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conexion con la historia que le suministran sus primeras raices, penetrando en todas direcciones el fecundo suelo de la realidad, la historia y vida nacional y popular.

ora como

Pasando pues de estos preliminares sobre el Cid historico al Cid tradicional, verdadero objeto de estas observaciones, no es menester decir mucho en prueba de una proposicion que nadie pondrá en duda, por poco que sepa del Cid y sus cosas es decir, que no seria facil encontrar nna existencia y figura historica que tantos elementos, tantos puntos de apoyo, tantas casi tentaciones irresistibles presentase a la imaginacion, a la tradicion popular, como vemos en el Cid, ora le consideremos como campeon invicto de la nacionalidad tanto religiosa como politica ora como vasallo leal en buena y adversa fortuna, en el destierro y hasta en la rebelion contra su rei azote de los grandes, odiados y temidos del pueblo, con el que hasta los rumores de la ilegitimidad y bajeza de su cuna, que talvez esparcerian sus enemigos, le servirian de blasones y de vinculos de amor y confianza. Asi talvez tampoco seria menester alegar testimonios espresos para probar que ya mui temprano, en tiempo de su vida o por lo menos mui luego despues de su muerte, el Cid fuese celebrado en tradiciones populares. Ni la analogia general, los hechos notorios, las leyes que resultan de la natura de las cosas permitirán dudar de que estas tradiciones desde su origen se exprimirian no solo en relaciones prosaicas orales, sino tambien en forma poetica y principalmente en aquel genero de poesia que mas propiamente y en sentido particular se suele llamar popular, para distinguirla de la poesia mas artifical que es la expresion poetica de las ideas, sentimientos etc. de las clases superiores y mas cultas de la sociedad). Sin embargo no omitirémos un testimonio mui de

*) No sabemos en verdad si en la literatura castellana ya se han introducido las discusiones, que tanto ocupan la historia y criticn literaria entre nosotros, sobre los generos opuestos que designamos (bien o mal) con los terminos de Kunstpoesie y Volkspoesie, y asi tampoco sabemos cuales serian los terminos tecnicos equivalentes, adoptados o de adoptar en la lengua castellana; y si nos es

cisivo y en varios respectos interesante para probar que ya en los principios del siglo doce, es decir pocos años despues de la muerte del Cid, se cantaban sus hazañas por Castilla. Hablamos de un paso de un poema en latin bastante barbaro que se hizo en celebracion de la toma de Almeria por el rei Alonso VII. en 1147, publicado por Sandoval (Hist. de Alonso VII. p. 276. ed. Madrid 1792), donde el poeta (que no se puede dudar participase en aquella empresa) en una especie de catalogo de los capitanes del ejercito dice:

Audio sic dici, quod est Alvarus ille Fanici,
Hismaelitarum gentes domuit, nec earum
Oppida vel turres potuerunt stare fortes.
Fortior frangebat, sic fortis ille premebat,
Tempore Roldani si tertius Alvarus esset
Post Oliverum fateor sine crimine rerum,
Sub jugo Francorum fuerat gens Agarenorum;
Nec socii chari jacuissent morte peremti;
Nullaque sub coelo melior fuit hasta sereno,
Ipse Rodericus mio Cid semper vocatus,

De quo cantatur quod ab hostibus haud superatus,
Qui domuit Mauros, comites domuit quoque nostros;
Nunc extollebat se laude minore ferebat,

Sed fateor virum quod tollet nulla dierum,

Meo Cidi primus, fuit Alvarus atque secundus.

Morte Roderici Valentia plangit amici,

Nec valuit Christi famulus ea plus retinere, etc.

Segun esto no hai duda de que al par de las hazañas de Carlomagno y los doce Pares tambien las del Cid, y esto no solo la toma de Valencia y otras victorias ganadas por el Cid contra Moros, sino tambien las desavenencias parte historicas, parte tradicionales que tuvo con varios ricosomes de Castilla, se habian hecho argumento de la poesia tradicional y popular, en cuyos monumentos aun hoi se han conservado - como las aventuras del Cid con el conde Lozano y su hija doña Ximena, la rota ignominiosa del conde Garcia Ordoñez en Cabra, el casamiento

licito o no el usar de las distinciones de poesia artistica, o artificial, y poesia popular, o natural, sin mas explicaciones y definiciones.

de las hijas del Cid con los llamados infantes de Carrion, la traicion que estos le hicieron, el castigo que recibieron en las cortes de Toledo y en el campo de Carrion. Nadie por cierto querrá mantener que unos cantares de que se hablaba asi en el año de 1147 hayan sido compuestos y cantados entonces por la vez primera; al contrario este modo y lugar de mencionarlos prueba claramente que ya entonces tenian mucha popularidad y por consiguiente eran relativamente viejos, y asi no faltará mucho para llegar con ellos hasta la epoca de la muerte o acaso hasta la de la vida del mismo Cid. Con lo mas o menos de autenticidad historica de esta parte de las tradiciones del Cid no tenemos que ver aqui, y solo sí observarémos que no faltan testimonios fidedignos para probar el hecho general de haber mediado una enemistad mortal entre el Cid y ciertos ricos omes de Castilla y principalmente el conde Garcia Ordoñez llamado de Cabra. Y hasta la Jimena mui problematica de la tradicion, hija del conde Lozano aunque diferente de la Jimena conocida de la historia, hija del corde Rodrigo de Asturias, esposa notoriamente y con documentos comprobada del Cid enteramente de ciertos barlumes historicos; y lo mismo dirémos de aquel Fernando y Diego llamados infantes de Carrion, de cuya existencia no hay que dudar, aunque su apellido quede dudoso entre Gomez y Gonzales, y de su casamiento con las hijas del Cid no se halle mencion ninguna mas autentica que el Poema del Cid y cierta tradicion local mui antigua del convento de Cornellana en Asturias, mencionado por Carvallo en sus antigüedades de Asturias. Sea de esto como fuere, no queremos aqui engolfarnos mas adelante en estas honduras, y lo dicho ya basta y rebasta para refutar la opinion de Sandoval y Risco de que estas aventuras hayan sido inventadas despues del tiempo de Rodrigo Toledano y Lucas Tudense por los joglares.

no carece

Dejando pues esto, que confesamos no es mui del caso aqui, pasamos adelante a ver si alguna que otra particularidad se encuentre sobre aquellos primeros y primitivos ensayos de la poesia nacional en honor del heroe castellano. Y aunque ya desde luego no se puede dudar hayan pertenecido no a la poesia

b

culta y artificial sino a la poesia popular, sin embargo muy lejos está de ser concluido el argumento con esta caracteristica general. Al contrario quedan que averiguar varios puntos mas o menos interestantes y tanto mas dificultosos que el mismo objeto a que se refieren ya no existe, pues de aquellas poesias primitivas ninguna ha llegado hasta nosotros en su forma original, y poquisimas con alteraciones mas o menos importantes en algun que otro de los romances del Cid conservados en los romanceros del siglo diez y seis y acaso en ciertos pasos del llamado Poema del Cid. Y hablando de romances, ya hemos llegado mediam in rem, porque la cuestion principal en este argumento se puede cifrar en preguntar: si aquellas poesias se pueden llamar romances en el sentido generalmente usado y conocido desde el siglo quince? Y esta ultima clausula no parecerá por cierto inutil y de sobra, pues harto conocido está que el termino romance originalmente quiere designar en primer lugar la lengua vulgar en distinccion de la latina, y luego todo genero de composicion poetica o prosaica en aquella lengua vulgar*). En que tiempo se reduciria la significacion de este vocablo a aplicarle exclusivamente a aquella forma de poesia popular epica y lirica, eu versos de redondillas con ritmo trocaico, con asonantes alternativas forma tan propiamente y casi por antonomasia castellana que hai quien diga que casi no se puede escribir ni hablar en castellano sin echar redondillas, y el refran hasta da por bestia al Español que no sepa hacer romance esto hasta ahora no hemos podido averiguar mas precisamente, aunque no hai duda que desde fines del siglo quince de consecuencia de la introduccion

*) Sin repetir otros pasos ya conocidos en prueba de esto citarémos aqui los primeros versos del Libre de Apolonio, poema del siglo treze publicado por el señor Ochoa en la reimpresion de Las poesias anteriores al siglo quince de Sanches (Paris 1843. p. 531.), donde dice:

En el nombre de Dios e de Sta Maria

Si ellos me guiasen estudiar, queria

Componer un romance de nueva maestria, etc.

en primer lugar de las formas mas artificiosas de la poesia lemosina y luego de la italiana se iba usando el termino de romance mas exclusivamente en aquel sentido particular. Y antes de pasar adelante debemos notar que las cronicas del siglo catorce en las alusiones que varias veces hacen a las poesias populares, nunca hablan de romances, mas siempre de cantares, de lo que se debe concluir, o que entonces todavia no se usaba aquel termino en el sentido que despues, o a lo menos que no se usaba exclusivamente ni siquiera comunmente como despues; o que aquellos cantares de que hablan suelen atribuir las cronicas a los joglares *) y cantados por ellos delante el pueblo por las calles y plazas, no eran absolutamente identicas con los compuestos y cantados por individuos del pueblo mismo, como se ve y oye todos los dias. Lo mas probable es que las dos suposiciones estan fundadas, aunque de eso no se puede concluir a una diferencia absoluta ni entre los terminos, ni entre las cosas que designan. Porque el usarse en todos tiempos el substantivo cantar no solo de lo que cantaban los joglares, sino tambien en un sentido mas general, no necesita prueba; y aunque los cantares de los joglares se distinguirian mas o menos de los cantares o romances que cantaban los labradores etc., no por esto dejarian de tener mucha analogia en los argumentos y en el. modo de tratarlos, y principalmente en el origen de la poesia joglaresca, antes de que llegase al punto de independencia y desarollo que le vemos, aunque no tanto en España, como en Francia, en los siglos doceno y treceno. Nuestro proposito no puede ser aqui de entrar en discusiones sobre cuestiones mas generales de historia literaria, como lo es la diferencia entre la poesia joglaresca en Francia y España; pero el solo hecho de haberse conservado poquisimos monumentos de este genero en España, mientras abundan en Francia, basta para comprobar

*) Basta citar aqui por muchos un solo paso de la Chronica general, donde dice, hablando de las aventuras de Bernardo del Carpio, que no lo quiere afirmar ni negar:,, ca non lo sabemos por cierto, sinon quanto oimos dezir a los juglares en sus cantares."

b*

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