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Que casase yo mis fijas
Con los condes de Carrion,
Dieraos yo en respuesta
Con respecto y con amor:

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Preguntarélo a su madre,
Su madre que las parió,
Preguntarlo he yo a su ayo,
Al ayo que las crió.“
Dijerame a mi el ayo:
,,Buen Cid, no lo fagais, non,
Que los condes son mui pobres
Y tienen gran presuncion.“
Mas por non contradecirvos,
Buen rei, ficieralo yo.
Treinta dias duraron las bodas,
Que non quisieron mas, non,
Cien cabezas yo matara
De mi ganado mayor:
De gallinas y capones,

Buen rey, no lo cuento, non.

NB. Estando el Romancero del Cid en las manos de todo aficionado de literatura castellana, no hemos juzgado necesario poner aqui prueba alguna de los romances notoriamente sacados de la Chronica.

D.

La Chronica de España.

Quarta Parte.

1.

(Cf. Chronica del Cid, cap. 89-93.)

Fol. 224. Despues desto a cabo de pocos dias, ayuntó el Rey don Alfonso muy grande hueste para yr a tierra de moros: e Ruydiaz mio Cid, quisiera yr con él: mas enfermó muy mal e non pudo yr alla e fincóse en la tierra. E el Rey don Alfonso entró por tierra de moros, e quemóles e destruyóles muchas tierras e fizoles mucho mal. E él andando alla por el Andaluzia faziendo lo que querie, ayuntaronse desta otra parte muy grandes poderes de moros e entraronle por la tierra, e cercaronle el castiello de Gormaz, e fizieron y mucho mal por toda la tierra, e entre todo esto yva sanudo ya el Cid: e quando oyó lo que los moros fazien por toda la tierra de San Estevan, ayuntó todas las gentes que él pudo aver, e fuése para

tierra de moros a la cibdad de Toledo, e corrióla e destruyóla, e captivó y entre varones e mugeres siete mil: desi tornóse para Castiella con gran gozo e ganancia bien honradamente. E quando esto sopo el Rey don Alfonso pesól mucho de coraçon: e los ricos omes que eran con él aviendo muy grande embidia, trabajaronse quanto podieron de mezclarle, aun otra vez con el Rey don Alfonso, deziendol:,,Señor, Ruydiaz que quebranta la paz que vos avedes firmada con los moros, nol fizo por ál sinon porque matassen a vos e a nos.“ E el Rey quando lo oyó, fué mucho irado e creyóles lo que dezien, ca non le querie bien por la jura que le tomara en Burgos sobre la muerte del Rey don Sancho, su hermano, como avemos ya dicho: e el Rey embió luego sus cartas al Cid en como se saliesse de todo el reyno. E quando el Cid ouo leydas las cartas fizose mucho maravillado, e fué muy triste, e pesól mucho de coraçon, pero non quiso y ál fazer, ca non avie de plazo mas de nueve dias en que se saliesse de la tierra.

Estonces el Cid embió por sus parientes e por sus amigos, e mostrógelo, e dixoles como non le dava el Rey mas de nueve dias de plazo en que se saliesse de su tierra, e que querie saber dellos quales querien yr con él e quales fincar. E dixol Miñaya Alvar Yañez : senor todos yremos con busco, e dexaremos a Castiella, e ser vos hemos vassallos e buenos e leales;" e esto mismo dixeron todos los otros: e que le non desampararien por ninguna guisa. E el Cid quando esto oyó gradesciógelo mucho, e dixoles: que si el tiempo oviesse en sí que gelo galardonarie bien. Otro dia salió el Cid de Bivar con toda su compaña. E dizen algunos que cató por agüeros e que ovo conseja a diestra de Burgos, e que la ovo a siniestra: e que dixo estonce a sus cavalleros;,, amigos, bien sepades por verdad que nos tornaremos a Castiella con gran ganancia si Dios quisiere:" E pues quel Cid Ruydiaz entró en Burgos, fuése para la posada do solie posar, mas non le quisieron y acoger, ca el Rey lo avie ya embiado defender que lo non acogiessen en ninguna posada en toda la villa, nin le diessen ninguna vianda. E quando aquello vió el Cid Ruydiaz, salióse de la villa, e fuése posar en la Glera: e diól esse dia Martin Antolinez de comer, e quanto ovo menester para sí e para todas sus bestias e pues que el Cid ovo comido apartóse con Martin Antolinez, e dixol como non tenie ninguna cosa de que guisarse a él nin a su compaña. Desí dixol: „quiero fazer con vuestro consejo dos arcas cobiertas de guadamacel, e pregarlas muy bien e finchirlas de arena, e vos llevarmelas hedes a dos mercaderes que ay aqui en Burgos, que son muy ricos: e al uno dizen Rachel, e al otro Bidas: e dezirles edes que yaze en ellas muy grande aver en oro e en piedras preciosas e que gelas quiero empeñar por alguna cosa poca, ca non quiero, agora llevar comigo tan grande aver como este, e que gelas quitaré

al mas tardar fasta un año: e demas darles he ganancia quanta ellos quisieren. E si al cabo del año no gelas quitare, que las abran e se entreguen de su aver, e lo ál que lo guarden fasta que yo embie por ello e bien sabe Dios que esto gelo fago a miedo mas que a grado: mas que si me Dios diere consejo que yo gelo emendaré e gelo pecharé todo." Pues que las arcas fueron fechas, fuésse Martin Antolinez para los mercaderes, e dixoles todo aquello assi como el Cid selo mandara, e puso con ellos que le diessen seyscientos marcos: los trezientos marcos de prata e los trezientos de oro. E desque fué de noche fueron por las arcas a la tienda del Cid Ruydiaz e pusieron ellos su preyto con él, en como las toviessen fasta un año, e que las nos abriessen e quanto les diesse de ganancia. Desi llevaronlas para sus posadas, e Martin Antolinez fué por el aver e traxol: e el Cid Ruydiaz mandó arrancar luego las tiendas. Cuenta la estória que otro dia de mañana mandó el Cid arrancar sus tiendas, e mandó tomar quanto falló fuera de Burgos, e las ansares, mandó mover al paso dellas e assi llegó a san Pedro de Cardeña a do avie embiado a la muger e a las fijas: e vió que ninguno salió empos dél, e mandó tornar toda la pressa a Burgos. Desi salió doña Ximena e sus fijas a rescebirlo e el Abbad de san Pedro, que avie nombre don Sancho, e rescibiól muy bien, e su muger doña Ximena e sus fijas besaronle las manos. E otro dia de mañana fabló el Cid con el Abbad toda su fazienda, e dixol que le querie dexar la muger e las fijas encomendadas, e que le rogava como amigo que pensasse bien dellas: e dió al Abad e a los monges cinquenta marcos de prata, e para doña Ximena e sus fijas cien marcos de oro e rogó al Abad que si aquello fallesciese que les diesse él quanto oviessen menester que él gelo darie todo: :e el Abad dixol que lo farie muy de grado.

:

e

Quando oyeron por Castiella que el rey don Alfonso echava al Cid de la tierra fueronse para él e llegaron y aquel dia a San Pedro de Cardeña, ciento e quinze cavalleros para yrse con él: e vino Martin Antolinez con ellos. E el Cid quando los vió plogol mucho con ellos e rescibiólos muy bien: e mandó guisar muy gran yantar: e pues que ovieron comido, mandó dar cevada para yrse luego aquella noche, ca ya eran passados los siete dias del plazo, e tomó aquel aver que tenie, e partiólo con todos, e dio a cada uno segun que lo merescie, e que ome era. E desque fué de noche despidióse de la muger e de las fijas, e del Abad, e fuésse su via, e andudo toda la noche, e fué otro dia a yantar a Espinas de can: e alli estando llegól otra compaña muy grande de cavalleros e de peonos. E salió de alli el Cid, e passó Duero sobre Nava de Palos, e fué posar a la Segueruela: e pues que fué de noche e se adormeció, vino a él una vision como en figura de Angel que le dixo assi:,,Cid, aosadas e non temas, ca siempre te yrá bien de miɛntra que visquieres, e serás rico e honrado."

Otro dia mañana cavalgó el Cid con toda su compaña, que tenie muy grande, e fué pasar a la sierra que dizen de nieves, e yaziel de diestro Atiença que era estonces de moros: e antes que se posiesse el sol mandó el Cid fazer alarde a todos quantos yvan con él por ver qué compaña levava, e falló que eran bien trecientos cavalleros e muchos omes a pie, e dixoles: ,, amigos, vayamos nos luego e passaremos temprano esta sierra, e salgamos de la tierra del Rey, ca oy es el dia del plazo, e despues quien nos quiesiere buscar fallarnos ha en el campo."

2.

(Cf. Chronica del Cid, cap. 155 - 158.)

Fol. 251. Despues desto fué el Cid Ruydiaz contra Tortosa con toda su hueste astragando toda essa tierra, e posó cerca de Tortosa en un logar que dizen en aravigo Maurelet, e destragó quanto fallava: e fizoles mucho daño. E quando el Señor de Tortosa vió que assi le estragava la tierra e cortava quanto fallava, e que les fazie mucho daño, ca non le avie dexado ganado nin pan, nin podien sembrar: embió mandado al Conde don Berenguel, señor de Barcelona, que le darie muy grand aver con que aduxesse muy gran compaña, de guisa que pudiesse con el Cid, e que le echasse de su tierra: e él avinose con él por el gran aver que le dava, e por la gran saña que tenie al Cid Ruydiaz, porque tomara las rentas que solie él aver de tierra de Valencia: e truxo muy gran hueste: e pues que fueron ayuntados entre ellos, e los moros fueron tantos que bien cuydaron que fuyrie el Cid ante ellos e los moros bien cuydavan que aquellos Franceses eran los mejores cavalleros del mundo e mejor guarnidos, e que mas aturavan en lid: e tenien muy gran esfuerço en esto, mas non fué assi como ellos cuydaron. E el Cid quando sopo que de todo en todo vinieron para lidiar con él, dubdó que non podrie con ellos por el gran poder que trayen de compañas, todos estando ayuntados, e buscó manera e arte como les podiesse derramar sabiamente: e metióse en unos valles entre unas sierras, e el entrada de aquel logar era mucho estrecha e fizo y sus barreras porque ninguno non podiesse entrar alla de los Franceses: e que guardar sus barreras muy bien. Almisaren Rey de Zaragoça embió estonces dezir al Cid Ruydiaz que se guardasse, ca el Conde don Berengel se querie combatir con él sin duda ninguna: e dixo el Cid a aquel, que le llevó el mandado: ,,venga, ca esperarlo he." E conortó estonces sus omes. E el Conde don Berenguel vino por la mañana fasta cerca dél, e posó a una legua arredrado dél, pero que se veyen los unos a los otros. E despues que anochesció embió el Conde sus barruntes que viessen el alvergada de Ruydiaz Cid. Otro dia embiaronle dezir que saliesse lidiar

con ellos al campo. E él embiólos dezir, que non querie lidiar con ellos nin aver contienda ninguna, mas que querie andar por aquel logar con su gente: e ellos venien a cerca dél: e conbidavanle que saliesse e dezianle que non osava salir, mas con todo esso él non dava nada por ellos: e cuydavanse que lo farie con fraqueza, e que non se atrevie a ellos: e él fazialo por que se enojassen.

El Conde embió estonces su carta al Cid fecha en esta guisa. ,,Yo el Conde Remon Berenguel de Barcelona deso uno con todos mis vasallos dezimos a ti Ruydiaz, que vimos la carta que embiaste a Almizaren rey de Zaragoça, e dixistel que nos las mostrase porque oviessemos mayor querella de ti: e ya otra vez nos fezieste pesar, de guisa que en todo tiempo te devemos mal querer. E agora teniendo nuestro aver forçado embiaste tu carta a Almizaren Rey de Zaragoça en que dixiste que tales eramos como nuestras mugeres: mas rogamos a Dios que nos dé poder que te podamos mostrar que mas valemos que ellas. E otrosi embiaste dezir a Almizaren, que antes que fuessemos a ti que vernias a nos: e nos non descenderemos oy de la bestias fasta que veyamos quales son los tus dioses, essos cuervos del monte e las cornejas, ca fiando tu en ellas quieres lidiar connusco: e nos non creemos sinon un Dios solo que nos vengará de ti. Por verdad te dezimos que cras mañana seremos acerca de ti: e si partieres del monte e descendieres al llano a nos, serás Rodrigo el Campeador que dizen: e si lo non fizieres, serás assi como dizen al fuero de Castiella alevoso e al fuero de Francia bauçador e engañador: e si non descendieres del monte non te aurá prol, ca non nos partiremos de aqui fasta que te prendamos a manos, o muerto o vivo, e faremos de ti alboras, lo que feziste de nos: e Dios por la su merced vengue de ti las sus ygresias que tu quebrantaste. “ E quando el Cid ovo leyda la carta, escrivió él otra suya en esta manera. ,,Yo Ruydiaz deso uno con mis vasallos, salve vos Dios Conde: ví vuestra carta en que me embiastes dezir que embiara yo mi carta al Almizraen en que denostava a vos e a vuestros vasallos todos, e verdad es: dezir vos he por qual cosa. Al tiempo que vos erades con Almizraen a partes de Calatayud, denostastes me muy mal delante él, e dixistes de mí a él quanto peor podistes, e que non era osado de entrar en tierra de Abenalhange por vuestro miedo. Otrosi vuestros cavalleros Remon de Bajaran, e los otros que y eran con él dixeron mucho mal, e de mis vasallos delante del Rey, don Alfonso de Castiella, empos esto todo fuestes vos al Rey don Alfonso e dixistesle que vos queriedes combatir comigo e sacarme de tierra de Abenalhange, ca era medroso e non me osarie combatir conbusco, nin vos osarie atender en toda la tierra; e demas deziades que por amor del Rey don Alfonso me dexavades en la tierra: e que si por él non fuesse non me dexariades y un dia estar: agora vos digo que agradescer vos

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