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contrará en efecto, generalmente hablando (con mui pocas excepciones de que volverémos a hablar) exclusivo de las cosas de Valencia, un solo hecho de alguna importancia en la Historia latina que no se halle referido en la Chronica, aunque con mas o menos amplificacion, esencialmente del mismo modo y aun muchas veces con las mismas expresiones. En llegando empero al bloqueo, sitio y toma de Valencia, lides y tratos relativos a esta conquista tanto con los Moros de España como con los Almoravides y los reyes de Castilla y de Aragon y conde de Barcelona, ya es otra cosa; y aunque alguna que otra vez se deja sentir la autoridad de la Historia latina, por lo general son mui diferentes las fuentes donde saca sus materiales el cronista, como lo verémos luego. Por otra parte tampoco a la Chronica le faltan en los mismos pasages, cuyo fondo debe a la Historia latina, algunos rasgos, que, saliendo de los terminos de meras amplificaciones, no se encuentran ni en la fuente latina, ni en ninguna otra que sepamos; aunque debemos añadir que tienen mucho mas de tradicionales que de historicos. Por no ser prolijos, solo citarémos el mas sobresaliente, que es como el Cid, cuando la reconciliacion con el rei de consecuencia del suceso de Roda, se hace el campeon de las libertades populares de entonces, pidiendo la observacion de los fueros.

La segunda fuente de la Chronica que debemos mencionar, aunque de ningun modo pertenezca a las historicas, es el Poema del Cid. A este le sigue la Chronica, aunque siempre con amplificaciones mas o menos extensivas en los pormenores, con muchisima exactidud en lo esencial de los hechos, y muchas veces hasta con las mismas expresiones, asi que no es posible dudar un solo momento de las relaciones que existen entre estos dos monumentos). Esto sin embargo no excluye el encontrarse aqui tambien en la Chronica varios rasgos independientes,

No dejó de reparar en esta analogia el erudito Sanchez; pero no por eso será fuera del proposito, ni del interes del lector, dar en el apendice algunos trozos del Poema, para poderlos comparar con los capitulos correspondientes de la Chronica.

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y que no se pueden mirar como amplificaciones; entre los cuales citarémos lo que cuenta la Chronica de haberse el Cid, cuando su destierro de Burgos, llevado las ansares que halló fuera de la ciudad, y haberse ido con toda aquella sorna que pedia el ,, paso de las ansares, para probar a sus enemigos cuan poco cuidado le daban sus amenazas rasgo mui bello y de excelente poesia popular, que no tiene el Poema, aunque precisamente en todo este pasage rige la mayor conformidad entre los dos. Ademas de semejantes pormenores tampoco faltan algunos hechos de mas importancia, en cuya relacion la Chronica difiere del poema. Asi, para dar un ejemplo de los mas sobresalientes, vemos que en el Poema (verso 2435) el Cid mata al rei Bucar ,,de alen mar, mientras la Chronica lo deja escapar a sus embarcaciones; y la espada Tizona, que el Poema le hace ganar en esta batalla del rei Bucar, en la Chronica la gana anteriormente del rei Juñez de Marruecos, de que no habla el Poema. Asi en el Poema las hijas del Cid despues de las aventuras del Robredo de Torpes son llevadas por Feliz Muñoz a la Torre de Doña Urraca, y en la Chronica hallan acogida en casa de un pobre labrador en medio del monte, etc. Por otra parte no faltan ejemplos de no encontrarse en la Chronica varios pormenores, dialogos etc. del Poema, como se nota en la misma partida de Vivar y Burgos. Reservando para el apendice el dar algunos mas ejemplos, para que el lector se haga una idea de estas relaciones, no nos alargarémos aqui mas en este argumento, y solo confesarémos que no hemos podido hallar una lei general, ni hacer conclusiones, ni explicar esta mezcla de diferencias y analogias, a no suponer un elemento medio, un transito por alguna historia latina, de que volverémos a hablar.

Todo lo dicho de las relaciones entre el Poema y la Chronica se entiende por supuesto de aquellos sucesos que en el Poema están referidos con alguna prolijidad, asi como la salida de Burgos, toma de Castrejon y Alcocer, y batalla contra los caudillos moros Fariza y Cetina. Luego en los sucesos de Aragon guerras con el conde de Barcelona y rei de Aragon etc.

sigue con preferencia a la Historia latina, no quedando sino d*

algun que otro rastro caracterestico del Poema *) puesto que en otros pasages este se halle materialmente conforme con aquella. Luego despues en los sucesos de Valencia hasta la conquista la Chronica se aleja enteramente tanto de la Historia latina como del Poema tratando ambos esta parte con una brevedad bastante extraña y sigue un otro guia, de que no tardarémos en tratar mas a menudo. Establecido ya el senorio del Cid en Valencia, y tratandose (en el capitulo 200 de la Chronica) de establecer obispado y de impedir los que se habian enriquecido con el botin de los Moros a volver en masa a Castilla, ya vuelve otra vez la Chronica a valerse del Poema, y generalmente hablando del mismo modo que antes, y con las mismas excepciones de amplificaciones algunas veces mui libres, y de rasgos enteramente independientes, lo sigue (desde el verso 1252) en la embajada de Alvar Fañez Minaya a Castilla, para sacar la muger y las hijas del Cid en la venida del rei de Marruecos sobre Valencia (en la Chronica es la primera, en el Poema la segunda **) en la otra embajada de Minaya al rei de Castilla las vistas del rei con el Cid en todo lo de las bodas de los infantes de Carrion, del leon, de la segunda batalla con el rei Bucar, la aventura del Robredo de Torpes, las cortes de Toledo, el campo de Carrion, y las bodas con los infantes de Navarra y Aragon, con que se acaba el Poema. La Chronica al contrario sigue refiriendo la embajada del Soldan de Persia, la muerte y embalsamiento del Cid, la victoria ganada despues de su muerte sobre los Almoravides, la vuelta a Castilla, enterramiento en S. Pedro de Cardeña, etc., hasta la muerte del rei D. Alfonso, fundandose en todo esto, segun dice ella misma, en una historia escrita por un Moro, sobrino de Gil Diaz, criado del Cid, que de Moro se habia vuelto Cristiano. Siendo pues este autor, segun la opinion vulgar,

*) Asi como en el modo de tratar el Cid al conde de Barcelona en su segunda prision, no queriendo este comer, etc.

**) El caso es que el poema atribuye el primer socorro de Valencia al mismo rei de Marruecos, y la Chronica al de Sevilla, diferiendo tambien en los pormenores.

el mismo que la Chronica cita en su relacion de la conquista de Valencia, ya tenemos que mirar mas de cerca a este misterioso personage.

Bien sabemos pues que en la opinion de los criticos, y mas en la de los que presumen de tales, ya está enteramente decidida esta cuestion, y el tal Moro Abenalfange, o comoquiera que se llame, y su historia condenados por una mera ficcion del autor de la Chronica, concediendose a duras penas por algunos, que acaso seria el cronista sin culpa del engaño premeditado, por haberse bona fide valido de alguna historia arabe fabulosa, escrita (como la del Moro Rases y algunas otras) por algun Morisco traficante de mentiras, consejas y engaños, como lo eran todos por lo menos en la opinion de dichos criticos y del vulgo, cuyas preocupaciones se hallan legitimadas con tales autoridades. Nosotros pues, a pesar de tanta unanimidad critica, confesarémos, que nos falta mucho para poder tomar la cosa por decidida, y menos en este sentido, y nos permitirémos hacer algunas observaciones, no para dar un juicio opuesto, sino solo para motivar la necesidad y utilidad de investigaciones ulteriores.

En primer lugar debemos declarar que ignoramos absolutamente lo que quiera o pueda significar, ni en que se pueda fundar la nota de extravagante, absurda, fabulosa, maravillosa, aplicada a las relaciones de la Chronia tanto en general como mas particularmente en la parte de que se trata aqui. Nosotros, a decir la verdad - prescindiendo siempre de algun que otro rasgo, que se acerca mas o menos al caracter de milagro o vision en el sentido de la tradicion catolica y popular, como se encuentran en tantos historiadores de la edad media, que sin embargo nadie ha pensado en desechar como enteramente fabulosos no hemos encontrado en toda esta ni un solo hecho que en sí mismo o relativamente a los demas hechos que preceden o siguen tenga algo de extravagante, absurdo, maravilloso o siquiera extraño. Asi que, suponiendolos inventados por Moro o Cristiano, es menester confesar o que nunca se gastó menos fantasia en invencion ninguna, o que

nunca se gastó tanto artificio de fantasia e invencion para producir una historia fictiva y mentirosa con todas las apariencias de ser verdadera o por lo menos de ser el autor tan de buena fe en lo que cuenta, como cualquier otro historiador de aquel tiempo. Y notese bien que este caracter de verdad historica no lo encontramos tanto en las buenas calidades, como en las faltas de esta relacion, en la confusion y las contradicciones falta de consecuencia y continuidad logica que se observan, y que ciertamente nadie se tomaria el trabajo de inventar, ni nunca se han inventado de esta manera y en este grado. Dejamos a nuestros oponentes de probar o reconciliar estas opuestas improbabilidades mucho mas grandes en nuestro concepto que no las que ellos encuentran en la Chronica, y nos apresuramos de añadir que estamos mui lejos de querer concluir de esto que todo lo que se cuenta con aquella sencillez y probabilidad intrinseca, se haya de tomar por verdad historica. Lo que sí negamos a todo trance, es que se pueda poner en una clase con obras notoriamente y evidentemente de pura invencion, con verdaderas patrañas, sean moras o cristianas. Lo que mantenemos es que tanto en aquella parte de la Chronica, por cuyo autor ella nos da el Moro Abenalfange, como en las demas partes hai un cierto fondo de verdad historica, aunque mezclado y envuelto mas o menos en tradiciones populares. Que estas en varios puntos ya tomen mas o menos el caracter de invenciones individuales premeditadas y modernas, no lo negarémos; pero de esto hai mui lejos a decir que todo no es mas que patraña y cuento, como quien dijesse de algun novelero o autor de historias de caballeros errantes al gusto del gran Manchego.

Pero lo que importa mas en semejantes casos es distinguir, segun aquello: qui bene distinguit, bene docet, y que la enseñanza sea para nosotros mismos o para el lector, poco importa. Asi pues no es menester mas que leer con despreocupacion y tenemos ciertas dudillas que esto no lo hayan hecho todos los que presumen de criticos en esta materia aquella parte de la Chronica del Cid que en ella misma se atribuye mas o menos directamente al tal Moro Abenalfange, es

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