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bien sabedes los mas de vosotros en como el Rey don Alfonso, nuestro señor, me ovo echado de la tierra por dos vezes e los mas de vosotros por vuestra mesura salistes comigo, e guardastesme siempre: e fizonos Dios tanta merced a vos e a mí, que vencimos muchas batallas de Christianos, e de Moros, e sabe Dios, que las de los Christianos fueron mas por su culpa que por mi grado: queriendome destorvar el servicio de Dios, e ayudando a los enemigos de la Fe. Otrosí ganámos esta cibdad en que moramos, e non he de fazer señorio ninguno a ningun ome del mundo, si non a mi señor, el Rey don Alfonso e esto por naturaleza, que non por ál. Pero querría que supiessedes en como estava el fecho de mi cuerpo: ca sed ciertos que estó en los postrimeros dias de mi vida, e de oy a treynta dias será mi fin e mi postrimera voluntad: que bien ha ya unas siete noches que veo visiones, e veo a mi padre, Diego Laynez, e a Diego Rodriguez, mi fijo: e cada vez me dizen: mucho havedes morado aqui, e vayamos a la vida perdurable. E comoquier que el ome non deve creer por estas cosas, nin por tales visiones, yo lo sé cierto por otra parte: porque me apareció esta noche el señor san Pedro, e non dormia, e despierto estava, e dixome que complidos estos treynta dias havia de passar deste mundo: la qual cosa es comunal a todos los omes, que es la muerte. E vos ya bien sabedes e sodes ciertos, en como el Rey Bucar viene sobre nos, e dizen, que trae consigo treynta e seys Reys Moros: pues que él trae a tan grand poder de Moros e yo he de finar tan ayna, vosotros si podredes defender a Valencia? Pero sed ciertos, que con la merced de Dios, yo vos consejaré como vençades en campo al Rey Bucar, e como ganedes grand prez e grand honra: que de todo esto me fizo cierto san Pedro. E de como ovieredes de fazer de aqui adelante, yo vos lo diré ante que de vos me parta."

CAP. CCLXXX.

E despues que estas palabras passaron, adolesció el Cid del mal de que finó, e mandó cerrar las puertas de la villa: e él

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fuése para la yglesia de san Pedro, estando hy el Obispo don Hieronymo, e cavalleros, e omes honrados, e toda la otra gente quantos hy quisieron venir: e el Cid paróse en pie e començó su razon en esta manera: Bien sabedes quantos aqui estades, como todos los omes del mundo, por honrados e por poderosos que sean en este mundo, non pueden escusar la muerte, de la qual yo estó muy cerca: e pues bien sabedes como en este mundo el mi cuerpo nunca fué vencido nin abiltado, ruegovos a todos que non querades que lo sea agora en la postremeria: que toda la buena andança del ome en la postremeria es de la fin: e por ende, como esto ha de ser e de se complir, e lo que vos havedes de fazer, todo lo dexo en la mano del Obispo don Hieronymo." E hy ante todos fizo su confession general con el Obispo don Hieronymo de todos sus peccados, e de todas las erranças en que havia caydo e fecho contra Dios: e el Obispo dióle su penitencia e assolvióle de sus peccados. E de sí levantóse e espidióse de todos, llorando de los sus ojos, e fuése para su Alcaçar, e echóse en su cama, e nunca jamas se levantó: e cada dia enflaquezia mas, fasta que non fincó del plazo mas de siete dias. E estonce mandó que le traxiessen las buxetas de oro en que estava el Balsamo e la Mirrha, que el grand Soldan de Persia le embiara. E desque las tovo delante, mandó que le truxiessen una copa de oro en que él solia bever, e tomó de aquel Balsamo e de aquella Mirrha quanto una cuchara pequeña, e mezclólo en la copa con del agua rosada, e bebiólo: e en todos aquellos siete dias non comió nin bevió ninguna cosa sinon Mirrha, e Balsamo, e agua rosada. E cada dia despues que esto fizo, se paró su cuerpo e su rostro mas fresco que ante, e la palabra mas rezia: salvo ende, que se enflaquescia cada dia mas, e non se podia mandar en la cama. E al segundo dia ante que finasse, mandó llamar a doña Ximena Gomez, e al Obispo don Hieronymo, e a don Alvar Fañez Minaya, e a Pero Bermudez, e a Gil Diez, su privado: e desque todos cinco fueron ante él, començóles de castigar como fiziessen depues de la su muerte, e dixo: Bien sabedes en como el Rey Bucar será aqui un dia destos a cercar esta cibdad con treynta e siete Reyes que trae

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consigo, e con muy grand poder de Moros: e por ende, ia primera cosa que havedes de fazer despues que yo fuere finado, lavad muy bien el mi cuerpo con agua rosada e con Balsamo muchas vezes que loado sea el nombre de Dios, limpio le tengo yo e lavado de dentro de toda suziedad, para recebir el su santo cuerpo cras, que será el mi postrimero dia: e desque fuere el mi cuerpo lavado, ungildo con este Balsamo e con esta Mirrha, que finca en estas buxetas todo, que non quede hy cosa por untar. E vos, hermana doña Ximena Gomez, e vuestras compañas, guardad que non dedes vozes, nin fagades duelo por mí, porque las Moros hayan de entender la mi muerte. E quando fuere el dia que llegare el Rey Bucar, mandad salir todas las gentes de Valencia en los muros, e tanjan trompetas e atambores e fagan las mayores alegrias que podieren. E quando vos quisieredes yr para Castilla, fazedlo saber a toda la gente en poridad, que se apreciban para levar todo lo suyo, en guisa, que los non entiendan los Moros: ca non podredes fincar en esta cibdad despues de mi muerte, ca yaze en derredor el mayor poder de Moros de España. E a vos, Gil Diez, lo mando yo fazer mas que non a otros: e despues mandad ensillar el mi cavallo Bavieca, e armalde muy bien: e guisaredes el mi cuerpo mucho apuestamente guarnido, e ponerme hedes en el mi cavallo, e aguisadme e atadme en tal manera, que non pueda caer dél, e ponerme hedes en la mi mano la mi espada Tizona: e vaya cabo mí el Obispo don Hieronymo, e vos, Gil Diez, que me guiedes el mi cavallo: e vos, Pero Bermudez, levaredes la mi seña como la soliades levar: e vos, don Alvar Fañez, mi primo, allegaredes las compañas, e ordenaredes vuestras hazes, assi como lo soledes de fazer. E assi yd e lidiad con el Rey Bucar: ca ciertos séd, e non dudedes, que venceredes esta batalla: e Dios me lo ha otorgado. E desque la fazienda fuere vencida, e los Moros arrancados, cogeredes el campo a vuestro sabor, en que fallaredes grandes riquezas: e despues en como havedes de fazer, yo vos lo dire cras, quando fiziere mi testamento."

CAP. CCLXXXI.

Cuenta la historia, que otro dia de grand mañana venieron ante el Cid el Obispo don Hieronymo, e don Alvar Fañez, e Pero Bermudez, e Gil Diez, e Martin Antolinez, estando hy doña Ximena Gomez: e el Cid començó a fazer su testamento en esta manera.,,Primeramente mando mi anima a Dios: e que el mi cuerpo sea enterrado en San Pedro de Cardeña." E mandó hy con su cuerpo muchos heredamientos, e buenos, porque oy dia es rico e muy servido el logar donde yaze el su cuerpo. E de sí mandó a todos sus criados e a toda su compaña de su casa, a cada uno segun merescia. E depues mandó a todos los cavalleros que le havian servido desque él saliera de la tierra, muy grand haver, e muy complidamente. E de sí mandó a todos los otros cavalleros que lo non havian tanto servido, a cada uno mil marcos de plata: e a tales ovò hy, que dos mil, e a tales tres mil, segund eran las personas. Otrosí mandó a los escuderos, fijosdalgo, a cada uno quinientos maravedis, e a tales ovo, que cada mil e quinientos. E mandó que quando llegassen

San Pedro de Cardeña, que diessen de vestir a quatro mil pobres, sendas sayas de escanforte, e pellotes. E mandó a doña Ximena Gomez todo quanto en el mundo havia, que visquiesse en ello bien e honradamente en su vida en el monesterio de San Pedro de Cardeña. E mandó a Gil Diez, que la serviesse bien en todos los sus dias: lo que él fizo muy bien, assi como la historia lo contará adelante. E para complir todo esto, dexó por sus cabeçaleros al Obispo don Hieronymo, e a doña Ximena Gomez, su muger, e a don Alvar Fañez, e a Pero Bermudez, sus sobrinos. Desque todo esto ovo ordenado, mandó a don Alvar Fañez, e a Pero Bermudez, que quando oviessen vencido al Rey Bucar, luego se fuessen para Castilla, e compliessen todo lo que él mandava: e esto era ya a hora de sexta. E el Cid demandó al Obispo que le diesse el cuerpo de Dios: e recebiólo muy devotamente, los finojos fincados, e llorando ante todos, e començó a fazer su oracion, diziendo:,, Señor Jesu Christo, tuyo es el poder, e el querrer, e el saber, tuyos son los rey

nos, e tú eres sobre todos los Reyes, e sobre todas las gentes: ca todas las cosas son a tu mandamiento: e por ende pidote por merced, que me quieras perdonar mis peceados, e que la mi alma sea puesta en la luz que non ha fin." E quando esto ovo dicho el noble varon, dió a Dios su alma limpia y sin manzilla de peccado: e esto fué en la Era de mil e ciento e treynta e seys años, a diez dias de Julio: que fué en el año de la Encarnacion de nuestro Señor, de mil e noventa e ocho años. Despues que fué finado, lavaron el su cuerpo dos vezes en agua caliente, e la tercera lavaronlo con agua rosada, e asi alimpiaronlo muy bien: e el Obispo don Hieronymo embalsamólo e untólo assi como él mandara. Despues juntaronse todos los omes honrados, e los clerigos que eran en Valencia, e levaronlo a la yglesia de santa Maria de las Virtudes, que es cerca del Alcaçar: e dixeron sus Vigilias e sus Missas, assi como a tan honrado ome como él era pertenescia.

CAP. CCLXXXII.

Cuenta la historia, que a cabo de tres dias que el Cid fincó, allegó el Rey Bucar al puerto de Valencia, e salió a tierra con quanto poder traya: e era tan grande, que non ay ome en el mundo que pudiesse dar cuenta de los Moros que hy venian ca venian hy treynta e seys Reyes, e una Reyna Mora negra, que traya dozientos cavalleros negros como ella: e todos tresquilados, si non sendas vedijas que trayan encima de las cabeças, e esto era como si veniessen cruzados; e todos venian armados de fojas, e de lorigas, e de arcos turquies. E el Rey Bncar mandó fincar las tiendas enderredor de Valencia. E segun cuenta la historia, que Abenalfange fizo en Arabigo en esta razon, eran bien quinze mil tiendas: e mandó a aquella Mora negra, que posasse bien cerca de la villa con sus arqueros. E de sí otro dia començaron de combatir la villa: e combatieronla bien tres dias muy afincadamente, e recebian muy gran daño los Moros, que se venian meter a ciegas al muro de la villa, e morian hy: mas muy bien se defendian los Christia

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