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mio Cid quanto alli fué razonado. Estonce llamó el Cid a Martin Antolinez su sobrino, fijo de Fernando Diez su hermano, e salió con él a parte, e dixole: Martin Antolinez, ydvos para Burgos, e fablad con Rachel e con Bidas, que se vengan para mí e estos eran dos Judios muy ricos, con quien él solia fazer sus manllevase yo quieroles fazer engaño, por tal de haver de ellos algo que dé en este tiempo a estos que van conmigo e si Dios me diere consejo, yo se lo dessaré mucho ayna." E quando Martin Antolinez fué a Burgos, mandó el Cid tomar dos arcas muy grandes, e muy bien ferreteadas con barras de fierro, con cada tres cerraduras, e tan pesadas que quatro omes a penas podieran alçar una dellas aun vazia: e mandólas fenchir de arena, e encima posieron oro e piedras preciosas. E quando llegaron los Judios, dixoles que tenia alli grand haver en oro, e en aljofar, e en piedras preciosas, e como le mandava el Rey salir de la tierra, e que tan grand haver que lo non podia llevar consigo, e que les rogava que le emprestassen sobre aquellas arcas haver que avia menester, con que se podiesse aguisar para se yr. E los Judios eran muy ricos, e fiavan mucho en el Cid, porque nunca fallaran mentira en él, por cosa que ellos aviniessen de dar e tomar con él.

CAP. XCI.

Cuenta la historia, que los Judios rescibieron las arcas del Cid, con condicion que ellos las guardassen fasta un año, e si el Cid las quitasse fasta aquel plazo, si non que ellos las abriessen, e que se entregassen del caudal e de la ganancia, e lo ál que lo guardassen para el Cid. E la pleytesia fecha emprestaronle trezientos marcos de oro, e otros trezientos de plata e desto fizieron sus cartas quales convenian muy firmes. E estonce mandaron cargar sus arcas, e levaronlas para Burgos, e dieron a Martin Antolinez todo su haver. E desque el Cid tomó el haver, movió con sus amigos de Bivar, e mandó que se fuessen camino de Burgos. E quando él vió los sus palacios desheredados, e sin gentes, e las perchas sin açores, e

los portales sin estrados, tornóse contra Oriente, e fincó los finojos, e dixo:,,Santa Maria madre, e todos los santos, haved por bien de rogar a Dios que me dé poder para que pueda destruyr a todos los paganos, e que dellos pueda ganar de que faga bien a mis amigos, e a todos los otros que comigo fueren e me ayudaren. E estonce devantóse e demandó por Alvar Fañez, e dixole:,, Primo, qué culpa han los pobres por el mal que nos faze el Rey? mandad castigar essas gentes que non fagan mal por onde fueremos:"" e demandó la bestia para cavalgar. E estonce dixo una vieja a la su puerta :,, Ve en tal punto, que todo lo estragues quanto fallares e quisieres." E el Cid con este proverbio cavalgó, que se non quiso detener: e en saliendo de Bivar, dixo: „Amigos, quiero que sepades que plazerá a la voluntad de Dios que tornaremos a Castilla con grand honra, e con grand ganancia." E desque llegó a Burgos, non le salieron a recebir el Rey nin los que hy eran, porque lo avia defendido el Rey. E estonce mandó fincar sus tiendas en la Glera: e dióle de comer este dia Martin Antolinez, e todo lo ál que avia menester: e essa noche albergaron en aquel logar.

CAP. XCII.

Cuenta la historia, que otro dia de mañana mandó el Cid tirar sus tiendas, e mandó tomar todo quanto falló fuera de Burgos, e mandó mover al passo de las ansares que falló en la Glera, que levava consigo robadas e assi llegó a san Pedro de Cardeña, do avia embiado a la muger e a las fijas. E quando vido que ninguno non salió empos él, mandó tornar la presa de quanto avia robado en Burgos. E estonce salieron doña Ximena Gomez e sus fijas contra él, e besaronle las manos: e el Abad don Sancho recibióle muy bien. Otro dia mañana fabló el Cid con el Abad, que era ome bueno e de santa vida: e dixole toda su fazienda, en como le queria dexar la muger e las fijas en acomienda: e rogóle como al amigo, que les fiziesse mucho bien e mucha honra: e él prometióle de lo fazer ansi. E estonce mandó dar al Abad cincuenta marcos de plata, e dexó a doña

Ximena Gomez e a sus fijas cien marcos de oro para su despensa: e rogó al Abad que le emprestasse lo que oviesse menester, e que él gelo pagaria: e el Abad prometióle de lo

fazer ansi.

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CAP. XCIII.

Cuenta la historia, que muy grande fué el pesar que ovieron por Castilla, quando oyeron dezir que el Rey echava al Cid de la tierra. Estonce fueronse para él muchos fijos dalgo, e muchas otras gentes, e llegaron a él a san Pedro de Cardeña: e el Cid Ruydiez rescibiólos muy bien, e plogole mucho con ellos. E este dia folgaron hy, e partió el aver que tenia con todos muy bien, e dió a cada uno segun que ome era. E de sí ya se passavan los nueve dias, e mandó dar cevada. E partióse de su muger e de sus fijas, e andudo toda la noche: e llegó otro dia a hora de yantar a Espinas de Can: e alli estando, llegó la otra compaña muy grande. E otro dia movió el Cid de alli, e passó Duero sobre barca de palos e fué posar a Figueruela. E en la noche yaziendo dormiendo, vino a él un Angel que le dixo:,,Cid, vete a osadas, e non temas nada: ca siempre te yra bien mientra vesquieres, e acabarás todas las cosas que començares, e serás rico e honrado." E al Cid plogole mucho de lo que avia oydo e desque despertó salió de la cama e fincó los finojos e fizo su oracion a Dios, gradesciendole mucho quanta merced le fiziera. Otro dia mañana fué posar a la sierra de Miedes, e yazia al diestro Atiença, que era estonce de Moros. E antes que se pusiesse el Sol, mandó fazer el Cid alarde, por saber qué gente levava: e falló que eran quatrocientos cavalleros: e falló otrosí que eran tres mil de pie. E de sí dixoles: ,,Amigos, cavalguemos luego, e passaremos temprano esta sierra, e saliremos de la tierra del Rey don Alfonso: ca oy es el plazo de los nueve dias en que havemos de salir della. E de sí quien nos quisiere buscar, fallarnos ha en el campo."

CAP. XCIV.

Cuenta la historia, que fizieron como el Cid Ruydiez mandó, en guisa que passaron de noche la sierra, e posaron al pie della, porque non fuessen descubiertos: e estuvieron hy fasta bien tarde, e mandó dar cevada de dia, e andudieron toda aquella noche, e llegaron cerca de un castillo que llamavan Castrejon, que yazia sobre Fenares. E fincó el Cid Ruydiez hy en celada, e mandó a Alvar Fañez su primo, que se fuesse con dozientos cavalleros, e que corriesse a Fita, e a Guadalfajara, e Alcala, e que traxiessen quanto fallassen, e que lo non dexassen por miedo del Rey don Alfonso, nin de los Moros. E dixoles:,,Si menester vos fiziere acorro, embiadmelo dezir.“ E don Alvar Fañez fizo como le mandava el Cid, e él fincó alli. E quando fué la mañana, los Moros de Castrejon, non sabiendo de aquellas gentes, abrieron las puertas del castillo, e salieron a sus labores como solian: e el Cid Ruydiez salió de la celada, e corrieronlo todo en derredor, e mataron muchos Moros, e prendieron muchos, e todo el ganado que salió. E endereçaron a las puertas del castillo, e entraron de buelta con los Moros que yvan fuyendo matando en ellos, en guisa que tomaron el castillo : e tomaron mucho oro e mucha plata, e todo lo ál que hy fallaron. E don Alvar Fañez otrosí corrió toda la tierra segun que le fué mandado: e fizo muy grandes mortandades en los Moros, e otrosí cautivó muchos Moros e Moras. E quando sopo el Cid Ruydiez que venia, salió luego contra él, e loólo mucho de como venia, e dió ende muchas gracias a Dios: e mandó juntar todo el algo que él ganara en el castillo, e lo que tenia don Alvar Fañez todo en uno, e dixo:,,Hermano, tengo por bien, que de todo esto que Dios nos dió, que tomedes vos ende el quinto todo: ca lo merescedes muy bien." E mucho gelo gradesció don Alaz Fañez, mas non lo quiso tomar: e dixo contra él: Vos lo avedes menester para mantener a nos todos." E estonce embió dezir el Cid al Rey don Alfonso:,,que assi sabia él desservir señor." E mucho partió bien sus ganancias con todas sus compañas. E porque el Cid Ruydiez non fallava a

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quien vender el su quinto, embió mandado a aquellos logares donde fuera el robo, que veniessen seguros a lo comprar, si lo quisiessen. E los Moros quando lo oyeron plogoles mucho ende, e venieronlo a comprar: e dieron al Cid por su quinto tres mil marcos de plata, por los cautivos e por el ganado: e compraron mucho de lo ál que tenian las otras gentes: e fezieron pago de todo en tres dias, e fueron todos muy ricos.

CAP. XCV.

Cuenta la historia, que estando el Cid en aquel castillo fizo juntar todos los omes buenos que estonce con él eran, e dixoles:,,Amigos, en este castillo non me semeja que podemos aver posada. La primera razon es, porque en él non ay agua. La segunda razon es, porque los Moros desta tierra son vassallos del Rey don Alfonso: e si aqui quisieremos fincar, querrá venir sobre nos con todo su poder e de los Moros: e non seria aguisado de lo nos atender, ca él es muy poderoso e de grand coraçon. Porende vos ruego, amigos, que non tengades por mal esto que vos digo, e si por bien tovieredes, dexemos el castillo en esta manera. Dexemos hy algunos destos Moros que tenemos cautivos, que lo tengan de nuestra mano: ca non es bien de llevar Moros nin Moras en nuestro rastro, mas andar lo mas afforrados que podieremos: en tal manera que podamos quebrantar los enemigos de la Fé, como aquellos que han de vivir en guerra e por sus armas.' "Mucho plogo de esto a todos de lo que el Cid dixo; e estonce ordenó el Cid el fecho del castillo como dicho es. De sí mandó como se guissassen, e como veniessen otro dia, e fincaron los Moros bendiziendolo. Otro dia mañana, cavalgó el Cid Ruydiez con toda su compaña Fenares arriba, su seña alçada. E llegaron a las cuevas de Augusta Gaça, e passaron el rio de Torravero e fueron a posar entre Fariça e Cetina, estragando toda la tierra, e faziendo muchas muertes, como estava la tierra segura. E otro dia movieron e passaron Alfama: e yendo la Foz ayuso passaron cerca de Huerta e fueron sobre Alcocer, en un otero redondo e fueron

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