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5.

(Cf. Chronica del Cid, cap. 247-249.)

Fol. 291. En aquel tiempo era el Rey don Alfonso en Toledo, e eran ya llegados los Infantes de Carrion. E quando llegó el mandado al rey de como venie el Cid, plogol mucho con él, e mandól dar las casas de Galiana para posada. E el dia que el Cid Ruydiaz, ovo de entrar en Toledo salió el Rey a rescibirle bien dos leguas de la villa: e fizol mucha honra, de la qual cosa pesó mucho a aquellos que mal querien al Cid. Quando el Cid llegó al Rey besól las manos, e el Rey rescebiól muy bien, e dixol que fuese bien venido, e quel prazie con él e el Cid le respondió, que gelo tenie en gran merced, e el Rey le dixo:,,Cid mando vos tomar posadas en los mis palacios de Galiana, porque posedes cerca de mí:" e el Cid le dixo: „Dé vos Dios vida, mas en los vuestros palacios non deve otro de posar si non vos: mas si vos tenedes por bien por mas sin enojo, ca viene gran gente comigo, posaré en san Servan allende la puente: e assi para ayuntar vuestra corte, señor, avedes mas anchura en los palacios de Galiana que non en vuestro Alcazar." E el Rey tovol por bien que él posasse en San Servan, e los suyos por essos oteros en tiendas, e todo ome que viesse la posada del Cid entenderie bien que era una gran hueste: e el Rey fué con él fasta la puente: e yendo para alla paróse en aquel Alcaçar, que es agora el nuevo a que dizen Santa Maria de Alfizen, e de alli oteava el Rey a todos. Pues

que los vió todos ayuntados, dixoles: ,, pues que aqui sodes todos ayuntados, seredes todos ayuntados mañana ante nos en los nuestros palacios de Galiana para las cortes que se avien a fazer otro dia. E mandó a Benito Perez que era Repostero mayor, el qual era natural de Ciguença, que le enderesçasse los palacios para la corte que avie de commençar otro dia. E el palacio de aquellas cosas fué endereçado en esta guisa: cobrien lo todo de alfamares, e de tapetes muy ricos. Desi pusieron en el mas honrado logar la silla Real en que el Rey se assentase: la qual era muy rica e el Rey don Alfonso la ganara en Toledo del Rey Alimaymon cuya fuera: e aderredor del palacio fizieron sus estrados muy buenos e muy honrados en que estoviessen y los Condes e los ricos homes que eran venidos a las cortes.

Seyendo el Cid Campeador en su posada sopo que guisavan el palacio, e llamó un escudero muy fidalgo e mancebo, que era su criado en que él fiava mucho, ca lo criara de pequeño, el qual avie nombre Ferran Alfonso e mandól cavalgar, e rogól que tomasse el su escaño de marfil, el qual él ganara al Rey moro de Valencia, e que lo posiesse en el palacio cerca del escaño del Rey, porque ninguno non le feziesse mal nin deshonra en su escaño. E embió con él cien escuderos fijos dalgo: e mandóles que estodiesen y fasta otro dia, e

que non se partiessen dél: e los cien escuderos tenien sus espadas colgadas a los pescueços: e aquel escaño del Cid era muy sotil de lavor, ca todo ome que lo viesse dirie que era muy honrada silla e de ome bueno, e que pertenescie para tal como el Cid era: e el escaño estava cobierto de muy ricos paños de seda, labrados con oro. E otro dia de mañana desque el Rey oyó la missa, fuésse para los palacios de Galiana do avie a fazer la corte. Entrando el Rey por las casas de pie, ca descendiera, e yvan cerca dél ricos omes e Condes e todos los honrados omes que y eran, salvo el Cid, que non era y llegado de su posada e Garcia Ordoñez uno de aquellos Condes que yvan con el Rey quando vió aquel escaño del Cid, dixol assi: ,,Señor, pido vos que me digades aquel talamo que armaron cerca de vuestra silla para qual novia era e si verná vestida de almexias, o de alquivales brancos en la cabeça, o como verná guarnida: e señor tal cosa para vos la mandad tomar, o la mandad toller de alli." E Ferran Alfonso el criado del Cid, que guardava el escaño oyó estas palabras, e dixo assi:,, Conde Garcia Ordoñez, muy mal razonades, e dezides mal de aquel que non devedes, porque aquel ome que ha de ser aqui mejor ome es que non vos nin que todos de vuestro linage: e fasta el dia de oy a vos e a los otros sus enemigos varon paresció e non novia: e si vos dezides de non, yo vos porné y las manos, e vos lo faré assi conoscer antel Rey, ca de tal logar vengo que non me podedes desechar." Destas palabras pesó mucho al Rey e a los Condes e ricos e altos omes que con él estavan. E el Conde don Garcia Ordoñez como era ome muy sañudo, sobraçó el manto, e quiso yr ferirle a Ferran Alfonso, diziendo:,,dexadme e feriré aquel rapaz, que se atreve a mí." E Ferran Alfonso quando lo vió venir, salió contra él el espada sacada, diziendo: que si non fuesse por lo del Rey que le castigarie las locuras que el dezie. E el rey veyendo que las palabras yvan cresciendo de mal en peor, partiólos que non quiso que mas mal oviessen; e dixo: ninguno non ha porque travar en el escaño del Cid, ca él lo ganó muy bien, e a guisa de muy bueno e esforçado que él es, e non sé Rey en el mundo que mas merezca este escaño que el Cid mi vassallo: e quanto el Cid es mejor e mas honrado, tanto só yo mas honrado por ello: este escaño ganó él en la lid del Quarto con la tienda que me embió en presente, e con los cavalleros e los moros captivos por el mio quinto, en conocimiento de mi vassallo leal etc.

E.

Mientras se estaba imprimiendo la presente obra, nos llegó noticia de que el Manuscrito No. 9988 de la Biblioteca real de Paris contenia ademas de la Chronica del Cid, un apendice poetico nunca

hasta ahora publicado. No tardamos en dar los pasos necesarios para poder aprovecharnos lo mas largamente posible de este hallazgo para nuestra introduccion o por lo menos para el apendice; pero no hemos logrado hasta ahora sino una brevisima noticia, que debemos parte al celebre señor Hase, bibliotecario de aquel establecimiento, parte al señor F. Denis, bien conocido a los aficionados a la literatura portuguesa.

Siendo imposible retardar mas la impresion, no nos queda otro recurso sino publicar lo poco que tenemos. Parece pues que las ultimas 19 fojas de aquel M. S. (escritura de principios del siglo XV.) contienen unos versos, cuyo argumento son las aventuras del Cid, y entre ellas varias de que no hacen mencion ni las cronicas, ni los romanceros, como se puede ver del trozo siguiente, que damos como lo recibimos.

El conde don Gomes de Gormas

a Diego Laynez fizo daño,
ferióle los pastores

e robóle el ganado.

de Bibar llegó Diego Laynez

el appelydo fué llegado,

El embiólos recebir a sus hermanos,

e cavalgar muy privado

fueron correr a Gormaz
quando el Sol era bajado
e comensaron el endamio

et trae los vassallos

et quanto tienen en las manos

Et trae los ganados quantos

Andant por el campo.

De resultas de esta entrada queda mortalmente herido el conde D. Gomez de Gormaz y sus hijos presos en Bivar, Hasta mejor informacion nos contentarémos de observar en primer lugar que no hai la menor duda de ser estos versos no solo hasta ahora desconocidos, sino mui dignos de conocerse y publicarse tanto por su antigüedad como por otros respectos. En segundo lugar no tenemos empacho de declarar que aqui tambien se nos descubren (aunque no sin bastante corrupcion y anomalia) redondillas con asonancia consecutiva en tirades monoriSi son efectivamente varios romances, o un poema entero, no lo sabemos. A los que mas afortunados que nosotros pudieren informarse mas particularmente, les recomandarémos que miren bien si acaso estos versos no serian en efecto alejandrinos aunque escritos en quebrados y esto a pesar del perjuicio que resultaria a nuestra conyectura de ser redondillas primitivas.

mes.

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Hasta aqui habiamos llegado con la impresion del apendice E, cuando nos sobrevino otra noticia suplementaria, sobre dicha poesia, cuyo resumen ponemos aqui, aunque le falte mucho para aclarar las dudas que tenemos sobre lo que seria o no seria aquello.

En cuanto pues al argumento se nos comunica lo siguiente: El conde D. Gomez de Gormaz tiene tres hijas, Elvira, Aldonza y Jimena, las cuales en sabiendo la muerte de su padre y la prision de sus hermanos, acuden vestidas de luto a Bivar. Sale a recebirlas Don Diego, diciendo: Qué religiosas serán estas, y que vendrán a pedirme? Ellas piden se les entreguen sus hermanos, pues son mugeres y no tienen amparo ninguno. Don Diego lo deja todo en mano de su hijo Rodrigo, y este al fin da la libertad a sus presos. Sin embargo no dejan estos de pensar en la venganza, y se preparan para entrar en las tierras de Bivar a fuego y sangre.

A esto se opone Jimena, la hermana menor, y propone que vayan con sus quejas al rei. Pero luego que han llegado delante del rei, ella sale con pedir:

Dadme a Rodrigo por marido,

Aquel que mató a mi padre.

el conde Osorio, y

El rei sigue el consejo de un privado suyo, manda a D. Diego que venga a la corte con su hijo, para arreglar aquel casamiento y librar el pleito. D. Diego obedece, pero (como le aconseja su hijo) acompañado de 300 cavalleros mui bien armados, bajo el mando de Rodrigo, el que no se muestra nada galan ni sufrido a los principios, queriendo matar a los alguaciles del rei, si quisieren prenderlo, y aun gritando.

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Tan negro dia aya el Rey

Como los otros que ay estan.

Lo que sigue (el casamiento con Jimena, los combates con los Moros, y con el Aragones, luego la aventura con el gafo etc.) no parece que presente diferencias esenciales de los romances conocidos y la Chronica aunque se hable especialmente de un Moro Burgo de Ayllon, que se hace vasallo del Cid, y otras menudencias. Luego sigue la aventura con el emperador de Alemania y el santo padre, la entrada en Francia, y lo de la hija del conde de Saboya (la que se le ofrece al Cid, pero la cede al rei D. Fernando). En todo esto no parece corre gran diferencia de la Chronica, a no ser (lo que no resulta bien claramente de nuestra noticia) que todo esté mucho mas circunstanciado, y particularmente ciertos combates que se dan delante de Paris, donde despues se tratan y ajustan las paces. Aqui pues entran cosas harto estrañas: el ofrecersele al Cid la corona imperial de España el rehusarla él como leal vasallo en una alocucion mui formal luego vuelve al rei D. Fernando y le aconseja de atacar a aquellos potentados reunidos la mañana siguiente se hace asi, y el

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Cid queda vencedor (por decontado) en una terrible batalla. En el entretanto la infanta de Saboya ha parido un hijo del rei D. Fernando, del cual el santo padre logra apoderarse, y sirviendose de ěl para aplacar al rei, se concluyen las paces o treguas:

dixo el rey D. Fernando:

do vos quatro años de plazo;
dixo el rey de Francia
et el emperador alemano
por amor deste infante
que es nuestro afijado,
otros quatro años vos
pedimos de plazo.

dixo el rey D. Fernando:
sea vos otorgado,

e por amor del patriarca

do vos otros quatro años

e por amor del cardenal

Aqui se rompe el hilo y quedan cuatro fojas en blanco.

Ahora si se nos preguntare qué nos parece de todo esto, no nos atreverémos por cierto sino a una conyectura, y es: que hemos cogido aqui algunos romances de los viejos en el mismo acto del transito de la forma primitiva a la intermedia del alejandrino, o talvez de este a la forma segundaria de asonancia alternada etc. En el presupuesto de no diferenciar mucho los demas versos de estos, la mucha preponderancia de la asonancia consecutiva nos inclinaria a la primera conyectura, y solo la falta del ritmo proprio a los romances nos hace quedar con algunas dudas en este punto. Tendriamos pues aqui una especie de imitacion, aunque mas moderna, y mucho mas tosca y ruda, del Poema del Cid sea por un joglar, sea por un clerico. Mui de reparar nos parece tambien la extension que se da a la parte francesa con el punto central en Paris, donde mui probablemente mediaria el ejemplo de las chansons de geste francesas. En cuanto a lo que deberian aquellos romances a la Chronica, dirémos que poco o nada, por ser anteriores a ella, aunque acaso el compilador o arreglador se valdria della en algunos pormenores. El señor Denis es de opinion ser el poema del siglo trece y tiempo del rei D. Alfonso X. por las pretensiones de este principe al imperio, desavenencias con el papa etc. lo que es harto probable, hablando de los

romances.

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