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guisa, que de lo que a particion copo, fué el quinto dozientos cavallos, que bien valian cient vezes mil maravedis del despojo. E partiólo todo bien sin codicia Rodrigo con todos comunalmente, e tornóse con muy gran honra. Agora dexa la historia aqui de fablar desto, e torna a fablar del Rey.

CAP. XII.

En el año del Reynado del Rey don Fernando, que fué en la Era de mil e sessenta años, quando andava el año de la Encarnacion en mil y treynta y tres años, e del Imperio de Conrado en doze años: el Rey don Fernando, despues que se vió bienandante e seguro en su Reyno, sacó su hueste contra Moros, e contra Portogal e tierra de Lusitania, que es agora llamada tierra de Merida e de Badajoz, que tenian estonce los Moros e de sí priso Cea, e Govea, que son en Portogal, e otros castillos que son enderredor: pero desta manera, que fincassen hy los Moros por sus vassallos: e dieronle los alcaçares e las fortalezas. E en la villa de Viseo havia muchos buenos ballesteros, e quando ellos ferian, non aprovechavan los escudos nin otra arma. Estonce mandó el Rey que plegassen tablas en los escudos, porque las saetas non empeciessen a los que combatian: e mandó guardar las puertas que non saliessen fuera. E esto facia él por tomar vengança dellos: e porque mataron hy al Rey don Alfonso su suegro de una saeta, assi como ya diximos. E tan reziamente combatian la ciudad cada dia, que la ovo de tomar e mataron muchos Moros, e cautivaron muchos, e fue muerto el Moro ballestero que matara al Rey: e mandó el Rey don Fernando sacarle los ojos, e cortarle las manos. En todo esto fué Rodrigo de Bivar uno de los que hy mas fizieron de buenos fechos e grandes.

CAP. XIII.

Andados diez e siete años del Reynado del Rey, que fué en la Era de mil e sessenta e un años, fué el Rey don Fernando

sobre Lamego. E maguer que la cibdad era fuerte, fué cercada enderredor: e tantos engeños le puso, e tantos castillos de madera e tan de rezio la combatió, que la ovo por fuerça de tomar. E fallaron en ella muy grandes averes: e prendieron todos los Moros e las Moras que dentro moravan: e mandó matar la mayor parte dellos. E retovo dellos, con que labrassen las yglesias que fueron derribadas despues que se perdiera la tierra. E despues que fué esto todo assossegado, fué sobre el castillo de San Martin, que yazia sobre el rio de Malva, e tomólo e de alli fué a cerrar a Malva, e tomóla luego otrosí.

CAP. XIV.

En el diez e ocheno año del Reynado del Rey don Fernando, que él ovo tomado estos logares, aviendo a coraçon de aver a Coymbria, fuese para Santiago en romeria por consejo de Rodrigo de Bivar, que le dixo, que le ayudaria Dios a cobrarla e demas de tornada, que querie que le armasse cavallero, e cuydava rescebir cavalleria dentro en Coymbria. E el Rey aviendo talante de cobrar este logar, e porque vió que lo aconsejava bien Rodrigo, fuése para Santiago, e fizo su romeria bien complida, e honestamente, e faziendo mucho bien. E quando llegó a Santiago, yogó en oracion tres dias e tres noches: e de sí mucho offresciendo, e tomando devocion muy grande, que le compliesse Dios lo que codiciava. E con ayuda del Apostol Santiago, guiso su hueste muy grande, e vino sobre Coymbria, e cercóla, e puso sus engeños, e sus castillos de madera: mas la Villa era tan grande e tan fuerte, que siete años la tovo cercada. E havia alli en la tierra, en poder de los Moros un monasterio de Monges, que oy en dia hy está. E aquellos Monges vivian del labor de sus manos: e tenian alçado mucho trigo, e mucho ordio, e mucho mijo, e muchas legumbres, que non sabian los Moros. E tanto se alongava la cerca de la cibdad, que ya non havian vianda los Christianos, e querian le descercar. E quando los Monges lo oyeron, vinieron privado al Rey, e dixeronle, que la non descercassen, ca

ellos darian vianda, de aquello que luengamente havian ganado : e abondaron toda la hueste, fasta que todos los de la Villa enflaquezieron de fambre, e de gran quexa: ca los Christianos lidiavan fuertemente, e tiravan los engeños de cada dia: e fueron quebrantando del muro de la cibdad. Quando esto vieron los Moros, vinieron a la merced del Rey, e echaronse a sus pies, pidiendo merced a él, que los dexassen salir, e que a él darian la Villa, e todo el algo que en ella avia: e que non rogaban sinon tan solamente por la vida: e el Rey con piedad otorgógelo. E entregaron la Villa al Rey un Domingo a hora de tercia. Mas de mientra que el Rey tenia cercada la Villa, acaesció, que un romero de tierra de Grecia vino en romeria a Santiago, e havia nombre Estraño, e era Obispo e dexara su Obispado por trabajar su cuerpo a servicio de Dios. E estando en la yglesia de Santiago, faziendo su oracion en su vigilia, oyó un dia de Sabado a los de la Villa, y a los romeros que venian hy a romeria, que Santiago que apareció como cavallero en las lides, e en las ayudas de los Christianos. E quando lo él oyó, pesóle mucho, e dixo:,, Amigos, no le llamedes cavallero, mas pescador." E teniendo esta porfia, plogo a Dios que se adormió, e aparescióle Santiago con unas llaves en la mano, e dixole de muy buen alegre continente: ,,Tu tienes por escarnio porque me llaman cavallero, e dizes que lo non so por esto vine agora a ti a mostrarteme, porque jamas non dudes en mi cavalleria: ca soy cavallero de Jesu Christo, e ayudador de los Christianos contra los Moros." E él diziendole esto, fuél traydo un cavallo muy blanco e el Apostol Santiago cavalgó en él, muy bien guarnido de todas armas, frescas, claras, y muy fermosas, a guisa de cavallero. E dixole de como queria ayudar al Rey don Fernando, que yazia sobre Coymbria siete años avia. „, E porque seades mas cierto desto que te digo, con estas llaves que tengo en las manos, abriré cras a hora de tercia las puertas de la cibdad de Coymbria, e darla he al Rey don Fernando." E desque ovo dicho esto, tirósele delante, de guisa que non sopo dél el Obispo don Estraño. E otro dia mañana llamó a los clerigos e

legos que avia en la cibdad de Santiago: e dixoles lo que viera e oyera, el dia e la hora señaladamente quando Coymbria havia de ser tomada. E bien ansi como él dixera fué fallado despues en verdad. Desta guisa como avemos dicho fincó la tierra de Montijo fasta (Granada) cerca Salvatierra. E dexóla el Rey en guarda a don Sicinando, que fuera echado de la tierra, e boluiera gran guerra con Albondalo Rey de los Moros. E por merescimiento de su bondad e de sus fechos amólo aquel Albondalo mucho, ca fuera muy guerrero e muy destruydor de los Christianos, que moravan en Lusitania, e en Portogal: e perdonólo el Rey don Fernando, e era en su honra. Pero dize aqui don Lucas de Tuy: Que en otro tiempo, quando Albondalo aquel Moro conqueria a Portogal, que cautivara hy a aquel don Sicinando, con otros muchos robos que fizo: e que tan bueno era contra los Moros, e tan guerrero contra los Christianos, que lo tenian los Alaraves como por Rey: assi que non fazian ninguna cosa sin consejo dél: mas despues que vino para el Rey don Fernando, fuera por sus fechos que fizo contra los Moros preciado. E era ome de grandes consejos e buenos, e fizo mucho mal a Moros, fasta el dia de su muerte. Estonce fizo el Rey don Fernando cavallero a Rodrigo de Bivar, en la Mesquita mayor de Coymbria, que pusieron nombre santa Maria. E fizole cavallero en esta guisa, ciñiendole el espada: e dióle paz en la boca, mas no le dió pescoçada. E desque fué Rodrigo cavallero, ovo nombre Ruydiez. E tomó luego el espada ante el altar: e mandóle el Rey que de su mano armase nueve cavalleros nobles, e assi los armó: e fizole el Rey mucha honra loandolo mucho. E el Rey otrosí gradesció a nuestro Señor Dios quanto bien le fiziera en su conquista, en conquerir a Coymbria e a los otros logares. E fuése en romeria a Santiago, e offreció hy sus dones muy grandes, e tornóse e trabajóse de fazer buenas obras, e en fazer guerra a los Moros, e quanto mal les podia fazer.

CAP. XV.

Cuenta la historia, que despues desto fizo sus cortes en Leon, con los omes de sus Reynos: e ovo consejo de yr sobre los Moros, que moravan en el Reyno de Caragoça, que tenian castillos y fortalezas ribera de Ebro, que es en provincia de Cantabria: el trayan hy muchos ganados, que havian ganados e robados de Christianos, desde diez y ocho años fasta veynte e cinco del Reynado del Rey, que se complieran con los siete que yogó sobre Coymbria: e desde los veynte e quatro fasta los veynte e siete non fallamos ninguna cosa que a la historia pertenezca: salvo que los siete años que yogó sobre Coymbria, començaron en los diez e ocho años ante. E en el deziocheno año, morió el Emperador Conrado: e fué Emperador su fijo Enrique, el tercero de los que ovieron este nombre: e fué Emperador diez e siete años. En los veynte e tres años, porque el Papa Benedito oviera el Papadgo por symonia, e porque no era letrado, tomó a otro por compañero, e consagrólo consigo por Papa, que compliesse el officio de la santa Yglesia: e ovo nombre Sylvester, e fueron con él ciento e setenta e uno Apostolicos: mas por aquesto non plogo a muchos. E fué hy puesto otro por Papa, que dixeron Gregorio, este es el seteno: e fueron con él ciento e sessenta e dos Apostolicos: e este solo complió las vezes de los otros dos Apostolicos. Sobre razon del Papadgo, fué contra ellos el Emperador Enrique, e quitóles el poder que tenian, contra derecho de la santa Yglesia a todos tres. E ordenaron por Papa el Obispo de Bruges e ovo nombre Clemente el segundo: e fueron con él ciento e sessenta e tres Apostolicos. E bendixo luego al Emperador. E juraron estonce los Romanos al Emperador, que nunca jamas escogiessen Apostolico sin consejo dél.

CAP. XVI.

Andados veynte e seys años del Reynado del Rey don Fernando, que fué en la Era de mil e ochenta años, e del Imperio

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