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los oficiales y yo enviamos; y hemos tenido atrevimiento á enviar tanta suma junta, así por la necesidad que acá se nos representa que vuestra majestad debe tener con las guerras 3 y otras cosas, como porque vuestra majestad no tenga en mucho la pérdida de lo pasado, y después desto se enviará cada vez que hubiere aparejo, todo lo mas que yo pudiere; y crea vuestra sacra majestad que, segun las cosas van enhiladas, y por estas partes se ensanchan los reinos y señoríos de vuestra alteza, que tendrá en ellas mas seguras rentas y sin costa que en ninguno de todos sus reinos y señoríos, si no se nos ofrecen algunos embarazos de los que hasta ahora aquí se nos han ofrecido. Digo esto, porque habrá dos dias que Gonzalo de Salazar, factor de vuestra alteza, llegó al puerto de San Juan desta Nueva-España, del cual he sabido que en la isla de Cuba, por donde pasó, le dijeron que Diego Velazquez, teniente de almirante en ella, habia tenido formas con el capitan Cristóbal Dolid, que yo envié á poblar las Hibueras en nombre de vuestra majestad, y que se habian concertado que se alzaria con la tierra por el dicho Diego Velazquez; aunque, por ser el caso tan feo y tan en deservicio de vuestra majestad, yo no lo puedo creer, aunque por otra parte lo creo, conociendo las mañas 4 que el dicho Diego Velazquez siempre ha querido tener para me dañar y estorbar que no sirva; porque cuando otra cosa no puede hacer, trabaja que no pase gente en estas partes; y como manda aquella isla, prende á los que van de acá, que por allí pasan, y les hace muchas opresiones, y tómales mucho de lo que llevan, y después hace probanzas con ellos porque los dé libres, y por verse libres dél hacen y dicen todo lo que quiere: yo me informaré de la verdad, y si hallo ser así, pienso enviar por el dicho Diego Velazquez y prenderle 5, y preso, enviarle à vuestra majestad; porque cortando la raíz de todos males, que es este hombre, todas las otras ramas se secarán, y yo podré mas libremente efectuar mis servicios comenzados y los que pienso comenzar.

compañía vinieron, y por algunas cartas que desos reinos me han escrito, he sabido que las cosas que yo á vuestra cesárea majestad envié con Antonio de Quiñones y Alonso de Avila, que fueron por procuradores desta Nueva-España, no llegaron ante su real presencia 1, porque fueron tomados de los franceses, á causa del mal recado que los de la casa de la contratacion de Sevilla enviaron para que los acompañase desde la isla de los Azores; y aunque por ser todas las cosas que iban tan ricas y extrañas, que deseaba yo mucho que vuestra majestad las viera; porque, demás del servicio que con ellas vuestra alteza recibia, mis servicios fueran mas manifiestos, me ha pesado mucho; mas tambien he holgado que las llevasen, porque à vuestra majestad harán poca falta, y yo trabajaré de enviar otras muy mas ricas y extrañas, segun tengo nuevas de algunas provincias que ahora he enviado á conquistar, y de otras que enviaré muy presto teniendo gente para ello; y los franceses y los otros príncipes á quien aquellas cosas fueren notorias, conocerán por ellas la razon que tienen de se sujetar á la imperial corona de vuestra cesárea majestad, pues demás de los muchos y grandes reinos y señoríos que en esas partes vuestra alteza tiene, destas tan divisas y apartadas, yo el menor de sus vasallos tantos y tales servicios le puedo hacer; y para principio de mi ofrecimiento, envio ahora con Diego de Soto, criado mio, ciertas cosillas que entonces quedaron por deshecho y por no dignas de acompañar á las otras, y algunas que después acá yo he hecho, que aunque, mo digo, quedaron por desechadas, tienen algun parecer con ellas; envio asimismo una culebrina de plata 2, que entró en la fundicion della veinte y cuatro quintales y dos arrobas, aunque creo entró en la fundicion algo, porque se hizo dos veces, y aunque me fué asaz costosa, porque, demás de lo que me costó el metal, que fueron veinte y cuatro mil y quinientos pesos de oro, á razon de á cinco pesos de oro el marco, con las otras costas de fundidores y grabadores y de los llevar hasta el puerto, me costó mas de otros tres mil pesos de oro; pero por ser una cosa tan rica y tan de ver, y digna de ir ante tan alto y excelentísimo príncipe, me puse á lo trabajar y gastar: suplico á vuestra cesárea majestad reciba mi pequeño servicio, teniéndole en tanto cuanto la grandeza de mi voluntad para le hacer mayor, si pudiera merecer; porqué, aunque estaba adeudado, como á vuestra alteza arriba digo, me quise adeudar en mas, deseando que vuestra majestad conozca el deseo que de servir tengo; porque he sido tan mal dichoso, que hasta ahora he tenido tantas contradicciones ante vuestra alteza, que no han dado lugar á que este mi deseo se manifestase.

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Asimismo envio á vuestra sacra majestad sesenta mil pesos de oro de lo que ha pertenecido á sus reales rentas, como vuestra alteza verá por la cuenta que dello

↑ Esta fué una pérdida muy considerable, y que si no hubiera sucedido habria tenido nuestra corte el mayor gozo en ver las piezas maravillosas que envió Cortés, y pusieron en codicia á las demás naciones.

2 Mejor diría una culebrina de oro, por lo mucho que tenia, y deseara yo saber un ejemplar de otro conquistador que tan al principio de la conquista hubiese enviado á su soberano una pieza tan primorosa, de tanto peso y valor.

Todas las veces que á vuestra sacra majestad he escrito, he dicho á vuestra alteza el aparejo que hay en algunos de los naturales destas partes para se convertir á nuestra santa fe católica y ser cristianos; y he enviado á suplicar á vuestra cesárea majestad, para ello mandase proveer de personas religiosas de buena vida y ejemplo. Y porque hasta agora han venido muy pocos, ó cuasi ningunos, y es cierto que harian grandísimo fruto, lo torno á traer á la memoria á vuestra alteza, y le suplico lo mande proveer con toda brevedad, porque dello Dios nuestro Señor será muy servido, y se cumplirá el deseo que vuestra alteza en este caso, como católico, tiene. E porque con los dichos procuradores An

5 En las historias del señor Cárlos I se pueden leer las guerras que tuvo en Alemania como emperador; en España á causa del levantamiento de los comuneros, que fueron vencidos en Medina del Campo; en Pavía con Francisco I, rey de Francia, al que hicieron prisionero, y lo estuvo en España, no obstante que fuè un soberano de grande valor y pericia militar, y todos le juzgan por digno competidor de Carlos V.

Los dolos y artificios con que tanto le mortificó, no por servicio de Dios y del Rey, sino por emulacion de la gloria de Cortés. 5 En nada se detenia Cortés, como juzgase ser del servicio del Soberano, y se resolvia à empresas las mas arduas, venciendo todas las dificultades,

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y en otros vicios; en dejar mayorazgos á sus hijos ó parientes, y aun seria otro mayor mal que, como los naturales destas partes tenian en sus tiempos personas religiosas que entendian en sus ritos y ceremonias, y estos eran tan recogidos, así en honestidad como en castidad, que si alguna cosa fuera desto á alguno se le sentia era punido con pena de muerte. E si agora viesen las cosas de la Iglesia y servicio de Dios en poder de canónigos ó otras dignidades, y supiesen que aquellos eran ministros de Dios, y los viesen usar de los vicios y profanidades que agora en nuestros tiempos en esos reinos usan, seria menospreciar nuestra fe y tenerla por cosa de burla; y seria á tan gran daño, que no creo aprovecharia ninguna otra predicacion que se les hiciese; y pues que tanto en esto va, y la principal intencion de vuestra majestad es y debe ser que estas gentes se conviertan, y los que acá en su real nombre residimos la debemos seguir, y como cristianos tener dellos especial cuidado, he querido en esto avisar á vuestra cesárea majestad, y decir en ello mi parecer; el cual suplico á vuestra alteza reciba como de persona súbdita y vasallo suyo, que así como con las fuerzas corporales trabajo y trabajaré que los reinos y señoríos de vuestra majestad por estas partes se ensanchen, y su real fama y gran poder entre estas gentes se publique, que así deseo y trabajaré con el ánima para que vuestra alteza en ellas mande sembrar nuestra santa fe, porque por ello merezca la bienaventuranza de la vida perpetua; y porque para hacer órdenes y bendecir iglesias y ornamentos y óleo y crisma y otras cosas, no habiendo obispos, seria dificultoso irá buscar el remedio dellas á otras partes, asimismo vuestra majestad debe suplicar á su santidad que conceda su poder y sean sus subdelegados en estas partes las dos personas principales de religiosos que á estas partes vinieren, uno de la órden de San Francisco, y otro de la órden de Santo Domingo 2, los cuales tengan los mas largos poderes que vuestra majestad pudiere; porque, por ser estas tierras tan apartadas de la Iglesia romana, y los cristianos que en ellas residimos y residieren, tan lejos de los remedios de nuestras conciencias, y como humanos, tan sujetos á pecado, hay necesidad que en esto su santidad con nosotros se extienda en dar á estas personas muy largos poderes; y los tales poderes sucedan en las personas que siempre residan en estas partes, que sea en el general que fuere en estas tierras, ó en el provincial de cada una destas órdenes.

tonio de Quiñones 1 y Alonso Dávila, los concejos de las villas desta Nueva-España y yo enviamos á suplicar á vuestra majestad mandase proveer de obispos ó otros prelados para la administracion de los oficios y culto divíno, y entonces pareciónos que así convenia; y agora mirándolo bien, háme parecido que vuestra sacra majestad los debe mandar proveer de otra manera, para que los naturales destas partes mas aína se conviertan, y puedan ser instruidos en las cosas de nuestra santa fe católica; y la manera que á mí en este caso me parece que se debe tener, es que vuestra sacra majestad mande que vengan á estas partes muchas personas religiosas, como ya he dicho, y muy celosas deste fin de la conversion destas gentes, y que destos se hagan casas y monasterios por las provincias que acá nos pareciere que convienen, y que á estas se les dé de los diezmos para hacer sus casas y sostener sus vidas, y lo demás que restare dellos sea para las iglesias y ornamentos de los pueblos donde estuvieren los españoles, y para clérigos que las sirvan; y que estos diezmos los cobren los oficiales de vuestra majestad, y tengan cuenta y razon dellos, y provean dellos á los dichos monasterios y iglesias, que bastará para todo, y aun sobra harto, de que vuestra majestad se puede servir. Y que vuestra alteza suplique á su santidad conceda á vuestra majestad los diezmos destas partes para este efecto, haciéndole entender el servicio que á Dios nuestro Señor se hace en que esta gente se convierta, y que esto no se podria hacer sino por esta via; porque habiendo obispos y otros prelados, no dejarian de seguir la costumbre que por nuestros pecados hoy tienen, en disponer de los bienes de la Iglesia, que es gastarlos en pompas 1 Antonio de Quiñones asió de un brazo á Cortés cuando se vió en gran peligro, y le sacó de entre los indios mejicanos: no se logró esta remesa de albajas hecha al rey Carlos I, porque junto á los Azores apresó las carabelas ó navíos el cosario francés llamado Florin, y fué la mayor lástima, pues llevaba Quiñones cosas admirables, es á saber: muchas piedras finas, en particular una esmeralda como la palma de la mano, cuadrada y que remataba en punta de pirámide; una vajilla de oro y plata en tazas, jarros, escadillas, platos, ollas y otras piezas, vaciadas unas como aves, otras como peces, otras como animales, otras como frutas y flores, y muy al vivo; muchas manillas, zarcillos, sortijas, bezotes ó arillos, que los indios traian pendientes del labio inferior, derivado del término bezo, y joyas de hombres y mujeres; algunos idolos y terbatanas de oro y plata: todo lo cual valia mas de ciento y cincuenta mil ducados; además desto, llevaban muchas máscaras mosáicas de piedras finas pequeñas, con las orejas de oro, los colmillos de hueso; muchas ropas de sacerdotes gentiles, frontales, palias y otros ornamentos de templo tejidos de plumas, algodon y pelos de conejo; huesos de gigantes, que se hallaron en Culhuacan, y se han visto y hallado otros muchos en la diócesis de Puebla, lo que parece prueba que es cierto que los flaxcaltecas mataron hombres gigantes, y no aquieta enteramente la razon de que con el suco de la tierra crecen, pues es falso en Culhuacan, donde les halló Cortés. Me hago cargo de lo que dice el reverendísimo Feijóo; pero el hecho es cierto é innegable y muy verosímil, que aan después del diluvio universal quedaran bombres de estatura disforme y gigantesca, y en los Mecos se ven hoy algunos hombres que, como Saul, exceden á los mejicanos del hombro arriba: yo los he visto muy altos, y tambien tengo en mi librería huesos de tal tamaño, que á no haberlos formado así la naturaleza, es preciso confesar que eran de proprios gigantes; mas esta disputa se reserva á los eruditos, que cada uno va por su lado. Tambien envíó Cortés tres tigres, y habiéndose soltado uno en la nao, mató dos personas, hirió á otras y saltó á la mar: aun vivian los padres de Cortés, porque Juan de Ribera, su secretario, les llevaba tambien cuatro mil ducados.

Los diezmos destas partes se han arrendado de algunas villas, y de las otras andan en pregon, y arriéndase desde el año de 23 á esta parte; porque de los demás no me pareció que se debia hacer, porque ellos en sí fueron pocos, y porque en aquel tiempo los que algunas crianzas tenian, como era en tiempo de guerras, gastaban mas en sostenerlo que el provecho que dello habian si otra cosa vuestra majestad enviare á mandar, hacerse ha lo que mas fuere su servicio.

2 Así lo hizo el señor Cárlos I, enviando religiosos de San Francisco, cuya principal cabeza fué el venerable fray Martin de Valencia, y después religiosos dominicos, cuya principal cabeza, y fundador de la provincia, fué el venerable Betanzos, que hizo el primer convento ó doctrina en Tepethlaxtoc, cerca de Tezcuco.

Los diezmos desta ciudad del dicho año de 23 y deste de 24 se remataron en cinco mil y quinientos y cincuenta pesos de oro, y los de las villas de Medellin y la Veracruz andan en precio de mil pesos de oro: por los dichos años no estan rematadas; creo subirán mas. Los de las otras villas no he sabido si están puestos en precio; porque, como están lejos, no he habido respuesta. Destos dineros se gastarán para hacer las iglesias 1 y pagar los curas y sacristanes y ornamentos, y otros gastos que fueren menester para las dichas iglesias; y de todo tendrá cuenta el contador y tesorero de vuestra majestad, porque todo se entregará al dicho tesorero, y lo que se gastare será por libramiento del contador y mio.

Asimismo, muy católico Señor, he sido informado de los navíos que ahora han venido de las islas, que los jueces y oficiales de vuestra majestad que en la isla Española residen han proveido y mandado apregonar en la dicha isla y en todas las otras que no saquen yeguas 2 ni otras cosas que puedan multiplicar para esta NuevaEspaña, so pena de muerte; y hanlo hecho á fin que siempre tengamos necesidad de comprarles sus ganados y bestias, y ellos nos los vendan por excesivos precios; y no lo debieran hacer así, por estar notorio del mucho deservicio que á vuestra majestad se hace en excusar que esta tierra se pueble y se pacifique, pues saben cuánta necesidad hay desto, que ellos defienden para sostener lo ganado y ganar lo que mas hay, como por las buenas obras y mucho noblecimiento que aque

1 Así se hizo, y de tiempo de Cortés se mantienen unas fábricas de maravillosa estructura, como son las de Tepozthlan, Ayacapisthla, Tula, Mestitlam, Molango, Cuernabaca, Oculman y otras partes, y las pinturas son de insignes maestros.

2 Vinieron yeguas de las islas y de España, y la cria de caballos es abundantisima en este reino, muy ligeros y de buena talla. De las demás especies de animales conocidos en Europa, como leones, tigres, osos, gatos, víboras de cascabel, por el ruido que meten, alacranes, etc., hay en esta Nueva-España con abundancia, y estos últimos son muy venenosos en Tierra-Caliente; pero hay algunos particulares y raros, como los castores, que se hallan en el golfo de Californias, à la desembocadura del rio Colorado; mas no tienen la cola tan ancha ni larga como en otras partes.

Los cibolos, que son una especie de bueyes pequeños, mansos y bastante feos, tienen el lomo levantado al modo de los camellos, y el pelo ó lana es fina.

Armadillos; es una especie de tortugas chicas: están cubiertos en todo el cuerpo y cola con unas conchas que abren y cierran como quieren; tienen las uñas largas y corren bastante.

Tlacoachi; es del tamaño y color de zorra, algo mas pardo; anda minando debajo la tierra, y muda sus hijuelos de una á otra parte, llevando á unos encima del lomo y á otros metidos en una especie de bolsa que forma con una membrana en las ingles.

Zorrillo; propriamente es un zorro pequeño manchado, que despide un aire tan fétido, que se percibe y molesta el olfato á grande distancia, y en esto consiste su natural defensa.

Culebras saetillas; se arrojan desde los árboles contra los caminantes, y son muy venenosas.

Tarántulas; son unas arañas grandes, peludas y tan venenosas, que en pisándolas una bestia, luego se le cae el casco.

Niguas; son unos insectos menudisimos, que se meten entre cuero y carne, y allí hacen una bolsita donde crian; causan fuertes dolores, y es preciso sacar con un alfiler toda la bolsa para que no se multipliquen ni quede alguno dentro, pues si se les deja, comen toda aquella parte, como si fuera cáncer.

Luciérnagas; son unos mosquitos que despiden luz solo cuando vuelan, por tenerla debajo de las alas: estos son los que, segun Solís, engañaron á la gente de Narvaez cuando venia contra Cortés, pensando que estas luces eran mechas encendidas de arcabuces.

llas islas desta Nueva-España han recibido; y porque en la verdad ellos allá tienen poca necesidad de lo que defienden, suplico á vuestra majestad lo mande proveer, enviando á aquellas islas su provision real para que todas las personas que lo quisieren sacar lo puedan hacer, sin pena alguna, y á ellos, que no lo defiendan; porque, demás de no les hacer á ellos falta, vuestra majestad seria dello muy deservido, porque no po→ driamos acá hacer nada en conquistar cosa de nuevo`ni aun sostener lo conquistado, y yo me hubiera pagado bien desto; de manera que ellos holgaran de reponer sus mandamientos y pregones; porque con dar yo otro para que ninguna cosa que de aquellas islas se trajese se descargase en esta tierra, si no fuese las que ellos defienden, ellos holgarian de dejar traer lo uno porque se les recibiese lo otro, pues no tienen otro remedio para tener algo sino la contratacion desta tierra; que antes que la tuviesen no habia entre todos los vecinos de las islas mil pesos de oro, y ahora tienen mas que en algun tiempo tuvieron; mas por no dar lugar á que los que han querido mal decir puedan extender sus lenguas, lo he disimulado basta lo manifestar á vuestra majestad, para que vuestra alteza lo maude proveer como convenga á su real servicio.

Tambien he hecho saber á vuestra cesárea majestad la necesidad que hay que á esta tierra se traigan plantas de todas suertes, y por el aparejo que en esta tierra hay de todo género de agricultura; y porque hasta ahora ninguna cosa se ha proveido, torno á suplicar á vuestra majestad, porque dello será muy servido, mande enviar su provision á la casa de la contratacion de Sevilla para que cada navío traiga cierta cantidad de plantas 3, y que no pueda salir sin ellas, porque será mucha causa para la poblacion y perpetuacion della. Como á mí me convenga buscar toda la buena órden

que sea posible para que estas tierras se pueblen, y los españoles pobladores y los naturales dellas se conserven y perpetúen, y nuestra santa fe en todo se arraigue, pues vuestra majestad me hizo merced de me dar cuidado, y Dios nuestro Señor fué servido de me hacer medio por donde viniese en su conocimiento, y debajo del imperial yugo de vuestra alteza hice ciertas ordenanzas y las mandé pregonar, y porque dellas envio copia á vuestra majestad, no terné que decir sino que á todo lo que acá yo he podido sentir, es cosa muy conveniente que las dichas ordenanzas se cumplan. De algunas dellas los españoles que en estas partes residen no están muy satisfechos, en especial de aquellas que los obligan á arraigarse en la tierra; porque todos, ó los mas, tienen pensamientos de se haber con estas tierras como se han habido con las islas que antes se poblaron, que es esquilmarlas y destruirlas, y después dejarlas; y porque me parece que seria muy gran culpa á los que de lo pasado tenemos experiencia, no remediar lo presente y por venir, proveyendo en aquellas cosas por

3 Me parece que rara planta de Europa falta en el reino: unas prueban mejor que otras; solo falta industria y gana de trabajar, pues hay tierras calientes, como son todas las cercanas á las costas del mar del Sur y del Océano; otras templadas, como Méjico y Puebla ; y otras muy frias, como son las que están cerca de los volcanes de Méjico, Orizaba, Toluca y las sierras; y segun esta variedad tan notable de temperamentos, prueban las plantas.

donde nos es notorio haberse perdido las dichas islas, mayormente siendo esta tierra, como yo muchas veces á vuestra majestad he escrito, de tanta grandeza y nobleza 1, y donde tanto Dios nuestro Señor puede ser servido y las reales rentas de vuestra majestad acrecentadas, suplico á vuestra majestad las mande mirar, y de aquello que mas vuestra alteza fuere servido me envie á mandar la órden que debo tener, así en el cumplimiento destas dichas ordenanzas, como en las que mas vuestra majestad fuere servido que se guarden y

1 Mucho se ha escrito, y doctísimamente, sobre las causas de la despoblacion de nuestra España, y ser una de las principales la poblacion de Indias: el hecho es cierto é innegable, porque tantos millones de criollos, que llaman españoles, como hay en las dos Américas y en todas las islas, descienden de españoles rancios, á los que se agrega el número tan crecido de gachupines ó europeas como hay al presente, y con todo esto, para sosegar los escrúpulos de algunos curiosos pongo las siguientes reflexiones: un rey que tiene vastos dominios debe cuidar de que todos estén poblados, pues todos son sus vasallos y todos le contribuyen; con que, contando los vasallos que nuestro rey tiene en la ViejaEspaña, en las dos Américas y en tantas islas, tiene mas pobladores, mas vasallos, mas ciudades, mas tributos, mas riqueza, mas poder, mayor seguridad, aunque por casualidad sea menor la poblacion de algunas ciudades de Castilla, que en comparacion de los demás dominios, es una mínima parte.

El dinero en España andaba antes muy escaso, y con los que vienen á Indias se socorren muchas familias de allá, y lo que mas es, hay para los gastos de guerra.

Cuanto mas pobladas de gente estén las Américas, tendrá nuestro rey mas tropa de los nacidos en ellas, y aun para enviar á España y socorrer á otras islas; pasarán mas pobladores á España con tráfico, con haciendas y con familias, y poco a poco se irá reemplazando la falta de gente que al principio de la conquista se experimentó.

Ultimamente, todas las naciones cultas tienen ansia de poseer mas y mas en las Américas, y se despueblan aun mas que nosotros; con que el partido es igual, la causa es indispensable, la atilidad notoria, la defensa destas provincias precisa, la variedad del mundo natural á nuestra condicion, y las razones de estado idénticas, porque en el instante en que un soberano permitiera otro en la América, correrian igual riesgo todas las provincias: esto supuesto, el mandar que todos los españoles ricos en las Indias se volviesen con sus hijos criollos á España, era impracticable, duro y de gran perjuicio para los intereses reales y de particulares; el obligar à todos los españoles á guardar castidad en las Américas, moralmente imposible; con que se pueden interpretar may bien las razones de los eruditos, que vieron la despoblacion de España en los principios, que dudaron de las riquezas, que no vieron estas provincias americanas, que no trataron á los indios; y inalmente, la propagacion de la fe y la extirpacion del gentilismo son fuertes fundamentos para no llorar tanto la falta de alguHas familias en España, á la que, circulando la poblacion por el mundo, irán volviendo insensiblemente.

Yo no vine á esta Nueva-España para volver á mi antiguo reino ni para enviar riquezas, sino para vivir en trabajos y fatigas de mi pastoral ministerio; conservo el amor á mi patria, y no quiero desfucir la vieja España en cosa alguna, y con todo dijo con verdad Hernan Cortés que Méjico y otras provincias de la América tienen disposicion para ser de las mejores del mundo en grandeza, nobleza y riqueza; sin que me mueva á decir esto la adulacion á los naturales deste país, sino únicamente el conocimiento de ia verdad, el amor á todos los españoles destos países, á los indios, por mi oficio y derechos divino, natural y eclesiástico, y Ja experiencia de que la tierra es fecunda, agradecida al cultivo, y benéfica en mas abundantes cosechas que en nuestra España. No por esto faltan incomodidades, y mayores que en la Europa; porque las pestes son mas frecuentes, los calores é intemperie hacia las costas del mar, sea norte ó sur, insufribles, y aun casi inhabitabies algunas; de modo que el que viene á Nueva-España puede esperar sea su sepulcro, no solo el mar, sino tambien los puertos; tenga presente la muerte y la eternidad para no cebarse con la codicia; que las riquezas se desparecen, y lo que queda siempre es la justicia, las virtudes y la buena fama.

cumplan; y siempre terné cuidado de añadir lo que mas me pareciere que conviene, porque como por la grandeza y diversidad de las tierras que cada dia se descubren, y por muchos secretos que cada dia de l› descubierto conocemos, hay necesidad que á nuevos acoutecimientos haya nuevos pareceres y consejos, y si en algunos de los que he dicho, ó de aquí adelante dijere á vuestra majestad, le pareciere que contradigo algunos de los pasados, crea vuestra excelencia que nuevo caso me hace dar nuevo parecer.

Invictísimo César, Dios nuestro Señor la imperial persona de vuestra majestad guarde, y con acrecentamiento de muy mayores reinos y señoríos, por muy largos tiempos en su santo servicio prospere y conserve, con todo lo demás que por vuestra alteza se desea.-De la gran ciudad de Temixtitan desta Nueva-España, 15 dias del mes de octubre de 1524 años2.-De vuestra sacra majestad muy humilde siervo y vasallo, los reales piés y manos de vuestra majestad besa.-Hernando Cortés.

que

Concluyo mi trabajo apropriando las palabras del sabio maestro fray Luis de Leon, escribiendo á unas religiosas carmelitas tocante á la vida de Santa Teresa : yo no conocí ni vi al héroe Hernan Cortés, pero le conozco y veo todos los dias en sus cartas; no le traté, pero en esta capital de Méjico, en las calles y plazas, se me representa á todas horas con la espada en la mano, unas veces alentando á sus soldados, otras cortando acequias, otras pasándolas á nado y salvando á otros; en las iglesias que edificó admiro su piedad y magnificencia; en sus relaciones veo un extremeño el mas verídico, el mas constante, valeroso y religioso, que parece le habia Dios destinado para sufrir todas las incomodidades de la América, como en su glorioso paisano san Pedro Alcántara formó la divina Providencia un hombre que parecia hecho de raíces de árboles para asombro de la penitencia.

Gloriese la Extremadura de tener un alumno de tan elevado mérito, que su historia y conquista ha sido traducida con emulacion por todas las naciones europeas; gloríese mi amada diócesis de Plasencia por tener en su comprehension á la villa de Medellin, esclarecida patria de Cortés, por cuya cuna merecia el que altercasen siete ciudades, como por la de Homero: un extremeño sin segundo es el que dió el ser á esta capital de Méjico; y yo me glorio de haber gobernado, aunque por corto tiempo, la diócesis de Plasencia, para dar muestra á aquella mi santa iglesia de que aprecio á sus naturales, y aunque tan distante, tengo siempre en mi presencia un diocesano tan ilustre como Cortés, un soldado que excedió las reglas del arte militar, un vasallo de nuestro Rey, que vivirá eternamente en los mário¬

2 El año de 1521 fué la conquista, y á tres años de hecha, ya habla Cortés en esta carta como si hubieran pasado cincuenta debuen gobierno: veneraré siempre à Cortés, y beso su firma como de un héroe politico, militar y cristiano sin ejemplo por su término; de un vasallo que sufrió los golpes de la fortuna con la mayor fortaleza y constancia, y de un hombre à quien tenia Dios destinado para poner en manos del Rey Católico otro nuevo y mas. grande mundo.

les, en láminas de bronce, y fatigará las prensas la alabanza de sus proezas.

Labró él mismo su fortuna á fuerza de golpes, como el diamante; en su vida ni él mismo llegó á conocer el valor de la herencia que dejaba á su esclarecida fami

lia, mas de honor que de riquezas; y merecia justísimamente que en el convento de San Francisco el Grande desta ciudad, donde está su retrato, se le erigiese estatua para eterna memoria.

CARTA QUINTA,

DIRIGIDA LA SACRA CATÓLICA CESAREA MAJESTAD DEL INVICTÍSIMO EMPERADOR DON CARLOS V, DESDE LA CIUDAD DE TEMUXTITAN, Á 3 DE SETIEMBRE DE 1526 AÑOS.

SACRA católica cesarea majestad: En 23 dias del mes de otubre del año pasado de 1525 despaché un navío para la isla Española desde la villa de Trujillo, del puerto y cabo de Honduras, y con un criado mio que en él envié, que habia de parar en esos reinos, escrebí á vuestra majestad algunas cosas de las que en aquel que llaman golfo de Higuetas habian pasado, así entre los capitanes que yo envié y el capitan Gil Gonzalez, como después que yo vine, y porque al tiempo que despaché el dicho navío y mensajero no pude dar á vuestra majestad cuenta de mi camino y cosas que en él me acaecieron después que partí desta gran ciudad de Temuxtitan, hasta topar con las gentes de aquellas partes, son cosas que es bien que vuestra alteza las sepa, al menos por no perder yo el estilo que tengo, que es no dejar cosa que á vuestra mojestad no manifieste; las relataré en suma lo mejor que yo pudiere, porque decirlas como pasan, ni yo las sabria significar, ni por lo que yo dijese allá se podrian comprender; pero diré las cosas notables y mas principales que en el dicho camino me acaecieron; aunque hartas quedarán por acepsorias, que cada una dellas podrá dar materia de larga escritura.

de aquella villa, envié á las provincias de Tabasco y Xicalango á hacer saber á los señores dellas mi ida á aquellas partes, y mandándoles que viniesen á hablarme ó enviasen personas á quien yo dijese lo que habian de hacer, que á ellos se lo supiesen bien decir, y así lo hicieron, que los mensajeros que yo envié fueron dellos bien recebidos, y con ellos me enviaron siete ó ocho personas honradas con el crédito que ellos tienen por costumbre de enviar, y hablando con estos en muchas cosas de que yo queria informarme de la tierra, me dijeron que en la costa de la mar, de la otra parte de la tierra que llaman Yucatan, hácia la bahía que llaman de la Asuncion, estaban ciertos españoles, y que los hacian mucho daño; porque, demás de quemarles muchos pueblos y matarles alguna gente, por donde muchos se habian despoblado, y huido la gente dellos á los montes, recebian este mayor daño los mercaderes y tratantes; porque á su causa se habia perdido toda la contratacion de aquella costa, que era mucha, y como testigos de vista, me dieron razon de casi todos los pueblos de la costa hasta llegar donde está Pedrarias de Avila, gobernador de vuestra majestad, y me hicieron una figura en un paño de toda ella, por la cual me paresció que yo podia andar mucha parte della, en especial hasta allí donde me señalaron que estaban los españoles; y por hallar tan buena nueva del camino para seguir mi propósito y por atraer los naturales de la tierra al conocimiento de nuestra fe y servicio de vuestra majestad, que forzado en tan largo camino habia de pasar muchas y diversas provincias, y de gente de muchas maneras, y por saber si aquellos españoles eran de algunos de los capitanes que yo habia enviado, Diego ó Cristóbal de Olid, ó Pedro de Albarado, ó Francisco de las Casas, para dar órden en lo que debiesen hacer, me paresció que convenia al servicio de vuestra majestad que yo llegase allá, y aun porque forzado se habian de ver y descubrir muchas tierras y provincias no sabidas, y se podrian apaciguar muchas dellas, como después se hizo, y concebido en mi pecho el fruto que de mi ida se seguiria, pospuestos todos trabajos y costas que se me ofrecieron y represen

Dada órden para en lo de Cristóbal de Olid, como de vuestra majestad se creyó, porque me paresció que ya habia mucho tiempo que mi persona estaba ociosa y no hacia cosa nuevamente de que vuestra majestad se sirviese, á causa de la lesion de mi brazo; aunque no mas libre della, me paresció que debia de entender en algo, y salí desta gran ciudad de Temuxtitan á 12 dias del mes de otubre del año 1524 años, con alguna gente de caballo y de pié, que no fueron mas de los de mi casa y algunos deudos y amigos mios, y con ellos á Gonzalo de Salazar y Peralmirez, Chirinofator y veedor de vuestra majestad, y llevé asimismo conmigo todas las personas principales de los naturales de la tierra, y dejé cargo de la justicia y gobernacion al tesorero y contador de vuestra alteza, y al licenciado Alonso de Zuazo, y dejé en esta ciudad todo recaudo de artillería y municion y gente que era necesaria, y las atarazanas asimismo bastecidas de artillería, y los bergantines en ellas muy á pun-taron, y los que mas se me podian ofrescer, me deterto, un alcaide y toda buena manera para la defensa desta ciudad, y aun para ofender á quien quisiesen, y con este propósito y determinacion, salí desta ciudad de Temuxtitan, y llegado á la villa del Espíritu Santo, que es en la provincia de Guazaco alto, ciento y diez leguas desta ciudad, en tanto que yo daba órden en las cosas

miné de seguir aquel camino, como antes que saliese desta ciudad lo tenia determinado.

Antes que llegase á la dicha villa del Espíritu Santo, en dos ó tres partes del camino habia rescebido cartas de la otra ciudad, así de los que yo dejé mis lugartenientes como de otras personas, y tambien las rescibieron

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