey, y todos los españoles que pasan se tienen de registrar en la casa de la Contratacion de Sevilla, con toda la ropa y mercaderías que llevan, so pena de perderlas, y tambien se han de manifestar á la vuelta en la mesma casa, so la dicha pena, aunque con tiempo forzoso desembarquen en otro cualquier puerto de España, que así lo manda la ley.

Empero que con un gran terremoto y lluvia se hundió la isla, sorbiendo los hombres; y quedó tanto cieno, que no se pudo navegar mas aquel mar Atlántico. Algunos tienen esto por fábula, y muchos por historia verdadera; y Próculo, segun Marsilio dice, alega ciertas historias de los de Etiopía, que hizo un Marcelo, donde se confirma. Pero no hay para qué disputar ni dudar de la isla Atlántide, pues el descubrimiento y conquistas de las Indias aclaran llanamente lo que Platon escribió de aquellas tierras, y en Méjico llaman á la agua atl, vocablo que parece, ya que no sea, al de la isla. Así que podemos decir cómo las Indias son la isla y tierra firme de Platon, y no las Hespérides, ni Ofir y Társis, como muchos modernos dicen; ca las Hespérides son las islas de Cabo-Verde y las Gorgonas, que de allí trujo Hanon monas. Aunque con lo de Solino hay alguna duda, por la navegacion de cuarenta dias que pone. Tambien puede ser que Cuba, ó Haiti, ó algunas otras islas de las Indias, sean las que hallaron cartagineses, cuya ida y poblacion vedaron á sus ciudadanos, segun cuenta Aristóteles ó Teofrasto, en las maravillas de natura no oidas. Ofir y Társis no se sabe dónde ni cuáles son, aunque muchos hombres doctos, como dice Sant Augustin, buscaron qué ciudad ó tierra fuese Társis. Sant Jerónimo, que sabia la lengua hebrea muy bien, dice sobre los profetas, en muchos lugares, que Társis quiere decir mar; y así, Jonás echó á huir á Társis, como quien dice á la mar, que tiene muchos caminos para huir sin dejar rastro. Tampoco fueron á nuestras Indias las armadas de Salomon, porque para ir á ellas habian de navegar hácia poniente, saliendo del mar Bermejo, y no hácia levante, como navegaron; y porque no hay en nuestras Indias unicornios ni elefantes, ni diamantes, ni otras cosas que traian de la navegacion y trato que llevaban.

El camino para las Indias.

Pues habemos puesto el sitio de las Indias, conveniente cosa es poner el camino por donde van á ellas, para cumplimiento de la obra y para contentamiento de los leyentes, especial extranjeros, que tienen poca noticia dél. Parten los que navegan á Indias, de San Lúcar de Barrameda, do entra Guadalquivir en la mar, que está de la línea Equinocial treinta y siete grados, y en ocho dias ó doce van á una de las islas de Canaria, que caen á veinte y siete grados, y á docientas y cincuenta leguas de España, contando hasta el Hierro, que es la mas ocidental. De allí hasta Santo Domingo, que hay al pié de mil leguas, suelen por la mayor parte ir en treinta dias. Tocan ó ven primero á la Deseada, ó alguna otra isla de muchas que hay en aquel paraje. De Santo Domingo, escala general para la ida, navegan seiscientas leguas los que van á la Nueva-España, y trecientas y cincuenta los que van á Yucatan y á Honduras; docientas y cuarenta los que van al Nombre de Dios, y ciento y cincuenta los que á Santa Marta, por do entran al nuevo reino de Granada. Los que van á Cubagua, donde sacan perlas, toman su camino desde la Deseada á mano izquierda; para ir al rio Marañon y al de la Plata, y al estrecho de Magallanes, que es cuatro mil leguas de España, se va por Canaria á las islas

Conquista de las islas de Canaria.

Por ser las islas de Canaria camino para las Indias, y nuevamente conquistadas, escribo aquí su conquista. Muy sabidas y loadas fueron siempre las islas de Canaria, segun autores griegos, latinos, africanos y otros gentiles escriben. Mas no sé que hayan sido de cristianos hasta que fueron de españoles. Cuenta el rey don Pedro el Cuarto de Aragon, en su historia, cómo el año de 1344 le vino á pedir ayuda para conquistar las islas perdidas de Canaria, don Luis, nieto de don Joan de la Cerda, que se llamaba príncipe de la Fortunia, por merced, creo, del papa Clemente VI, francés. Puede ser que fuesen entonces á Canaria los mallorquines, á quien los canarios se loan haber vencido, matando muchos dellos, y que hubiesen allí una imágen antigua que tienen. Los primeros españoles que comenzaron á conquistarlas fueron allá el año de 1393, y fué así que muchos sevillanos, vizcaínos y lipuzcoanos fueron á las Canarias con armada, en que llevaron caballos para la guerra, el año sobredicho, que fué el tercero del rey don Enrique III, segun su historia cuenta. No sabria decir á cúya costa fueron, aunque paresce que á la suya propria, ni si por mandado del Rey ó por su motivo. Empero sé que hubieron batalla con los de Lanzarote, y gran despojo y presa en la vitoria, y que trujeron presos á España al rey y reina de aquella isla, con otras ciento y setenta personas, y muchos cueros de cabras, cera y otras cosas de riqueza y estima para en aquellos

tiempos. Después el rey don Enrique dió á ciertos caballeros las Canarias para que las conquistasen, reservando para sí el feudo y vasallaje; entre los cuales fué Juan de Betancurt, caballero francés ; el cual, á intercesion de Rubin de Bracamonte, almirante de Francia, su pariente, hubo tambien el año de 1417 la conquista de aquellas islas, con título de rey. Vendió una villa que tenia en Francia, armó ciertos navíos, pasó á las Canarias con españoles, y llevó á fray Mendo por obispo de lo que conquistase, para doctrinar y convertir aquellos gentiles; que así lo mandó el papa Martin V. Ganó á Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro, que son las menores, y aun la Palma, á lo que alguños dicen. De Canaria lo echaron diez mil isleños que habia de pelea; y así, hizo un castillo de piedra y lodo en Lanzarote, donde asentó y pobló. Señoreaba y regia desde allí las otras islas que subjetara, y enviaba á España y Francia esclavos, cera, cueros, sebo, orchilla, sangre de drago, higos y otras cosas, de que hubo mucho dinero. A la fama de la riqueza, ó por ganar honra conquistando á Tenerife, que llaman isla del Infierno, y á la gran Canaria, que se defendia valientemente, pidió el infante de Portugal don Enrique al rey don Juan el Segundo de Castilla, aquella conquista, mas no se la dió; y el rey don Juan, su padre, la procuró de haber del Papa, y envió el año de 1425 con armada á don Fernando de Castro. Pero los canarios se defendieron gentilmente. Todavía insistieron en aquella demanda, como les habia sucedido bien la guerra de la isla de la Madera y de otras, los reyes don Juan y don Duarte, y el infante don Enrique, que era guerrero, y llegó el negóció á disputa de derecho delante el papa Eugenio IV, veneciano, estando sobrello en Roma el doctor Luis Alvarez de Paz, y el Papa dió la conquista y conversion de aquellas islas al rey de Castilla don Juan el Segundo, año de 1431; y así, cesó la contienda sobre las Canarias entre los reyes de Castilla y Portugal. Tornando pues á Juan de Betancurt, digo que cuando murió, dejó el señorío de aquellas cuatro islas que conquistara á un su pariente llamado Menaute, el cual, continuando la gobernacion y trato como el mesmo Juan de Betancurt, tuvo diferencias y enojo con el obispo fray Mendo, que convertia aquellos gentiles. El Obispo entonces escribió al Rey cómo los isleños estaban muy mal con Menaute por muchos malos tratamientos que les hacia, y tenian grandísimo deseo y aparejo de ser de su alteza. El Rey, por aquellas cartas del Obispo, envió allá con tres naos, y con poderes para tomar y tener las islas y personas, á Pero Barba de Campos, hombre rico; el cual como llegó, tuvo que dar y que tomar con el Menaute de palabras y aun de manos. Mas á la fin se concertaron, dedejando y vendiendo el Menaute las islas al Pero Barba, y Pero Barba las vendió después á Fernan Peraza, caballero sevillano. Otros dicen cómo el mesmo Juan de Betancurt las vendió al conde de Niebla don Juan Alonso, y cómo después las trocó el conde á Fernan Peraza, criado suyo, por ciertos lugares que tenia. De la una manera ó de la otra que pasó, es cierto que las hubo Fernan Peraza, y que dió guerra á las otras islas por conquistar, y en la Palma le mataron á su único hijo Guillen Peraza. Llamábase rey de Canaria, y casó á su hija

mayor doña Inés con Diego de Herrera, hermano del mariscal de Empudia. Muerto Fernan Peraza, heredaron Diego de Herrera y doña Inés Peraza, llamándose reyes, que no debieran. Trabajaron mucho por ganar á Canaria, Tenerife y la Palma; pero nunca pudieron. Tuvieron estos hijos á Pero García de Herrera, Fernan Peraza, Sancho de Herrera, doña María de Ayala, que casó en Portugal con don Diego de Silva, conde de Portalegre, y otra que casó con Pero Fernandez de Saavedra, hijo del mariscal de Zaharia. Entendieron el rey don Fernando y la reina doña Isabel, recien herederos, cómo Diego de Herrera no podia conquistar á Canaria; y como fueron á Sevilla el año de 1478, enviaron á Juan de Rejon y á Pedro del Algaba con gente y armada á conquistarla. Riñeron estos capitanes andando en la conquista, y mató Rejon á Pedro del Algaba, cuya venganza no se dilató mucho; ca luego mató Fernan Peraza, hijo de Diego de Herrera, al Juan de Rejon, cuya muerte dañó después sus propios negocios; ca prosiguiendo los reyes aquella guerra, estuvieron mal con Diego de Herrera, que se nombraba rey sin serlo. El Diego de Herrera puso pleito á la conquista, porque, ó la dejasen ó lo dejasen, diciendo pertenescerle á él y á su mujer, por la merced del señor rey don Juan que hizo á Juan de Betancurt, cuyos sucesores ellos eran; y alegando estar en posesion y acto de la conquista, en la cual habian gastado muchos dineros y derramado mucha sangre de hermanos, parientes y amigos. Hubo sobresto demandas y respuestas con parescer de letrados, y tras ellas concierto, y los reyes dieron al Diego de Herrera cinco cuentos de maravedís en contado por los gastos, y el título de conde de la Gomera con el Hierro, y él y su mujer doña Inés Peraza renunciaron todo el derecho y acion que tenia á las otras islas. Tras este concierto despacharon allá con armada á Pedro de Vera, natural de Jerez, año de 1480, segun pienso. Pedro de Vera gastó tres años en ganar á Canaria, que se defendian reciamente los isleños; y tardara mas, y aun quizá no la ganara, si no fuera con ayuda de Guanarteme, rey natural de Galdar, que le favoreció por deshacer á Doramas, hombre bajo que por su valentía é industria se habia hecho rey de Telde; por do entrambos se perdieron. Señaláronse muchos canarios en aquella guerra, como fué Juan Delgado, que así se llamó desde cristiano, y un Maninigra, que fué valentísimo sobre todos, el cual dijo á otro que le motejaba de medroso una vez: << Tiemblan las carnes temiendo el peligro donde las ha de poner el corazon. » Alonso de Lugo, que fué muy gentil soldado y capitan en la guerra de Canaria, conquistó el año de 1494 la Palma y Tenerife, de la cual hubo título de adelantado. Desde entonces son todas aquellas islas de Canaria del rey de Castilla muy pacíficamente, y el papa Innocencio VIII le dió el patronazgo dellas el año de 1486.

Costumbres de los canarios.

Las islas de Canaria son siete: Lanzarote, Fuerteventura, Canaria, Tenerife, Gomera, Palma, Hierro. Están en rengle una tras otra, leste oeste, y en veinte y siete grados y medio, y á decisiete leguas de Africa por el cabo del Bojador, y docientas de España, contando has

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